Corticoides: ¿qué son y para qué sirven?

Los corticoides o corticosteroides son compuestos químicos que imitan la función de las hormonas orgánicas, como el cortisol. Pero, ¿qué son y para qué sirven?
Corticoides: ¿qué son y para qué sirven?

Última actualización: 31 diciembre, 2020

El cuerpo humano es capaz de sintetizar una gran cantidad de hormonas con la finalidad de regular los procesos que ocurren en el organismo. Unas de ellas son los corticoides, los que ayudan en el tratamiento de diversas patologías cuando se encuentran en altas concentraciones.

Las glándulas suprarrenales son los órganos encargados de sintetizar estos compuestos. Es importante destacar que el cuerpo no tiene reservas de estas sustancias, por lo que su liberación es constante y está regulada por un órgano en el encéfalo llamado hipófisis.

La liberación de los corticoides se controla a través de un mecanismo conocido como retroalimentación negativa. De esta manera, cuando la concentración en sangre alcanza los valores normales la hipófisis deja de enviar la señal para la liberación.

¿Qué son los corticoides?

Estos compuestos, también conocidos como corticosteroides, son hormonas sintetizadas en la corteza de las glándulas suprarrenales a partir del colesterol. En este sentido, todos tienen una estructura química similar, ya que cuentan con un grupo éster y con un anillo de ciclopentanoperhidrofenantreno.

Estas hormonas pueden dividirse en 2 grandes grupos: los mineralocorticoides y los glucocorticoides. Cada uno con funciones específicas. El conjunto de mayor importancia son los glucocorticoides, ya que cuentan con múltiples propiedades que ayudan a mejorar los síntomas de ciertas patologías.

Cuando se habla de corticoides sintéticos o esteroides se hace referencia a todos aquellos fármacos que imitan la estructura química y los efectos de los glucocorticoides en el organismo. Estos medicamentos se puede administrar de diferentes formas dependiendo del trastorno que se desee tratar. De esta manera, se pueden encontrar las siguientes presentaciones:

  • Cápsulas o comprimidos para ingesta oral.
  • Inhalador o spray nasal para la aspiración.
  • Ungüento o crema para uso tópico.
  • Ampollas para administración intravenosa e intramuscular.
Cortisol en el cuerpo humano.
El cortisol se produce en las glándulas suprarrenales de manera natural.

Mecanismo de acción de estos medicamentos

Los fármacos esteroideos imitan la función de las hormonas orgánicas. Los corticoides tienen un efecto antiinflamatorio e inmunosupresor, por lo que son la opción en el tratamiento de patologías autoinmunes e inflamatorias.

Estos compuestos son absorbidos por las células a través de difusión simple, aunque estudios demuestran que cuentan con un receptor de membrana específico. Una vez en el citoplasma son captados por un receptor y transportados al núcleo, lugar donde ejercerán su función en el ADN.

Cuando se encuentran en el núcleo celular inducen la transcripción de un ARN mensajero específico, el que estimulará la producción de proteínas en un organelo celular llamado ribosoma. Todas las proteínas producidas serán las que ejerzan la acción deseada.

De esta manera, los corticoides lograrán la inhibición de los factores proinflamatorios. Además, también estimularán la producción de mediadores antiinflamatorios. Las proteínas producidas tendrán un efecto inmunosupresor, ya que inducirán la muerte de un grupo de glóbulos blancos llamados eosinófilos.

Por otro lado, también se reduce la proliferación de linfocitos T y se induce la muerte de los mismos. Esto se debe a que la acción de un comunicador celular llamado IL-2 disminuye. En términos generales, se reduce la concentración de todas las células del sistema inmune y de las citocinas.

¿Para que sirven los corticoides?

El uso clínico de estos compuestos es muy variado. En primera instancia son empleados como tratamiento sustitutivo en aquellas personas que presentan la enfermedad de Addison. Esta es una patología caracterizada por la incapacidad de las glándulas suprarrenales de sintetizar hormonas.

No obstante, los principales usos terapéuticos de los corticoides están dados por sus propiedades antiinflamatorias e inmunosupresoras. Los mismos se emplean para tratar diferentes afecciones, dependiendo de la forma de presentación del compuesto.

Los corticoides inhalados han sido usados en el tratamiento de enfermedades pulmonares obstructivas crónicas (EPOC) como el asma. De hecho, estudios demuestran que estos compuestos son útiles para tratar la inflamación crónica de las vías aéreas producida por la misma.

Los comprimidos y las inyecciones se utilizan en el tratamiento de enfermedades inflamatorias sistémicas y autoinmunes. En este sentido, son aplicados en pacientes con lupus y condiciones reumáticas, como la artritis o la osteoartritis, en las que se demostró la efectividad de su aplicación intraarticular.

Por otro lado, los corticoides tópicos se aplican en una gran variedad de enfermedades dermatológicas, entre las que destacan la psoriasis, los eccemas y varios tipos de dermatitis. Esta forma de presentación tiene una acción local y no cuenta con tantos efectos secundarios.

¿Cómo administrar los corticoides?

La administración de estos compuestos debe hacerse bajo estricta prescripción médica y siguiendo las instrucciones del especialista. A pesar de ser de gran utilidad tienen una acción muy potente, por lo que pueden causar efectos negativos en el organismo.

En términos generales, el tratamiento deberá iniciar con dosis bajas, las que se irán aumentando de forma paulatina hasta llegar a la dosificación recomendada. La suspensión de los fármacos esteroideos debe hacerse de la misma manera, es decir, disminuyendo las dosis.

El consumo siempre debe realizarse de esta manera para que el organismo se acostumbre a los nuevos niveles hormonales que recibirá. Esto evitará la aparición de efectos secundarios. El tratamiento con corticoides debe aplicarse durante un período de tiempo determinado sin excederse.

Formas tópicas de los corticoides.
Las formas tópicas de los corticoides suelen utilizarse en dermatología para tratar dermatitis.

Efectos secundarios

Los corticoides tienen un efecto muy potente en todo el cuerpo. En este sentido, causan efectos secundarios cuando se consumen en dosis elevadas o por un período de tiempo prolongado. Los mismos son capaces de afectar múltiples órganos.

Los peores efectos secundarios observados son los producidos por la administración oral e intravenosa del fármaco. Entre las complicaciones más comunes destacan las siguientes:

  • Aumento de la presión intraocular: glaucoma.
  • Retención de líquidos: edemas.
  • Hipertensión arterial: aumento de los valores tensionales.
  • Aumento de peso: sobre todo con acumulación de grasa.
  • Descenso de la inmunidad: mayor riesgo de infecciones.
  • Osteoporosis: reducción de la densidad de los huesos.

Por otro lado, el resto de las formas de presentación también pueden presentar efectos secundarios, no obstante, los mismos son locales y menos severos. En este sentido, los cambios tróficos en la piel son los más habituales.

Los corticoides son fármacos de sumo cuidado

A pesar de la gran aplicación terapéutica de los corticoides en enfermedades crónicas, no es recomendable abusar de su ingesta. Las consecuencias de un exceso en el organismo llegan a ser tan severas que producen la pérdida total de la agudeza visual o ceguera, por ejemplo.

Antes de iniciar el tratamiento es recomendable aclarar todas las dudas presentadas con el especialista. Además, si se padece algunos de los síntomas descritos después de iniciar las tomas o aplicaciones, se debe informar al médico tratante lo antes posible con el fin de prevenir un daño mayor.



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