La teoría de la comparación social

Las personas tendemos a compararnos con quienes nos rodean en cuanto a opiniones, deseos, capacidades, destrezas y aptitudes. ¿Por qué? ¡En este artículo te lo contamos!
La teoría de la comparación social
Gorka Jiménez Pajares

Escrito y verificado por el psicólogo Gorka Jiménez Pajares.

Última actualización: 16 febrero, 2023

La comparación social es un hecho natural. Los seres humanos somos incapaces de resistirnos al impulso gravitacional que supone compararse con otras personas. Esto sucede porque somos organismos relacionales y gregarios. Las conductas de otras personas actúan de guías que asientan las bases para nuestra forma de percibir e interpretar el mundo.

En este sentido ¿qué partes de nuestro «yo» se nutren de las comparaciones sociales? Una de ellas es autoconcepto o el concepto que desarrollamos de nosotros mismos, y alude al número y tipo de roles que adquirimos y ejercemos a lo largo de nuestro recorrido vital. Así, estos roles se ponen de manifiesto en los grupos a los que pertenecemos.

No podríamos llegar a un conocimiento completo de cómo somos si no incluimos en el autoconcepto nuestra pertenecencia grupal.

– Elena Gaviria Stewart –

¿Qué es el autoconcepto?

La comparación social y la autoestima
El autoconcepto se construye de forma espontánea, pero es importante profundizar conscientemente en él para lograr una mayor inteligencia emocional.

¿Cuánto sabes de tí? ¿Quién eres? El autoconcepto se refiere al grado de información que poseemos sobre nosotros mismos.

Está formado por los roles que desempeñamos (padre, hijo, hermano, psicólogo, deportista, escritor), por los contextos en los que nos desarrollamos (casa, escuela, universidad, trabajo), por las actividades que realizamos (analítico, creativo, cuidadoso), por los rasgos que nos caracterizan (divertido, amable, responsable) y por el estado de ánimo que tenemos en cada situación.

El autoconcepto se refiere a la colección de habilidades, temperamentos, metas, valores y preferencias que distinguen a unas personas de otras.

– Elena Gaviria Stewart –

Existen distintas vías que nos permiten generar información sobre nosotros mismos. La primera consiste en sacar conclusiones sobre nuestras conductas. Según la teoría de la autopercepción de Bem construimos modelos mentales sobre cómo somos mediante atribuciones de nuestras conductas. Es decir, nos asignamos rasgos y etiquetas que explican las causas de nuestro comportamiento, por ejemplo: he aprobado este examen tan difícil porque soy inteligente.

El segundo camino que tomamos para conocernos más es a través de la comparación social. Nos comparamos en conductas, pero también en opiniones y en destrezas. Y lo hacemos con personas que pueden ser similares o distintas a nosotros, del mismo grupo o de un grupo social externo al que estamos habituados.

Toda persona tiene la necesidad de tener una imagen de sí misma que le permita ser única.

– Elena Gaviria Stewart –

¿Qué es la identidad?

La identidad es el resultado de un largo proceso de construcción que tiene su inicio en la infancia y dista de culminar en la vejez. Es el sumum de «lo personal». Se construye gracias a elementos, personas, ideas, valores, creencias con las que nos identificamos pero también con aquellas que distan de representarnos.

Supone poner un color sobre un lienzo blanco, que resalta e impacta a la vista. En nuestra identidad juegan un rol importante las personas que son significativas para nosotros, los roles que desempeñamos y las valoraciones que otros realizan sobre nosotros.

La identidad es, también, un conocimiento cuyo objetivo es describir a la persona a la vez que considera a otras personas y otros grupos con los que nos identificamos. Es el resultado de nuestras relaciones y de las reacciones y pensamientos que sostenemos en referencia a ellas. Pero también son las creencias y las valoraciones que los demás nos transmiten, es decir, lo que piensan los demás que somos.

La identidad puede ser personal cuando alude a los rasgos que recoge el autoconcepto (admiro a Pollock, me gusta el rap), pero también puede ser social. La identidad social hace referencia a los rasgos que atribuimos a las relaciones con los demás. Surge del contacto con otras personas, por ejemplo: soy el novio de Julen o soy más sociable que Paula pero menos que Andrés.

