Cómo prevenir la cistitis

La cistitis infecciosa es un cuadro muy común en las mujeres. En estas líneas te mostramos cómo evitar su aparición, pues el mejor tratamiento siempre es la prevención.
Cómo prevenir la cistitis
Samuel Antonio Sánchez Amador

Revisado y aprobado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador.

Última actualización: 14 octubre, 2021

La cistitis es un cuadro clínico bastante común en la población femenina. El 10 % de las mujeres entre los 16 y los 35 años presentan una infección del tracto urinario (UTI) cada año y la probabilidad de desarrollarla a lo largo de la vida de una persona del género femenino es de hasta un 60 %. Con estas cifras se evidencia la necesidad de prevenir la cistitis en la población adulta.

La inflamación de la vejiga es un cuadro que suele ser de naturaleza infecciosa, pero a veces ocurre por ciertos tratamientos (radioterapia y medicamentos) o hábitos de higiene personal y prevención del embarazo (geles espermicidas, ciertas fragancias y cremas vaginales). Sigue leyendo si quieres saber cómo prevenir este molesto cuadro.

¿Qué es la cistitis?

Antes de abordar la prevención de cualquier condición es de interés aprender sobre ella a nivel etiológico. Tal y como indica el Instituto Nacional del Cáncer (NCI), la cistitis es una inflamación del revestimiento de la vejiga urinaria, con infección o sin ella. Puede tener distintas causas, si bien en la mayoría de ocasiones las bacterias Gram negativas son las principales sospechosas.

Cuando la cistitis es causada por una bacteria se engloba en el grupo de infecciones del tracto urinario (UTIs por su traducción al inglés). De todas formas, la inflamación vesical también puede encontrar su causa en un tratamiento agresivo con radioterapia, la aplicación de compuestos tóxicos sobre la mucosa vesical, las metaplasias epiteliales y muchas condiciones más.

Síntomas de la cistitis

Para prevenir la cistitis hay que conocer la patología de forma general
Los síntomas de la cistitis son evidentes, ya que se manifiestan directamente a la hora de orinar. En ocasiones, pueden producirse manifestaciones generales, como la fiebre leve.

Prevenir una enfermedad siempre pasa por la descripción de sus síntomas, ya que a veces se puede cortar de raíz la progresión patológica si se detectan los primeros signos clínicos con frecuencia. La sintomatología de la cistitis pasa por los siguientes puntos:

  1. Necesidad persistente de orinar.
  2. Aumento de la necesidad de miccionar por la noche (nicturia).
  3. Aumento del volumen de las micciones (poliuria).
  4. Sensación de ardor y escozor al momento de orinar (disuria).
  5. Sangre en la orina (hematuria).
  6. Orina turbia y con un olor muy fuerte.
  7. Malestar y dolor a nivel pélvico.
  8. Dificultad a la hora de orinar.
  9. Fiebre baja.

Tal y como indica la Universidad Clínica Navarra (CUN), la cistitis casi nunca se presenta con un cuadro de fiebre alta. Si este es el caso, lo más probable es que otro órgano haya sido infectado con las bacterias causantes de la inflamación vesical. En caso de que los afectados sean los riñones el cuadro recibe el nombre de pielonefritis aguda.

¿Quién se ve más afectado por este cuadro clínico?

Según investigaciones científicas, aproximadamente 1/3 de las mujeres del mundo habrán padecido una UTI a los 24 años, mientras que esta cifra aumenta al 50 % a los 32 años. La incidencia anual se coloca en el 12 % de las habitantes del género femenino cada año en cualquier lugar, un valor muchísimo más alto que el reportado en la población masculina.

La cistitis normalmente ocurre por una infección por bacterias provenientes del tracto gastrointestinal (Escherichia coli en el 95 % de los casos). Esto es muchísimo más común en el género femenino, pues el ano y la vagina están en estrecho contacto a nivel anatómico. Los hombres se ven protegidos por una uretra mucho más larga, un entorno periuretral seco y la secreción de antibacterianos en el fluido prostático.

A pesar de este motivo, las cistitis no complicadas también pueden aparecer con cierta asiduidad en varones entre los 15 y los 50 años de edad, sobre todo en aquellos activos sexualmente.

