Lo que dice la ciencia de las personas con psicopatía
En contra de su importancia histórica y del uso que se le hace de manera popular, la psicopatía no es una categoría diagnóstica en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales en su quinta edición (DSM-V). Sí lo hizo en las dos primeras, aunque a partir de la tercera se sustituyó por el trastorno de personalidad antisocial. Veamos qué dice la ciencia sobre las personas con psicopatía.
Desde hace décadas existen discrepancias al momento de definir los rasgos de la psicopatía. Tradicionalmente se ha asociado con los entornos criminales y a personas que padecen un trastorno de la salud mental subyacente. No existe una definición unitaria sobre qué es la psicopatía, aunque hoy indagaremos en lo que los científicos saben de ella.
Esto dice la ciencia sobre la psicopatía
El término psicopatía se utiliza para aludir a los rasgos de personalidad que se caracterizan por respuestas emocionales superficiales, falta de empatía, impulsividad y una mayor probabilidad de comportamiento antisocial. De acuerdo con algunas estimaciones hasta el 4,5 % de la población manifiesta rasgos de la personalidad psicópata.
La Asociación Estadounidense de Psicología (APA) nos recuerda que es muy común desarrollar tendencias psicopáticas, aunque no se trate de la condición en sí misma. De esta manera, hasta el 30 % de la población general manifiesta empatía reducida, una autoestima elevada y comportamientos de alto riesgo.
El comportamiento psicopático varía mucho de una persona a otra, tanto en intensidad como en los propios rasgos. Repasamos algunas de sus características:
- Falta de empatía hacia los demás.
- Tendencia a manipular o engañar (como a través del gaslighting).
- Ausencia de remordimiento.
- Actitudes narcisistas.
- Insensibilidad y falta de emociones hacia sucesos que deberían despertarlas.
- Tendencia a desarrollar comportamientos antisociales.
- Reconocimiento reducido de las emociones faciales en los demás.
- Dificultad en la toma de decisiones basadas en el refuerzo.
- Alteraciones del juicio moral (transgresiones que implican el daño a otra persona).
Por otro lado, las personas con rasgos de psicopatía o directamente psicópatas desarrollan un encanto natural. Son agradables ante el trato social, conversadores, carismáticos, divertidos e incluso amables.
Este rasgo es solo superficial, ya que no se mantiene durante mucho tiempo. También pueden desarrollar una tendencia a los comportamientos compulsivos, la mentira patológica, la prepotencia, el estilo de vida parasitario (dependen de alguien más para vivir), comportamientos sexuales promiscuos y falta de objetivos en la vida.
Enfatizamos de nuevo que se distinguen los rasgos de la personalidad psicópata y el trastorno o la condición propiamente dicho. Muchas personas pueden manifestar los rasgos que hemos mencionado sin ser psicópatas, y el hecho de sí serlo no implica una tendencia a cometer delitos sexuales o asesinatos (como frecuentemente vemos en televisión).
De acuerdo con los investigadores, los rasgos psicopáticos, en particular los de tipo emocional, son relativamente estables desde la infancia hasta la edad adulta. Es por esta razón que las señales se manifiestan en la infancia y se acentúan a principios de la adolescencia.
En esta última etapa la persona amplía su círculo social y consolida sus relaciones interpersonales, de manera que los rasgos se solidificarán durante o después de la pubertad.
¿Cuáles con las causas de la psicopatía según la ciencia?
La ciencia ha discutido arduamente sobre las causas de la psicopatía. Hasta el momento no existe un consenso entre los investigadores, pero se cree que sus desencadenantes son multifactoriales.
Un trabajo publicado en Personality Neuroscience en 2019 encontró que las diferencias genéticas y neurobiológicas son la base de la psicopatía, al término que las experiencias de vida solo influyen en las características psicopáticas expresadas y su gravedad.
En este sentido, la predisposición genética y el entorno donde se desenvuelve el individuo son los desencadenantes del trastorno. Con base en esto, algunos expertos e investigadores avalan el uso de los términos psicopatía primaria y psicopatía secundaria.
En el primer caso se utiliza para aludir al comportamiento causado por déficits biológicos, en el segundo caso para diversas formas de desventaja social.
La noción actual dicta entonces que los individuos psicópatas heredan una base genética que se traduce en un funcionamiento cerebral alterado y una reactividad fisiológica. Junto con ciertos desencadenantes o influencias ambientales, esta base genética da forma a su comportamiento en la infancia.
El abuso infantil, el maltrato infantil, la educación, los traumas de la infancia y otros episodios de adversidad son los componentes ambientales que median en su desarrollo.
Psicopatía vs. sociopatía
Muchas veces los términos psicopatía y sociopatía se utilizan como sinónimos. Al igual que sucede con la psicopatía, la sociopatía no se incluye en el DSM-V. Sus rasgos no se describen en ningún manual de diagnóstico oficial, aunque de manera clínica la sociopatía alude a las personas que padecen el trastorno de personalidad antisocial (ASPD, por sus siglas en inglés).
El ASPD es un trastorno disfuncional que se caracteriza por la prevalencia de comportamiento delictivo, criminal y de explotación social. El desprecio y la violación de la integridad de los demás son manifestaciones comunes del trastorno.
Por tanto, la sociopatía es el término popular para hacer referencia al ASPD, mientras que por el momento la psicopatía se cataloga como un rasgo de las personalidad con una alteración negativa en la empatía y las emociones.
¿Existe un tratamiento para la psicopatía?
No existe un tratamiento estandarizado para abordar la psicopatía. El tema es incluso de debate, ya que encontramos quienes afirman que los intentos son vanos hasta aquellos que postulan que se pueden obtener mejorías. La evidencia indica que el principal obstáculo para hacer frente a la psicopatía es que los sujetos con los rasgos no piensan que tienen algo malo.
Por esta razón, el porcentaje de ellos que busca ayuda profesional es muy bajo, e incluso las tasas de abandono entre quienes sí lo hacen es muy alta. Dado el grado de neuroplasticidad y las variables sociales que entran en juego, el tratamiento es más exitoso cuando se aplica a niños o a jóvenes en plena pubertad.
Los rasgos son fáciles de identificar, de manera que al detectarlos se debe apelar por la mediación de un profesional de la psicología para considerar la hoja de ruta de acción.
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