Infecciones vaginales: tipos, síntomas, causas y tratamientos

Muchas mujeres alrededor del mundo padecen de infecciones vaginales que afectan su desenvolvimiento diario. A continuación te mostraremos cuáles son los tipos, causas y síntomas de las mismas para que puedas diferenciarlas.
Infecciones vaginales: tipos, síntomas, causas y tratamientos

Última actualización: 16 diciembre, 2020

Las infecciones vaginales son un problema bastante común en los consultorios ginecológicos. Producen un gran malestar físico y psicológico en quienes las padecen, afectando así diversos ámbitos de la vida de la mujer.

Es importante recordar que la vagina cuenta con una flora habitual compuesta por diferentes microorganismos que la protegen de estas patologías. Además, dispone de una capa mucosa con un pH ácido que impedirá el crecimiento excesivo de bacterias y gérmenes.

Este tipo de afecciones pueden afectar la parte interna y externa de los genitales. Además, si no son tratadas a tiempo empeoran y generan complicaciones. Cuando son padecidas por mujeres embarazadas pueden acarrear graves consecuencias, por lo que es vital saber identificarlas.

¿Por qué se producen las infecciones vaginales?

Durante muchos años la aparición de infecciones vaginales estuvo ligada al acto sexual o a la falta de higiene. No obstante, existe una gran cantidad de factores que son capaces de alterar la flora habitual de la vagina o su pH, favoreciendo así la aparición de la infección.

En este sentido, estas afecciones no tienen una causa aparente más allá del agente etiológico en sí. Sin embargo, una serie de situaciones predisponentes intervienen en su aparición, entre las que podemos destacar las siguientes.

Falta de higiene

Esta es una de las causas más frecuentes de infección vaginal. Una higiene íntima inadecuada favorecerá el crecimiento de bacterias, las que serán las causantes de la patología.

Vale la pena destacar que el exceso de higiene tampoco es beneficioso. Diversos productos, como las duchas vaginales, son capaces de alterar el pH de la zona cuando se usan en exceso.

Vaginosis bacteriana.
El sobrecrecimiento de bacterias habituales de la vagina puede resultar en patología ginecológica.

Uso de ropa interior ajustada

La ropa interior muy ajustada impide la ventilación de la zona genital, favoreciendo la humedad. Este exceso de humedad ayuda a la proliferación de hongos y bacterias, los que al llegar al límite de colonización producirán la infección.

Compartir objetos de higiene personal

La flora vaginal es distinta en cada mujer, por lo tanto, un microorganismo que para algunas es inofensivo puede causar estragos en otras personas. En este sentido, al compartir artículos de higiene personal o ropa interior, las bacterias, hongos y parásitos pueden quedar adheridos en la superficie e ingresar al organismo.

Uso de antibióticos

Los antibióticos de amplio espectro son capaces de afectar la flora vaginal, eliminando ciertas bacterias beneficiosas. Esto favorecerá la multiplicación excesiva de otros microorganismos, alterando el microambiente habitual y produciendo una infección.

No cambiar el condón

Cuando se mantienen relaciones sexuales anales y después vaginales es importante sustituir el condón en el proceso. De lo contrario, se pueden transportar gérmenes intestinales a la vagina, lo que puede generar infecciones del aparato genital muy severas.

Cambios hormonales

Diversas situaciones fisiológicas, como el embarazo o la menopausia, suelen causar cambios en los niveles de estrógeno. Esto trae como consecuencia una alteración en el pH vaginal normal, lo que estimula el crecimiento de microorganismos patógenos.

Tipos de infecciones vaginales

Para poder estudiar las diversas infecciones vaginales resulta conveniente dividirlas de acuerdo al agente causal. Todas tendrán características distintas y bajo ninguna circunstancia deben ser tratadas de la misma manera.

Vaginosis bacteriana

Este tipo de infección es producto de un crecimiento excesivo de bacterias, las que suelen encontrarse en menor medida en condiciones normales. Esta es la forma de presentación más frecuente en mujeres entre los 15 y 44 años, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

Los agentes etiológicos son muy variados. Uno de los más comunes es Gardnerella vaginalis, sobre todo en mujeres embarazadas, con una frecuencia de hasta el 32 %. En casos extremos, la infección puede afectar al bebé a través de la placenta y causar complicaciones de la gestación.

