La artrosis: todo lo que debes saber

La artrosis es una enfermedad que afecta las articulaciones y produce dolor y deformidades. Aprende más sobre ella y sobre cómo combatirla.
La artrosis: todo lo que debes saber

Escrito por Gilberto Sánchez

Última actualización: 16 diciembre, 2020

Para comprender un poco la artrosis, primero debemos saber qué es una articulación. Las articulaciones son los componentes del esqueleto que nos permiten el movimiento y, por tanto, nuestra autonomía funcional.

Se forman por la unión de dos huesos a través de la cápsula articular. En el interior de las mismas existe, generalmente, un fluido llamado líquido sinovial que es producido por la membrana sinovial. Los extremos óseos que se unen para formar la articulación están tapizados por el cartílago articular.

¿Qué es la artrosis?

La artrosis es una enfermedad articular degenerativa caracterizada por un deterioro progresivo del cartílago hialino o cartílago articular, el cual puede estar acompañado de alteraciones tanto sinoviales como del hueso.

La artrosis es una enfermedad que puede afectar a todas las articulaciones del cuerpo, incluyendo las de la columna vertebral. La podemos clasificar, según su extensión, en localizada o generalizada; según su origen, se puede clasificar en primaria o idiopática, o bien secundaria o asociada a diversas enfermedades.

¿Qué es el cartílago articular?

El cartílago articular es un tejido noble de una articulación, constituido por células llamadas condrocitos. Este cartílago se encarga de recubrir las superficies articulares de los extremos del hueso. Ente sus funciones permite el deslizamiento de las superficies articulares y actúa como amortiguador ante las fuerzas que se producen en la articulación.

¿Por qué se produce la artrosis?

No se conoce una causa definitiva de esta enfermedad. Sin embargo, investigaciones realizadas sugieren que existen determinados factores que aumentan el riesgo de padecer esta enfermedad. Entre ellos, podemos nombrar:

  • La obesidad.
  • Determinadas ocupaciones y actividades laborales.
  • Factores genéticos: algunos se han relacionado con algunos tipos concretos de artrosis, sobre todo el de manos.
  • La raza.
  • Excesivo ejercicio físico.
  • La edad es un factor favorecedor en la presentación de artrosis.
  • El sexo: en las mujeres es más frecuente, sobre todo tras la menopausia y en relación con el cambio hormonal y una baja densidad mineral ósea.
  • Además de los factores hormonales, también hay enfermedades en las que es más frecuente acabar desarrollando artrosis, como la diabetes o el hipotiroidismo.
  • Las fracturas y lesiones previas de las articulaciones favorecen la aparición de artrosis, así como la existencia de irregularidades en el esqueleto, como displasias o dismetrías.
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¿Cuáles son sus síntomas?

En esta patología podemos encontrar manifestaciones clínicas cardinales, las cuales se caracterizan por:

  • Dolor articular.
  • Limitación de los movimientos.
  • Crujidos.
  • Ocasionalmente, grados variables de tumefacción o, incluso, derrame sinovial.

Otros signos y síntomas que pueden presentarse son la deformidad y mala alineación articular, la inestabilidad y la rigidez. Entre las articulaciones que frecuentemente pueden estar afectadas son:

  • Rodillas.
  • Manos.
  • Caderas.
  • Pequeñas articulaciones del cuello.

No suele afectar a hombros, codos ni tobillos, salvo en casos de artrosis secundarias a traumatismos u otras enfermedades.

El síntoma fundamental es el dolor crónico de características mecánicas que empeora con la actividad, especialmente al inicio de la misma, y mejora con el reposo. El dolor característico de la artrosis es diurno y aparece al iniciar los movimientos; después, mejora y reaparece con el ejercicio intenso.

El crecimiento de los extremos de hueso que forman la articulación puede hacer que la articulación se agrande, se ensanche y se deforme. La artrosis no suele alterar el alineamiento de los huesos que forman la articulación, con dos excepciones notables: la rodilla y las articulaciones de los dedos de las manos.

Algunas personas afectadas por esta patología pueden presentar episodios de hinchazón y derrame en las articulaciones, con acumulación de líquido en las mismas.

