Miomas uterinos: síntomas, causas y tratamiento

La presencia de miomas uterinos puede generar síntomas molestos y afectar de forma notable la vida de las mujeres. Por fortuna, existen múltiples técnicas que permiten removerlos en su totalidad o al menos evitar su crecimiento.
Miomas uterinos: síntomas, causas y tratamiento
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 16 mayo, 2021

Un mioma se define como ‘el crecimiento anormal y benigno de las células musculares de un órgano específico’. Los miomas uterinos son las tumoraciones más frecuentes en el área de la ginecología, pudiendo afectar a millones de mujeres en todo el mundo. ¿Deseas saber cuáles son sus síntomas, causas y tratamiento? ¡Sigue leyendo!

Múltiples estudios afirman que estas tumoraciones están presentes hasta en el 40 % de las mujeres menores de 40 años en todo el mundo. Estos tumores aparecen en la capa muscular del útero, y están compuestos en gran parte por múltiples capas de colágeno junto a otras sustancias como la fibronectina y los proteoglicanos.

Los miomas uterinos pueden aparecer en cualquier mujer, aunque son más frecuentes en las afroamericanas que en las caucásicas. Las características de los mismos pueden variar de persona a persona. En este sentido, pueden ser únicos, múltiples, tan pequeños que son indetectables o tan grandes que generan compresión.

Síntomas

El sangrado de los miomas uterinos
El sangrado puede asociarse o no a la menstruación.

A pesar de que las neoplasias (tumores) están asociadas a síntomas y patologías severas, investigaciones demuestran que la mayoría de los miomas uterinos son asintomáticos. De hecho, se estima que solo entre el 20 y el 50 % de las mujeres presenta algún tipo de síntoma. La aparición de estos síntomas está relacionada con el tamaño, la localización y el número de tumores.

El síntoma más frecuente es la aparición de sangrados uterinos anormales. Una forma de sangrado muy frecuente es la metrorragia, es decir, un sangrado vaginal que no coincide con los días de la menstruación. También se puede presentar un sangrado menstrual muy abundante, conocido como hipermenorrea.

La presencia de múltiples miomas uterinos y el aumento de tamaño en los mismos está relacionado con la aparición de una clínica muy diversa. En este sentido, las mujeres pueden presentar los siguientes síntomas:

  • Necesidad de orinar con mayor frecuencia.
  • Dolor o presión en la pelvis.
  • Infertilidad.
  • Dolor durante las relaciones sexuales o dispareunia.
  • Constipación o estreñimiento.

Causas de los miomas uterinos

Por desgracia, aún no se ha logrado establecer una causa específica que explique la aparición de los miomas uterinos. Hasta ahora se sabe que aparecen producto de una alteración monoclonal, es decir, que se deben al crecimiento y multiplicación de una sola célula muscular.

La aparición de los miomas uterinos se ha relacionado con la acción de los estrógenos y la progesterona circulante sobre el músculo uterino debido a la edad en la que aparecen. Estas alteraciones son muy raras durante la pubertad, mientras que aumentan su frecuencia entre la cuarta y la quinta década de la vida.

Múltiples estudios relacionan la aparición de los miomas uterinos con alteraciones en diferentes cromosomas, dentro de los cuales destacan el 1, 3, 7, 12 y 14. De hecho, se ha demostrado que las variaciones en estos cromosomas tienen diversos orígenes, desde la translocación de sus porciones hasta la deleción de algún gen (modificaciones en el ADN).

Factores de riesgo

Por otro lado, existen múltiples factores de riesgo que aumentan la probabilidad de que aparezcan miomas en el útero. Muchos de ellos están relacionados con el aumento en los niveles de estrógeno en la sangre y destacan los siguientes:

  • Tener una edad entre los 40 y los 50 años.
  • Ser afrodescendiente.
  • Usar anticonceptivos orales.
  • Parecer de obesidad y sedentarismo.
  • Seguir una terapia de sustitución hormonal.
  • Tener antecedentes familiares de miomas uterinos.
  • Fumar con frecuencia.

