Disfagia: síntomas, causas y tratamiento

Muchas personas experimentan dificultad para tragar alimentos sólidos o líquidos. Conoce qué es la disfagia y por qué ocurre.
Disfagia: síntomas, causas y tratamiento
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 01 diciembre, 2022

Recibe el nombre de disfagia la dificultad para tragar. Se distinguen dos tipos: la disfagia orofaríngea (incapacidad para iniciar el proceso de deglución) y la disfagia esofágica (incapacidad para finalizar la deglución). De acuerdo con algunas estimaciones, hasta el 3 % de la población mundial padece de ella, de manera que es una experiencia común.

La deglución es un proceso automático que la mayoría de los personas dan por hecho. Sin embargo, es mucho más complejo de lo que se piensa y variables psicológicas y fisiológicas pueden intervenir en él. Para una deglución exitosa los músculos, los nervios, el cerebro, los esfínteres y el tubo de deglución deben trabajar bajo una coordinación perfecta. Repasamos sus síntomas, causas y tratamiento.

Síntomas de la disfagia

La presentación clínica de la disfagia es muy variada. La intensidad, la frecuencia y el lugar donde se concentran los signos varían de paciente en paciente, de manera que no hay dos casos iguales. Aun así, y siguiendo a Johns Hopkins Medicine, te dejamos con sus principales síntomas:

  • Urgencia de masticar durante un mayor tiempo la comida para tragarla.
  • Problemas generales para tragar alimentos sólidos o líquidos.
  • Dificultades para trasladar los alimentos hacia la parte interna de la boca (sean líquidos o sólidos).
  • Ingreso inesperado de los alimentos al tracto respiratorio (lo que ocasiona tos, carraspeo, sensación de asfixia y demás).
  • Sensación de que se tiene algo estancado en la garganta.
  • Acidez estomacal o sensación de reflujo.
  • Regurgitación de la comida.
  • Neumonía por aspiración.
  • Falta de aire.

Dado que los pacientes experimentan estos síntomas, muchos de ellos reducen la cantidad de alimentos que ingieren. Esto se traduce con el pasar de las semanas o meses en pérdida de peso, debilidad, somnolencia e incluso cuadros de desnutrición. Si los síntomas se manifiestan con la misma intensidad al beber agua la persona puede reducir su ingesta, de modo que puede presentar síntomas de deshidratación.

Es importante tener en cuenta que la mayoría de las personas experimentan problemas para tragar alimentos de manera ocasional. Estos episodios no aluden necesariamente a la disfagia. En efecto, algunos alimentos sólidos pueden pegarse durante unos segundos en el esófago y causar una leve incomodidad, y tampoco es infrecuente que beber desordenadamente motive a que el líquido ingrese en la laringe.

Causas de la disfagia

El proceso de deglución se compone de tres fases: fase oral (preparatoria), fase orofaríngea (transferencia) y fase esofágica (derivación al estómago). Casi todos los episodios de disfagia ocurren en las dos últimas fases, y lo hacen tanto por factores psicológicos como estructurales/fisiológicos.

No abordaremos aquí los posibles desencadenantes psicológicos, pero téngase en cuenta que la valoración subjetiva de un alimento puede desencadenar disfagia.

Por ejemplo, una persona que siente repulsión o rechazo a comer brócoli puede experimentar los síntomas descritos en el apartado anterior. Todo esto sin que exista una alteración objetiva en el proceso de deglución. Con esto en mente, y siguiendo en todo momento a los especialistas, te dejamos con las principales causas de la disfagia.

1. Estenosis luminal

La endoscopia permite diagnosticar el origen de la disfagia
Para estudiar un posible caso de estenosis luminal puede requerirse una endoscopia digestiva superior o pruebas menos invasivas como radiografías con contraste.

Alude al estrechamiento de la luz esofágica debido a procesos de inflamación, estenosis, membranas o tumores. Cuando el canal esofágico se estrecha hay menos espacio para que transite la comida, lo que ocasiona episodios de atragantamiento y sensaciones incómodas al deglutir.

2. Enfermedad por reflujo gastroesofágico no obstructiva

La enfermedad por reflujo gastroesofágico a menudo explica muchos de los cuadros de disfagia. De hecho, la ERGE puede ocasionar estenosis luminal, ya que el reflujo puede ocasionar inflamación en el esófago. Los episodios recurrentes pueden dejar cicatrices y causar espasmos involuntarios del canal esofágico, los cuales motivan la manifestación de los síntomas.

