¿Qué son las arritmias cardíacas y cómo detectarlas?

Las arritmias cardíacas son anormalidades en el ritmo de latidos cardíacos. Pueden tener muchas causas, y con base en el agente etiológico, el pronóstico será mejor o peor en cada caso.
¿Qué son las arritmias cardíacas y cómo detectarlas?
Samuel Antonio Sánchez Amador

Escrito y verificado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador.

Última actualización: 22 mayo, 2021

Las arritmias cardíacas son alteraciones del ritmo cardíaco, que se presentan en forma de palpitaciones, síncopes, mareos, dolor torácico e, incluso, pérdida de conocimiento. Se estima que la prevalencia de las arritmias en la población general es del 1 al 5 %, siendo la fibrilación auricular la más común de todas.

Los problemas del ritmo cardíaco ocurren cuando los impulsos eléctricos que coordinan los latidos no funcionen de forma adecuada, lo que deriva en un corazón que late demasiado rápido, demasiado lento o con patrones irregulares. En esta ocasión, te contamos qué son las arritmias cardíacas, sus variantes fisiológicas y cómo detectarlas. No te lo pierdas.

El funcionamiento general del corazón

Funcionamiento del corazón y generalidades de las arritmias cardíacas
El corazón es un órgano vital y complejo. Una de sus características principales es que parte de su tejido es eléctricamente excitable.

En primer lugar, es necesario sentar una serie de bases en lo que al funcionamiento del corazón se refiere. Este órgano musculoso es la base de la vida en los vertebrados, pues gracias a él se bombea la sangre a cada uno de los tejidos del organismo. En el caso del ser humano, el corazón tarda poco más de un minuto en bombear toda la sangre del cuerpo.

El corazón es una maquinaria perfecta que late 100 000 veces al día, 35 millones de veces al año y más de 2500 millones de veces en un intervalo vital de 80 años, tal y como indica el portal DesfibriladorEste órgano es tetracameral, pues está compuesto por 2 ventrículos y 2 aurículas, conectados y separados por una serie de válvulas y septos.

En cuanto al ritmo cardíaco, (número de contracciones del corazón por unidad de tiempo) lo normal es de 60 a 100 latidos por minuto, aunque puede aumentar hasta 150 o 200 en un momento de ejercicio intenso. Esta actividad rítmica se divide en 2 procesos distintos: sístole y diástole. A continuación, te explicamos de forma somera en qué consiste cada uno.

Sístole

Este es el movimiento de contracción que realiza el corazón una vez está lleno de sangre, con el fin de empujar el fluido por las arterias a todos los órganos que deban ser nutridos.

La contracción de ambas aurículas hace pasar la sangre a los ventrículos, a través de las válvulas auriculo-ventriculares, hasta las arterias. La presión sistólica normal es de 120 milímetros de mercurio. Por encima de esos valores, podríamos estar ante un caso de hipertensión arterial.

Diástole

Es el período en el que el corazón se relaja después de una contracción, en preparación para el llenado con la sangre circulatoria. Las diástoles ventriculares y auriculares corresponden (de forma aproximada) a la mitad del ciclo cardíaco total, es decir, unos 0,5 segundos. La presión diastólica normal es de 80 milímetros de mercurio.

Las arritmias cardíacas son trastornos sistólicos, diastólicos y de otra índole que no se pueden explicar por eventos fisiológicos normales, como el deporte.

Los tipos de arritmias cardíacas

Se considera una arritmia cardíaca a cualquier patrón sistólico o diastólico que se escape del ritmo sinusal normal. En este ritmo sinusal, un impulso eléctrico se genera en el nodo sinoauricular (NSA), que se conduce y enlentece de forma ligera hasta llegar al nodo atrioventricular (AV).

Una vez en el AV, la señal eléctrica se transmite hasta el fascículo atrioventricular (haz de His) y luego a las fibras de Purkinje, el último sistema de conducción cardíaco. Estas son las encargadas de provocar la despolarización de los ventrículos, trasmitiendo la activación eléctrica que se originó en el nodo sinoauricular.

Las fibras de Purkinje provocan que el ventrículo se contraiga y se produzca el movimiento sistólico. Todo lo que se escape de esta normalidad fisiológica se considera patológico y, en esta serie de cuadros, también se comprenden las arritmias.

