Megarexia: síntomas, causas y tratamiento

La megarexia es un trastorno padecido por las personas obesas, quienes son incapaces de reconocer su problema de salud. Por fortuna, el abordaje psicológico temprano es clave para mejorar la condición y evitar las complicaciones.
Megarexia: síntomas, causas y tratamiento
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 25 marzo, 2022

La obesidad y el sobrepeso son condiciones con una alta prevalencia a nivel mundial. Por lo general, estas entidades se ven acompañadas de malas conductas dietéticas que empeoran el estado de salud. La megarexia es un desorden alimenticio de reciente descubrimiento, cuya incidencia ha aumentado en la última década.

La megarexia o fatorexia es un término desarrollado en 1992 por el doctor Jaime Brugos, autor del libro Dieta isoproteica. Se trata de un trastorno de la conducta alimenticia poco conocido que se caracteriza por una visión distorsionada del cuerpo en los pacientes obesos. En este sentido, el paciente es incapaz de reconocer su exceso de peso.

Estudios describen a esta afección como la subestimación significativa del tamaño del cuerpo por parte de los sujetos con obesidad. Por lo general, los síntomas de la megarexia suelen ser percibidos por amigos y familiares, ya que la persona afectada no es consciente del problema.

Síntomas de la megarexia

Las personas con megarexia no son conscientes de su enfermedad
Si una persona obesa no es consciente de su problema de salud, es muy difícil que los cambios en el estilo de vida sean tomados en serio para tratar la enfermedad.

En la mayoría de los casos, la megarexia es relacionada con la anorexia, no obstante, la misma causa un efecto opuesto en las personas. Este es un desorden alimenticio caracterizado por una percepción saludable del cuerpo en una persona con obesidad.

Es común que los pacientes sean incapaces de visualizar cómo es realmente su físico al mirarse en el espejo. Por lo general, suelen percibirse con un buen físico y sin sobrepeso. Además, las personas con megarexia no suelen admitir sus problemas con la comida, manteniendo un patrón dietético poco saludable.

En este sentido, la distorsión corporal promueve cambios conductuales perjudiciales con efectos directos en el estado físico y emocional. Algunos de los síntomas más frecuentes de la megarexia son los siguientes:

  • Consumo de alimentos con alto nivel de calorías.
  • Falta de conciencia sobre el peso.
  • Escasa preocupación por la salud personal.
  • Sedentarismo.
  • Autoestima baja.

Por otro lado, las personas afectadas suelen emplear diferentes métodos para evitar enfrentar la realidad. Tal es el caso de ir de compras con poca frecuencia, evitar subir fotos a las redes sociales o no contar con muchos espejos en el hogar. Además, suelen mostrar irritabilidad y hostilidad al hablar de sobrepeso.

¿Por qué se produce?

En la actualidad, no existe una causa específica a la cual atribuirle el origen de la megarexia. En este sentido, se atribuyen factores genéticos, ambientales y sociales que promueven este tipo de conductas. Además, los desórdenes psicológicos y las alteraciones de personalidad también juegan un papel fundamental en la génesis de esta afección.

Algunas investigaciones sostienen que los desórdenes alimenticios surgen ante la obsesión de los individuos por controlar su peso y ajustarse a los estándares sociales. En este sentido, la falta de estrategias de afrontamiento llevan a una inadecuada gestión de los problemas, lo que promueve mecanismos patológicos de evitación y negación.

Por otro lado, los componentes culturales y familiares pueden influir de forma directa en el desarrollo de la megarexia. El dogma cultural de que el peso es sinónimo de salud y vitalidad puede estimular hábitos de consumo por exceso. Además, se asocia a la incapacidad de las personas de reconocer su condición.

Complicaciones y efectos adversos

Las complicaciones de este trastorno alimenticio son resultado del sobrepeso y la obesidad sostenida a largo plazo. De igual forma, las dietas hipercalóricas ricas en grasas y carbohidratos, así como la falta de ejercicio promueven múltiples efectos adversos para la salud, dentro de los cuales se encuentran los siguientes:

  • Enfermedad cerebrovascular.
  • Infarto del miocardio.
  • Hipertensión arterial.
  • Gastritis.
  • Diabetes mellitus.
  • Dislipidemias.
  • Desnutrición por exceso.
  • Depresión y ansiedad.

Tratamiento

La megarexia requiere un manejo multidisciplinario por diversos especialistas. El plan de tratamiento debe ir encaminado a identificar y solucionar la causa detonante del problema mediante la guía de un especialista en psicología. Las terapias conductuales suelen ser de gran utilidad en el control de los trastornos alimenticios.

De igual forma, puede ser necesario el uso de medicamentos para controlar los impulsos y los atracones de comida. Además, los procedimientos quirúrgicos de reducción de estómago pueden ayudar en el control de los síntomas. Asimismo, este tipo de cirugías son una buena opción en pacientes con obesidad mórbida y riesgo cardiovascular.

No obstante, el pilar del tratamiento de la megarexia se basa en instaurar nuevos hábitos dietéticos saludables e iniciar un plan de ejercicio leve a moderado. De esta forma, se disminuye de forma significativa el riesgo de padecer complicaciones de salud a largo plazo, además de condicionar una mejor calidad de vida.

Prevención de la megarexia

La megarexia puede prevenirse
Cambiar la dieta y promover hábitos saludables (como el ejercicio) son algunos de los pilares fundamentales para evitar el desarrollo de sobrepeso u obesidad.

En la mayoría de los casos es posible tomar medidas de prevención para evitar el desarrollo de este trastorno. El objetivo principal es la educación y la corrección de los hábitos alimenticios poco saludables. Es aconsejable promover límites de consumo, así como seguir las siguientes recomendaciones:

  • Evitar asistir a sitios donde se promueva la alimentación por exceso.
  • Mantener una dieta equilibrada en proteínas, grasas y carbohidratos.
  • Consumir abundante agua.
  • Evitar las bebidas gaseosas.
  • Disminuir el consumo de postres y alimentos ricos en grasas.
  • Realizar actividad física al menos 30 minutos al día, 3 veces por semana.

Un desorden alimenticio cada vez más frecuente

La megarexia es un trastorno alimenticio poco conocido que cada día es más frecuente. Este promueve la percepción inadecuada de un cuerpo saludable en una persona obesa. Por tal motivo, condiciona malos hábitos alimenticios y escasa actividad física. Además, la misma se asocia con diversas complicaciones mortales a largo plazo.

Por lo general, es recomendable buscar atención médica lo antes posible si se sospecha de alguno de los síntomas de la megarexia. Los médicos especialistas están capacitados para reconocer cualquier afección y brindar la mejor guía en la recuperación de la salud.



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