Síndrome de boca ardiente: todo lo que debes saber
El síndrome de boca ardiente (BMS, por sus siglas en inglés) es el nombre con el cual se conoce a una condición que origina dolor orofacial crónico. El dolor puede desarrollarse repentinamente y ocurrir en cualquier parte de la boca sin que exista una causa aparente. A menudo se trata de una afección crónica, de manera que se suele postergar durante más de cuatro meses.
No se conocen bien las causas del síndrome de la boca ardiente, e incluso las propias características de la afección son muy irregulares. De acuerdo con algunas estimaciones, su prevalencia es menor al 1 %, y es mucho más común en las mujeres que en los hombres. A pesar del parcial desconocimiento hacia la condición recopilamos todo lo que los científicos saben sobre ella.
Causas del síndrome de boca ardiente
La etiología del síndrome de boca ardiente se mantiene como imprecisa. Es muy probable que sea multifactorial, de manera que el proceso pueden converger causas neuropsiquiátricas, endocrinas, inmunitarias, nutricionales, infecciosas e iatrogénicas. Curiosamente, los trastornos psiquiátricos son un factor de riesgo para el desarrollo del síndrome.
Como bien apuntan los expertos, el trastorno depresivo y el trastorno de ansiedad generalizada son algunos de los más comunes en los pacientes con el síndrome. De igual modo, existe evidencia de que la prevalencia de los trastornos de la personalidad son más comunes en quienes reportan esta condición. Otros investigadores alertan de una mayor incidencia de hipocondría y cancerofobia en estas personas en contraste con la población general.
A pesar de la evidencia presentada, es poco probable que los trastornos psiquiátricos preexistentes sean la causa específica del síndrome de la boca ardiente. Esta condición es mucho más común en mujeres, en particular en las perimenopáusicas. Debido a ello, los expertos han sugerido que la caída de los esteroides suprarrenales y gonadales neuroprotectores durante este periodo puede ser un catalizador. Como consecuencia, ocurre degeneración de las fibras nerviosas pequeñas de la mucosa oral.
Por último, se han señalado también causas alérgicas. Por ejemplo, la evidencia señala que algunos pacientes manifiestan alergia alimentaria; en particular a compuestos como el ácido sórbico, el ácido benzoico y el ácido nicotínico. Otros expertos indican que la alergia a los metales no es infrecuente en estos pacientes (hasta el 37 %). Los materiales alérgicos más comunes son sulfato de níquel hexahidratado, bálsamo de Perú, tiosulfato de sodio y oro.
El tabaquismo, la ingesta de algunos fármacos, las infecciones virales y bacterianas y las deficiencias nutricionales pueden ser algunos catalizadores. Dentro de la comunidad médica el síndrome de la boca ardiente permanece como idiopático. La causas no son del todo conocidas, lo que a su vez dificulta la prevención del síndrome.
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Síntomas del síndrome de boca ardiente
La manifestación clínica del síndrome es muy variable. De hecho, el propio paciente suele tener problemas para describir sus propios síntomas. En general, los signos se presentan durante un mínimo de tres meses de manera continua, y pueden postergarse de forma permanente o desarrollarse por medio de exacerbaciones. Te dejamos con algunas manifestaciones:
- Sensación de ardor en la lengua, el interior de las mejillas, en la parte posterior de la garganta, las encías y el paladar.
- Boca seca.
- Dolor en la cavidad bucal.
- Sensación metálico en la boca.
- Pérdida del gusto.
- Dificultad para tragar.
Los síntomas no se restringen solo a estos, debido a que como ya hemos advertido su manifestación es muy amplia. La intensidad de los signos también es variable, ya que pueden ser o muy leves o muy intensos. Pueden mejorar al comer o beber, y suelen ser más fuertes durante las horas de la noche.
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Opciones de tratamiento del síndrome de boca ardiente
Dado que no se conocen las causas del síndrome de la boca ardiente, no hay un gold standard al momento de tratarlo. Los especialistas concuerdan en que se requiere un enfoque sistemático e interdisciplinario, y se debe tener en cuenta que la efectividad de las terapias suele ser leve e incluso temporal. El tratamiento se elige de manera individual, y se hace con base en el proceso diagnóstico.
En efecto, si se encuentra un posible desencadenante de la condición se optará por tratarla directamente. Por ejemplo, combatir las deficiencias nutricionales, dejar de fumar, revertir los procesos infecciosos y tratar los trastornos psiquiátricos subyacentes. Los medicamentos tópicos y sistémicos se pueden considerar, aunque siempre bajo la supervisión de un profesional.
En el caso particular de las mujeres, la terapia de reemplazo hormonal puede ser una alternativa. Reducir la ingesta de algunos alimentos, beber abundante líquido y reducir los episodios de estrés también puede formar parte del tratamiento. Si te has sentido identificado/a con la descripción y los síntomas del síndrome busca asistencia médica. No te automediques, ya que en algunos contextos hacerlo puede empeorar su manifestación.
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