Toxoplasmosis en el embarazo: lo que debes saber

Te vamos a contar por qué la toxoplasmosis es peligrosa durante el embarazo y las medidas de prevención que has de poner en práctica para evitarla.
Toxoplasmosis en el embarazo: lo que debes saber
Saúl Sánchez

Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez.

Última actualización: 29 octubre, 2021

La toxoplasmosis es peligrosa durante el embarazo. Se trata de una patología provocada por un microorganismo conocido como Toxoplasma, que se encuentra en ciertos embutidos. También en los gatos. Puede poner en riesgo la vida y el desarrollo del feto.

Antes es necesario destacar que la dieta durante el embarazo se debe cuidar con detalle. Un fallo en el aporte de nutrientes o la inclusión de algún compuesto con toxinas podría generar alteraciones graves en el feto.

¿Qué es la toxoplasmosis?

La toxoplasmosis es una infección provocada por un microorganismo presente en animales como las aves. Como norma general, no presenta grandes problemas en la población adulta sana, pero sí que puede poner en riesgo la vida del feto en el caso de mujeres embarazadas. Incluso es capaz de alterar el desarrollo cerebral y visual del bebé. 

De todos modos, la probabilidad de contraer la infección es baja. Tal y como afirma un estudio publicado en la revista Clinical Infectious Disease, en el caso de que llegue a producirse el contagio, lo mejor es detectar el microorganismo cuanto antes para poner en marcha un tratamiento y disminuir el riesgo de secuelas.

Ahora bien, si se está embarazada o se quiere concebir, se puede hacer un análisis de toxoplasmosis para conocer si se estuvo en contacto con el microorganismo que causa la enfermedad. Con un resultado positivo se confirma la inmunidad que elimina los riesgos.

En el caso de que el resultado de la prueba sea negativo, lo más conveniente es extremar las medidas de precaución, restringiendo en la dieta la presencia de embutidos. También habrá que limitar la exposición a ciertos animales, como los gatos y sus heces, ya que pueden contener el micoorganismo causante, según un estudio publicado en Journal of Feline Medicine and Surgery.

Es importante destacar que contraer la toxoplasmosis durante el embarazo aumenta el riesgo de aborto espontáneo. Así lo afirma un artículo publicado en Zhongguo Xue Xi Chong Bing Fang Zhi Za Zhi, en el que se analiza una muestra de 228 mujeres que han sufrido interrupción involuntaria de la gestación.

Causas de la toxoplasmosis

La toxoplasmosis está causada por un parásito llamado Toxoplasma gondii. Se puede contraer la infección por los siguientes motivos:

  • Consumo de carne infectada que no haya sido correctamente cocinada.
  • Realizar tareas de jardinería en un lugar contaminado por heces de gato.
  • Cambiar la arena de los excrementos a un animal que contenga el parásito.
  • Comer cualquier alimento que haya estado en contacto con un gato infectado, incluso vegetales sin lavar.
Gato en la casa de una embarazada.
Los gatos son animales que pueden transmitir la toxoplasmosis a través de sus desechos corporales.

Síntomas de la toxoplasmosis en el embarazo

La toxoplasmosis puede provocar una serie de síntomas en la madre. Aunque no sea una patología grave, genera una reducción temporal del estado de bienestar. Es importante estar atento a los signos del problema, ya que habría que acudir al médico para prevenir alteraciones en el feto.

Los signos son los siguientes:

  • Inflamación de ganlios.
  • Dolor muscular.
  • Fatiga.
  • Fiebre.
  • Dolor de garganta.
  • Sarpullido.

Los síntomas pueden confundirse con otras muchas patologías de carácter respiratorio, como los resfriados o las gripes. Para conocer con precisión que el microorganismo es el causante de los mismos, lo mejor es someterse a una prueba PCR. Así lo indica un estudio publicado en la revista Parasites & Vectors.

Eso sí, en el caso fiebre alta durante el embarazo, es siempre recomendable acudir al médico. Elevar la temperatura corporal en este estado podría poner en riesgo la salud del feto.

