Dolor de espalda: síntomas, tipos, causas y tratamiento
El dolor de espalda constituye un motivo de consulta frecuente en atención primaria. En ocasiones, como en un traumatismo, el origen suele ser evidente.
En otros casos, es preferible una evaluación médica para tener un diagnóstico precoz y tratamiento oportuno.
A continuación, encontrarás un breve artículo sobre los aspectos más interesantes de esta condición. ¡Sigue leyendo para saber más!
Síntomas principales
Las características clínicas del dolor de espalda varían mucho dependiendo del origen. En cuanto a la ubicación, la región lumbar suele ser la más afectada, provocando un cuadro clínico denominado lumbalgia.
A su vez, el dolor puede obedecer varios patrones, al ser continuo o intermitente, por ejemplo. Algunos pacientes pueden referir una sensación lacerante, pero por lo general tiende a ser opresivo.
Existen situaciones en las que la sensación puede empeorar. Por ejemplo, cambiar de posición y levantar mucho peso puede desencadenar el dolor en sujetos con hernias discales, una patología quirúrgica de la columna.
Cuando exista sospecha de algún tipo de infección, en especial de los riñones, pueden presentarse los siguientes síntomas asociados:
- Fiebre (temperatura corporal por encima de 38,3 °C).
- Náuseas.
- Vómitos.
- Sudoración profusa.
- Sangrado a través de la orina.
- Dolor, ardor o picazón al orinar.
En el caso de las obstrucciones en las vías urinarias, como suele suceder en los calculos renales, también puede presentarse un intenso dolor junto con la sudoración profusa (diaforesis).
El dolor de espalda puede afectar a la región cervical, dando origen a la cervicalgia. Las alteraciones anatómicas en las vértebras de esta parte de la columna pueden llevar a sensaciones anormales en los miembros superiores, en especial hormigueos.
Tipos de dolor de espalda
Como comentamos en el apartado anterior, los dolores de espalda pueden clasificarse según su ubicación anatómica en los siguientes:
- Cervicalgia, si se origina en la región del cuello.
- Dorsalgia, si se encuentra en la parte posterior del tórax.
- Lumbalgia, si está en la región lumbar, justo por detrás del abdomen.
La sensación de dolor se origina gracias a la presencia de numerosos nervios en dichas zonas.
Debido a que estos tienden a distribuirse en regiones distantes, es posible que algunas patologías originen irritación de los nervios y transmitan el dolor hacia la espalda, a pesar de que el problema original no se encuentre ahí.
Es el caso de los problemas del aparato urinario y otros trastornos gastrointestinales, en los que, en ocasiones, el dolor puede referirse a la región lumbar.
Las lumbalgias también pueden clasificarse dependiendo del mecanismo patológico involucrado en mecánicas e inflamatorias.
Las primeras suelen ocurrir por problemas anatómicos (como sucede en las hernias o la compresión por tumores), mientras que las causas inflamatorias producen daño progresivo en el interior del tejido. La artritis reumatoide es un ejemplo, aunque no suele afectar la columna vertebral, sino las pequeñas articulaciones de la mano.
¿Cuáles son las causas?
A continuación, te explicamos algunas condiciones y patologías que pueden desencadenar dolor de espalda.
Problemas renales y urinarios
Uno de los principales diagnósticos diferenciales que se plantean los médicos al momento de evaluar un paciente con dolor de espalda, son los problemas del sistema urinario.
El cólico nefrítico es un tipo de dolor muy intenso que puede involucrar desde la región lumbar hasta la región inguinal del mismo lado. Este se produce como consecuencia de la obstrucción parcial o total de las vías urinarias, por lo general cuando hay un cálculo.
Existen muchos factores de riesgo que influyen en el desarrollo de esta condición, en especial las dietas con abundantes cítricos, bebidas gaseosas, sal y poca agua.
La patología infecciosa también puede dar origen al dolor de espalda, que a diferencia del cólico nefrítico, no suele salir de la región lumbar.
