Operación de fimosis: síntomas, procedimiento y recuperación

Operar la fimosis no es la única opción para tratar la enfermedad, pero en algunos hombres es inevitable. Conoce en detalle cómo es la cirugía para una mayor tranquilidad.
Operación de fimosis: síntomas, procedimiento y recuperación
Mariel Alexandra Mendoza Delgado

Escrito y verificado por Mariel Alexandra Mendoza Delgado.

Última actualización: 11 marzo, 2024

La fimosis es una afección que consiste en la estrechez del prepucio, la piel que recubre la cabeza del pene. Es una situación que puede causar incomodidades, irritación del glande, dificultades para orinar y hasta sangre en la orina. En ocasiones, necesita cirugía para su resolución.

Si bien el abordaje quirúrgico no es la única vía para tratar la fimosis, resulta indispensable en algunos escenarios. Además, también tiene una aplicación religiosa en ciertas culturas: por ejemplo, la circuncisión en el marco de las creencias judías.

¿Qué es la fimosis?

El glande o cabeza del pene está cubierto por una capa de piel que se denomina prepucio. La misma desempeña un papel esencial al proteger el meato uretral y toda la porción superior del miembro viril.

En la fimosis, lo que sucede es que no se puede retraer manualmente el prepucio, más allá del surco balanoprepucial. Por ende, los varones con el problema no logran exponer todo el glande.

Ello causa dificultad para limpiar el área correctamente, irritación por la acumulación de esmegma, infecciones a repetición e incomodidades durante la actividad sexual o durante el acto miccional. Pero esta situación no es igual al frenillo corto.

El frenillo es una pequeña banda de tejido que conecta al prepucio con el glande en la parte inferior del pene. Si el frenillo es pequeño, puede causar molestias, tirando del glande hacia abajo durante la erección. La condición también se llama frenillo breve y el tratamiento es la frenuloplastia.

¿La fimosis es fisiológica?

En los primeros cuatro años de vida, es común la fimosis. De hecho, hasta esa edad se considera de naturaleza fisiológica.

Al nacer, hay adherencias naturales entre el glande y el prepucio. Las uniones tienden a separarse de manera gradual y suele completarse la liberación antes de la adolescencia.

Si el desarrollo es normal y, a medida que pasan los años, cada vez hay menos adherencias, serán casos asintomáticos que no requerirán tratamiento.

No obstante, cuando la fimosis persiste más allá de los cuatro años y está acompañada de tejido cicatrizal o fibrosis en el prepucio, se clasifica como patológica. En general, la condición anatómica dificulta el acto de orinar, puede acompañarse de infecciones del glande (balanitis) y, más adelante, complicar las relaciones sexuales.

¿Qué la causa?

Muchas personas tienen fimosis por su anatomía particular. Es decir, no existe un motivo directo o posterior al nacimiento para explicarla. Pero también hay causas concretas del problema, como las siguientes:

  • Infecciones: los hombres con infecciones severas o repetidas en el área genital pueden notar un estrechamiento progresivo del prepucio. La formación de cicatrices, tejido fibroso y adherencias contribuirá a la unión del prepucio y el glande.
  • Traumatismos: las lesiones en el área genital pueden dejar cicatrices. Del mismo modo que sucede con las infecciones, aparecerán estrechamientos del prepucio.
  • Genética: si hay antecedentes familiares, existe mayor riesgo de desarrollar la condición.
  • Enfermedades subyacentes: la diabetes aumenta el riesgo de desarrollar fimosis.


¿Puede coexistir con el frenillo corto?

Aunque no son lo mismo, en ocasiones coexisten. Estas condiciones pueden contribuir a problemas durante la actividad sexual, molestias al orinar o dificultades con la higiene íntima.

¿Es lo mismo que la parafimosis?

No, la fimosis no es lo mismo. La parafimosis es una condición médica que se produce cuando el prepucio, una vez retraído detrás del glande, no puede volver a su posición normal. En otras palabras, es la incapacidad de devolver el prepucio a su lugar original.

A menudo, se asocia con la fimosis, pero no representan la misma enfermedad. Cuando existe parafimosis, hay una emergencia que requiere atención inmediata. La compresión prolongada de los vasos sanguíneos puede llevar a pérdida de irrigación sanguínea en la punta del pene.

Síntomas de la fimosis

El síntoma principal de esta enfermedad es la visualización de un prepucio que no se retrae. Es decir, que resulta imposible ver la totalidad del glande, aun cuando se intente llevar toda la piel que lo recubre hacia atrás.

Además, los siguientes signos se pueden presentar:

  • Erecciones dolorosas.
  • Chorro miccional fino.
  • Infecciones urinarias recurrentes.
  • Aparición de sangre en la orina (hematuria).
  • Dolor o molestias en el área genital al orinar.
  • Necesidad de hacer un esfuerzo superior para orinar.
  • Irritación o inflamación del prepucio o el glande (balanitis) con coloración rojiza.

También puede producirse fibrosis del prepucio. Es un engrosamiento anormal de la piel alrededor del glande, lo que genera mayor rigidez y coloración blanquecina en la zona.

¿Cómo se trata la fimosis?

No todas las fimosis serán operadas. Hay casos que, por su baja complejidad o por la perspectiva de solución a mediano plazo, se abordan de modo conservador.