Tratamiento de la toxoplasmosis

La toxoplasmosis es una enfermedad que no requiere tratamiento en los adultos sanos, en términos generales. Se pueden utilizar algunos fármacos para el control sintomatológico.

El consumo de cantidades elevadas de vitamina C también puede resultar de utilidad, ya que ha demostrado mejorar la función inmune. Ahora bien, en la mayor parte de los casos desaparece sola.

Si se contrae la toxoplasmosis durante el embarazo será necesario consumir un fármaco para acabar con el parásito. Este recibe el nombre de espiramicina y se caracteriza por acumularse en la placenta.

De este modo, se previene que el bebé contraiga la infección. También se reduce el riesgo de que desarrolle problemas de salud graves. Así lo indica un estudio publicado en la revista PLoS One. Existen otros antibióticos que se pueden utilizar para la contención de la enfermedad.

En el caso de que el feto esté ya infectado, lo mejor puede ser actuar por medio de una combinación de diferentes antibióticos para evitar las anomalías congénitas. Se pueden asociar la sulfadiazina con la pirimetamina.

Si el feto ha sufrido la infección durante la gestación, será necesario que continúe con tratamiento farmacológico durante todo el primer año de vida para impedir secuelas. Así se conseguirá que el desarrollo sea óptimo.

Prevención de la toxoplasmosis durante el embarazo

Contraer toxoplasmosis durante el embarazo puede ser peligroso. Por este motivo, es necesario poner en marcha una serie de medidas de prevención para limitar los riesgos:

  • Lavarse bien las manos antes de manipular cualquier tipo de alimento.
  • Evitar contacto con la caja de excrementos o con la arena de un gato, así como limpiar bien las superficies por donde el animal haya caminado. Es importante higienizar las manos de nuevo cada vez que se entre en contacto con el propio felino.
  • Congelar o cocinar la carne antes de su consumo, evitando las deshidratadas.
  • Ponerse guantes para manipular tierra o para realizar labores de jardinería, sobre todo si hay posibilidad de que un gato haya depositado sus heces allí.
  • Lavar bien las frutas y las verduras antes de comerlas.
  • Evitar consumir agua dulce sin un tratamiento previo. Lo mejor es recurrir siempre a variedades embotelladas.

¿Comer jamón aumenta las posibilidades de infectarse?

Durante muchos años se afirmó que se debía limitar la presencia de jamón en la dieta de las mujeres embarazadas, pues este podía suponer un vector de toxoplasmosis. Sin embargo, en la actualidad no se han podido encontrar estudios concluyentes que afirmen dicho riesgo.

Es importante asegurarse de que el jamón haya superado una cadena de producción con los procesos sanitarios pertinentes antes de ser consumido por una mujer embarazada. En ese caso, no habría riesgos para la salud de la madre o para la del bebé.

Jamón no transmite toxoplasmosis en el embarazo.
Las mujeres gestantes pueden consumir jamón si lo adquieren en un lugar que cumpla con los requisitos bromatológicos.

La importancia de la higiene alimentaria durante el embarazo

No es solo necesario tener cuidado con la toxoplasmosis durante el embarazo. Existen otras muchas infecciones de tipo alimentario que pueden generar grandes daños en el feto. Por este motivo, se recomienda siempre mantener unas buenas pautas de higiene alimentaria.

Por ejemplo, en el caso de los lácteos, hay que asegurarse que la leche que los conforma ha superado un proceso de esterilización. La contaminación con Listeria podría resultar fatal para el bebé.

En el caso de tener dudas acerca de si un alimento se puede consumir o no durante el embarazo, lo mejor siempre es evitarlo. Lo mismo sucede con las infusiones, ya que muchas de ellas cuentan con capacidades abortivas o interfieren en el correcto desarrollo del bebé.

La toxoplasmosis en el embarazo podría provocar daños irreparables en el feto. Afecta al desarrollo neurológico y visual. Además, podría ser causante de abortos espontáneos o de partos prematuros.

Ten en cuenta que cuidar la dieta durante el periodo de gestación resulta determinante. Es necesario asegurar que se ponen en marcha una serie de rutinas desde el punto de vista higiénico, como el lavado de manos antes de comer o tras manipular tierra o comestibles crudos.



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