Absceso dental: definición, causas y tratamiento

Un absceso dental puede causar complicaciones en la boca y en la salud en general. Descubre sus causas, síntomas y cómo se trata.
Absceso dental: definición, causas y tratamiento
Vanesa Evangelina Buffa

Escrito y verificado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa.

Última actualización: 10 julio, 2023

Un absceso dental es un proceso infeccioso que afecta los dientes y los tejidos orales circundantes. Se trata de una situación bastante frecuente que aqueja tanto a niños como a adultos.

Su diagnóstico y tratamiento oportuno es fundamental, pues esta condición no remite por sí sola. Además, puede extenderse a otras áreas del cuerpo y causar problemas de salud graves.

En este artículo te contamos de qué se trata esta condición, cuáles son sus causas y los síntomas que te ayudarán a identificarla. Además, exploraremos los tratamientos que permiten resolver esta dolencia.

¿Qué es un absceso dental?

Un absceso dental es una acumulación de pus causada por una infección bacteriana en un diente, en las encías o en los tejidos cercanos. Esta colección contiene una mezcla de bacterias muertas, tejido descompuesto y glóbulos blancos.

El material producido por la infección se acumula alrededor del diente. Esta zona aumenta de tamaño e inflama los tejidos que rodean a la pieza dentaria. Pueden verse comprometidas la encía, el hueso y otros tejidos blandos de la cara, como las mejillas y el cuello.

El pus acumulado busca una vía de drenaje hacia donde salir. La inflamación y la presión del líquido contra los tejidos generan dolor e incomodidad en el paciente. De hecho, según un estudio descriptivo que analizó el comportamiento del absceso dentoalveolar agudo como urgencia en la población adulta, el dolor es el síntoma más frecuente de esta patología.



Síntomas del absceso dental

Los signos y los síntomas de un absceso dental varían entre pacientes. Estas son algunas de las posibles manifestaciones:

  • tumoración, protuberancia o aumento de tamaño en la encía,
  • dolor intenso, constante y palpitante en la pieza dentaria que puede extenderse hasta la mandíbula, el cuello o el oído,
  • molestias al masticar, morder o con temperaturas frías y calientes,
  • hinchazón en la cara, las mejillas, el piso de la boca o el cuello que puede provocar dificultad para tragar o respirar,
  • alivio del dolor si el absceso drena o se rompe,
  • fiebre,
  • bocas de fístulas o pequeños granitos de pus sobre la encía o la cara,
  • inflamación y sensibilidad en los ganglios linfáticos que se encuentran en el cuello o debajo de la mandíbula,
  • olor y sabor desagradable en la boca,
  • movilidad dental.

Complicaciones

Si el absceso dental no se trata de manera oportuna, no desaparecerá por sí solo. Lo que sí puede suceder es que el flemón se rompa y drene su contenido. Esto disminuye las molestias y puede hacerle creer al paciente que ya no hay infección, así lo indica un artículo de Mayo Clinic. Pero en realidad el problema en el interior del diente sigue existiendo y necesita recibir tratamiento dental.

Los abscesos dentales sin tratar pueden diseminar la infección a la mandíbula, a los senos paranasales y a otras áreas de la cabeza y el cuello. Incluso pueden ocasionar una septicemia, que es una infección potencialmente mortal que se propaga por todo el cuerpo.

Según un artículo publicado en el Australian Journal of General Practice, si la infección se extiende a los planos del cuello o la cara, existe riesgo de compromiso de las vías respiratorias, de propagación al cerebro y de septicemia.

El absceso dental no debe dejarse sin tratar durante mucho tiempo, ya que puede empeorar y provocar complicaciones graves. Si tienes un absceso dental, es esencial que busques atención dental lo antes posible para recibir el tratamiento adecuado y evitar la propagación de la infección.

En el caso de que haya dificultad para respirar o tragar, es imperioso acudir a la sala de emergencias. Estos síntomas pueden indicar que la infección se ha extendido a zonas más profundas del cuerpo y puede poner en peligro la vida.

También es recomendable buscar ayuda médica con urgencia si hay fiebre alta, confusión, aumenta la frecuencia cardíaca o la hinchazón en la cara es muy grande -se extiende hasta la oreja, el cuello o el ojo-.

Causas del absceso dental

La principal causa de los abscesos dentales es la muerte e infección de la pulpa, que es el tejido blando que se encuentra en el interior de los dientes. La necrosis del nervio y la proliferación de las bacterias genera la acumulación de pus. Este material primero ocupa el interior del diente y luego, al no encontrar una vía de salida, se abre paso en los tejidos circundantes como una colección purulenta.

