10 alimentos que puedes comer aunque estén caducados

¿Sueles tirar los alimentos una vez excedida la fecha de caducidad? Te contamos con qué productos podrías hacer excepciones en este sentido, ya que no presentan muchos riesgos.
10 alimentos que puedes comer aunque estén caducados
Saúl Sánchez

Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez.

Última actualización: 26 septiembre, 2021

Existe una serie de alimentos que se puedes comer aunque estén caducados. En estos casos, la fecha existente en el envase es de consumo preferente. Se ven afectadas las características organolépticas del producto, pero no se añade un riesgo microbiológico que ponga en peligro la salud.

Eso sí, es determinante distinguir los productos que se pueden consumir en estas circunstancias de aquellos que se deben desechar de inmediato. Si cometes algún error en este punto lo puedes pagar caro, generalmente con alguna intoxicación que genere síntomas gastrointestinales desagradables.

Alimentos que puedes comer aunque estén caducados

Vamos a contarte qué alimentos puedes comer aunque estén caducados. De todos modos ten en cuenta una cosa: si detectas olores o colores raros en los mismos, la mejor opción es tirarlos a la basura. A pesar de que no es probable que se desarrollen microorganismos patógenos en ellos, en algunas ocasiones pueden proliferar ciertos hongos, cuya ingesta tampoco es aconsejable.

Mermelada

Se pueden encontrar en el mercado mermeladas de muchos vegetales distintos. Todas ellas cuentan con una característica común, y es que concentran azúcares añadidos en su interior. Estos ingredientes pueden suponer un riesgo para el buen funcionamiento del metabolismo a medio plazo. Así lo evidencia un estudio publicado en la revista Journal of Hepatology.

Sin embargo, en lo que a crecimiento de microorganismos patógenos en su interior se refiere, se consideran seguros. El azúcar es capaz de actuar como conservante, de un modo parecido a la sal. Se encarga de aumentar el valor osmolar del producto en cuestión, lo que dificulta el crecimiento de bacterias patógenas en su interior.

Lo peor que puede pasar cuando se excede la fecha de consumo preferente de dichos alimentos es que el sabor de los mismos varíe. Se pueden enranciar ligeramente las proteínas, transformar los azúcares u oxidar los fitonutrientes. Es probable que los efectos positivos que generan estos productos sean menos notorios. No obstante, todos los problemas se quedan aquí.

Aun así, es fundamental limitar la presencia de mermeladas y de alimentos azucarados en la dieta. Aunque no ponen en riesgo la salud a corto plazo, sí que lo pueden hacer con el paso del tiempo cuando se ingieren de forma crónica. El aporte excesivo de carbohidratos simples provoca un impacto sobre las glucemias y el funcionamiento del páncreas, lo que puede terminar en diabetes de tipo 2.

Pan de molde

El pan de molde es otro de los alimentos que cuentan con bajo riesgo microbiológico. Es muy poco frecuente que crezcan bacterias patógenas en su interior, dado que no se ofrecen condiciones adecuadas para este tipo de microorganismos. Eso sí, cuando pasan demasiado tiempo abiertos, o cuando se exponen a la luz solar, puede detectarse el desarrollo de hongos.

En estos casos conviene tirar el producto en cuestión. Se podría retirar la parte afectada y consumir el resto, pero supone un riesgo innecesario. Los microorganismos pueden esparcirse por todo el alimento o penetrar en el interior del mismo, por lo que no resulta demasiado seguro. A pesar de que una intoxicación por este tipo de hongos no suele ser grave, genera molestias intestinales.

Del mismo modo que sucede con las mermeladas, no se aconseja la presencia de pan de molde de forma regular en la dieta. En primer lugar, se trata de un alimento elaborado a partir de harinas muy refinadas. Dichos ingredientes consiguen impactar de forma significativa sobre los niveles de glucosa en sangre. A partir de aquí, se estimula la producción de insulina y se termina generando una resistencia a la misma.

Es posible que estos comestibles concentren en su interior otro tipo de aditivos poco recomendables, además de azúcar. No dejan de ser productos ultraprocesados industriales. Lo más adecuado es que la dieta esté compuesta fundamentalmente por alimentos frescos, para así garantizar un buen estado de salud.

A la hora de introducir pan en la pauta dietética, siempre es preferible optar por variedades caseras elaboradas con masa madre y con harinas poco refinadas. Estas pueden contener almidón resistente, un producto que actúa como prebiótico estimulando el crecimiento de las bacterias de la microbiota. Así lo confirma una investigación publicada en la revista Cell Physiology and Biochemistry.

