¿Qué errores cognitivos son habituales en TCA?
Los trastornos de la conducta alimentaria revisten una extraordinaria complejidad. En estas personas confluyen dos elementos: el peso demacrado y la resistencia férrea al tratamiento. De hecho, con relativa frecuencia, estos pacientes carecen de la conciencia de padecer un complejo problema de salud porque, entre otros factores, presentan multitud de errores cognitivos.
En consecuencia, para los profesionales que se encuentran atendiéndoles la preocupación es mayúscula. Y es por eso que se está investigando con ahínco en intervenciones focalizadas en reestructurar y modificar las distorsiones que presentan estas personas. Estas distorsiones impactan en los pacientes de manera intensa influyendo en la forma en la que piensan y en cómo experimentan las emociones.
«Estas interpretaciones erráticas de la realidad han sido asociadas a múltiples afecciones».
-Analia Verónica Losada-
¿Qué es una distorsión cognitiva?
Si los profesionales son capaces de averiguar los errores cognitivos prototípicos y nucleares de cada paciente, podrán intervenir de manera más focal y precisa (Losada, 2020). En este sentido, los errores cognitivos son ‘formas desadaptativas de mirar e interiorizar la realidad que rodea a las personas’.
En términos generales, estos errores aluden a la percepción distorsionada sobre el «Yo», sobre las experiencias que viven en el presente y sobre lo que les depare el futuro. Estos tres factores tienen, para estos pacientes, un carácter generalmente negativo. De hecho, existen multitud de errores cognitivos, por ejemplo (Carrobles, 2014):
- Inferir conclusiones de manera irracional, sin tener datos reales y evidentes que sustenten las conclusiones a las que llegan. Por ejemplo «soy muy mala persona porque he pensado que quiero comerme una hamburguesa».
- Tender a «hacer una montaña de un hecho minúsculo». Ser catastróficos implica que, cuando evaluamos algo, el resultado siempre es mucho más nefasto del que realmente es. Por ejemplo, «es mejor que no coma nada, porque si termino comiéndome una barrita de chocolate seguro que engordaré 10 kilos».
- Las comparaciones, a menudo, son odiosas. Sobre todo si producto de ellas, nos sentimos «menos válidos» que los demás. Por ejemplo, «hago todo lo posible por ser tan delgada como esa actriz, pero soy incapaz de conseguirlo, debo adelgazar más».
- Las conclusiones que oscilan entre extremos también son errores cognitivos. Por ejemplo «o soy capaz de no comer nada durante un día, o soy una perdedora».
- Personalización. Este error cognitivo implica fusionarse con las situaciones y con la forma que tienen otros de reaccionar, lo que genera un gran malestar. Por ejemplo «Andrés me ha mirado al ver una tarta, seguro que piensa que estoy obesa».
- Autorreferencia. Implica llegar a conclusiones que gravitan en torno al «Yo». El egocentrismo de estas conclusiones puede observarse en pensamientos como «Me da una profunda vergüenza que mis compañeros de trabajo puedan verme comer algo».
- Superstición del pensamiento. Implica creer que ante un determinado evento, se sucederá una consecuencia muy negativa. La característica es que esta relación causa-efecto dista de ser realista. Por ejemplo: «me parece mejor que trate de no disfrutar del momento porque, total, terminará rápido».
Estos errores cognitivos son formas en las que nuestra mente trata de frenarnos, nos sabotean y nos impiden encontrar maneras más amables de interpretar el día a día.
Los que hemos reseñado caracterizan también a los sujetos sanos en mayor o menor medida. Sin embargo, en el contexto de los TCA, además de estos, se producen otros más específicos y perniciosos. Reciben el nombre de distorsiones cognitivas alimentarias o DCA.
«Las distorsiones cognitivas alcanzan una implicación significativa en torno a la alimentación».
-Analia Verónica Losada-
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¿Qué es una distorsión cognitiva alimentaria (DCA)?
La forma en que las personas con estas entidades clínicas procesan la información es diferente. De hecho, tienden a hablar sobre sí mismas en términos de la afección que padecen. Por ejemplo «Soy Andrés y soy anoréxico» en vez de «Soy Andrés y padezco anorexia».
Fruto de esta fusión emergen diferentes errores cognitivos que los clínicos y los psicoterapeutas deberán tener en cuenta a la hora de abordar los casos e intervenir eficazmente. Así, se han encontrado los siguientes DCA (Losada, 2020).
«El superhambriento no solo tiene más apetito, tiene sobretodo apetitos más difíciles»
-Amelie Nothomb-
Fusión pensamiento-acción (FPA)
«Si pienso en comer, voy a engordar» o «si me imagino dándome un atracón, terminaré vomitando». Estas dos frases son buenos ejemplos de este DCA. En concreto, los sujetos creen que «es tan malo pensarlo como llevarlo a cabo».
Es decir, la FPA alude al hecho de que la persona cree que su pensamiento va a amplificar y potenciar la probabilidad de que ocurra la consecuencia que temen. Y, además de esto, el hecho de que albergar dichos pensamientos en la mente es igual o más pernicioso que cometerlos.
Es una distorsión que también ocurre en los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo, lo que refuerza la hipótesis de que los TCA son susceptibles de compartir un sustrato con esta entidad. En consecuencia, las personas con trastornos alimentarios sienten una culpa extraordinaria y tratan de neutralizarla mediante conductas que impidan que engorden.