Mecanismos de las arritmias cardíacas

Algunos desajustes del ritmo sinusal normal son fisiológicos, ya que responden a las imposiciones ambientales, como la presencia de un estresor exógeno. De todas formas, aquellas englobadas en entidades clínicas surgen por problemas en la conducción eléctrica del corazón. Los mecanismos responsables de estos eventos son los siguientes:

  1. Trastornos de conducción de impulsos: se pueden bloquear algunas de las ramas de transmisión nerviosa ya citadas, lo que hace que el impulso eléctrico deba tomar un camino de transmisión alternativo. Por ello, un ventrículo puede estimularse una fracción de segundo más lenta que el otro, por ejemplo.
  2. Trastornos de automatismo: cuando una fibra miocárdica genera actividad espontánea fuera del ritmo sinusal esperado. Un ejemplo de ello son las extrasístoles ventriculares.
  3. Combinación de ambos eventos fisiológicos.

Todas estas patologías incurren en una terminología médica muy compleja: voltajes, potenciales de acción, hiperpolarizaciones, despolarizaciones y muchos conceptos que versan más en la electricidad que en la medicina. Para evitar tecnicismos, a continuación te contamos algunas de las arritmias cardíacas más comunes de forma muy sencilla.

El ritmo sinusal normal se presenta en forma de un mínimo de 60 latidos por minuto y un máximo de 100 latidos por minuto.

Fibrilación atrial

Tal y como indica el portal Bringham Healthen la fibrilación atrial las señales eléctricas se transmiten a los ventrículos de forma más rápida de lo normal. Por ello, se producen más contracciones de lo esperado, de 100 a 175 latidos por minuto. Dicho de otra forma, el nodo atrioventricular (AV) recibe una cantidad de impulsos desmedida.

Algunas personas con fibrilación atrial nunca presentan síntomas de la enfermedad, mientras que otras pueden padecer signos que vienen y van (ocasional) o se manifiestan para quedarse, a menos que se utilice la medicación adecuada para el cuadro (fibrilación persistente). Entre los posibles desencadenantes de la condición, destacamos los siguientes:

  1. Hipertensión: una presión arterial alta a nivel sistólico y diastólico (mayor a 120/80 milímetros de mercurio) promueve que aparezcan fibrilaciones arteriales, tal y como explica la Fundación del Corazón
  2. Enfermedades hormonales: las personas con hipertiroidismo están en riesgo de presentar una fibrilación atrial a lo largo de su vida.
  3. Problemas cardíacos: cuando cualquiera de los septos, tejidos o válvulas del corazón fallan, se promueve que aparezca una fibrilación atrial. No solo eso, pues pueden presentarse otros tipos de arritmias cardíacas.
  4. Idiopática: no tiene una causa conocida. Representa hasta 1/3 de las personas afectadas por la condición.

Bradicardia

Un descenso de la frecuencia cardíaca por debajo de los 60 latidos por minuto en condición de reposo y vigilia. Suele surgir a causa de un daño en el tejido cardíaco por una enfermedad, lesiones por envejecimiento, desequilibrio de las sustancias químicas en sangre, enfermedades inflamatorias autoinmunitarias, medicamentos e hipotiroidismo, entre otras condiciones.

Tal y como indica la Clínica Mayo la bradicardia como evento fisiológico suele comenzar en el nodo sinoauricular o sinusal (NSA, donde se empieza a transmitir el impulso eléctrico). En esta zona dañada, se pueden enviar los impulsos eléctricos más lentos de lo normal, el nodo se detiene por momentos o se producen bloqueos.

Taquicardia sinusal

Relación entre la ansiedad y las arritmias cardíacas
Los trastornos de ansiedad pueden asociarse con este tipo de taquicardias.

El ritmo cardíaco se origina y se conduce normalmente, pero con una frecuencia mayor de la habitual. A diferencia del resto de las condiciones citadas, se trata de un evento fisiológico normal que aparece con el ejercicio, la ansiedad, el consumo de alcohol y otros estimulantes exógenos. De todas formas, si se presenta de forma continua, puede ser un problema patológico.

Cuando el corazón late a más de 100 latidos por minuto sin justificación fisiológica o de manera sostenida, se sospecha de una cardiopatía.

Otros tipos de arritmias cardíacas

El mundo de las arritmias es uno de los más extensos, al menos desde un punto de vista clínico. Podemos citar muchas más variantes, como el flutter auricular con conducción constante, la taquicardia auricular multifocal, la pausa sinusal, los bloqueos auriculoventriculares, la contracción ventricular prematura y otras muchas condiciones más.

De todas formas, la Clínica Universidad Navarra (CUN) nos resume todas estas entidades clínicas en 3 pilares. Como conclusión a este apartado, se puede resumir que las arritmias aparecen por los siguientes motivos:

  1. Uno de los mecanismos implicados falla a la hora de producir o transmitir el impulso eléctrico.
  2. El impulso eléctrico se genera en el sitio o momento erróneos.
  3. Los caminos para la producción de la contracción están alterados.

¿Cómo detectar una arritmia cardíaca?