¿Cómo prevenir la cistitis?

Ahora ya sabes qué es la cistitis, los síntomas más importantes y el sector poblacional más proclive a padecerla. En las siguientes líneas te mostramos cómo prevenir la cistitis en detalle con una serie de consejos e indicaciones médicas. ¡No te lo pierdas!

1. Bebe muchos líquidos, especialmente agua

Tal y como indican estudios recogidos por la Clínica Mayo, las mujeres que beben 1,5 litros de agua adicionales a la media (unos 2 litros) cada día son mucho menos susceptibles de presentar infecciones del tracto urinario (incluida la cistitis). Vamos más allá, pues la misma fuente estima que el 50 % de UTIS leves se pueden tratar solo bebiendo cantidades altas de agua. 

Este remedio casero tiene todo el sentido del mundo. Cuanto más líquido poco concentrado se libere en el entorno urinario, más bacterias se verán arrastradas y se excretarán de forma pasiva. Dicho de otro modo: si una persona orina mucho, es más fácil que se deshaga de una infección leve en menos tiempo.

Además de beber agua, la Clínica Mayo recomienda consumir jugos un poco ácidos, como pueden ser los batidos naturales de arándanos. Los resultados científicos no son concluyentes en este frente, pero nunca viene mal probar zumos naturales junto con el consumo de agua para dificultar el crecimiento bacteriano en el entorno vesical.

La orina concentrada es el medio de cultivo perfecto para las bacterias patógenas. Bebe mucha agua y ve al baño con asiduidad.

2. Orina con frecuencia

El pequeño tamaño de la vejiga de un niño recién nacido hace que este tenga necesidad de miccionar cada hora aproximadamente. Por otro lado, este compartimento almacena en un ser humano adulto unos 400-600 mililitros y tarda 8-9 horas en llenarse, a razón de unos 60 mililitros por hora.

La tasa media de orinado en adultos es de 3-4 veces cada 24 horas, aunque ciertas personas pueden tener la necesidad de hacer pis unas 7-8 veces al día sin ninguna patología previa. A pesar de que estés trabajando o que no puedas perder tiempo durante tu rutina, recuerda que debes miccionar cada vez que el cuerpo te lo pida.

Si no vacías la vejiga cada vez que lo necesitas, estás favoreciendo de forma indirecta la concentración de la orina y la deposición de bacterias en el tejido vesical.

3. Protégete durante la actividad sexual para prevenir la cistitis

Ponerse preservativo no solo previene a ambas partes de padecer infecciones del tracto urinario, sino que protege frente a condiciones más aparatosas (como el VIH o embarazos indeseados). Este consejo es especialmente aplicable en el género masculino, pues una de las pocas formas de contraer una UTI en varones es practicar sexo anal sin ningún tipo de protección.

Se recomienda miccionar después de la actividad sexual (sobre todo si la pareja no utiliza preservativo y prefiere el uso de anticonceptivos). Aunque esta medida no es infalible, ayuda tanto a hombres como a mujeres a deshacerse de los gérmenes que se han instaurado en la uretra tras la acción mecánica de la penetración.

Si el sexo no conlleva penetración no es necesario orinar tras el acto.

4. Limpia tu zona íntima siempre de delante hacia atrás

Esta forma de prevenir la cistitis se aplica solo al género femenino, pues como hemos dicho, en este género la uretra está muy cerca del ano. El patógeno principal que provoca la infección de la vejiga es E. coli, una bacteria residente del tracto gastrointestinal que se excreta con las heces. Con estos datos, la recomendación se cuenta por sí sola.

Al limpiarse de delante hacia atrás tras la defecación se evita que las bacterias sean arrastradas del entorno anal al vaginal. Esto previene que los microorganismos entren a la uretra y que, por ende, colonicen la vejiga. Como podrás imaginar, en hombres esta higienización no es tan necesaria, pues la uretra se encuentra muy alejada del ano.