Yogures

Entre los alimentos que puedes comer aunque estén caducados está el yogur
Las características químicas del yogur no solo permiten consumirlo después de mucho tiempo, sino que también favorecen el crecimiento de microorganismos beneficiosos para el ser humano, mientras que impiden el desarrollo de los patógenos.

Los yogures son de los alimentos más beneficiosos que se pueden incluir en la dieta. Cuentan en su interior con proteínas de alta calidad, con vitaminas y con minerales como el calcio, esenciales para garantizar una buena salud ósea. Además concentran bacterias probióticas, por lo que contribuyen al buen funcionamiento del sistema digestivo.

Según un estudio publicado en la revista Current Opinion in Biotechnology, la ingesta de productos fermentados, como el yogur, provocan un efecto positivo sobre la microbiota intestinal. Se incrementa tanto la densidad como la diversidad a nivel bacteriano, generando así una reducción de las patologías inflamatorias o de las intolerancias a muchos nutrientes.

Además, los yogures son de estos alimentos que se pueden consumir a pesar de haberse excedido la fecha de consumo preferente. No suelen albergar microorganismos patógenos en su interior, solo bacterias probióticas. Lo peor que puede suceder es que estas no se conserven adecuadamente y no consigan ejercer sus funciones, o que el sabor del producto en cuestión empeore.

No obstante, hay que tener cierto cuidado a la hora de elegir yogures. Una gran parte de los mismos cuentan con azúcares ocultos en su interior, sobre todo los de sabores. Estos ingredientes provocan un impacto negativo sobre la microbiota y sobre el metabolismo humano. Por ello, conviene observar primero el etiquetado para asegurarse de la composición del yogur.

Recientemente, se han puesto a la venta una gran cantidad de yogures y de productos lácteos sin azúcares añadidos, pero con edulcorantes artificiales. En este caso, podría ser peor el remedio que la enfermedad. A nivel energético son comestibles que aportan menos calorías, pero la seguridad de dichos aditivos no está comprobada a largo plazo en muchos casos.

Lo mejor siempre es recurrir al yogur natural de toda la vida, sin azúcar. Otra buena opción es el griego. A pesar de que cuenta con mayor cantidad de grasa, los lípidos que contiene en su interior son de tipo cis. Por ello no generan problemas para la salud.

Frutos secos

Como su propio nombre indica, los frutos secos son alimentos que apenas tienen agua en su interior. Este criterio es determinante para conocer si pueden albergar vida en forma de bacterias patógenas. Normalmente, los microorganismos necesitan una concentración mínima de líquido para subsistir. Si no se alcanzan los requerimientos, no existen riesgo asociados al crecimiento de microbios.

De hecho, la deshidratación es un método de conservación de los alimentos que se utiliza a menudo para prolongar su vida útil. Por ejemplo, se puede poner en práctica en el caso de las frutas. Se retira una parte del agua que contienen, por lo que la concentración en azúcares aumenta. Ambos fenómenos imposibilitan el desarrollo de patógenos que pueden impactar negativamente sobre la salud humana.

En el caso de los frutos secos, puede ser que la textura y el sabor se vean modificados con el paso del tiempo, pero nada más que eso. Se consideran productos muy beneficiosos para la salud, ya que aportan proteínas y ácidos grasos de elevada calidad. Además, son fuente de muchos micronutrientes esenciales, como es el caso de los minerales.

Eso sí, hay que tener en cuenta que siempre se deben elegir frutos secos al natural o tostados. Cuando se someten a este último proceso, se inactivan algunos antinutrientes (sustancias que interfieren con la absorción de nutrientes). Sin embargo, si se consumen las versiones saladas o fritas, la salud podría verse perjudicada.

Todo alimento frito experimenta una transformación de sus ácidos grasos, que pasan de tipo cis a tipo trans. Estos últimos se consideran nocivos para el organismo, tal y como afirma una investigación publicada en la revista Diabetes & Metabolic Syndrome. Son capaces de incrementar el riesgo de desarrollar patologías complejas como la diabetes y el cáncer.

Refrescos y alcohol, otros de los alimentos que puedes comer aunque estén caducados

Tanto los refrescos como el alcohol pueden consumirse a pesar de haberse excedido la fecha de caducidad. En ningún caso crecen microorganismos patógenos en su interior, por lo que no existe riesgo microbiológico. Tan solo las características organolépticas se ven alteradas. No obstante, en algunos casos la alteración puede llegar a ser positiva, teniendo el ejemplo del vino.

De todos modos, conviene evitar la ingesta de esta clase de bebidas en el contexto de una dieta saludable. Los refrescos suponen el consumo de grandes cantidades de azúcar, algo que perjudica la salud metabólica. Además, la fructosa que se administra por vía líquida resulta especialmente dañina. No existe ningún tipo de fibra que retrase su absorción, por lo que el impacto de la misma sobre la glucemia es mayor.