Algunos de estos factores de riesgo están relacionados a la genética de las mujeres, por lo que no pueden ser modificados. No obstante, la mayoría de ellos dependen del estilo de vida, por lo que pueden modificarse. En este sentido, es posible reducir la probabilidad de aparición de miomas uterinos.

Diagnóstico

Diagnóstico ecográfico de los miomas uterinos
La ecografía suele ofrecer datos muy valiosos para el diagnóstico.

El diagnóstico de los miomas uterinos puede ser muy difícil, ya que la mayoría de ellos cuentan con pocos centímetros y son asintomáticos. El médico puede sospechar la presencia de estas alteraciones durante el examen pélvico de rutina, sobre todo si cuentan con un diámetro destacable.

Ante la sospecha de un mioma uterino, el especialista indicará la realización de diversas pruebas ginecológicas, las cuales darán el diagnóstico definitivo. La ecografía pélvica o transvaginal es uno de los exámenes imagenológicos más útiles en este tipo de patologías. La misma emplea ondas para obtener una imagen del útero y posibilita la medición de los miomas.

En algunos casos, la ecografía puede no mostrar las tumoraciones con claridad, por lo que es necesario realizar otro tipo de estudios. Entre las otras pruebas imagenológicas que se pueden emplear destacan las siguientes:

  • Resonancia magnética.
  • Histeroecografía.
  • Histerosalpingografía.
  • Histeroscopia.

Los análisis sanguíneos son de utilidad a la hora de establecer diagnósticos diferenciales y descartar otras patologías que generen alteraciones menstruales. En este sentido, es posible indicar un hemograma completo y el análisis de los niveles de diversas sustancias como las hormonas tiroideas.

Tratamiento de los miomas uterinos

El tratamiento de los miomas uterinos dependerá de las características de las tumoraciones y de la presencia o no de síntomas. En este sentido, los miomas asintomáticos suelen tener una conducta expectante, es decir, no ameritan ningún tipo de tratamiento y solo deben evaluarse cada cierto tiempo.

Por otro lado, ante la presencia de síntomas molestos se pueden tener dos enfoques, uno conservador y otro quirúrgico. Ambos enfoques tienen muy buenos resultados y permiten mejorar la calidad de vida de la paciente.

Tratamiento conservador

Esta opción terapéutica está destinada a aquellas mujeres que presenten miomas de tamaño moderado y cuya sintomatología no sea severa. El tratamiento estará orientado a disminuir los niveles de estrógeno con la finalidad de evitar el crecimiento del tumor y reducir la intensidad de los síntomas.

En este sentido, se pueden colocar dispositivos intrauterinos liberadores de hormonas, administrar anticonceptivos orales o dar inyecciones de hormonoterapia. Además, se pueden usar fármacos para limitar el flujo sanguíneo hacia el mioma, así como emplear compuestos para aliviar el dolor y tratar otros síntomas específicos.

Tratamiento quirúrgico

La extirpación quirúrgica de los miomas uterinos está indicada en aquellas pacientes con neoplasias de tamaño considerable o con síntomas severos. El procedimiento a realizar dependerá de la edad de la paciente, la condición física de la misma y del número y tamaño de los tumores.

En términos generales, el procedimiento buscará extraer la totalidad del mioma mientras se preserva la mayor cantidad de útero posible.

Las técnicas que se puede emplear son muy variadas, las mismas van desde una embolización arterial para disminuir el flujo sanguíneo al mioma y generar muerte del tejido (necrosis), hasta la realización de un histerectomía en los casos más severos.

Una patología frecuente pero benigna

Los miomas uterinos representan la causa más frecuente de tumores pélvicos en las mujeres de edad fértil. Los mismos pueden aparecer producto de la acción de los estrógenos sobre las células de la capa muscular del útero. Además, su aparición se ve influenciada por múltiples factores de riesgo que dependen del estilo de vida.

Algunos de estos tumores pueden causar síntomas muy molestos en quienes lo padecen, e incluso existe la posibilidad de que los mismos afecten la fertilidad y compriman otros órganos. Todos estos tumores son benignos y la posibilidad de que se conviertan en cáncer en muy baja, no obstante, es importante visitar al médico si se presentan síntomas sospechosos.



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