Síndrome del cuidador: qué es y claves para prevenirlo

Mantenerse conectado con familiares y amigos puede ser de gran ayuda para los cuidadores. Esto permite evitar el síndrome del cuidador.
Síndrome del cuidador: qué es y claves para prevenirlo
Paula Villasante

Escrito y verificado por la psicóloga Paula Villasante.

Última actualización: 17 mayo, 2021

El síndrome del cuidador puede darse en todas esas personas que llevan a cabo un cuidado continuo e ininterrumpido a un paciente crónico. Las dificultades físicas, económicas y emocionales que pueden experimentar afectan de forma negativa a su calidad de vida.

Este síndrome puede afectar a todas aquellas personas que se ocupan de ser cuidadores informales y que realizan todas las tareas de cuidado de las personas dependientes. Esto puede provocar incluso agotamiento emocional y depresión.

Esta condición podría considerarse como un cuadro plurisintomático que puede repercutir y afectar a todas las esferas de la persona, produciéndole así conflictos de todo tipo. Las alteraciones del síndrome del cuidador no son solo de índole médica, sino que pueden afectar a la persona en su globalidad.

El síndrome del cuidador: ¿qué es?

El síndrome del cuidador es relativamente común.
A pesar de los beneficios que puede tener cuidar de un ser querido, el exceso de responsabilidad puede ser contraproducente.

El síndrome del cuidador es una condición caracterizada por el agotamiento físico, mental y emocional. Por lo general, aparece en una persona que descuida su propia salud emocional y física porque se centra en cuidar a un ser querido enfermo, discapacitado o lesionado.

Hay varios factores que pueden influir en este síndrome. Para algunos cuidadores, las demandas constantes de tener que cuidar a una persona que tiene una enfermedad grave pueden resultar en agotamiento. Para otros, la falta de límites entre sus roles como cuidador y ser querido puede resultar un desafío.

Otros cuidadores se ponen expectativas poco realistas: piensan que pueden hacerlo todo y se niegan a pedir ayuda. A menudo, esto puede deberse a que no quieren ser una carga para nadie.

Una clase distinta de cuidadores se siente frustrada por las abrumadoras necesidades de su ser querido. También puede ocurrir por los recursos financieros y de otro tipo necesarios para cuidar a alguien con una enfermedad o discapacidad a largo plazo.

Este síndrome se encuentra muy asociado con resultados de salud negativos. Entre el 40 y el 70 % de los cuidadores sufren de depresión, mientras que muchos cuidadores presentan ansiedad como resultado del estrés asociado con la presentación de cuidados.

La ira y la irritabilidad son síntomas comunes del síndrome del cuidador. El estrés crónico puede provocar presión arterial alta, diabetes y comprometer al sistema inmunitario.

¿Quienes sufren el síndrome? Los cuidadores informales

Los cuidadores informales son aquellas personas encargadas de llevar a cabo el cuidado de las personas que no son capaces de realizar por sí mismas actividades básicas del día a día. Por lo general, estas personas suelen ser familiares de la persona dependiente, en especial en mujeres.

Se caracterizan por no tener formación específica en el ámbito de los cuidados. Tampoco reciben remuneración económica por el trabajo que llevan a cabo, ni tienen un horario estipulado. La mayor parte de su tiempo se dedican a las tareas de cuidado.

Lo habitual es que este tipo de cuidadores se encarguen de personas mayores. Con una población envejecida en buena parte del continente europeo, cada vez serán más frecuentes las situaciones de dependencia en países como España.

Este tipo de personas pueden necesitar asistencia por parte de una tercera persona para llevar a cabo las actividades básicas de la vida diaria, en especial aquellas relacionadas con el cuidado personal.

Existe un prototipo de persona con síndrome del cuidador. Se trata de una persona casada, de mediana edad, con un anciano a su cargo y grado de escolaridad medio.

Este tipo de personas dedican las 24 horas del día al cuidado de dicha persona, sintiéndose así cansadas, infelices, con falta de ayuda externa y de bienestar.

Clínica del síndrome del cuidador

El síndrome del cuidador se caracteriza por un cuadro plurisintomático que suele repercutir y afectar en todas las esferas de la persona produciéndole frustración. Las alteraciones afectan a la persona en su globalidad.

Alteraciones médicas

En este sentido, las alteraciones que pueden sufrir los afectados por este síndrome pueden afectar tanto a su aspecto físico como a su aspecto psíquico.

Aspectos físicos

Los cuidadores que sufren este síndrome presentan un aumento de su vulnerabilidad a problemas físicos. Pueden presentar síntomas inespecíficos, como la astenia, hasta llegar incluso a alteraciones neurológicas (como insomnio, pesadillas, alteraciones del ciclo sueño-vigilia…).

También son comunes las infecciones y los problemas respiratorios, osteomusculares y gastrointestinales.

