Botulismo: síntomas, causas y tratamiento

El botulismo es una infección bacteriana muy rara y mortal cuando no se trata a tiempo. La misma afecta tanto a los niños como a los adultos generando una parálisis muscular que puede afectar la respiración.
Botulismo: síntomas, causas y tratamiento

Última actualización: 28 marzo, 2021

Las bacterias cuentan con muchos mecanismos diferentes para producir enfermedades, desde la invasión a tejidos hasta la producción de toxinas. El botulismo es una enfermedad infecciosa producida por una toxina bacteriana, conoce cuáles son sus síntomas, causas y tratamientos a continuación.

El microorganismo productor de la toxina es una bacteria llamada Clostridium botulinum. La bacteria es capaz de producir 8 tipos de toxinas diferentes, siendo 5 de ellas capaces de afectar a los seres humanos. Las toxinas aisladas con mayor frecuencia en los pacientes son las tipo A, B y C; y en menor medida D y F.

En términos generales, el botulismo es una enfermedad paralizante debido a la acción de la toxina en la unión neuromuscular. La toxina bloquea de forma irreversible la liberación de un neurotransmisor llamado acetilcolina en los músculos esqueléticos impidiendo la contracción de los mismos.

¿Cuáles son las causas de la enfermedad?

El botulismo puede aparecer por el consumo de miel.
Debe tenerse especial precaución con los bebés y el consumo de miel.

Como ya se dijo con anterioridad, la principal causa de la patología es la toxina botulínica producida por la bacteria C. botulinum. Es importante destacar que la bacteria en cuestión se encuentra en múltiples superficies en forma de esporas, las cuales son muy resistentes a los cambios en la temperatura y a los medios con un pH superior a 4,6.

La bacteria tiene múltiples maneras de entrar al organismo, producir la toxina dentro de él y generar la afección. En este sentido, la enfermedad se ha dividido en tres formas diferentes las cuales son las siguientes:

Botulismo alimentario

Esta forma de la enfermedad afecta a los adultos en la mayoría de los casos los cuales ingieren la toxina preformada sobre los alimentos. El principal origen de esta enfermedad suelen ser los alimentos enlatados o fermentados en casa como las verduras, las frutas y el pescado.

La bacteria en cuestión pertenece al grupo de los anaerobios, los cuales son microorganismos que necesitan un ambiente con poco oxígeno para reproducirse y producir la toxina. De esta manera, la elaboración de conservas sin las debidas precauciones y el procesamiento inadecuado de alimentos proporcionan el ambiente ideal.

Por otro lado, existen casos de personas que han contraído botulismo alimentario al ingerir alimentos picantes, papas al horno envueltas en papel de aluminio y aceites infusionados con ajo.

Botulismo de la herida

Esta es una de las formas más raras de la enfermedad y ocurre cuando la bacteria ingresa al organismo a través de un herida abierta. En muchas ocasiones la lesión inicial puede pasar inadvertida, por lo que la infección se hace evidente cuando existe afectación sistémica.

Cualquier corte puede servir como puerta de entrada para el microorganismo, el cual producirá la toxina nociva al encontrarse dentro del cuerpo. Este tipo de botulismo es más frecuente en aquellas personas que utilizan drogas parenterales, sobre todo en los adictos a la heroína por las pobres condiciones de salubridad en las que se encuentran.

Botulismo del lactante

En este caso, el ingreso de la bacteria al cuerpo humano es muy similar al del botulismo alimentario, sin embargo, los afectados suelen ser niños menores de 6 meses. Estudios demuestran que esta es la forma de presentación más común de todas y la intensidad de los síntomas dependerá de la cantidad de esporas ingeridas.

Los niños mayores de 1 año poseen una microbiota intestinal madura, la cual impide la reproducción intestinal de C. botulinum. Sin embargo, los niños pequeños carecen de esta maduración, por lo que la bacteria se puede multiplicar en el tracto digestivo y producir la toxina que generará la enfermedad.

Las esporas de la bacteria pueden encontrarse en múltiples alimentos como las verduras, sin embargo, entre los orígenes más frecuentes destacan la miel y la exposición al suelo contaminado. Es importante destacar que esta forma de botulismo puede afectar a adultos con anomalías intestinales y se llamará botulismo intestinal.

Síntomas

Por fortuna, los síntomas presentados serán muy similares sin importar el tipo de botulismo que se padezca. En términos generales, los pacientes presentan una parálisis flácida descendente y progresiva. Las personas presentan dificultad para realizar la contracción muscular hasta desarrollar problemas respiratorios.