¿Cómo se diagnostica?

Para realizar el diagnostico de la artrosis, en primera lugar, se deben tener en cuenta los síntomas que explica el paciente, como:

  • Dolor.
  • Rigidez.
  • Deformidad.
  • Pérdida de funcionalidad.

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Los análisis de sangre y orina no resultan alterados por esta enfermedad. En ocasiones, se puede extraer líquido de las articulaciones afectadas y analizarlo. Esto resulta útil para aliviar el dolor e investigar la
presencia de otras enfermedades en la articulación.

Las radiografías simples de las articulaciones ayudan a confirmar el diagnóstico, informan de la intensidad del daño y permiten descartar otras lesiones. Si se presentaran complicaciones, se pueden realizar otras pruebas de imagen, como tomografía, resonancia magnética o gammagrafía.

¿Cómo tratar la artrosis?

El tratamiento para la artrosis, principalmente, va a estar basado en la búsqueda de:

  • El alivio del dolor articular.
  • El mantenimiento de su capacidad funcional.

Para ello, se disponen de diversas alternativas que incluyen: tratamientos físicos, medicamentos y, a veces, cirugía.

Medidas físicas

Las medidas físicas son una serie de procedimientos que están enfocados en mejorar la sintomatología y, así, poder desempeñar las tareas laborales, domésticas y del cuidado personal. Por ejemplo, el ejercicio aeróbico (natación, paseo) practicado de forma regular ayuda al control de la enfermedad.

Se pueden realizar una serie de ejercicios físicos destinados a la mejora de la movilidad articular y a aumentar la fuerza muscular. Otras medidas que se pueden realizar son el uso del calor y frío sobre la articulación afectada, ademas del uso de férulas y sistemas ortopédicos que ayuden a disminuir la sobrecarga de una articulación artrósica.

Eliminar o atenuar la obesidad resulta particularmente útil y necesario en la artrosis de rodilla, por ejemplo. También puede disminuir el dolor en otras articulaciones de carga, como la cadera y la columna lumbar. Para lograr una reducción de peso, se debe llevar una dieta sana basada en disminuir las calorías y un incremento del ejercicio físico.

Medidas farmacológicas

Paracetamol

El mantenimiento de un tratamiento sintomático, como el de la artrosis, requiere de medicamentos eficaces, seguros y cómodos de tomar. La respuesta de cada paciente a los antiinflamatorios es variable. En algunas ocasiones, se pueden presentar alteraciones del tubo digestivo con el uso excesivo de dichos medicamentos.

Existe una nueva generación de antiinflamatorios, con acción más específica y selectiva sobre el dolor y la inflamación, respetando la integridad del tubo digestivo y ayudando a evitar o disminuir las alteraciones en el mismo.

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Los analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos se suelen administrar oralmente. Existen otras vías de administración, entre ellas la vía tópica, es decir, sobre la piel que recubre la articulación, en forma de pomada, crema, nebulizador o spray.

Las infiltraciones de derivados de la cortisona o de ácido hialurónico dentro de las articulaciones con artrosis puede resultar, a veces, necesaria para el tratamiento. El sulfato de glucosamina es, finalmente, un medicamento que podría actuar como nutriente del cartílago articular, aliviando la sintomatología.

Medidas quirúrgicas

En algunos pacientes con artrosis avanzada e incapacitante, puede ser necesaria la cirugía para atenuar el dolor y recuperar la mayor función posible de la articulación. Algunas intervenciones se pueden hacer para limpiar y lavar la articulación, eliminando adherencias y cuerpos extraños.

La osteotomía permite, cortando cuñas de hueso, realinear y colocar en posición correcta la articulación. Se aplica, sobre todo, a la rodilla. La artroplastia consiste en sustituir total o parcialmente las zonas enfermas de la articulación, utilizando prótesis artificiales.

Pronóstico

La artrosis es una enfermedad crónica, prolongada y duradera en el tiempo. No existe un tratamiento curativo para la misma. Sin embargo, al igual que sucede con otros padecimientos crónicos, los síntomas que origina la artrosis se pueden aliviar y atenuar, permitiendo que el paciente lo padezca lo menos posible.




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