Faringitis: todo lo que debes saber

La faringitis es una afección de la faringe producida por diferentes patógenos o agentes irritantes. Normalmente, no suele ser un problema de salud grave.
Faringitis: todo lo que debes saber

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 16 diciembre, 2020

La faringitis es una inflamación de la faringe que se suele desarrollar, normalmente, por una infección bacteriana o vírica. Otras veces, la infección no existe y simplemente la zona está irritada e inflamada debido a causas externas como el frío, el aire acondicionado, el humo del tabaco, etc.

La inflamación de la garganta no es nada inusual, al contrario, es una de las consultas más frecuentes en los centros de salud. En condiciones normales y, por lo tanto, en la mayoría de las ocasiones, la faringitis se cura en un máximo de 5 a 7 días sin complicaciones ni necesidad de tratamiento específico.

Esta afección inflamatoria a menudo se confunde con otras, como la amigdalitis. No obstante, a pesar de tener ambas una localización similar, la faringitis recibe su nombre por afectar a la zona de la faringe y la amigdalitis, a las amígdalas.

¿Qué es la faringe?

Para entender un poco mejor esta afección, es importante conocer mejor la estructura a la que afecta. En este sentido, la faringe es una estructura con forma de tubo que ayuda a respirar. Está situada en el cuello y rodeada por una membrana mucosa.

La faringe conecta la cavidad bucal y las fosas nasales con el esófago y la laringe, respectivamente. Por ella pasan tanto el aire como los alimentos, por lo que forma parte de los sistemas digestivo y respiratorio. En cuanto a su tamaño, en los humanos suele medir aproximadamente unos 13 cm.

Se puede dividir en tres partes:

  • Rinofaringe.
  • Orofaringe.
  • Laringofaringe.

¿Para qué sirve?

La faringe sirve para ayudar a diferentes procesos, tales como:

  • Deglución: consiste en el paso del bolo alimenticio desde la boca hacia el esófago.
  • Respiración: es el proceso fisiológico indispensable para la vida de los organismos, que consta de inspiración o inhalación y espiración. El aire pasa por la faringe y con esta cavidad también conecta con la boca. También puede pasar aire a través de esta, aunque no es lo más recomendable, ya que no filtra ni calienta el aire.
  • Fonación: es el trabajo muscular realizado para emitir sonidos inteligibles, es decir, para que exista la comunicación oral. Es el mayor resonador.
  • Audición: interviene en la audición, ya que la trompa auditiva está lateral a ella y se unen a través de la trompa de Eustaquio.
  • Otras funciones, tales como el olfato, la salivación o la masticación.

Causas de la faringitis

anginas

La mayoría de los dolores de garganta vienen provocados por virus que provocan resfriados comunes o a la gripe. En un menor número de casos, el dolor es debido a una infección bacteriana. Las enfermedades virales más comunes que pueden causar esta inflamación y, por lo tanto, dolor de garganta son:

  • Resfriado común.
  • Gripe.
  • Mononucleosis: infección viral que causa fiebre, dolor de garganta e inflamación de los ganglios linfáticos.
  • Sarampión: enfermedad altamente contagiosa causada por un virus.
  • Varicela.

Por otro lado, estas son las enfermedades bacterianas que pueden provocar faringitis:

  • Faringitis estreptocócica: es causada por la bacteria Streptococcus pyogenes o estreptococos del grupo A.
  • Tos ferina: infección del tracto respiratorio muy contagiosa.
  • Difteria: infección aguda provocada por la bacteria Corynebacterium diphtheriae.

Finalmente, como hemos mencionado, otras causas desencadenantes pueden ser las alergias (al moho, al polvo o al polen, entre otros), la sequedad y los elementos irritantes que se encuentran en el aire contaminado.

Síntomas de la faringitis

El primer y más característico síntoma de esta inflamación es el dolor de garganta, sobre todo al deglutir. Se puede irradiar al oído y aumentar con los movimientos del cuello. Suele ir acompañado de un cuadro febril. Los pacientes con faringitis tienen las paredes de la faringe muy enrojecidas y las amígdalas pueden estar aumentadas y con pus, por ello en muchas ocasiones se confunde con amigdalitis.

Podemos diferenciar dos tipos de faringitis, según la forma en la que comience a manifestarse la enfermedad:

Faringitis aguda

En este primer tipo, los síntomas comienzan de forma brusca y perduran varios días. Suelen deberse a causas víricas, aunque también se suelen asociar virus y bacterias. Dentro de este tipo, podemos diferenciar otros subtipos:

  • Difusa: normalmente, comienza como un resfriado común. Entre los síntomas típicos de este tipo se encuentran el escozor, el dolor al deglutir y dolor de oído.
  • Amigdalitis: las producidas por virus presentan coloración rojo intenso de la pared de la faringe, fiebre y dolor de garganta. Por otro lado, las que se deben a causas bacterianas, comienzan con una fiebre intensa y malestar general. Las amígdalas se encuentran inflamadas, de color rojo intenso y cubiertas por pústulas y un manto blanquecino de pus.
  • Edema de úvula o campanilla: aparece de manera súbita, normalmente relacionado con la ingesta de alimentos irritantes, o bien con determinados agentes alérgicos. La campanilla está inflamada, con una longitud mayor y de un tono brillante. Requiere un tratamiento inmediato, ya que puede llegar a producir asfixia.

Faringitis crónica

En este segundo tipo de faringitis, la infección permanece varias semanas. La pared de la faringe se ve de un color rojo-violáceo. Normalmente, se debe a diferentes agentes tóxicos como el tabaco o el alcohol.

