Los cambios en la piel a partir de los 50
A medida que envejecemos nuestros órganos cambian. De hecho, los cambios en la piel a partir de los 50 años se consideran el principal signo visible de envejecimiento (junto con el emblanquecimiento del cabello). Se trata de una consecuencia natural, una que puede ser mayor o menor de acuerdo con diferentes variables. La exposición al sol, la dieta poco saludable, los malos hábitos y los factores genéticos juegan de por medio.
La piel está compuesta de tres capas: la exterior (epidermis), la media (dermis) y la interior (subcutánea). Los cambios en la piel a partir de los 50 afectan a cada una de estas capas, y no solo la exterior. Dichos cambios exponen a las personas a lesiones de piel, disminución de la sensibilidad al tacto y a retrasos en la cicatrización. Veamos qué dicen los científicos.
Principales cambios en la piel a partir de los 50
Los cambios en la piel a partir de los 50 años se desarrollan de manera gradual. No es sino con el paso de los años que se perciben como evidentes, de manera que sus manifestaciones no ocurren, perceptiblemente, en cuestión de días.
La presencia de trastornos subyacentes puede acelerar el proceso. Ciertamente, las personas que padecen de diabetes, enfermedades del hígado, enfermedades cardíacas, enfermedades de los vasos sanguíneos, obesidad y estrés pueden manifestar cambios mucho mayores.
Al margen de todo esto, el principal catalizador del envejecimiento de la piel a partir de los 50 años es la exposición a la luz solar. De hecho, y como señalan los expertos, el fotoenvejecimiento puede adelantar la manifestación de los cambios en la piel producto de la edad. Con estas reflexiones como introducción te dejamos con los más comunes y sus características.
1. Piel seca con picazón
La piel reduce con el tiempo la producción de aceite a medida que envejece. Las glándulas sebáceas son las encargadas de hacerlo, y es lo que ayuda a que la piel se encuentre hidratada. La reducción del aceite es gradual, aunque en las mujeres se acelera inmediatamente después de la menopausia. En los hombres es mucho más lenta, puesto que no se manifiesta hasta después de los 70 años.
Esto se conoce como xeroderma o xerosis, y casi siempre se acompaña con picazón. La apariencia de la piel adquiere una textura escamosa ante la ausencia de hidratación.
Como bien señalan los investigadores esto aumenta las probabilidades de entrada de irritantes y alérgenos a través de la piel. A menudo es una condición que se ignora o que al menos no se le da la importancia que merece.
2. Arrugas en la superficie
Sin duda uno de los cambios en la piel a partir de los 50 años más temidos es la aparición de arrugas en la superficie. Los especialistas distinguen dos tipos: las arrugas finas (menos de 1 milímetro de ancho) y las arrugas gruesas (más de 1 milímetro de ancho). Se presentan en casi toda la superficie de la piel, aunque son más comunes en el rostro, las manos y los antebrazos.
3. Manchas de la edad
También se conocen como manchas hepáticas, lentigo senil o lentigo solar. Se tratan de lesiones pigmentadas de color marrón claro o negro de varios tamaños. Pueden ser de unos pocos milímetros o alcanzar varios centímetros, y son más frecuentes en la superficie de la piel que queda expuesta al sol regularmente (el rostro, los brazos y el cuello, por ejemplo).
Tal y como advierten los investigadores, su etiología aún no se conoce por completo, aunque se sabe que las células pigmentarias hiperactivas están detrás de ellas. En ocasiones las manchas de la edad pueden agruparse, lo que transmite la sensación de que es una mancha única o muy grande. Son más notorias en las personas con la piel muy blanca.
4. Adelgazamiento de la piel
Aunque el número de capas de células no cambia con el tiempo la primera capa de la piel (la epidermis) padece de un adelgazamiento. Como consecuencia el número de células que contienen pigmento se reduce, lo que da la sensación de una piel traslúcida, clara y pálida. Se trata de uno de los cambios en la piel a partir de los 50 más notorios, uno que es más frecuente en las mujeres.
Esto se debe a que buena parte de su manifestación tiene una base hormonal, de modo que producto de la menopausia las mujeres lo desarrollan con mayor intensidad. En estos casos, y siguiendo a la evidencia, la terapia de reemplazo hormonal puede ayudar a recuperar el grosor de la piel. Al ser la piel más delgada puede romperse con mayor facilidad frente a la fricción con los objetos.
5. Pérdida de grasa debajo de la piel
Tal y como señalan los investigadores, el espesor de la piel disminuye en promedio un 6,4 % por década. Buena parte de la reducción de este espesor tiene que ver con la pérdida de grasa que rodea a sus capas.
A medida que una persona envejece su masa muscular también disminuye, lo que tiene un impacto directo también en la apariencia de la piel después de los 50 años. Esta puede verse menos tersa, más maleable y suelta.
6. Desarrollo de tumores benignos
Este es el caso de las queratosis seborreicas. Los expertos concuerdan en que son el tumor benigno cutáneo más común en todo el mundo, y que su incidencia aumenta con la edad y la exposición al sol. Son más comunes en el rostro (en la frente, en particular) y en el tronco del cuerpo. Su tamaño varía, aunque en ningún caso superan los 4 centímetros.
7. Contusiones y cicatrización prolongada
Por último, y como bien nos recuerda el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, las contusiones y la cicatrización prolongada son una manifestación cutánea frecuente después de los 50 años.
La presencia de moretones ante golpes se maximiza, y las heridas pueden tardar hasta cuatro veces más en sanar. Como ya hemos advertido ciertas enfermedades subyacentes pueden potenciar este y otros cambios.
Todas estas consecuencias son naturales, y en la práctica puedes hacer muy poco para evitarlas. Reducir la exposición prolongada al sol, mantener una dieta saludable, beber abundante agua, hacer ejercicio regular y controlar las enfermedades diagnosticadas pueden hacer una gran diferencia. Si te preocupa alguna manifestación no dejes de consultar con un dermatólogo.
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