Causas y factores de riesgo de la clamidia

La clamidia es una ETS con un alto porcentaje de prevalencia en la actualidad. Veamos qué la produce y quiénes se encuentran en los grupos de riesgo para contraerla.
Causas y factores de riesgo de la clamidia
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 15 junio, 2021

La clamidia es una de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) más comunes desde hace décadas. El European Centre for Disease Prevention and Control (ECDC) estima que solo en Europa se presentan 250 000 casos al año.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta cifra se extiende a 130 millones cuando se contextualizan en todo el planeta. Conocer las causas de la clamidia, por tanto, es parte del método de prevención.

A pesar de que se trata de una enfermedad fácil de curar, no es infrecuente la ausencia de síntomas en muchos de los pacientes. Esto dificulta su diagnóstico, propicia nuevas infecciones y eleva las probabilidades de complicaciones (como infertilidad). Hoy nos enfocamos en los mecanismos que causan clamidia y sus factores de riesgo.

Causas de la clamidia

Las causas de la clamidia incluyen una infección
Chlamidia trachomatis, el microorganismo causal de la clamidia, es capaz de producir varias alteraciones en el organismo.

La clamidia es una enfermedad provocada por la bacteria Chlamydia trachomatis. Según algunas publicaciones, esta forma parte de un grupo conformado por un total de 12 bacterias intracelulares, 3 de las cuales pueden infectar al ser humano (C. trachomatis, C. pneumoniae y C. psitacci, siendo estas últimas responsables de otro tipo de infecciones).

Regresando a la variedad que nos compete, la Chlamydia trachomatis, de acuerdo con la serovariedad (subgrupo) a la cual pertenezca la bacteria, provocará condiciones diferentes. Las más comunes que se han relacionado son las siguientes:

  • A, B, Ba y C: pueden causar tracoma, una enfermedad ocular contagiosa.
  • D y K: relacionadas con enfermedades de transmisión sexual (ETS). En especial, aquellas localizadas en la superficie de las mucosas.
  • L1, L2 y L3: producen enfermedades de transmisión sexual capaces de desarrollar proctocolitis hemorrágica y linfogranuloma venéreo.

La C. trachomatis provoca condiciones clínicas similares a las que desarrolla la bacteria Neisseria gonorrhoeae, causante de la gonorrea. Las complicaciones relacionadas con ella son proctitis, uretritis, conjuntivitis, artritis reactiva, epididimitis (solo en hombres), cervicitis y enfermedad inflamatoria pélvica (solo en mujeres), entre otras.

Es importante destacar que la clamidia se puede transmitir de madre a hijo durante la labor de parto. Esto produce conjuntivitis neonatal o neumonía neonatal. La detección prenatal es clave para evitar complicaciones en el recién nacido.

Aunque se trata de una bacteria que contiene su propio DNA, RNA, ribosomas y es capaz de sintetizar ácidos nucleicos y proteínas, depende de una célula huésped para sobrevivir. Su comportamiento dentro del organismo emula al mismo tiempo el de un virus y un parásito.

La causa de la clamidia se debe a la infección por una bacteria perteneciente a un género muy amplio. Conozcamos ahora cómo se transmite y quiénes tienen mayores probabilidades de contraerla.

Factores de riesgo de la clamidia

Las causas de la clamidia incluyen la promiscuidad
Al ser una enfermedad de transmisión sexual, la promiscuidad y el escaso uso de métodos de barrera son factores de riesgo importantes.

La clamidia se transmite a través del contacto directo con secreciones, en especial del tipo de moco cervical y semen (entre otros). No se transmite a través del contacto físico o fluidos como la saliva. Las relaciones sexuales, sean vaginales o anales, son el principal foco de transmisión de la bacteria. Como hemos apuntando, la labor de parto también es un canal de contagio.

Investigaciones han evidenciado la falta de conocimiento por parte de los jóvenes sobre cómo se transmite la clamidia. Esto, combinado con la ausencia de síntomas que alerten el contagio, explica de forma parcial el creciente aumento de casos, como señalan algunos estudios.

Los Centers for Disease Control and Prevention de los Estados Unidos (CDC) nos recuerdan los siguientes factores de riesgo:

  • Tener sexo sin protección: el preservativo reduce en más de un 90 % las probabilidades de contraer clamidia, tanto en sexo vaginal como anal. Dado que el sexo oral también es un canal de transmisión, practicarlo con una persona infectada motiva la asimilación de la bacteria.
  • Tener muchas parejas sexuales: los probabilidades de contraer clamidia son mayores en personas cuya vida sexual involucra a parejas diferentes. Estas aumentan si no se usa protección en los encuentros.
  • Ser VIH positivo: se estima que hasta el 10 % de los pacientes diagnosticados con VIH positivo tienen clamidia o gonorrea.
  • Antecedentes de ETS o estar infectado de alguna en la actualidad: las reacciones fisiológicas que se generan en el organismo pueden predisponer a un contagio de este tipo.
  • Flora vaginal: en el caso de las mujeres, el uso de productos durante una ducha vaginal puede hacer alterar la flora que ayuda a combatir infecciones.
  • Padecer de ectopia cervical: se ha sugerido que las mujeres jóvenes con ectopia cervical tienen mayores probabilidades de desarrollar infecciones por clamidia en contraste con grupos sin esta condición.

Es importante destacar que esta ETS se puede desarrollar sin importar la preferencia sexual. Todo tipo de sexo anal, vaginal u oral que se haga sin protección aumenta las probabilidades de contraer la bacteria.

¿Cuándo consultar al médico?

Las personas que mantienen múltiples parejas sexuales deberían someterse a pruebas de detección al menos una vez al año. Si has descubierto que tu pareja tiene clamidia u otra persona con quien has tenido intimidad, también deberías hacerte una prueba.

En caso de que desarrolles secreciones en los genitales, dolor al orinar, dolor en el bajo vientre o dolor durante el sexo consulta con un especialista para confirmar el diagnóstico. Si relacionas las causas de la clamidia podrás a su vez inclinar la sospecha sobre la presencia de la bacteria.

La clamidia se puede curar con base en un tratamiento que ataque la infección. Lo importante es actuar a tiempo para evitar complicaciones, de modo que un diagnóstico precoz es de gran ayuda.



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