El síndrome del emperador o del niño tirano
El síndrome del emperador, también conocido como el síndrome del niño tirano, es un término que ha cobrado popularidad en las últimas décadas. Aunque las circunstancias sociales y económicas actuales facilitan que cada vez sea más común, en realidad es un fenómeno que ha existido siempre. En ocasiones se puede referir a él como el síndrome del hijo único.
Aunque es verdad que este último término se usa en contextos diferentes, en realidad comparte muchos desencadenantes y conductas en común con el síndrome del niño tirano. El término se usó en sus inicios para hacer referencia a la política del hijo único en China, pero ha desbordado las fronteras de la región para exportarse a otras partes del mundo. Te enseñamos qué es y sus consecuencias.
¿Qué es el síndrome del emperador?
Se conoce con el nombre de síndrome del emperador a un fenómeno que se desarrolló como consecuencia de la política del hijo único en China. Se manifiesta en especial en familias de clase media/alta, en especial en entornos urbanos. En esencia, consiste en la excesiva atención por parte de los padres y familiares; lo que se traduce en un niño caprichoso, maleducado y sin un ápice de autosuficiencia.
El término se usa para aludir tanto a hombres como a mujeres, aunque en este último caso se usa la construcción síndrome de la princesa. A raíz del exceso de atención y satisfacción de los caprichos, muchos de los pequeños desarrollan actitudes narcisistas y materialistas, al igual que un desprecio por las personas de clases sociales inferiores a él o ella. El fenómeno se relaciona con el de los padres helicópteros.
Aunque a primera vista parece un problema fácil de comprender, en realidad es más complejo de lo que parece. El auge económico en China ha sido estrepitoso las últimas dos décadas. Familias que nacieron en la pobreza o con limitaciones ahora se codean con la clase media/alta. Como consecuencia, los padres desean darles a sus hijos todo lo que no tuvieron durante su infancia (síndrome de compensación).
De igual modo, hay que considerar la presión social por educar a un niño que destaque en el plano educativo. Los padres prefieren que sus hijos se enfoquen solo en estudiar, mientras que ellos se ocupan de todo lo demás. No es infrecuente que un niño de 10 años en China sepa hablar inglés y leer/escribir cientos de caracteres chinos tradicionales; pero que no sepa atarse los zapatos o peinar su cabello.
También se debe considerar la variable del confucionismo, en especial su doctrina sobre la moral, la ética y la responsabilidad social.
La evidencia señala que los padres con un hijo único suelen sobrevalorar su inteligencia, al término que no comprenden todas las actitudes y comportamientos en muchos sentidos negativos que hacen para potenciarla. Recuérdese que un futuro económico estable del hijo es a su vez un futuro económico estable para los padres.
Síntomas del síndrome del emperador
Ya hemos adelantado algunos patrones de comportamiento que caracterizan a los pequeños que desarrollan el síndrome del niño tirano. Aunque hemos señalado que el síndrome inicialmente se usó para describir la situación en China, lo cierto es que el fenómeno ocurre en todo el mundo. Es más común en familias con un hijo único, pero puede aparecer con independencia de ello. Destacamos sus síntomas:
- Actitudes manipuladoras hacia los padres, la familia y los demás.
- Rabietas cuando no se cumplen sus demandas.
- Desestimación de la autoridad de los adultos, en especial la de los padres.
- Irrespeto, poca amabilidad y consideración hacia los demás.
- Falta de autosuficiencia en hábitos y labores cotidianas. Muchas actividades aparentemente simples requieren de la mediación de los padres.
- Presencia de actitudes narcisistas, prepotentes y egocentristas.
- Desarrollo de un hedonismo por cumplir sus necesidades.
- Baja tolerancia a la frustración.
- Irresponsabilidad al momento de admitir sus errores.
Como es de esperar, todas estas consecuencias repercuten negativamente en el desarrollo de la vida del pequeño. Lo hace tanto en su infancia como cuando llega a la adultez. Sus relaciones de pareja, sus compromisos laborales y su inserción en la sociedad se ven afectadas por el síndrome del emperador o del niño tirano.
No es solo una cuestión de ausencia de disciplina, sino que median muchos factores culturales. El que los padres no estén en casa por estar afuera consiguiendo el sustento también puede ser un desencadenante. La educación que le puede dar un cuidador, o el respeto que el niño puede sentir hacia él, a menudo deriva en este fenómeno.
El síndrome también se traduce en consecuencias para los padres, aunque muchas veces estos no son capaces de advertirlas. Pérdida de autoridad, fatiga y estrés por atender a todas las necesidades del pequeño, repercusiones económicas por cumplir sus caprichos y convivir con actitudes de desprecio, rabietas y demás son solo algunas de ellas.
¿Qué se puede hacer para revertirlo?
Dado que asumir actitudes de este tipo no conlleva a nada bueno de cara al futuro, es muy importante que los padres inicien una intervención cuanto antes. A medida que pasan los años estos comportamientos se afianzan más en él o ella, de manera que son más difíciles de desarraigar. La intervención se puede hacer en muchos sentidos, aunque destacamos los principales:
- Terapia psicológica familiar.
- Terapia psicológica individual.
- Orientación psicopedagógica escolar.
- Asesoría de un experto en disciplina positiva.
Abordando el problema desde estas cuatro aristas, se puede revertir la asimilación de los patrones de conducta. Es posible que quede siempre un remanente de esta, pero con la ayuda de profesionales cualificados las secuelas serán mínimas. Además de todo esto también es importante tener en cuenta lo siguiente:
- Ser coherente con el programa y el modelo de disciplina que se implementará.
- Establecer límites y reglas en casa.
- Ser consciente de que los cambios que se hacen son para el bien de la familia, en especial para el pequeño.
- Enseñar siempre con los valores de la empatía y la alteridad.
- Ser un ejemplo para el joven.
El síndrome del emperador es más común de lo que se piensa y sus consecuencia son muchas veces infravaloradas. Cuando se asume un modelo en el que no existe disciplina de por medio las secuelas pueden llegar a límites inimaginables. Actuar con responsabilidad de un adulto es entonces una prioridad, en especial cuando se tiene en cuenta las repercusiones sociales.
- Furnham, A., & Wu, C. The little emperor: Chinese parents’ assessment of their own, their partner’s and their only child’s intelligence. High Ability Studies. 2014; 25(2): 121-141.