A su vez, el alcohol se considera una sustancia tóxica independientemente de la dosis consumida. Durante años se propuso que beber una copita de vino con las comidas podría ser beneficioso para la salud, pero en la actualidad se sabe que esto no es así. Los taninos y compuestos fitoquímicos de la uva se oxidan con el paso del tiempo, mientras que el alcohol afecta a la bioquímica del cuerpo humano.

Lo mejor es que ambos productos desaparezcan de la dieta. También aquellos refrescos etiquetados como light o sin azúcares. En estos casos se utilizan edulcorantes artificiales para generar el sabor dulce. Sin embargo, dichos productos podrían ser realmente nocivos a medio plazo. De hecho, hay estudios que los vinculan con un mayor riesgo de desarrollar obesidad.

Pastas, arroces y legumbres

En este caso sucede algo parecido a lo que comentábamos al hablar de los frutos secos. Tanto las pastas, como los arroces y las legumbres se comercializan en un estado de deshidratación. Para su consumo se cocinan con agua, lo que asegura la penetración de líquido en su interior. Esto permite que se pueden ingerir y disfrutar.

Sin embargo, cuando hablamos de su forma comercial, nos encontramos ante un producto que no puede albergar el crecimiento de microorganismos en su interior, por lo que se consideran comestibles muy seguros desde el punto de vista higiénico. De hecho, se mantienen durante años sin alteraciones significativas siempre y cuando se conserven en un lugar fresco y seco.

No obstante, cuando ya han sido sometidos a un proceso de cocinado, sí que se pueden llegar a estropear. Sobre todo desde el punto de vista del sabor, ya que las proteínas que contienen se enrancian, lo que genera características orgenolépticas desagradables.

En el caso de las legumbres de bote, también nos encontramos frente a un tipo de alimentos que aguantan muy bien el paso del tiempo. No pasa nada por exceder la fecha de consumo preferente, ya que vienen conservados en una salmuera que impide la proliferación de bacterias patógenas. Conviene fijarse en que no cuenten con aditivos en su interior.

Bollos y galletas, alimentos que puedes comer aunque estén caducados

La mayor parte de los dulces cuentan con conservantes químicos que prolongan su vida útil y aseguran que no se desarrollen microbios patógenos. Aunque son alimentos poco recomendables para asegurar el buen funcionamiento del organismo, no es frecuente que se experimenten intoxicaciones tras su consumo.

Sin embargo, la textura y el sabor de esta clase de comestibles sí que se alteran de forma más significativa que las de otros alimentos ya mencionados. Esto se debe a su contenido en grasas de tipo trans, sensibles a la oxidación y al contacto con el oxígeno. Si los dulces se abren y no se consumen en un periodo de tiempo corto, se comienzan a poner duros, lo que los hace menos apetecibles.

Si se mantienen cerrados, la vida útil de estos alimentos es inmensa. Aun así, es preferible que no formen parte de la dieta habitual. No son capaces de aportar nutrientes de calidad. En su lugar suponen una fuente de azúcares, de grasas trans y de aditivos poco beneficiosos. Además, su valor energético es elevado, lo que puede promocionar el sobrepeso.

Embutidos

Entre los alimentos que puedes comer aunque estén caducados están los embutidos
A pesar de que pueden mantenerse en buen estado durante un largo periodo de tiempo, una dieta con abundantes embutidos puede ser contraproducente.

Los embutidos están considerados como alimentos ultraprocesados en su gran mayoría. Muchos de ellos se elaboran mediante un proceso de ahumado. Otros necesitan periodos largos de curación. Sea como fuere, el riesgo de que crezcan bacterias nocivas en su interior es muy bajo.

Casi todos los embutidos cuentan con un aditivo de carácter conservante. Entre los más utilizados destacan los nitritos y los sulfitos. A pesar de que estos químicos garantizan su salubridad desde el punto de vista higiénico, podrían llegar a ser nocivos a medio plazo. Existen artículos científicos que vinculan su ingesta regular con un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer.

Como norma general, conviene disminuir la presencia de aditivos en la dieta. Muchos de estos compuestos son inocuos, o incluso beneficiosos, pero otros pueden causar perjuicios. El problema es que resulta difícil identificarlos en muchos casos, ya que vienen nombrados con una letra y un número. Por este motivo, ante la duda, lo más adecuado es elegir siempre alimentos frescos para el consumo habitual.

Hay que tener en cuenta que los embutidos elaborados a partir de carne roja no cuentan con las propiedades beneficiosas de este alimento. Sin embargo, sí que presentan contraindicaciones. Se ha asociado la ingesta de carnes rojas procesadas con un mayor riesgo de desarrollar patologías crónicas. No obstante, cuando hablamos de este alimento en estado fresco, la calidad varía para bien considerablemente.