También la edad del paciente es algo clave al momento de decidir. En pediatría, hasta el 80 % de los casos se solucionan de modo exitoso sin la cirugía.

Entre las medidas previas a una cirugía encontramos las siguientes:

  • Observación y cuidados locales: especialmente en niños, la fimosis puede mejorar con el tiempo y el crecimiento. En estas situaciones, el profesional puede recomendar un seguimiento cuidadoso cada 6 meses y medidas de higiene locales. Además, se suele instruir a los pequeños para que realicen ejercicios de estiramiento del prepucio al momento de bañarse.
  • Estiramientos suaves: los casos leves de fimosis se pueden tratar con ejercicios. El objetivo es aumentar la elasticidad del prepucio de modo gradual. Sin lastimar, se fuerza la separación de las adherencias.
  • Cremas con corticoides: la aplicación de fármacos locales antiinflamatorios, bajo la supervisión médica, puede reducir la inflamación y mejorar la elasticidad del prepucio, además de romper adherencias. En general, las cremas se aplican en el área afectada, una vez por día, por el tiempo que indique el profesional. La betametasona es el principio activo que ha demostrado mayor efectividad.

Cuando las medidas conservadoras no tienen éxito, los médicos suelen recomendar la operación de fimosis. El procedimiento quirúrgico tiene como objetivo aliviar la estrechez.

La decisión de operar se toma de forma individual. Se considera la salud general del paciente, sus síntomas y cómo la condición afecta su calidad de vida. También la edad es un dato clave.



¿Cómo es la operación de fimosis?

La decisión de realizar la operación se basa en la aparición, casi siempre, de alguno de los siguientes criterios:

  • Parafimosis: como ya explicamos, esta situación es una emergencia.
  • Dolor durante la actividad sexual: es otro factor que afecta la calidad de vida.
  • Dificultades persistentes: las molestias y el dolor no cesan ni mejoran con medidas conservadoras.
  • Problemas con la micción: si la fimosis interfiere con el flujo de la orina, podría ser un indicador de cirugía.
  • Infecciones recurrentes: balanitis e infecciones del tracto urinario que se resuelven con antibióticos, pero regresan al tiempo.

La operación suele realizarse solo con anestesia local para adormecer el área genital. En ocasiones, podrá preferirse la anestesia general.

La duración de la cirugía dependerá del tipo de procedimiento elegido y de la complejidad del mismo. No suele demandar más de 30 a 45 minutos.

Las técnicas de operación de fimosis son las siguientes:

  • Circuncisión: es el procedimiento más común e implica la eliminación del prepucio por completo. Se deja al descubierto el glande de forma permanente.
  • Circuncisión parcial: se conoce también como plastia del frenillo. Consiste en corregir el frenillo corto sin eliminar de forma completa el prepucio. Es menos invasiva, permite preservar parte de la piel, pero es un poco más compleja y con mayor tiempo de duración.

¿Cuál es el método ideal?

La elección de una circuncisión total o parcial varía según la situación de la persona, la gravedad de la estrechez y las preferencias personales. No hay un enfoque único que sea mejor para todos los pacientes.

La circuncisión parcial es menos invasiva y con una recuperación más rápida, aunque es menos efectiva cuando existe fibrosis del prepucio. Por lo dicho, se suele reservar y preferir cuando la estrechez se asocia a un frenillo corto.

También es variable la elección del método de corte. El bisturí tradicional no es, en la actualidad, la única forma de retirar el prepucio. Existen mecanismos con láser que aseguran menor tiempo posoperatorio y una herida de mejor cicatrización.

¿Cómo es el procedimiento tradicional y clásico?

La operación de circuncisión consta, de modo general, de los siguientes pasos:

  1. Preparación: al paciente se le administra anestesia.
  2. Limpieza: la zona genital se desinfecta para reducir el riesgo de infección y complicación posoperatoria.
  3. Incisión: se expone el glande con un corte que libera las adherencias del prepucio.
  4. Eliminación: se procede a separar el prepucio del glande, se corta por completo la unión y se retira la piel.
  5. Cierre: puntos de sutura absorbibles, grapas quirúrgicas o electrocoagulación sellan la zona operada.

¿Cómo es la recuperación de la operación de fimosis?

El posoperatorio dependerá de cada persona y del procedimiento realizado. En general, se recomienda evitar actividades físicas intensas y abstenerse de la actividad sexual durante 4 a 6 semanas. 

Además, es importante mantener la herida limpia y seca. Junto con las curaciones pautadas, el seguimiento médico es esencial para garantizar una recuperación sin complicaciones.

Tanto en la circuncisión completa como en la parcial puede haber dolor y molestias, así como hinchazón y hematomas que disminuirán con el paso del tiempo. Para ello, el profesional puede autorizar la toma de analgésicos y antiinflamatorios o la colocación de compresas frías.

¿Por qué deberías acceder a la cirugía para la fimosis?

La operación de fimosis corrige la estrechez del prepucio y, si es necesario, el frenillo corto. Así, se alivian síntomas como la dificultad para retraer la piel, el dolor al orinar y hasta se reducen las infecciones urinarias y las de transmisión sexual.

Si tienes síntomas de fimosis, consulta a un profesional de la salud para obtener un diagnóstico preciso y discutir opciones de abordaje. Recuerda que el procedimiento recomendado varía según las condiciones individuales.




Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.