La relación entre la tiroides y el colesterol alto

Los desajustes en la función tiroidea pueden aumentar tus niveles de colesterol. Descubre cómo y qué hacer al respecto.
La relación entre la tiroides y el colesterol alto
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 19 noviembre, 2022

La función tiroidea regula una amplia gama de procesos metabólicos. Las hormonas tiroideas, tiroxina (T4) y triyodotironina (T3) asumen una amplia gama de trabajos en el organismo; y su producción está controlada por la tirotropina (TSH). La relación entre la tiroides y el colesterol alto es muy estrecha, tanto que el descenso o aumento de sus valores puede ser causado por la disfunción de la tiroides.

Las personas que padecen de enfermedad de la tiroides (hipotiroidismo e hipertiroidismo) son propensas a manifestar alteraciones en sus niveles de colesterol. El desajuste en la glándula también puede incidir en los niveles de triglicéridos, los cuales junto con los de colesterol aumentan las probabilidades de desarrollar una afección cardíaca. Te enseñamos qué se sabe sobre la conexión entre la tiroides y el colesterol alto.

¿Cómo se relacionan la tiroides y el colesterol alto?

Los problemas de tiroides y el colesterol alto son hallazgos relacionados
Las alteraciones del colesterol en la sangre suelen ser un hallazgo durante el estudio de pacientes con problemas tiroideos.

El colesterol es una sustancia que se encuentra en todas las células del cuerpo. El organismo lo produce de manera natural, aunque la dieta, los factores genéticos y algunas afecciones pueden aumentar o disminuir su producción. A grandes rasgos se distinguen dos tipos de colesterol de importancia clínica:

  • Colesterol de lipoproteínas de alta densidad o HDL (conocido como colesterol bueno).
  • Colesterol de lipoproteínas de baja densidad LDL (conocido como colesterol malo).

Tal y como señalan los expertos, la principal función del colesterol es mantener la integridad y fluidez de las membranas celulares y mediar como precursor para la síntesis de sustancias vitales para el organismo (como por ejemplo las hormonas esteroideas, los ácidos biliares y la vitamina D). Un descenso de sus valores interfiere con estas funciones, mientras que un aumento se traduce en depósitos de grasa en los vasos sanguíneos.

Por su parte, la tiroides es una pequeña glándula en forma de mariposa localizada en el cuello. Secreta las hormonas T3 y T4, las cuales ayudan a controlar el metabolismo. Se conoce como hipotiroidismo a los episodios en los que la glándula no secreta suficientes hormonas tiroideas. En contra, se llama hipertiroidismo cuando produce más de lo que debería.

Los investigadores han relacionado el hipotiroidismo con la dislipidemia (hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia). Se cree que el descenso de la hormona tiroidea en el organismo repercute en la síntesis, el metabolismo y la movilización de grasas.

La T3 y T4 aumentan la actividad de la 3-hidroxi-3-metil-glutaril-coenzima A (HMG-COA) reductasa en el hígado y, por lo tanto, reducen el colesterol.

Además de ello, también aumentan los receptores de LDL en los fibroblastos, el hígado y otros tejidos, y aumentan la absorción de colesterol en el intestino. Es por esta razón que las alteraciones en sus valores normales inciden directamente en el aumento del colesterol en la sangre.

La relación entre la tiroides y el colesterol alto ya había sido alertada por Mason et al en 1930, aunque no fue hasta hace poco que se comprendió la conexión.

Como bien apuntan los expertos, tanto el hipertiroidismo como el hipotiroidismo pueden motivar desajustes en los niveles de colesterol por vías indirectas. Resumimos las más importantes:

  • Inciden en el metabolismo de los adipocitos.
  • Regulan la producción de adipocinas.
  • Aumenta los niveles de adiponectina (en el hipertiroidismo).
  • Inciden de manera negativa en la sensibilidad a la insulina.
  • Promueven el estrés oxidativo.
  • Pueden afectar la función endotelial, la función cardíaca y promover la aterosclerosis.
  • Pueden afectar el índice de masa corporal (IMC) y la circunferencia de la cintura.

Todas estas alteraciones en su conjunto consolidan la relación entre la tiroides y el colesterol alto. Aunque estos valores por sí solos no inciden en el colesterol, sí lo hacen en conexión con otros o de manera indirecta.

Téngase en cuenta que las personas con colesterol alto tienen mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas, trastornos del estado de ánimo y algunos tipos de cáncer.

Tratamiento del colesterol alto y la enfermedad de la tiroides

Los problemas de la tiroides y el colesterol alto pueden tratarse
Los cambios en el estilo de vida son fundamentales para controlar los problemas del colesterol, además de tratar la causa.

Tanto el colesterol alto como la enfermedad de la tiroides se pueden controlar. Ya hemos mencionado las complicaciones relacionadas con un aumento del colesterol en la sangre, de manera que no se trata de una alteración que debe ser ignorada.

En el caso de la enfermedad de la tiroides estas pueden ocasionar trastornos mentales (como ansiedad o depresión), trastornos del sueño y debilidad muscular, entre otros.

El hipotiroidismo se trata con ayuda del medicamento levotiroxina. Se trata de un fármaco que contiene una forma sintética de la T4.

Al controlar los niveles de la hormona el colesterol también regresará a sus niveles normales, pero no es infrecuente que se receten otros medicamentos para fomentarlo. Por ejemplo, se puede sugerir la ingesta de estatinas (atorvastatina y rosuvastatina) e inhibidores de PCSK9 (evolocumab y alirocumab).

El hipertiroidismo se trata por medio de lo que se conocen como medicamentos antitiroideos, como por ejemplo el metimazol. También se puede optar por la terapia con yodo radiactivo o la cirugía para extirpar la tiroides. Al margen del tratamiento con base en fármacos se deben realizar algunos cambios en el estilo de vida. Los más importantes son los siguientes:

  • Implementar una dieta equilibrada.
  • Perder peso.
  • Hacer ejercicio de manera regular.
  • Dejar de fumar.
  • Beber alcohol con moderación.
  • Reducir los niveles de estrés en el día a día.

La hoja de ruta elegida la determinará el especialista con base en las características de cada paciente. Si en tus exámenes rutinarios se refleja un aumento de tus niveles de colesterol no dejes de consultar con uno de estos. También conviene visitar regularmente a los profesionales de la salud si se te ha diagnosticado con una enfermedad tiroidea.



  • MASON, R. L., Hunt, H. M., & Hurxthal, L. (1930). Blood cholesterol values in hyperthyroidism and hypothyroidism—their significance. New England Journal of Medicine. 1930; 203(26): 1273-1278.
  • Rastgooye Haghi A, Solhjoo M, Tavakoli MH. Correlation Between Subclinical Hypothyroidism and Dyslipidemia. Iran J Pathol. 2017;12(2):106-111.
  • Rizos CV, Elisaf MS, Liberopoulos EN. Effects of thyroid dysfunction on lipid profile. Open Cardiovasc Med J. 2011;5:76-84.
  • Zampelas A, Magriplis E. New Insights into Cholesterol Functions: A Friend or an Enemy?. Nutrients. 2019;11(7):1645. Published 2019 Jul 18.

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