Infección fúngica

Las infecciones de origen fúngico están caracterizadas por una proliferación de hongos, siendo la más común de todas la candidiasis. Incluso, se estima que 3 de cada 4 mujeres sufrirá de candidiasis vulvovaginal al menos una vez en su vida, teniendo como agente causal más común a Candida albicans.

Vaginitis tricomoniásica

La vaginitis tricomoniásica aparece cuando existe la presencia de un parásito llamado Trichomonas vaginalis. Este se puede encontrar formando parte de la flora habitual, pero también es adquirido por contacto sexual o al compartir artículos de higiene personal.

Infecciones de transmisión sexual

Muchas enfermedades de transmisión sexual (ETS) pueden tener la misma sintomatología que el resto de las infecciones vaginales. En este aspecto, patologías como la gonorrea, la clamidia y el herpes pueden generar confusión. No obstante, se deben diferenciar rápido y recibir el tratamiento oportuno.

Síntomas de las infecciones vaginales

En términos generales, todas las infecciones vaginales causan vaginitis, es decir, inflamación de la vagina. En este sentido, la clínica será bastante similar en todas ellas, pudiendo afectar tanto la parte interna como externa del aparato reproductor. Entre los síntomas presentados destacan los siguientes:

  • Irritación, dolor y enrojecimiento del área genital.
  • Cambios en el flujo: en el color y la cantidad.
  • Dolor: al orinar o durante las relaciones sexuales.
  • Prurito: picazón vaginal.

El secreto para identificar la forma de presentación de la infección está en la alteración del flujo vaginal, ya que cada una de ellas producirá cambios específicos en la textura, olor y color del mismo. Por ello, es necesario saber las diferencias:

  • Vaginosis bacteriana: en este caso, el flujo vaginal tendrá una textura fluida, similar a la habitual. No obstante, el mismo tendrá un color grisáceo y un olor que asemeja al del pescado.
  • Infección fúngica: cuando se trata de candidiasis, el flujo vaginal será blanco y espeso, similar al requesón. Sin embargo, el mismo no tendrá ningún olor.
  • Vaginitis tricomoniásica: el flujo vaginal será de color amarillo-verdoso con un olor bastante fétido que, en la mayoría de los casos, suele ser espumoso.

Tratamiento de las infecciones vaginales

Mujer con infección vaginal.
El dolor y la picazón son signos habituales en las infecciones vaginales, por lo que pueden significar el primer indicio.

El tratamiento de este tipo de infecciones estará centrado en eliminar el agente etiológico. Por ello, es primordial acudir al médico para que realice el diagnóstico preciso e indique la terapéutica a seguir. En este sentido, el tratamiento de las infecciones vaginales puede ser el siguiente:

  • En el caso de vaginosis bacteriana, es recomendable el uso vaginal de clindamicina o metronidazol en gel o crema. Si la infección es muy severa, se puede reforzarse con la ingesta oral de antibióticos.
  • Cuando se trata de candidiasis o alguna infección fúngica se deberá administrar clotrimazol vía vaginal. Además, el tratamiento puede ser reforzado con la administración oral de fluconazol o itraconazol.
  • Para tratar la vaginitis tricomoniásica se deberá ingerir metronidazol por vía oral y mantener un chequeo constante, ya que los tópicos antisépticos suelen ser poco eficaces.

Se debe recordar que el tratamiento puede variar dependiendo del paciente y de la severidad de la infección. Cuando los síntomas generan mucha molestia, el especialista puede recetar diversos medicamentos con la finalidad de reducir la repercusión de los mismos. Por otro lado, también es posible que se prescriban compuestos con la finalidad de volver a equilibrar el pH vaginal y restituir la flora habitual.

Las medidas preventivas y la atención inmediata son importantes

Cuando de infecciones vaginales se trata, lo mejor que se puede hacer es prevenirlas. En la mayoría de los casos, con controlar los factores de riesgo será suficiente y se reducirá en gran medida la recurrencia de la patología.

Por otro lado, si se sospecha de la existencia de una infección se debe acudir al médico de forma inmediata, sobre todo si se está embarazada. Muchas infecciones pueden empeorar rápido y causar complicaciones graves en el feto.



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