La infección del tejido pulpar puede deberse a distintas situaciones. Según los estudios, estas son las causas del absceso dental más habituales:

  • caries profundas sin tratar,
  • piezas dentarias fracturadas o rotas,
  • traumatismos dentales,
  • infecciones periodontales,
  • empastes muy extensos, filtrados o antiguos,
  • fracasos de endodoncias.

Diagnóstico

El diagnóstico del absceso dental lo realiza el odontólogo en su consultorio dental. Para confirmar la afección se vale de la exploración física y de algunas pruebas específicas, como la percusión de los dientes, pruebas térmicas, radiografías dentales y, si el caso lo amerita, ecografías y tomografías computarizadas.

Además, el profesional realiza preguntas sobre el cuadro que lo orientarán a definir el problema. La bibliografía resalta que reproducir los síntomas del paciente ayuda a formular el diagnóstico correcto y asegura que el tratamiento coincida con el cuadro apropiado.



Tratamiento del absceso apical

Una vez confirmado el diagnóstico, el profesional planifica el tratamiento más indicado para resolver la situación. Estos son algunos de los procedimientos que permiten deshacerse de la infección y recuperar la salud oral:

  • Drenar el absceso: a través de un pequeño corte sobre la lesión o la perforación de la pieza dentaria se libera el contenido del absceso al exterior y se lava el área con solución salina. En algunos casos, se coloca un pequeño drenaje de goma para mantener el área abierta y permitir que siga saliendo material hasta que disminuya la hinchazón. Un artículo publicado en la Revista Acta Otorrinolaringológica Española enfatiza la importancia de recurrir a estudios ecográficos que guíen las punciones percutáneas que se usan para resolver infecciones profundas del cuello de origen dentario.
  • Endodoncia: los tratamientos de conducto permiten eliminar la infección del interior del diente y conservar la pieza dentaria en la boca. El odontólogo perfora el diente, elimina el tejido necrótico y drena el absceso. Luego, limpia, seca y rellena la zona interna del diente con materiales especiales. Finalizado el tratamiento, se reconstruye el diente con un empaste o una corona que le devuelva la anatomía perdida.
  • Extracción dentaria: cuando el diente afectado no se puede conservar, se realiza su extracción, la remoción y el drenaje del absceso.
  • Antibióticos: para eliminar la infección, es necesario complementar los tratamientos odontológicos con antibióticos por vía sistémica. El dentista prescribirá la medicación más conveniente según las necesidades de cada caso.
  • Raspado y alisado radicular: cuando el absceso compromete los tejidos que sostienen los dientes, es pertinente eliminar la infección a través de una limpieza del periodonto. Si el proceso compromete el hueso, es necesario realizar una cirugía periodontal para descartar todas las bacterias que hay alrededor de las raíces.

El tratamiento de un absceso dental suele implicar la combinación de varias de las medidas dentales y médicas que aquí mencionamos. Es fundamental buscar atención profesional lo más temprano posible para evitar que el cuadro se complique y los tratamientos necesarios sean más complejos.

El absceso dental se puede prevenir

El origen del absceso dental reside en la proliferación de bacterias capaces de provocar la infección y destrucción de los tejidos dentales. Para evitar este proceso es necesario mantener a los gérmenes bajo control.

El cepillado dental tres veces al día, el uso de pastas dentales con flúor, hilo dental y enjuagues orales son prácticas importante para mantener la boca limpia. Llevar una dieta saludable y limitar el consumo de alimentos ultraprocesados, refrescos y dulces también es fundamental para cuidar la salud oral.

Por su parte, las revisiones dentales cada seis meses permiten detectar cualquier problema de manera temprana y solucionarlo antes de que empeore. Las limpiezas profesionales y las medidas preventivas que aplica el dentista ayudan a eliminar las bacterias y mantener la dentadura saludable.

Con una rutina de higiene dental adecuada, una dieta saludable y visitas regulares al odontólogo, es posible prevenir los flemones. Una boca limpia y cuidada evitará la necesidad de preocuparte por el dolor, la hinchazón y el riesgo de complicaciones más graves.

Por último, recuerda que si experimentas síntomas de un absceso dental, como dolor intenso o hinchazón, debes buscar tratamiento profesional de inmediato. No ignores esta condición, ya que puede empeorar y tener consecuencias graves para tu salud.




Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.