Tal y como indica la Revista Chilena de Cardiologíaalgunas arritmias son asintomáticas. De todas formas, en la mayoría de los casos se pueden detectar una serie de signos clínicos y síntomas comunes. Entre ellos, destacamos los siguientes:

  • El ritmo cardíaco se ve comprometido: como hemos dicho, es común que aparezcan bradicardias (menos de 60 pulsaciones por minuto), taquicardias (más de 100) o latidos irregulares.
  • Dolor de pecho: el dolor de origen cardíaco suele ser opresivo y se puede diseminar a otras partes del cuerpo. Además, el malestar empeora con la actividad. Es muy común confundir este síntoma con un cuadro de ansiedad generalizado, así que no hay que sacar conclusiones antes de tiempo.
  • Desmayo: también conocido como síncope, se asocia a las arritmias en muchos casos. Según el portal especializado Arritmias.es, la variante más común de síncope es la vasovagal. Se produce por un enlentecimiento del latido cardíaco con disminución del flujo hacia el tejido cerebral. Hasta el 50 % de las personas lo padecen a lo largo de su vida.
  • Falta de aliento y ansiedad, mareos y sentimiento de disociación del entorno.
  • Palidez: un claro signo clínico de la reducción del flujo sanguíneo a la piel.
  • Palpitaciones: la persona siente que su pecho late demasiado rápido o de forma inconsistente.
  • Sudoración y dificultad para respirar.

Ante cualquiera de estos signos y síntomas, lo mejor que puede hacer cualquier paciente es acudir al médico de forma inmediata. Aunque la persona se vaya a casa con el diagnóstico de un ataque de ansiedad o un cuadro de estrés, ante las condiciones cardíacas lo mejor siempre es prevenir.

Medir el pulso en casa

De todas formas, para cerciorarte de que todo está bien ante cuadros de ansiedad o hipocondría, puedes medir el ritmo cardíaco con cierta efectividad desde casa. Se puede tomar el pulso en varias áreas del cuerpo pero es sencillo hacerlo en la arteria carótida. Para ello, sigue los siguientes pasos:

  1. Encuentra el área del cuello, cerca de la tráquea, en cualquiera de los 2 planos corporales. Tras palpar tu cuello en uno de sus laterales, notarás una “autopista” que late de forma constante. Esta es la arteria carótida.
  2. Coloca las yemas de los dedos índice y medio sobre la ramificación de la carótida elegida. No ejerzas presión, solo la fuerza suficiente para notar el ritmo de cada latido.
  3. Pon el cronómetro en marcha y cuenta el número de latidos durante 60 segundos. También puedes contar en 30 segundos y multiplicarlo por 2.
  4. Apúntalo en un papel, mejor si puedes contextualizar los datos en el momento y entorno concretos en los que los has tomado.

De nuevo, te recordamos que el valor normal es de 60 a 100 pulsaciones por minuto. Realiza esta actividad en un momento de reposo y un tiempo después de haberte despertado, para no trastocar los valores.

Cuidado con los cuadros de ansiedad

Si estás aquí, es porque seguramente te preocupe tu ritmo cardíaco o creas que algo va mal en tu corazón. Tal y como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay una condición que puede llegar a trastocar los ritmos cardíacos o la percepción de ellos que afecta a más de 260 millones de personas en el mundo: los trastornos de ansiedad.

Es muy común la visita a la clínica por taquicardias autopercibidas, sensaciones de mareo, miedo y hasta sospechas de infarto. En muchos casos, todo esto se reduce a una serie de cuadros clínicos muy concretos, bastante distintos a las anormalidades cardíacas primarias: los trastornos de ansiedad generalizada (TAG) o los ataques de pánico.

Si ya te has hecho las pruebas pertinentes (radiografía de tórax y electrocardiograma), no sientes síntomas más acuciantes al hacer ejercicio físico y todo está bien, no te preocupes de más si notas dolor o malestar en el pecho. El estrés provoca que la condición se agudice, y esta a su vez fomenta aún más la ansiedad. Evita el autodiagnóstico y la automedicación.

Algo que va más allá del corazón

Si tu corazón está bien y sientes malestar en el pecho, quizá tu ayuda se encuentre en una clínica psicológica y no en el ámbito médico. Nunca está de más hacerse las pruebas rutinarias pertinentes, pero debes tener en cuenta que la causa más que probable de tu condición será la ansiedad o estrés prolongados en el tiempo.

De todas formas, si el dolor se extiende a otras partes del cuerpo, si sufres desmayos o si te es imposible hacer ejercicio sin perder el aliento, es posible que padezcas una condición cardíaca. En este escenario, acude al médico cuanto antes, pues estos cuadros se pueden tratar con la medicación adecuada.




Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.