Aspectos psíquicos

El cuidado de estos pacientes supone una gran tensión que puede dar lugar a trastornos psíquicos. Así, una gran proporción de los familiares cuidadores puede presentar tristeza, cansancio y ansiedad. Algunos síntomas psiquiátricos existentes en el cuidador son los siguientes:

  • Reacción de duelo.
  • Dependencia.
  • Temor a la enfermedad.
  • Estrés.
  • Ansiedad.
  • Cambios conductuales.
  • Irritabilidad.
  • Sensación de culpabilidad.
  • Alteraciones afectivas.
  • Baja autoestima.

Alteraciones sociales

El apoyo afectivo y social muchas veces fracasa, por lo que pueden aparecer problemas tales como:

  • Rechazo.
  • Abandono.
  • Aislamiento.
  • Disminución o pérdida del tiempo libre.
  • Soledad.

Estos síntomas son identificados como un problema importante y favorecen así la aparición de síntomas psiquiátricos.

Además, es común que los cuidadores presenten problemas laborales: bajo rendimiento, tensión, absentismo laboral, pérdida del puesto de trabajo o de interés por este… Síntomas que pueden ocasionar conflictos laborales.

Alteraciones familiares

El papel sociofamiliar se modifica y pueden darse problemas como discusiones frecuentes que desembocan en conflictos o tensión familiar.

La dejadez o falta de colaboración entre los familiares del paciente puede hacer recaer la responsabilidad del enfermo en un solo miembro de la familia. Este suele ser el más próximo o el que convive con él.

Pueden darse problemas económicos en este sentido. La disminución de los recursos disponibles tanto por el aumento de gastos como por la pérdida de ingresos es común.

Otros problemas son los legales, dado que el cuidador puede asumir la responsabilidad legal del paciente dentro de la fórmula de tutela.

Signos del síndrome del cuidador

El síndrome del cuidador puede ser abordado de forma efectiva.
Saber identificar los síntomas del síndrome del cuidador facilitará la búsqueda temprana de ayuda.

Como cuidador es posible que la persona esté tan centrada en el trabajo que no se percate de su propio estado de salud y bienestar. Así, resulta útil estar atento a los siguientes signos que pueden avisar de este síndrome:

  • Sentirse preocupado o abrumado de forma constante.
  • Sentirse cansado a menudo.
  • Ganar o perder peso.
  • Dormir demasiado o no dormir lo suficiente.
  • Perder interés en actividades que solía disfrutar.
  • Irritarse o enfadarse con facilidad.
  • Tener dolores de cabeza frecuentes, dolor corporal u otros problemas físicos.
  • Abuso de alcohol o drogas, incluidos los medicamentos recetados.

Un período prolongado de estrés puede ser un problema para estas personas. Además, es posible que no duerman lo suficiente o no realicen actividad física, ni lleven una dieta equilibrada, lo que aumenta a su vez el riesgo de problemas médicos como enfermedades cardíacas y diabetes.

Claves para el síndrome del cuidador

Las demandas físicas y emocionales relacionadas con la prestación de cuidados pueden poner a prueba a cualquiera en esta situación.

Es por eso que resulta tan importante aprovechar las herramientas y los recursos disponibles para ayudar a los cuidadores a prestar la atención que su ser querido necesita. Las siguientes pueden ser estrategias útiles para controlar el síndrome del cuidador:

Aceptar ayuda

Es importante estar abierto a las formas en las que la gente del alrededor puede ayudar al cuidador. Dejar que la persona que brinda la ayuda elija lo que le gustaría hacer por él puede resultar lo mejor.

Por ejemplo, un amigo o familiar puede ofrecerse a llevar a la persona que cuida a caminar un par de veces a la semana para quitar peso a las tareas del cuidador. También puede ofrecerse a hacer algún recado o a cocinar.

Lo que se puede ofrecer, no más

Es normal que los cuidadores se sientan culpables, pero lo cierto es que no existe el cuidador “perfecto”. Es importante como cuidadores tener en cuenta que se toman las mejores decisiones en cada momento, con los recursos que se tienen disponibles (lo cual incluye la salud mental).

Establecer metas realistas

No vale la pena tratar de hacer todas las tareas de una. Priorizar, hacer listas y establecer una rutina diaria puede ser de gran ayuda para los cuidadores. Empezar a decir “no” a lo que no se puede hacer.

Buscar apoyo social

Mantenerse conectado con familiares y amigos que puedan ofrecer un apoyo emocional puede ser lo mejor en estos casos. Y es que la vida social es crucial en este aspecto.

Tratar de cuidarse lo máximo posible

Establecer metas para disfrutar de una buena rutina de sueño, encontrando tiempo para llevar una dieta saludable así como realizar actividad física.

En cualquier caso, tratar de buscar ayuda es siempre la mejor idea. Consultar con un profesional de la salud puede ser necesario en estos casos, así como mencionar síntomas e inquietudes que tenga la persona cuidadora.




Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.