Salsas de tomate

Con las salsas de tomate hay que tener cierto cuidado. Mientras se encuentran cerradas aguantan mucho tiempo, incluso se pueden comer una vez pasada la fecha de consumo preferente. Esto se debe a que se envasan al vacío, lo que dificulta el crecimiento de bacterias aerobias. Por otra parte, se añaden aditivos que aseguran la vida útil del producto, lo que repercute positivamente a nivel de seguridad alimentaria.

Sin embargo, una vez abiertas han de consumirse pronto. En este caso suponen un caldo de cultivo perfecto para el crecimiento de microbios del género Clostridium, una serie de bacterias que generan problemas graves de salud.

Por norma general, las conservas de tomate han de guardarse siempre en la nevera y consumirse en un máximo de 3 días. Si se nota algún olor extraño, lo mejor es siempre tirar el producto. Normalmente, cuando existe sobrecrecimiento bacteriano varían el olor y el sabor de estos productos.

Sopas de sobre

Por último, entre los alimentos que puedes comer aunque estén caducados, hay que mencionar a las sopas de sobre. Son bastante utilizadas, sobre todo entre la población más joven. Cuentan también con aditivos del tipo conservante, y se mantienen deshidratadas hasta el momento de su utilización. Por estos motivos se vuelve muy difícil el crecimiento de patógenos en su interior.

Ahora bien, cuando hablamos de sopa, lo mejor es siempre optar por las de elaboración casera. Se controlan los ingredientes, se elaboran fácilmente, aportan muchos más nutrientes de calidad y son carentes en aditivos.

Existen alimentos que puedes comer aunque estén caducados

Son varios los alimentos que puedes comer aunque estén caducados. Eso sí, siempre que tengas duda sobre algún producto en concreto, te recomendamos deshacerte de él. El error en este caso se paga caro. Es posible que se desarrolle una patología a nivel gastrointestinal que derive en ingreso hospitalario.

Ten en cuenta que, sobre todo durante las épocas de calor, conviene extremar las medidas en lo que a higiene alimentaria se refiere. De este modo, se evita el crecimiento de bacterias patógenas en el interior de los alimentos. Por ejemplo, en el caso de las embarazadas un error de este tipo podría poner en riesgo la vida del feto.



  • Jensen, T., Abdelmalek, M. F., Sullivan, S., Nadeau, K. J., Green, M., Roncal, C., Nakagawa, T., Kuwabara, M., Sato, Y., Kang, D. H., Tolan, D. R., Sanchez-Lozada, L. G., Rosen, H. R., Lanaspa, M. A., Diehl, A. M., & Johnson, R. J. (2018). Fructose and sugar: A major mediator of non-alcoholic fatty liver disease. Journal of hepatology68(5), 1063–1075. https://doi.org/10.1016/j.jhep.2018.01.019
  • Yang, X., Darko, K. O., Huang, Y., He, C., Yang, H., He, S., Li, J., Li, J., Hocher, B., & Yin, Y. (2017). Resistant Starch Regulates Gut Microbiota: Structure, Biochemistry and Cell Signalling. Cellular physiology and biochemistry : international journal of experimental cellular physiology, biochemistry, and pharmacology42(1), 306–318. https://doi.org/10.1159/000477386
  • Marco, M. L., Heeney, D., Binda, S., Cifelli, C. J., Cotter, P. D., Foligné, B., Gänzle, M., Kort, R., Pasin, G., Pihlanto, A., Smid, E. J., & Hutkins, R. (2017). Health benefits of fermented foods: microbiota and beyond. Current opinion in biotechnology44, 94–102. https://doi.org/10.1016/j.copbio.2016.11.010
  • Islam, M. A., Amin, M. N., Siddiqui, S. A., Hossain, M. P., Sultana, F., & Kabir, M. R. (2019). Trans fatty acids and lipid profile: A serious risk factor to cardiovascular disease, cancer and diabetes. Diabetes & metabolic syndrome13(2), 1643–1647. https://doi.org/10.1016/j.dsx.2019.03.033
  • Pearlman, M., Obert, J., & Casey, L. (2017). The Association Between Artificial Sweeteners and Obesity. Current gastroenterology reports19(12), 64. https://doi.org/10.1007/s11894-017-0602-9
  • Crowe, W., Elliott, C. T., & Green, B. D. (2019). A Review of the In Vivo Evidence Investigating the Role of Nitrite Exposure from Processed Meat Consumption in the Development of Colorectal Cancer. Nutrients11(11), 2673. https://doi.org/10.3390/nu11112673

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.