Hepatitis A en niños: lo que debes saber

La hepatitis A es una infección que afecta al hígado. Descubre cómo se manifiesta en los niños y qué hacer al respecto.
Hepatitis A en niños: lo que debes saber
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 24 noviembre, 2022

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2016 murieron en todo el mundo un promedio de 7134 personas por hepatitis A. Esto representa el 0,5 % de la mortalidad por hepatitis viral. La hepatitis A en los niños es muy común, tanto que en países de bajos o medios ingresos hasta el 90 % de los infantes manifiestan la infección antes de los 10 años.

En la mayoría de los casos la infección desaparece por sí sola, aunque algunos se llegan a complicar. Incluso estos son controlables, al menos cuando se busca asistencia sanitaria. Tal y como señala Johns Hopkins Medicine, es la más fácil de transmitir de todos los tipos de hepatitis, pero al mismo tiempo es la que tiene menos probabilidades de dañar al hígado.

Síntomas de la hepatitis A en niños

La hepatitis A en niños provoca dolor abdominal
El dolor abdominal es uno de los síntomas más representativos de la hepatitis A en niños.

El periodo de incubación del virus de la hepatitis A oscila entre 14 a 28 días. No todos los casos desarrollan síntomas visibles durante esta etapa, pero sí lo pueden hacer más adelante. Te dejamos con el cuadro clínico típico de hepatitis A en niños:

  • Naúseas.
  • Vómitos.
  • Anorexia.
  • Fiebre.
  • Malestar general.
  • Diarrea.
  • Pérdida de apetito.
  • Dolor abdominal.
  • Orina oscura.
  • Heces pálidas con apariencia arcillosa.
  • Prurito en la piel.
  • Ictericia.

De acuerdo con algunas estimaciones hasta el 82,1 % de los pacientes desarrollan fiebre, de manera que este es quizá el síntoma más característico. No todos manifiestan ictericia, y si lo hacen sucede luego de varias semanas (y no durante el periodo de incubación). La mayoría de los episodios son leves, tanto que los signos solo ocasionarán una pequeña incomodidad.

Los adultos suelen presentar un curso de la infección mucho más severa, de hecho las complicaciones son mucha más comunes en ellos. Antes de los 6 años los síntomas pueden no presentarse, de manera que la infección puede pasar desapercibida para los padres y el propio pequeño.

No son infrecuentes las recaídas, así que un episodio puede ir seguido de otro luego de la recuperación.

Causas de la hepatitis A en niños

La hepatitis A es causada por el virus de la hepatitis A (HAV, por sus siglas en inglés). Se trata de un pequeño virus de ARN monocatenario sin envoltura termoestable y resistente a los ácidos. El virus se replica en los hepatocitos (células del hígado) e interfiere con la función hepática. Esto ocasiona una respuesta inmunitaria que provoca la inflamación del hígado.

La transmisión predilecta del virus es por vía fecal-oral. Esto es, cuando el paciente toma agua o ingiere alimentos con partículas fecales de una persona infectada. Sucede principalmente cuando alguien prepara alimentos sin lavarse las manos.

Los brotes transmitidos por el agua no son tan infrecuentes, aunque se restringen casi siempre por aguas residuales contaminadas y aguas mal tratadas.

Una vez ingerido el virus se absorbe en el tracto gastrointestinal. Sus partículas se transportan a la membrana basolateral del hepatocito a través de la circulación portal. Luego de replicarse en el hígado se excreta en la bilis y se libera en las heces.

Los pacientes son más contagiosos 2 semanas antes al inicio de la ictericia. De igual manera, la mayoría de los pacientes no pueden infectar 1 semana después de este síntoma.

Otras vías de transmisión son el contacto cercano con una persona infectada, en principio por vía sexual.

Los especialistas consideran a las personas de alto riesgo aquellas que viajan desde países desarrollados de altos ingresos a zonas endémicas de África, Asia, América Central y América del Sur. En los niños la mayoría de los episodios ocurren por beber o comer alimentos contaminados con el virus.

Diagnóstico de la hepatitis A en niños

Como bien señalan los expertos, la hepatitis A en niños se detecta por medio de pruebas serológicas para detectar anticuerpos de inmunoglobulina (IgM) específicos del virus en la sangre.

Otras pruebas adicionales se concentran en detectar el ARN viral, en principio por medio de la polimerasa con transcriptasa inversa. También se puede optar por encontrar la inmunoglobulina G (IgG) anti-VHA.

La inmunoglobulina G (IgG) anti-VHA surge poco después de la infección y permanece en el organismo de por vida. Estos tres indicadores se usan como referencia para diagnosticar la hepatitis A en niños.

Es importante realizar las pruebas sanguíneas pertinentes, ya que los síntomas no son diferentes a otros tipos de hepatitis. Conocer con certeza qué tipo de hepatitis es fundamental para determinar el tratamiento y soslayar la evolución de los pacientes.

Opciones de tratamiento

La hepatitis A en niños puede prevenirse
Existe una vacuna disponible para prevenir en gran medida las complicaciones de la hepatitis A en niños.

No existe un tratamiento específico para hacer frente a la hepatitis A en los niños. Como ya hemos expuesto la mayoría de los casos son leves, de manera que desaparecen en un par de semanas por sí solos. Los síntomas específicos se pueden tratar individualmente de acuerdo con los criterios del especialista, y las complicaciones relacionadas con el daño hepático son muy raras.

Resulta imprescindible que el proceso sea mediado por un especialista de la salud, ya que la mayoría de los episodios no demandan la interacción de fármacos. De hecho, en muchos casos estos pueden resultar contraproducentes, como es el caso del acetaminofeno, el paracetamol y los medicamentos contra los vómitos. Durante el proceso de recuperación se debe tener en cuenta lo siguiente:

  • Evitar las actividades que demandan mucho esfuerzo.
  • Beber abundante líquido a lo largo de la jornada.
  • No exponerse al sol directamente o usar ropa muy ajustada (en caso de que se tenga prurito).
  • Alimentarse con varias comidas pequeñas en lugar de grandes (para reducir las náuseas y los vómitos).

Las personas que conviven con el niño deben lavarse las manos de forma regular, ya que su interacción con él puede derivar en procesos de infección en su círculo íntimo. El pronóstico es muy bueno, de manera que los padres no deben alarmarse luego del diagnóstico.

Los especialistas también recuerdan que la vacunación contra la hepatitis A se recomienda para todos los pequeños, un método preventivo para reducir las complicaciones todavía más.



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