Por qué nuestros antepasados tenían el cerebro más grande

El cerebro humano ha atravesado por diferentes procesos de evolución para alcanzar su complejidad actual. En el camino, en concreto desde hace 3000 años, su tamaño ha disminuido. Veamos las razones.
Por qué nuestros antepasados tenían el cerebro más grande
Laura Ruiz Mitjana

Revisado y aprobado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 04 diciembre, 2022

El cerebro humano sigue siendo objeto de gran fascinación por parte de los científicos. Muchas cosas alrededor de él siguen siendo un enigma, como por ejemplo la consciencia, y otras se reinterpretan con base en los hallazgos actuales. Hoy te enseñamos por qué nuestros antepasados tenían el cerebro más grande según nuevos estudios al respecto.

Evolución y tamaño del cerebro de los primeros humanos

De acuerdo con los investigadores, tres características definen a los cerebros humanos de los primeros monos y ancestros de los simios:

  1. El cerebro humano ha aumentado de tamaño de manera importante. Especialmente, lo ha hecho en la cantidad de neocórtex (llegó a constituir el 80% del cerebro humano).
  2. Algunas secciones de la neocorteza se han agrandado significativamente en relación con otras, sobre todo la corteza prefrontal, insular, parietal posterior y temporal (se sabe que estas continúan desarrollándose durante la etapa posnatal).
  3. Las divisiones funcionales fundamentales de la corteza aumentaron de manera considerada con la evolución de los cerebros humanos (los primeros mamíferos tenían unas 20 áreas corticales, mientras que se estima que los humanos actuales tienen unas 200 áreas).

Los primeros ancestros bípedos del hombre se separaron de los ancestros simios de los chimpancés y los bonobos, (los parientes vivos más cercanos) hace aproximadamente unos 6 millones de años.

En los últimos 2 millones de años el cerebro de los ancestros bípedos ha evolucionado de 400/600 centímetros cúbicos a unos 1200/1600 centímetros cúbicos (este último es el rango de los humanos modernos). El aumento no fue gratuito, ya que este se relacionó con el coste metabólico de obtención de alimentos y otras variables.

¿Qué pudo influir en los cambios?

El cerebro grande de antepasados tenía más neocorteza
Los hallazgos arqueológicos permiten entender que el cerebro de los humanos primitivos era diferente al actual.

Ciertamente, la obtención de alimentos de mayor calidad y las técnicas de procesamiento para mejorar la digestión (como su cocción, por ejemplo) incentivó el crecimiento del cerebro de nuestros antepasados. Tal y como se ha sugerido, existe una correlación positiva entre el peso del cerebro y la vida útil máxima de la especie. Por tanto, su crecimiento nos pudo dar también vidas más largas.

En la actualidad los expertos estiman que el cerebro humano se compone de unas 100 000 millones de neuronas, más de 100 000 kilometros de interconexiones y tiene una capacidad de almacenamiento de 1,25 × 1012 bytes.

Su evolución fue gradual, y como es de esperar no lo hizo para adaptarse a las condiciones inmediatamente actuales. Lo hizo para adaptarse a las circunstancias del momento, algo que hay que tener en cuenta al momento de analizar el cerebro de los antepasados y del humano moderno.

¿Por qué nuestros antepasados tenían el cerebro más grande?

Al margen del crecimiento progresivo que se ha explicado en los apartadores anteriores, se sabe que el cerebro humano se ha contraído de manera significativa los últimos miles de años. Un estudio publicado en Frontiers in Ecology and Evolution en 2021 afirma que la reducción ocurrió hace tan solo 3000 años. Esto contrasta con estimaciones anteriores que fechaban el cambio hace unos 30 000 años.

Los investigadores del trabajo citado no concuerdan con la hipótesis de que la reducción del tamaño reciente del cerebro es un subproducto de la reducción del tamaño del cuerpo, como resultado de un cambio a una dieta agrícola o como consecuencia de la autodomesticación. Esto es, las teorías que se habían barajado hasta el momento o que al menos contaban con mayor respaldo de la comunidad.

Por el contrario, señalan que fue el resultado de los procesos de externalización del conocimiento y los beneficios de la toma de decisiones en el seno de un grupo.

Esto último, en parte, como consecuencia de la consolidación de los sistemas sociales de cognición distribuida y por supuesto al almacenamiento y el intercambio de información. Puntualmente, el surgimiento de lo que se conoce como inteligencia colectiva es el responsable de su reducción.

El cerebro de las hormigas: un excelente punto de comparación

El cerebro grande de los antepasados puede compararse al de las hormigas
A pesar de las evidentes diferencias con los seres humanos, el cerebro de las hormigas puede servir de punto de comparación.

Para probar esta hipótesis los expertos analizaron la evolución del cerebro de las hormigas. Aunque es verdad que los humanos y las hormigas desarrollaron rutas diferentes en la evolución social y cognitiva, comparten muchos rasgos en común. Por ejemplo, la predilección por comunidades de grupos grandes, los comportamientos de vida agrarios, la división del trabajo y la cognición colectiva.

Las hormigas que manifiestan todas estas características desarrollaron un cerebro más pequeño en comparación con las que no lo hicieron. La aparición de la escritura, el nacimiento de civilizaciones y la consolidación de la agricultura pudo inferir en que el cerebro del humano actual sea mucho más pequeño que el de nuestros antepasados.

Reflexiones finales

Téngase en cuenta que el tamaño del cerebro no se traduce en una mayor complejidad cognitiva. De ser así, los elefantes, las ballenas y otras especies tendrían un grado de sofisticación superior a la nuestra.

Por tanto, los investigadores advierten que la reorganización neuroanatómica y las modificaciones a nivel molecular, en conjunto con el tamaño absoluto del cerebro y el número total de neuronas, es lo que determina el grado de cognición.

De igual modo, el cerebro humano no ha dejado de evolucionar; así como tampoco lo ha hecho el de otras especies de animales. El cerebro actual diferirá del cerebro humano de tres mil, cinco mil y diez mil años en el futuro. Lo hará para adaptarse a las circunstancias del momento, tal y como lo ha hecho a lo largo de estos años de evolución.



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