El tiempo de incubación desde que se ingieren las esporas o la toxina puede variar entre 0 y 12 días. A través de múltiples estudios se ha logrado establecer una pentada clásica para la enfermedad, aunque solo el 13 % de los pacientes presentan todos los síntomas, los cuales son los siguientes:

  • Sequedad en la boca.
  • Náuseas y vómitos.
  • Disfagia.
  • Visión doble.
  • Midriasis paralítica.

Por otro lado, también es frecuente que los pacientes con la infección presenten otros síntomas como dificultad respiratoria, ptosis palpebral, debilidad en las extremidades, mareos, estreñimiento y dolor abdominal.

Botulismo del lactante

Las manifestaciones físicas del botulismo pueden variar en los niños menores de 6 meses ya que el sistema nervioso y gastrointestinal aún no está del todo maduro. El tiempo de incubación también variará, por lo que los síntomas pueden iniciar entre las 18 y las 36 horas posteriores a la ingesta de las esporas.

En este sentido, entre los síntomas más frecuentes que presentan los lactantes destacan los siguientes:

  • Estreñimiento.
  • Pocos movimientos o movimientos flojos.
  • Llanto débil.
  • Irritabilidad.
  • Dificultad para succionar.
  • Parálisis.

¿Cómo se diagnostica la enfermedad?

El diagnóstico del botulismo es clínico en la mayoría de los casos. El médico indagará acerca del inicio de la sintomatología y de los alimentos consumidos. En los lactantes, es posible que el especialista pregunte acerca del consumo de miel. Múltiples estudios asocian el consumo de esta con un número importante de casos de botulismo del lactante.

Cuando del examen físico se trata, el especialista comprobará la debilidad muscular mediante diferentes técnicas de exploración semiológica. Además, también debe enfocarse en comprobar la existencia de párpados caídos y debilidad en la voz.

Los exámenes de sangre y de heces pueden ser de utilidad en la identificación de la toxina botulínica, confirmando así el diagnóstico. Sin embargo, los resultados suelen demorar varios días, por lo que el examen médico sigue siendo el principal método diagnóstico.

Tratamiento del botulismo

El botulismo tiene tratamiento.
Si el acceso al tratamiento es temprano, este puede ser muy efectivo.

El principal tratamiento de la enfermedad consiste en la administración temprana de antitoxina. Este compuesto se unirá a la toxina botulínica que circule por el torrente sanguíneo y evitará que se adhiera a las terminaciones nerviosas.

Los bebes son tratados con un tipo de antitoxina específica llamada inmunoglobulina botulínica, la cual emplea el uso de anticuerpos. Es importante destacar que la antitoxina no reparará el daño ocasionado, sin embargo, los nervios se regeneran por sí solos evitando así las secuelas.

El uso de antibióticos solo está recomendado en los casos de botulismo de la herida, ya que los mismos pueden acelerar la liberación de toxinas en las otras formas. Por último, las personas pueden necesitar múltiples terapias para recuperar ciertas funciones afectadas como la deglución y el habla.

Prevención

La prevención del botulismo se basa en las buenas prácticas en la preparación de los alimentos y en mantener unas medidas de higiene adecuadas. En este sentido, la ebullición puede destruir a las formas vegetativas de la bacteria e impedir la síntesis de la toxina en los alimentos.

El uso de sal y las condiciones ácidas del medio también son capaces de evitar la proliferación bacteriana. El proceso de pasteurización comercial no siempre es suficiente para destruir las esporas, por lo que se recomienda refrigerar los alimentos y no mantenerlos a temperatura ambiente.

Otra gran medida de prevención es no darle miel a los niños menores de 1 año, ya que esta puede contener una gran cantidad de esporas y el sistema digestivo de los niños no es capaz de destruirlas. En términos generales existen algunas claves para su prevención:

  • Mantener una higiene adecuada.
  • Separar los alimentos crudos de los cocidos.
  • Cocinar los alimentos en su totalidad.
  • Almacenar los productos a ingerir a temperaturas seguras.
  • Utilizar agua potable para cocinar.

Una toxina con algunas aplicaciones médicas

El botulismo es producto del efecto que genera la toxina botulínica en el organismo, esta es una enfermedad grave que puede llegar a ser mortal. No obstante, esta toxina tiene ciertas aplicaciones médicas en la prevención de arrugas faciales, también es útil en el tratamiento de los dolores de cabeza grave y de espasmos palpebrales.

Es importante recordar que se trata de un producto tóxico, por lo que se debe consultar con el médico antes de aplicar alguno de estos tratamientos. En el caso de los lactantes, los padres deben estar muy atentos antes la aparición de estreñimiento, sobre todo si se le ha dado miel al niño.



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