Cómo se diagnostica la hipertensión

El diagnóstico de la hipertensión lo hace un especialista con ayuda de un tensiómetro o una prueba con un dispositivo MAPA. Sin embargo, en algunos contextos puede utilizar pruebas de laboratorio o por imágenes. Descubre el procedimiento estándar para ello.
Cómo se diagnostica la hipertensión
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 29 junio, 2021

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se considera que una persona padece de hipertensión arterial cuando sus valores son iguales o superiores a 140/90 mmHg. Debido a que muy pocas veces se desarrolla con síntomas, la mayoría no se percata de la condición.

El diagnóstico de hipertensión arterial se realiza con la ayuda de dispositivos especiales y algunas pruebas adicionales.

Esta condición está relacionada con problemas renales y cardiovasculares, de manera que un diagnóstico precoz es de provecho para evitar complicaciones desagradables. Toda personas adulta debería conocer sus valores de presión sanguínea de forma recurrente, de preferencia con la mediación de un especialista cualificado.

Pruebas de diagnóstico de hipertensión

El diagnóstico de la hipertensión requiere equipos diversos
La medición de la tensión arterial puede realizarse tanto de forma puntual como durante un período de tiempo, utilizando dispositivos especiales.

De manera tradicional el diagnóstico de la hipertensión se realiza a través de un brazalete de presión arterial, también conocido como tensiómetro o esfigmomanómetro. El brazalete comprime de forma externa el brazo o la muñeca del paciente y luego libera la presión para medir en el proceso la tensión sistólica (cuando el corazón se contrae) y diastólica (cuando se relaja).

Para un diagnóstico objetivo el médico debe repetir la prueba varias veces en el momento y en el transcurso de dos o tres semanas. Cuando se han obtenido al menos tres valores de presión alta con un intervalo de 7 días, entonces se da por entendido que la persona sufre de hipertensión. Sin embargo, esto puede requerir una confirmación.

La razón es que existe la hipertensión de bata blanca. La ansiedad y el temor pueden subir los niveles de tensión en el consultorio de un médico, de manera que los resultados siempre están condicionados. Para una valoración más precisa el especialista recomendará una prueba de dispositivo MAPA o una MDPA.

Monitorización ambulatoria de la presión arterial (MAPA)

La monitorización ambulatoria de la presión arterial, mejor conocida como MAPA, es una prueba que mide los valores de presión sanguínea durante 24 o 48 horas. Consiste en un pequeño dispositivo que se activa cada 20 o 30 minutos de forma automática para realizar la medición. Este lleva una memoria con un registro que da cuenta de los valores elevados.

Su utilidad es que permite conocer cómo se comporta la presión sanguínea cuando el paciente desarrolla sus actividades cotidianas. Las investigaciones corroboran que se trata de un método seguro, fácil y práctico.

Monitorización domiciliaria de presión arterial (MDPA)

Alternativa a la prueba anterior, permite obtener valores más prolongados aunque con intervalos más grandes. Su desventaja es que no mide los valores cuando las personas están realizando actividades, tampoco cuando duermen. Aun así, es una prueba sólida a la cual se puede recurrir en caso de dudas.

Por lo general, para su mediación se utiliza un tensiómetro digital. El paciente procede a hacer las medidas con base en los intervalos sugeridos por el médico, luego transmite la información para su posterior análisis. La evidencia da cuenta de su efectividad, aunque las personas deben ser ilustradas sobre cómo realizar el procedimiento para evitar resultados alterados.

Con base en las mediciones en el consultorio, la prueba MAPA y MDPA el médico debería tener suficiente información para hacer un diagnóstico de la hipertensión arterial. Siguiendo a la American Heart Association, lo hace con base en lo siguiente:

  • Hipertensión de etapa 1: oscila entre 130/139 mmHg para la presión sistólica y 80/89 mmHg para la diastólica.
  • Hipertensión de etapa 2: los valores de la presión sistólica son iguales o superiores a 140 mmHg e iguales o superiores a 90 mmHg para la diastólica.

Con base en esto se puede continuar por recetar un tratamiento. Si aún persisten dudas, el especialista puede valerse de pruebas adicionales.

Pruebas de laboratorio para el diagnóstico de la hipertensión

Si se opta por realizar pruebas de laboratorio normalmente es debido a que se sospecha que se trata de una hipertensión secundaria. Con este nombre se conoce al aumento de la presión sanguínea originada por una afección primaria, muchas veces localizada en el corazón, los riñones o el sistema endocrino.

Dado que se estima que el 10 % de los casos de hipertensión son secundarios, existe un protocolo para su diagnóstico. Este consiste en realizar las siguientes pruebas:

  • Uroanálisis: mediante los cuales se puede determinar si la tensión es causada por la ingesta de drogas o por la presencia de diabetes.
  • Exámenes de sangre: utilizados para valorar el funcionamiento renal, aunque también pueden usarse para valorar los niveles de glucosa en sangre, colesterol, triglicéridos, electrolitos, tiroides y demás.

Si todos los valores están en orden el especialista puede optar por exámenes por imágenes antes de descartar la hipótesis de una hipertensión secundaria.

Pruebas por imágenes para la tensión arterial alta

La resonancia magnética es un método que sirve para el diagnóstico de la hipertensión arterial secundaria
Estas pruebas permiten detectar problemas estructurales en ciertos órganos relacionados con el control de la tensión arterial.

Son menos frecuentes que una prueba de diagnóstico clásica o una de laboratorio, aunque son el último bastión para intentar descartar las causas primarias de la enfermedad. Las usadas con mayor frecuencia son las que siguen:

  • Ecocardiograma: a través de imágenes producidas por ondas se puede determinar la presencia de anomalías cardíacas. Permite ver el corazón en movimiento para analizar su dinámica.
  • Tomografía o resonancia magnética: ambas usadas para descartar la presencia de un tumor en las glándulas suprarrenales, conocido como feocromocitoma. Son menos usadas que las anteriores, aunque en ciertos contextos pueden ser de ayuda.

Si luego de desarrollar todas estas pruebas el especialista no encuentra ninguna correlación, entonces procederá a descartar la hipertensión como fenómeno secundario. De llegar a percibir algunas alteración entonces la respuesta puede hallarse en un diagnóstico diferencial.

Diagnóstico diferencial de la hipertensión

Existen muchas enfermedades o condiciones que se pueden relacionar con la presión sanguínea alta. Entre las más comunes destacamos las siguientes:

  • Insuficiencia renal: se ha demostrado una relación paradójica entre la hipertensión y la insuficiencia renal. Ambas pueden generase la una a la otra, de manera que es una de las primeras cosas que debe descartar el cardiólogo. Puede ser aguda o crónica y se trata en función de su gravedad.
  • Medicamentos o drogas: los efectos secundarios de algunos fármacos pueden generar presión arterial alta, también la interacción con drogas recreativas. El paciente debe informar al médico sobre los cambios en la ingesta de fármacos con el objetivo de buscar un patrón relacionado.
  • Hipotiroidismo: muchos estudios e investigaciones han sugerido el hipotiroidismo como causa de la hipertensión secundaria. Las anomalías se pueden detectar a través de una prueba de sangre y por la presencia de otros síntomas como aumento de peso, sudoración y ansiedad.

De llegar a confirmar algunas de estas afecciones se procederá a iniciar el respectivo tratamiento. De no encontrar causa alguna, entonces el diagnóstico será hipertensión en alguno de sus grados o tipos por causa primaria.

Se procederá entonces a la búsqueda de la mejor forma de controlar los niveles con base en una terapia de medicamentos y con cambios en el estilo de vida.



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