Enfermedad de hígado graso no alcohólica: en qué consiste

La enfermedad del hígado graso no alcohólica con frecuencia se desarrolla de manera silenciosa. Te enseñamos qué saben los expertos de ella y las opciones de tratamiento disponibles.
Enfermedad de hígado graso no alcohólica: en qué consiste
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 22 marzo, 2023

La enfermedad del hígado graso no alcohólica, también conocida como NAFLD por sus siglas en inglés, es más común de lo que se piensa. Los investigadores estiman que hasta el 30 % de la población en los países desarrollados padecen de ella, y dado que no suele producir síntomas, la mayor parte de ellos está sin diagnosticar. Te enseñamos todo lo que deberías saber de la NAFLD.

La mayoría de las personas asocian las enfermedades hepáticas con el consumo de alcohol. El metabolismo del alcohol produce como resultado toxinas que afectan el hígado (el 90 % se metaboliza en este órgano), de manera que la relación no es gratuita. El estilo de vida y los hábitos pueden también afectar al hígado, como es el caso de la enfermedad que analizamos el día de hoy.

Síntomas de la enfermedad de hígado graso no alcohólica

Tal y como señala Johns Hopkins Medicine, la enfermedad del hígado graso no alcohólica a menudo se conoce como enfermedad hepática silenciosa.

Esto debido a que las personas pueden lidiar años, incluso décadas con ella sin que se manifieste alguna señal al respecto. Muchas veces los síntomas no aparecen cuando el deterioro del órgano es mayor, aunque esto se suele reservar para la enfermedad del hígado graso alcohólica (AFLD).

Dado que la afección no provoca síntomas la mayor parte del tiempo, se detecta por causalidad. Esto es, cuando el paciente se somete a exámenes de salud que de manera directa o indirecta dan cuenta de la condición. Por supuesto, esto no quiere decir que ningún paciente manifieste indicios de la enfermedad. Los más comunes son los siguientes:

  • Pérdida de peso.
  • Debilidad o fatiga.
  • Picazón en la superficie de la piel (que se extiende durante horas o días).
  • Vasos sanguíneos en forma de araña en la piel.
  • Coloración amarillenta en piel y mucosas (ictericia).

En los casos más graves se manifiesta retención de líquidos, calambres o dolores abdominales, confusión, episodios de hemorragias internas e insuficiencia hepática.

Estos episodios son raros, ya que se relacionan más cuando el desencadenante de la afección es la elevada ingesta de alcohol. A pesar de ello, algunos pacientes con NAFLD con hábitos particularmente desordenados pueden exponerse a dichas complicaciones.

Causas de la enfermedad de hígado graso no alcohólica

La enfermedad de hígado graso no alcohólica se relaciona con la diabetes
Los problemas metabólicos tienden a favorecer la aparición de hígado graso en una importante proporción de pacientes.

Los expertos coinciden en que la enfermedad del hígado graso no alcohólica es la enfermedad hepática más común en todo el mundo. En parte se debe a que tiene múltiples desencadenantes, los cuales van desde hábitos de vida hasta enfermedades subyacentes.

La lista es muy larga, y aún no se comprende del todo bien la relación entre estas con la acumulación de grasa en el hígado, pero te dejamos con sus principales:

  • Hipertensión arterial.
  • Sobrepeso y obesidad.
  • Diabetes tipo 2.
  • Resistencia a la insulina o valores de glucosa elevados en la sangre.
  • Altas concentraciones de grasa en la sangre, en especial colesterol y triglicéridos.
  • Síndrome de ovario poliquístico.
  • Apnea del sueño.
  • Hipopituitarismo (glándula pituitaria hipoactiva).
  • Hipotiroidismo e hipertiroidismo.
  • Predisposición genética (hasta 2/3 de pacientes tienen familiares con NAFLD).
  • Dieta desequilibrada con una reducida participación de frutas, verduras y legumbres.

Esta es solo una selección de los catalizadores de la enfermedad, ya que en la práctica pueden ser muchos más. La ingesta de algunos medicamentos, el adelgazamiento rápido, la desnutrición y la exposición a ciertas toxinas pueden explicar muchos de los episodios.

A menudo la NAFLD se desencadena debido a causas multifactoriales, de manera que la confluencia de uno o varios elementos señalados puede mediar en su desarrollo. Resulta pertinente destacar la relación entre la enfermedad del hígado graso no alcohólica y el síndrome metabólico.

El síndrome metabólico y el hígado graso

El síndrome metabólico es un diagnóstico que se utiliza para hacer referencia a una serie de rasgos que se asocian con el sobrepeso y la obesidad. Por ejemplo, cintura ancha, altos niveles de glucosa en sangre y alto niveles de colesterol en sangre (por mencionar solo algunos). Tal y como indican los expertos, la mayoría de los pacientes con síndrome metabólico desarrollan la enfermedad del hígado graso.

De hecho, la relación es tan directa que a menudo se considera la NAFLD como un rasgo más del síndrome. Las alteraciones que se producen a nivel metabólico derivan en la acumulación excesiva de grasa en el órgano, tanta que supera el 5 % del peso del hígado (el estándar al momento de diagnosticar la afección). Si has sido diagnosticado con síndrome metabólico o compartes sus rasgos, es probable que también tengas NAFLD.

Tratamiento para el hígado graso no alcohólico

La enfermedad de hígado graso no alcohólica y su tratamiento
Los cambios en el estilo de vida son fundamentales para lograr un mejor control metabólico y disminuir las lesiones del hígado graso.

Como bien apuntan los investigadores, el tratamiento del hígado graso no alcohólico se hace considerando tres elementos claves: dieta equilibrada, ejercicio regular y la pérdida de peso. Esto tanto en niños, jóvenes y adultos; con resultados prometedores y rápidos en cualquiera de estos tres. Su enfoque por tanto no es invasivo y se puede adaptar a las necesidades de cada paciente.

Solo una pequeña porción de ellos son candidatos para la cirugía bariátrica. Se opta por esta en casos graves y cuando el paciente no puede desarrollar un régimen de ejercicio o dieta que facilite su pérdida de peso. Consulta con el especialista en caso de que sea o no tu caso.

No se han aprobado tratamientos farmacológicos para la enfermedad del hígado graso. La vitamina E y la pioglitazona pueden complementar la terapia principal (ejercicio y dieta), aunque con resultados limitados. Evitar la ingesta de alcohol y controlar las enfermedades subyacentes (hipertensión, diabetes y demás) también forma parte del tratamiento de la NAFLD.

Aunque es cierto que el hígado tiene una gran capacidad para regenerarse, lo cierto es que la insuficiencia hepática es una consecuencia real en caso de que algunos pacientes no sigan un tratamiento prescrito. Si sospechas que padeces de enfermedad de hígado graso no alcohólica no dudes en consultar con un especialista para iniciar las pruebas médicas pertinentes.



  • Bellentani, S., Scaglioni, F., Marino, M., & Bedogni, G. Epidemiology of non-alcoholic fatty liver disease. Digestive diseases. 2010; 28(1): 155-161.
  • Neuschwander-Tetri, B. A. Non-alcoholic fatty liver disease. BMC medicine. 2017; 15(1): 1-6.
  • Paschos P, Paletas K. Non alcoholic fatty liver disease and metabolic syndrome. Hippokratia. 2009;13(1):9-19.
  • Smith, B. W., & Adams, L. A. Non-alcoholic fatty liver disease. Critical reviews in clinical laboratory sciences. 2011; 48(3): 97-113.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.