5. No utilices productos de higiene íntima muy perfumados o agresivos

Mantener el pH adecuado en la zona vaginal es esencial, pues las bacterias que habitan en las cavidades genitales nos protegen de infecciones externas. Sin ir más lejos, las bacterias del género Lactobacillus secretan sustancias que mantienen el entorno vaginal ligeramente ácido e inhabitable para ciertos organismos (pH 4,5-5) e, incluso, compiten de forma activa contra los patógenos y evitan su fijación.

Si utilizas jabones y lociones muy perfumadas en el entorno vaginal seguramente estarás acabando con parte de las bacterias beneficiosas, ya que ciertos químicos modifican el pH superficial de los tejidos. Por esta razón, siempre se recomienda utilizar elementos específicos para la vagina sin olor y sin propiedades extremas.

La presencia de Lactobacillus acidophilus en la microbiota vaginal disminuye la probabilidad de fijación de patógenos como Candida albicans.

6. Dúchate en vez de bañarte para prevenir la cistitis

Se recomienda ducharse en vez de bañarse si eres susceptible a padecer infecciones del tracto urinario. El agua es un medio excelente para que las bacterias viajen del ano hasta la vagina, así que el consejo se cuenta por sí solo: si te mantienes sumergida por mucho tiempo en el agua del baño, estás favoreciendo de forma indirecta que los microorganismos viajen por el cuerpo.

Tal y como indican medios de comunicación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que una ducha no dure más de 5 minutos. Así, se consigue un uso sostenible del recurso hídrico y se evita el arrugado de la piel (entre otras muchas cosas).

7. Controla tu diabetes para prevenir la cistitis

Para prevenir la cistitis hay que controlar la glicemia
Los pacientes con diabetes mal controlada tienden a estar inmunosuprimidos, lo cual favorece la aparición de infecciones urinarias y sus complicaciones.

Tal y como indican fuentes ya citadas, las bacterias en la orina aparecen en el 26 % de las mujeres diabéticas en comparación con el 6 % en la población femenina general. Se ha confirmado de forma científica que las personas con diabetes de tipo 2 son más proclives a padecer UTIS recurrentes. Además, su pronóstico es bastante peor.

Por esta razón, se recomienda a las personas diabéticas que mantengan los niveles de glucosa en sangre siempre controlados. A veces se requiere la administración exógena de insulina, mientras que en otros casos basta con hacer ejercicio, realizar ciertos cambios claves en la dieta y tomar hipoglucemiantes orales.

8. Evita el uso del diafragma si te trae complicaciones

El diafragma es un dispositivo anticonceptivo que impide que los espermatozoides entren en el útero. Se trata de una pieza pequeña de silicona o de goma rodeada de un anillo flexible que cubre el tejido del cuello uterino. Se rocía de espermicida y solo se utiliza mientras se realizan relaciones sexuales (se retira de 6 a 24 horas después del acto).

El mayor problema del diafragma es el espermicida que debe aplicarse sobre él para maximizar su efectividad. Este gel puede dañar las células que recubren la vagina, lo cual reporta un mayor riesgo de sufrir una enfermedad de transmisión sexual (ETS), irritación vaginal e infecciones urinarias (entre ellas la cistitis).

Si asocias el uso del diafragma a la cistitis recurrente, lo mejor que puedes hacer es acudir a tu ginecólogo y discutir un posible método anticonceptivo más eficaz. El uso de preservativo por parte de la pareja o las pastillas anticonceptivas son algunas de las opciones.

Prevenir la cistitis es una cuestión de higiene y previsión

Este espacio ha ido enfocado a la prevención de la cistitis en el ámbito femenino, pues las mujeres son muchísimo más proclives a presentar este tipo de cuadros. La higienización adecuada del entorno vaginal es siempre el primer paso para evitar las UTIs, pero ciertos cambios en la rutina también protegen más a la mujer frente a este tipo de infecciones.

Beber mucha agua, miccionar después de tener relaciones sexuales, elegir el método anticonceptivo adecuado y utilizar siempre ropa limpia son algunas de las medidas que puedes tomar para evitar este tipo de cuadros clínicos tan molestos. En caso de que se te diagnostique uno de ellos, toma los antibióticos prescritos siguiendo las indicaciones del médico.




Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.