La identidad social es la parte del autoconcepto individual que deriva del conocimiento de la pertenencia a un grupo social (o grupos sociales) junto con el significado emocional y valorativo que conlleva dicha pertenencia.

– Elena Gaviria Stewart –

La comparación social

La teoría de la comparación social nace en 1954 de la mano del prestigioso experto en psicología social Leon Festinger. Se focaliza en cómo aprendemos sobre nosotros mismos a través de la comparación con otras personas a nivel interindividual (yo respecto de otro sujeto) pero también intergrupal (el grupo del que formo parte respecto de otro grupo diferente).

Un efecto curioso de la comparación social es el de «brillar con la gloria ajena» que para Elena Gaviria consiste en «la tendencia a aliarse o fortalecer la alianza con personas o grupos deseables por algún motivo (generalmente porque han tenido éxito) para mejorar la impresión que los demás tienen de uno mismo».

De alguna manera existe en nuestro interior un motor que nos impele a obtener autoevaluaciones precisas. Para conseguirlo, nos ponemos ante el espejo que suponen los demás y nos comparamos en cuanto a nuestras creencias, opiones y habilidades.

El objetivo es doble, por un lado la reducción de la incertidumbre que puede suponer carecer de autonococimiento en algún aspecto y, por el otro, aumentar la precisión con la que nos definimos.

La hipótesis de la similitud

La comparación social puede afectar de varias maneras
Son muchas las situaciones de la vida cotidiana en las que la comparación se hace presente, ya sea de forma positiva o negativa.

Para Festinger, nos es más cómodo compararnos con otras personas que sean parecidas a nosotros, porque conectamos más. En concreto, lo hacemos en diferentes ámbitos:

  • En lo que respecta a las capacidades y habilidades tendemos a compararnos con quienes consideramos que son más hábiles que nosotros. Esto ocurre porque nos guía el deseo de mejorar, de crecer y de potenciar nuestras aptitudes.
  • En cuanto a las opiniones, tenemos preferencia por las personas que piensan distinto a nosotros. ¿Por qué? La razón podemos encontrarla en que si, a pesar de pensar distinto a nosotros terminan coincidiendo con nuestras opiniones, esto nos hará autoafirmarnos en nuestras posturas. Si por el contrario el entendimiento nunca llega, desarrollaremos una posición más hostil.
  • En lo que respecta a las situaciones de malestar, manifestamos una tendencia a compararnos con personas que están transitando por situaciones similares a las nuestras. La capacidad de empatía es un potente vehículo que nos permite liberar tensión y es por ello que buscamos compararnos con aquellas personas con las que empatizamos.
  • Respecto del estado de ánimo, las personas con bajo estado emocional pueden potenciarlo y mejorarlo a través de la comparación social con personas que se encuentran en situaciones similares o peores.

Como hemos visto, la teoría de la comparación de Festinger se relaciona intensamente con dos conceptos clave en la psicología social: el concepto que poseemos sobre nosotros mismos y la identidad.

La comparación social se constituye, de esta forma, en una vía que nutre y proporciona riqueza al conocimiento que tenemos de nosotros mismos pero también de quienes nos rodean.



  • Elena, G. S. (2023). INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL 3a Edición. Editorial Sanz y Torres, S.L.
  • Castillo, J. A., García-Castillo, F., Dias, P. C., & Castillo-López, Á. G. D. (2021). La teoría de la comparación social como promotora de las conductas de salud: una aproximación teórica. Health and Addictions/Salud y Drogas, 21(2), 149-163.
  • Gómez-Jacinto, L. (2005). Comparación social y autoevaluación desde un enfoque evolucionista. Escritos de Psicología-Psychological Writings, 1(7), 2-14.
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  • Festinger, L. (1954). A theory of social comparison processes. Human relations, 7(2), 117-140.
  • Giménez, G. (2007). La identidad social o el retorno del sujeto en sociología. Versión. Estudios de Comunicación y Política, (2), 183-205.

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