La adicción a la pornografía: lo que debes saber

La adicción a las películas para adultos es un fenómeno muy real. Veamos qué dicen los expertos y algunas reflexiones.
La adicción a la pornografía: lo que debes saber
Laura Ruiz Mitjana

Revisado y aprobado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 29 septiembre, 2022

De acuerdo con estimaciones recientes casi el 80 % de las personas (hombres y mujeres) ven pornografía de forma recurrente. Internet ha facilitado su acceso, tanto que solo bastan unas cuantas pulsaciones en la pantalla para acceder a un catálogo de películas. A veces la frecuencia con la cual se accede a ellas alcanza límites patológicos, tanto que existe un término para ello: adicción a la pornografía.

Esta condición no es un diagnóstico médico. No se recoge en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA), tampoco en la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS). De hecho, algunos autores prefieren hablar de uso problemático de la pornografía. Te enseñamos consecuencias y tratamiento.

Consecuencias de la adicción a la pornografía

Las consecuencias del consumo de pornografía son tanto positivas como negativas. Positivas en el orden de que median en la autonomía sexual, el autoconocimiento, la exploración de la identidad sexual y el empoderamiento (entre otras cosas).

Entre sus aspectos negativos destacamos conductas sexuales de alto riesgo, mayor número de parejas sexuales, permisividad sexual, relaciones sexuales extramatrimoniales y pagar por tener relaciones sexuales.

Lo anterior cuando la visualización de las películas para adultos no alcanza límites patológicos. La línea es muy fina, pero básicamente cuando el consumo de este tipo de producciones está afectando el bienestar se considera una adicción. Esto es, cuando está impactando el rendimiento laboral, las relaciones interpersonales y la personalidad. Veamos algunos indicios comunes de las adicción a la pornografía:

  • Ocultar los hábitos a la pareja, los amigos o los familiares.
  • Incapacidad para detener el consumo a pesar de haberlo intentado varias veces.
  • Visualización recurrente de materiales de este tipo (a menudo todos los días).
  • Ver las películas en momentos inapropiados (en el trabajo, en zonas públicas).
  • Apuesta por temáticas cada vez más extremas para poder alcanzar el placer.
  • Consumir películas para adultos de manera automática (como te cepillas los dientes o te bañas; esto es, como parte de tu rutina).
  • Uso de los materiales para contrarrestar situaciones específicas como la soledad, la tristeza, la ira y la ansiedad.

De acuerdo con la evidencia, hasta el 63,7 % y el 39,2 % de las mujeres tuvieron su primer encuentro con el contenido de este tipo entre los 9 y los 13 años. La edad se ha reducido cada vez más, ya que hasta hace un par de décadas el acceso se hacía a mediados de la adolescencia o al final de ella. Como ya hemos mencionado la facilidad de su acceso ha motivado el incremento de su uso.

Hay muchas formas en las que la adicción a la pornografía afecta a una persona. Lo hace en varios planos: personalmente, en sus relaciones de pareja y en la manera en que se relaciona con los demás. Te dejamos con cuatro consecuencias de la adicción a las películas para adultos y cómo estas impactan en el bienestar de una persona.

Disfunción sexual

La adicción a la pornografía y los problemas personales
Según la evidencia disponible, mientras mayor sea el grado de adicción a la pornografía mayor incidencia de problemas sexuales existirá.

Estudios recientes han relacionado los problemas en el funcionamiento sexual con el uso problemático de la pornografía. La principal secuela es la disfunción sexual. Este es un fenómeno muy complejo, uno que se manifiesta de la siguiente manera:

  • Trastornos del deseo/interés sexual (trastorno del deseo sexual hipoactivo y trastorno de aversión sexual).
  • Trastornos de la excitación (disfunción eréctil, ausencia de lubricación vaginal y trastorno de excitación genital persistente).
  • Trastornos del orgasmo (eyaculación precoz, eyaculación retardada, trastornos posorgásmicos y anorgasmia).
  • Trastornos del dolor (dispareunia y vaginismo).

Casi todos los episodios de este tipo se han incrementado en las últimas décadas, y aunque pueden tener otros catalizadores, el consumo patológico de la pornografía los ha incentivado. Como es de esperar todas estas secuelas impactan directamente en la calidad de las relaciones sociales, el bienestar de la relación de pareja, la autoestima y el bienestar en general.

Problemas financieros

Cuando se piensa en la adicción a la pornografía a menudo se hace ignorando sus consecuencias económicas. Ciertamente, no todos los que acceden a este contenido lo hacen de manera gratuita; ya que el sentimiento de exclusividad y de variedad lleva a muchos de ellos a pagar por los materiales.

El acceso a las plataformas, vídeos, imágenes y otros contenidos puede representar una carga económica significativa en el afectado.

Para entender qué tanto puede impactar en sus finanzas conviene contrastarlo con la carga económica de un ludópata, de una persona con trastorno por consumo de alcohol o de alguien con trastorno por abuso de sustancias. En todos estos casos los afectados destinan una buena parte de su dinero a la fuente de su adicción, algo que también sucede en muchos episodios de adicción a las películas para adultos.

Cambios en los patrones y hábitos sexuales

La adicción a la pornografía y su influencia en el sexo
Un exceso de influencia de los vídeos pornográficos tiende a provocar conductas sexuales que no siempre son aceptadas por la pareja.

El consumo prolongado de materiales de este tipo modifica el comportamiento que una persona manifiesta durante sus encuentros sexuales. Se desarrolla la tendencia de imitar lo que se ve en las películas, y se olvida que se trata de una producción dramatizada y ficticia.

En los hombres nace la inclinación a ser dominante, agresivo, autoritario y manipulador, mientras que las mujeres adquieren una actitud sumisa, complaciente y dócil.

También aumentan las probabilidades de desarrollar una parafilia; esto es, conductas sexuales que se alejan de las normativas. Cuando la pareja no se ajusta al comportamiento que se asume se genera frustración, desilusión, rechazo e incluso sentimientos de imponerlo por la fuerza.

De hecho, algunos autores han encontrado conductas violentas en los noviazgos incentivados por el consumo de películas particularmente violentas.

Trastornos emocionales y de la personalidad y problemas de identidad

Como cualquier otra adicción las personas se exponen a episodios de estrés, ansiedad y depresión al no poder contener su patología. También pueden manifestarse trastornos más severos, como por ejemplo trastornos de la personalidad (narcisista, pasivo-agresivo, por evitación, por dependencia y otros) y problemas de la identidad. Esto último es motivado por los estándares corporales de las películas.

En efecto, los cuerpos masculinos y femeninos de las películas para adultos se ajustan a un canon que no se corresponde con el estándar de la población que las ven. Las personas pueden desarrollar entonces incomodidad con sus propios cuerpos, lo cual incide en su capacidad para disfrutar del sexo, de encontrar pareja y de relacionarse con los demás.

¿Se puede tratar la adicción a la pornografía?

Por fortuna, existe evidencia de que la adicción a la pornografía es reversible. Los mecanismos bioquímicos, psicológicos y neurológicos que inciden de por medio no son permanentes, de modo que el problema se puede abordar desde diferentes flancos. Sin embargo, dado que no se trata de una adicción reconocida, no existe un tratamiento estándar para hacer frente a ella.

La terapia psicológica y la ingesta de ciertos fármacos se usan a menudo para tratar otro tipo de adicciones, de manera que serán el punto de partida en estos casos. El apoyo familiar, de la pareja y de los amigos es crucial para superar los episodios. Si crees que tienes una adicción a la pornografía no dudes en consultar con un profesional de la psicología.



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