3. Alteración de la motilidad primaria

Con el nombre de trastornos motores idiopáticos (primarios y secundarios) se conocen a un grupo de afecciones que impiden el proceso de deglución. El más común de todos es el esófago de cascanueces; esto es, una exacerbación de los espasmos musculares durante la deglución. Hasta el 40 % de los trastornos primarios se corresponden con esta condición.

4. Condiciones reumatológicas

Muchos pacientes que padecen de artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico, síndrome de Sjogren y enfermedad mixta del tejido conjuntivo suelen manifestar disfagia. La presencia de condiciones reumatológicas diagnosticadas o no diagnosticadas pueden estar detrás de los síntomas.

5. Desórdenes neurológicos

Aunque no es un término usado por toda la comunidad médica, a menudo se clasifica como disfagia neurogénica a los episodios que se explican por algún desorden del sistema nervioso.

El desorden no se tiene que concentrar necesariamente en el esófago para generar las complicaciones. Entre muchos otros, la disfagia es común luego de accidentes cerebrovasculares, infartos del tronco encefálico y enfermedad de Parkinson.

Téngase en cuenta que más de una docena de afecciones pueden estar detrás de los problemas para tragar. Otras de las posibles causas son la ingesta de medicamentos, los espasmos difusos, los cuerpos extraños que obstruyen el canal, la esofagitis eosinofílica, el anillo esofágico, los tumores esofágicos, la acalasia, la esclerodermia, el divertículo faringoesofágico y muchos más.

De acuerdo con los investigadores, es más común en las mujeres, en personas de edad avanzada, en personas diagnosticadas con enfermedad de Alzheimer y quienes padecen de esclerosis lateral amiotrófica. La disfagia no es el resultado del envejecimiento, de manera que se considera una señal de alarma tanto en la población joven como la mayor.

En paralelo con la clasificación que ya hemos presentado se distinguen también otros tipos de disfagia en función de su manifestación: la disfagia progresiva y la disfagia no progresiva (intermitente). La primera se presenta en cualquier tipo de intento de deglución, mientras que la segunda lo hace de manera ocasional. Como es de esperar, la progresiva es la más grave y se relaciona con complicaciones subyacentes que deben ser abordadas cuando antes.

Diagnóstico de la disfagia

El diagnóstico de la disfagia puede ser largo y complejo. Se opta por una combinación de varias pruebas, entre ellas cinerradiografía, endoscopia digestiva alta, manometría y prueba de impedancia y pH. Como hemos visto, son muchos los desencadenantes que pueden ocasionar el problema, de manera que se deben destacar antes de hacer un diagnóstico certero.

En la mayoría de los casos, los especialistas médicos optarán por hacer una prueba de deglución. Esto es, valorar la reacción del paciente al comer o beber. El proceso se evalúa por medio de una radiografía, un endoscopio flexible en la nariz y otras herramientas para valorar las reacciones de primera mano. Una vez se ha hecho el diagnóstico se puede proceder con su tratamiento.

Tratamiento de la disfagia

La disfagia requiere atención médica
En un principio, el gastroenterólogo es el especialista indicado para diagnosticar y tratar los casos de disfagia.

El tratamiento se determina con base en los hallazgos durante el diagnóstico. Se puede tratar con medicamentos, cirugía, cambios en el estilo de vida y aprendizaje sobre técnicas de deglución. Los ejercicios de aprendizaje pueden ayudar a coordinar los músculos o estimular los nervios, de manera que se opta por ellos cuando no se han encontrado causas aparentes.

De igual manera, la mejora en la postura al tragar o beber, la regulación de la velocidad con que se hace y la extensión del tiempo promedio de masticado también puede ayudar. Las afecciones se tratan de manera específica. De acuerdo con ellas se recetarán algunos medicamentos, se apelará por la dilatación esofágica o se recomendará cirugía.

Cuando sus desencadenantes son subjetivos se puede recomendar una modificación del estilo de cocción de los alimentos. Si ocurre con algunos específicos se pueden sustituir por otros que provean similares beneficios nutricionales. No postergues la visita con el especialista si tienes problemas para tragar, en especial cuando son continuos o muy recurrentes.



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