Los factores ambientales, tales como la sequedad o la humedad muy intensa, también pueden ser causantes. Asimismo, otras enfermedades como, por ejemplo, el reflujo gástrico, la diabetes o las dislipemias, también pueden causar faringitis crónica.

En este sentido distinguimos dos subtipos de faringitis crónica:

  • Atrófica: la pared de la faringe presenta un grosor más fino, lo que produce escozor, dolor en la garganta y sensación de tener un cuerpo extraño.
  • Hipertrófica: en este otro subtipo, existe una inflamación de la mucosa faríngea. Además, el paciente sufre dolor de garganta y pérdida del apetito. Un síntoma muy característico es el dolor de garganta al ingerir líquidos que desaparece cuando el paciente ingiere alimentos.

Es importante tener en cuenta que los pacientes crónicos son propensos a desarrollar un carcinoma faríngeo, es decir, cáncer de faringe.

dolor de garganta

Complicaciones de la faringitis

A pesar de ser pocos los casos observados, si la faringitis no es tratada adecuadamente, con el paso del tiempo la infección puede extenderse y dar lugar a endocarditis y glomerulonefritis, requiriendo ingreso hospitalario. En el primer caso, el paciente sufre una infección de las válvulas y del tejido cardiaco. En el caso de la glomerulonefritis, el paciente tiene una infección renal.

Además, se pueden llegar a formar abscesos en la pared de la faringe, que son acumulaciones de pus alrededor de las amígdalas. En estos casos, se necesitará un tratamiento antibiótico y humidificación del ambiente.

Si no existe mejoría, se deberá llevar a cabo, mediante una intervención quirúrgica, la extirpación del absceso. No obstante, antes de llegar a este punto y para evitar complicaciones, es importante detectar los síntomas de la faringitis de manera precoz.

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¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico de la faringitis aguda se fundamenta en la historia clínica y en la exploración del paciente. La presentación más o menos súbita del cuadro y sus características como la fiebre, el malestar en general, mal aliento, etc., hacen sospechar de un cuadro de faringo-amigdalitis aguda.

A menudo, es útil realizar algunas pruebas adicionales de laboratorio, como:

  • Hemograma: es un recuentro sanguíneo, es decir, se evalúan los tres tipos de células que están presentes en la sangre: los glóbulos rojos, los blancos y las plaquetas.
  • Velocidad de sedimentación globular: es una medida indirecta del grado de inflamación presente en el organismo. La prueba mide la velocidad de caída o sedimentación de los glóbulos rojos de la sangre en un tubo de ensayo largo y estrecho.
  • Determinación del nivel de antiestreptolisisnas (ALSO): con este análisis, se detecta la presencia de una infección por la bacteria estreptococo del grupo A.

Cuando se sospecha de la infección por determinados microorganismos, se debe llevar a cabo un frotis faríngeo para cultivar el exudado de la faringe. Con esta prueba, se consigue determinar cuáles son los microorganismos responsables de la infección. Finalmente, si además se realiza un antibiograma, se podrá conocer la sensibilidad de dichos gérmenes al tratamiento, siendo este más eficaz.

Tratamiento

Acetilcisteína

Si el dolor de garganta está causado por una infección bacteriana, el especialista suele recetar un tratamiento antibiótico. Dentro de este tipo de medicamentos, el más utilizado es la penicilina por vía oral durante 10 días. Sin embargo, hay personas alérgicas a este principio activo que tendrán que recurrir a otras alternativas.

Es sumamente importante que el paciente cumpla de manera adecuada el tratamiento para que sea eficaz. Tiene que seguir estrictamente las indicaciones marcadas por su médico. Si no se sigue el tratamiento correctamente, se puede producir un empeoramiento o que la infección se extienda a las regiones colindantes.

En el caso de los niños, puede aumentar el riesgo de que sufran una fiebre reumática o la inflamación grave de los riñones, como hemos visto.

Por otro lado, en el caso de que la infección sea vírica, que es lo más habitual, el tratamiento es puramente sintomático. No están indicados los antibióticos; solo los analgésicos, como el paracetamol, para reducir el dolor y los AINEs, como el ibuprofeno, para ayudar a que la inflamación disminuya.

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Una medida importante en cualquier caso es tomar abundante líquido a temperatura ambiente para evitar la sequedad en la faringe.

Finalmente, si el origen son agentes irritantes, la primera medida será evitar el contacto con los mismos. Al igual que con la faringitis vírica, en este caso se tratan los síntomas sin el uso de fármacos antibióticos.

¿Se puede prevenir?

Para evitar esta molesta inflamación, deben evitarse, en primer lugar, los agentes que pueden lesionar la mucosa faríngea, tales como el alcohol o el tabaco. También es muy importante el control adecuado de las enfermedades que pueden favorecer su aparición, como las que hemos visto.

También se debe limitar el contacto con las secreciones faríngeas mediante el uso de guantes por parte del dentista, lavado de manos y evitando compartir tazas o utensilios para comer con personas enfermas.

Para prevenir los casos de faringitis irritativa por reflujo gastroesofágico, se deben tomar las siguientes medidas:

  • Evitar comidas copiosas y picantes.
  • No consumir menta ni chocolate.
  • Evitar el consumo de cafeína, bebidas gaseosas y alcohol.
  • Tratar de no tumbarse justo después de comer, esperar al menos 2 horas.
  • Elevar el cabecero unos 10 centímetros.



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