«La idea de comer es susceptible a los sentimientos de gordura, inaceptable moral y aumento de peso. De esta manera el paciente coloca la idea a idéntico nivel que el acto».
-Analia Verónica Losada-
Fusión pensamiento-forma
Un paciente en tratamiento, al tomar un batido hipercalórico con el objetivo de aumentar el peso puede pensar «ahora mismo soy mucho más gordo». Este es un pensamiento típico de las personas con TCA. Para los investigadores, es una forma de DCA distinta de la anterior. Se subdivide, además, en tres factores (Losada, 2020):
- Fusión pensamiento-forma de probabilidad. Para estas personas, el hecho de tener pensamientos en bucle (rumias) sobre el hecho de ingerir alimentos calóricos hace que se autoperciban «más gordas» o que su talla se vea devaluada.
- Fusión pensamiento-forma moral. Rumiar acerca del hecho de comer alimentos calóricos es igual de malo que ingerirlos en la realidad.
- Fusión pensamiento-forma emocional. Se refiere en el hecho de que el mero hecho de pensar en ingerir alimentos altos en kilocalorias resta valor a la persona.
Estas formas de fusión incrementan exponencialmente el sufrimiento de estas personas. Sobre todo porque la cultura tiende a gravitar entorno a la alimentación y la socialización, situaciones que ocurren con frecuencia en restaurantes y establecimientos donde se consumen alimentos de manera habitual.
«En este sentido, la fusión pensamiento-forma simboliza el hecho de que pensar en realizar algo asume las análogas secuelas de realizarlo efectivamente».
-Analia Verónica Losada-
Creencias que gravitan en torno al «debo ser»
«Soy tan grande como una vaca», «parezco una morsa, no voy a gustarle a nadie», «como no adelgaze 10 kilos no pienso salir a la calle», «no voy a hacer ni ponerme ese vestido para ver como me queda, porque me no voy a caber dentro».
Estas frases son el núcleo del DCA «deber ser». Se caracteriza por alcanzar una serie de conclusiones aún en ausencia de sustento lógico o incluso, cuando hay evidencia que demuestra lo contrario.
Por ejemplo un paciente puede decir «ayer me di un atracón» ante lo que el terapeuta pregunta: «¿qué comiste? Y el paciente responde: «dos aceitunas». Ante esto, el paciente puede responder «debo ser capaz de contener mi apetito».
Este DCA se da con intensidad en la anorexia. En este sentido, los pacientes pueden sobreestimar o expandir la percepción sobre la cantidad de alimento que ingieren y, en consecuencia, sobreestiman la cantidad de calorías que incorporan y su peso.
De esta manera, se autodescriben en términos absolutos «debo ser más delgado» o «debo ser capaz de ejercer un control férreo sobre mi hambre».
«Se evidencian visiones negativas que durante el procesamiento de la información alcanzan ciertas alteraciones que acarrean la obtención de conclusiones arbitrarias».
-Analia Verónica Losada-
Pensamientos polarizados
Un claro ejemplo podemos encontrarlo en que un patrón típico de funcionamiento de las personas con TCA. Así, cuando se atracan de comida (por ejemplo, en bulimia nerviosa), tienden a compensar mediante una organización dietética extraordinariamente restrictiva.
Por otra parte, también pueden considerar que, «o se consigue ser delgado, y por tanto alcanzar la felicidad y el éxito» o la persona será tremendamente infeliz, se sentirá fracasada y, en consecuencia, otras personas le despreciarán.
«No existe el demasiado, solo existen percepciones cuyo apetito es mediocre».
-Amelie Nothomb-
¿Por qué es tan importante identificar los errores cognitivos alimentarios?
Porque al hacerlo, permite abordar los pensamientos y las creencias de los pacientes de manera multidisciplinar. Así, tanto los psicólogos como los médicos y nutricionistas pueden intervenir de manera más precisa y focal en los pensamientos y emociones idiosincrásicas de los pacientes.
En este sentido, lo que se pretende es que tras la reestructuración, la mejoría sintomatológica suponga una transformación firme y positiva en la vida de estas personas. En este sentido, la identificación de los DCA se hace fundamental al aplicar la terapia cognitivo-conductual, porque es la que cuenta con un mayor respaldo científico en el tratamiento de estos trastornos (Fonseca, 2021).
«La comprensión de las DCA entre otros beneficios posee alcances clínicos que contienen florecimientos en la comprensión de la naturaleza del trastorno y su tratamiento».
-Analia Verónica Losada-
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Jáuregui, I. (2012). La distorsión cognitiva fusión pensamiento-forma en los trastornos de la conducta alimentaria.
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American Psychiatric Association. (2014). DSM-5. Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5: DSM-5®. Spanish Edition of the Desk Reference to the Diagnostic Criteria From DSM-5® (1.a ed.). Editorial Médica Panamericana.
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Belloch, A. (2023). Manual de psicopatología, vol II.
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Carrobles, J. A. S. (2014). Manual de psicopatología y trastornos psicológicos (2a). Ediciones Pirámide.
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Carral, L. (2016). Sesgos cognitivos en los trastornos de la conducta alimentaria: un estudio de casos y controles.
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Pedrero, F. E. (2021). Manual de tratamientos psicológicos: Infancia y adolescencia (Psicología) (1.a ed.). Ediciones Pirámide.