Este es el caso de la pielonefritis, un término referido a la inflamación del tejido renal, que puede ser consecuencia de una infección por bacterias como Escherichia coli. Esta, de hecho, es responsable de muchas enfermedades infecciosas de la vía urinaria.
Hernia discal
La columna vertebral está formada por varias estructuras óseas denominadas vértebras, las cuales rodean a la médula espinal. Este último órgano da origen a los nervios periféricos, los cuales se distribuyen por todo el cuerpo para dar origen a los movimientos y captar estímulos.
Las vértebras, a su vez, se encuentran separadas por un tejido blando llamado disco intervertebral. En algunas ocasiones, este puede salirse de su lugar original y abarcar el área de donde salen los nervios. Esto puede generar una importante compresión y estimulación de los mismos, lo que se traduce en un fuerte dolor.
Esto último, de hecho, es la definición de una hernia discal. Al igual que las hernias abdominales, se suele producir ante esfuerzos físicos intensos. Los pacientes con problemas del tejido conectivo (como el síndrome de Ehlers-Danlos) son más propensos a sufrir la enfermedad.
Tiende a presentarse en personas jóvenes (en especial por debajo de los 40 años) y, en una pequeña proporción de los casos, puede originar dolor discapacitante. La resolución quirúrgica es necesaria, con el objetivo de prevenir lesiones más importantes y eliminar la causa de la enfermedad.
Espondilitis anquilosante
Es una enfermedad inflamatoria que da origen a lesiones progresivas en las vértebras, en especial las lumbares. Suele presentarse entre los 20 y 40 años de edad, y tiene la particularidad de presentarse en conjunto con otras enfermedades inflamatorias, en especial en el tejido ocular, dando origen a cuadros clínicos como la uveítis e iritis.
Los sujetos afectados por espondilitis anquilosante suelen presentar dolor en la parte baja de la espalda que tiende a aparecer y desaparecer de forma espontánea. Sin embargo, en ausencia de tratamiento específico, es posible que se desarrollen deformidades en la columna, con importantes consecuencias funcionales (dolorosas) y estéticas.
Se sabe que tiene un fuerte componente genético, ya que se ha asociado con mutaciones en diversos genes. Estos pueden ser heredados, por lo que tener antecedentes familiares de este tipo de artritis aumenta de forma considerable el riesgo de padecerla.
Diagnóstico de la causa del dolor de espalda
Por lo general el médico que evalúa un paciente con dolor de espalda suele llegar al diagnóstico mediante métodos clínicos y exámenes complementarios. Algunos de estos son los siguientes:
- Biométrica hemática completa. Permite detectar aumento de los glóbulos blancos, lo cual sugiere una infección.
- Radiografía simple. Permite detectar fracturas (en caso de traumatismos) y, en escasas ocasiones, cálculos urinarios, siempre y cuando sean de calcio.
- Tomografía computarizada. Es un método que, mediante la emisión de radiación, permite observar lesiones ocupantes de espacio que compriman nervios.
- Resonancia magnética nuclear. Tiene la ventaja de permitir ver con mejor detalle las estructuras nerviosas, por lo que es útil para evaluar hernias discales o lesiones en la columna cervical.
Tratamiento
Este aspecto depende mucho de la causa que esté desencadenando el dolor. Por lo general, el tratamiento se basa en el alivio de los síntomas y en eliminar la causa desencadenante.
- Los antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno o el diclofenac, son excelentes para disminuir el dolor. Inclusive, pueden formar parte del tratamiento específico en casos de osteoartritis.
- La resolución quirúrgica es necesaria, por ejemplo, en las hernias discales, los traumatismos y los cálculos renales muy grandes. En este último caso, la nefrolitotomía percutánea es uno de los procedimientos más indicados por los urólogos.
En todo caso, es necesaria una evaluación clínica por los profesionales competentes.
Es recomendable ir al médico para tener un diagnóstico oportuno
Cuando el dolor se presenta de forma constante, es muy molesto o tiene síntomas asociados, es momento de ir al médico. La consulta inicial puede realizarse a un médico de familia, internista, traumatólogo, neurocirujano o urólogo. En algunos casos, puede que el paciente sea referido a otro especialista.
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