Diferencias entre timidez y mutismo selectivo
Aunque reconocerlas puede resultar complicado para los ojos no expertos, en la práctica existen varias diferencias entre la timidez y el mutismo selectivo. Saber cuándo se trata de un caso u otro es muy importante, ya que las opciones de tratamiento varían según el caso. Hoy repasamos algunos criterios que permiten distinguir ambos fenómenos en los más pequeños.
La mayoría de los niños desarrollan inconvenientes al momento de establecer relaciones interpersonales, hablar en público y sentir confianza ante los extraños. Esto se considera normal. Con el tiempo casi todos ellos superan estos comportamientos, y lo hacen en la medida en la que se exponen a situaciones sociales (como ir a la escuela, por ejemplo). Veamos las principales diferencias entre timidez y mutismo selectivo.
5 diferencias entre timidez y mutismo selectivo
De manera informal los comportamientos retraídos suelen catalogarse de manera inmediata como timidez. Aunque es verdad que estadísticamente la timidez es mucho más común, lo cierto es que millones de pacientes en todo el mundo padecen de mutismo selectivo. Veamos cinco diferencias que son útiles para distinguirlos como fenómenos diferentes.
1. Restricción de la comunicación a situaciones específicas
Tal y como indican los especialistas, el mutismo selectivo se caracteriza por la ausencia total del habla en situaciones sociales específicas, mientras que esta parece ser normal en otras situaciones (en contextos familiares, por ejemplo). El mutismo selectivo está restringido solo a momentos específicos, y la mayoría del tiempo se manifiesta en el entorno escolar.
La timidez no es tan restrictiva al momento de manifestar las restricciones comunicativas. Aunque es verdad que los investigadores destacan que la timidez suele empeorar en contextos más sociales, la línea divisoria no es tan pronunciada como en el caso del mutismo selectivo. Un niño con mutismo selectivo se retraerá por completo en situaciones sociales, mientras el retraimiento será mucho menor en los tímidos.
2. Grado de adaptabilidad con el tiempo
La timidez es una reacción natural de la mayoría de los niños. Esta suele reducirse a medida que el pequeño se expone a contextos sociales. Esto es, a medida que interactúa con otros pequeños en la escuela y con otros desconocidos su timidez se minimiza. No sucede esto en el mutismo selectivo. Los expertos lo catalogan como un trastorno psiquiátrico persistente, uno que no se reduce con el paso del tiempo.
De hecho, y en ausencia de tratamiento, el mutismo suele empeorar. Es por esta razón que adolescentes y adultos también lo pueden manifestar. Como es de esperar, esto interfiere en los logros académicos, profesionales y personales. La detección temprana del trastorno es muy importante para evitar estas complicaciones.
3. Otros síntomas que acompañan al fenómeno
El mutismo selectivo es un trastorno muy heterogéneo. A pesar de ello, los pequeños que lo desarrollan no solo manifiestan una restricción al momento de hablar en contextos específicos. Casi todos desarrollan además aislamiento social, retraimiento, rabietas, desobediencia, trastornos de ansiedad, problemas del habla y del lenguaje, trastornos del desarrollo y otras.
De hecho, en sus inicios se consideraba al mutismo selectivo un síntoma de trastornos de ansiedad, y también de los trastornos del desarrollo. Muchos lo asociaban (y lo siguen asociando) con los trastornos del espectro autista (TEA) y con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Los niños tímidos no siempre manifiestan todo esto, de manera que es otra de las diferencias entre el mutismo selectivo y la timidez.
4. Diferentes manifestaciones prácticas
La timidez suele variar en cuanto al grado en el que se manifiesta. La intensidad no es la misma en todos los pequeños; de manera que puede ser leve, moderada o grave. Dados los patrones que acompañan al mutismo selectivo, los investigadores diferencian varios subtipos. Destacamos cinco de los más importantes:
- Global: menor deterioro general y académico.
- De bajo funcionamiento: problemas académicos, problemas sensoriales y ejecutivos y psicopatología familiar.
- Sensorial/patología: retrasos en las habilidades motoras, comportamiento de oposición y labilidad, trastorno de integración sensorial y otros.
- De ansiedad/lenguaje: ansiedad y trastornos del habla y del lenguaje.
- Emocional/conductual: dificultades en el funcionamiento ejecutivo, comportamiento de oposición y lábil.
En este sentido, el mutismo selectivo es un fenómeno mucho más complejo; tanto que se puede catalogar en varios subtipos bien diferenciados. No sucede así con la timidez, la cual en líneas generales solo tiende a variar en cuanto a intensidad. Como curiosidad, tanto el mutismo selectivo como la timidez son más frecuentes en las mujeres.
5. Clasificación por parte de los expertos
Otra de las diferencias entre el mutismo selectivo y la timidez la encontramos en las clasificaciones de los expertos. La timidez no es un trastorno, el mutismo selectivo sí lo es. El mutismo selectivo se describe en la última edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Americana de Psicología (APA). Se cataloga como un trastorno infantil, algo que no sucede con la timidez.
La timidez es más una emoción o un sentimiento en lugar de una enfermedad o trastorno. Todos experimentan timidez en mayor o menor medida, todo depende del contexto en el cual una persona tenga que desenvolverse. Dado que los pequeños recién están explorando sus habilidades sociales es natural que su grado de timidez sea mayor o en todo caso notorio.
Solo un profesional cualificado puede determinar cuándo un niño, un adolescente o un adulto padece de mutismo selectivo. Por tanto, no dudes en consultar con un profesional en caso de que tengas dudas al respecto. Los criterios señalados son útiles para cuestionarse el posible diagnóstico, aunque la última palabra la tendrá el profesional.
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