Trastorno negativista desafiante: síntomas, causas y tratamiento

El trastorno negativista desafiante es un trastorno del comportamiento perturbador. Consiste en un patrón de estado de ánimo enfadado y/o irritable, junto a otros síntomas característicos. ¡Descúbrelo todo sobre él!
Trastorno negativista desafiante: síntomas, causas y tratamiento
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 25 abril, 2021

El trastorno negativista desafiante (TND) forma parte de los trastornos disruptivos, del control de los impulsos y de la conducta, una serie de alteraciones en el comportamiento de los niños, adolescentes o adultos, que les causan sufrimiento e interferencia en su día a día (y a las personas de su entorno).

Dentro de este grupo de trastornos encontramos: el trastorno negativista desafiante, el trastorno de conducta, el trastorno explosivo intermitente, la piromanía y la cleptomanía. En este artículo hablaremos de uno de ellos: el trastorno negativista desafiante.

Conoceremos en qué consiste, cuáles son sus síntomas y criterios diagnósticos, sus causas y los tratamientos más validados para él hasta el momento.

Trastorno negativista desafiante: ¿qué es?

El trastorno negativista desafiante (TND) forma parte de los llamados “Trastornos disruptivos, del control de los impulsos y de la conducta” del DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales).

Según datos del propio manual, en la actualidad los trastornos del comportamiento perturbador suponen uno de los diagnósticos más frecuentes en los dispositivos de salud mental infanto-juvenil. En relación a ello, se registran prevalencias de este tipo de trastornos de hasta el 18 %.

Prevalencia del TND

Más allá de la prevalencia de los trastornos del comportamiento perturbador en los servicios de salud mental, sabemos que la prevalencia concreta del TND, según el DSM-5, varía del 1 al 11 %. Su prevalencia media estimada es del 3,3 % en la población general.

Es un trastorno que parece ser ligeramente más prevalente en los niños que en las niñas, con una rato de 1,4:1; esto es así antes de la adolescencia, pero la predominancia del sexo masculino no se ha encontrado de forma sistemática en las muestras de adolescentes o adultos.

Como vemos, se trata de un trastorno que puede aparecer a cualquier edad, aunque aparece sobre todo en la niñez y en la adolescencia.

Curso: ¿cómo se desarrolla el TND?

En relación al curso y a lo que comentábamos en el anterior punto, los primeros síntomas del trastorno negativista desafiante suelen aparecer durante los años preescolares. De forma rara aparecen más tarde de la adolescencia temprana.

Es un trastorno que muchas veces precede al trastorno de conducta (TC) (otro tipo de trastorno, también del comportamiento perturbador), sobre todo en los casos de trastorno de conducta de inicio infantil. Sin embargo, en muchos otros casos, el TND no acaba “desembocando” en un trastorno de conducta, y los síntomas tienden a remitir.

Riesgo de otros problemas en la adultez

Las manifestaciones del TND, a lo largo del desarrollo, parecen ser uniformes. Los niños y adolescentes que lo padecen presentan un mayor riesgo de manifestar problemas de adaptación como adultos, siendo los más frecuentes conducta antisocial, problemas de control de impulsos, ansiedad y depresión, abuso de sustancias…

Síntomas

El trastorno negativista desafiante es común.
Los síntomas de este trastorno son muy evidentes.

El TND, según criterios del DSM-5, consiste en un patrón de estado de ánimo enfadado/irritable, unido a un comportamiento discutidor/desafiante, o de resentimiento. Este patrón de comportamiento dura, por lo menos, 6 meses.

Por otro lado, aparecen un mínimo de 4 síntomas de una serie de categorías, siendo estas, tres:

  • Estado de ánimo enfadado y/o irritable.
  • Comportamiento discutidor y/o desafiante.
  • Resentimiento.

Como nota a tener en cuenta que se incluye en el manual, debemos saber que, en los niños menores de 5 años, la conducta debería ocurrir la mayoría de los días, por un período de al menos 6 meses (menos el síntoma del resentimiento que, como veremos, basta con que aparezca un mínimo de 2 veces en los últimos 6 meses).

En cambio, en las personas de 5 años o más, la conducta debe ocurrir al menos una vez por semana durante al menos 6 meses. Pero ¿cuáles son estas categorías y qué síntomas se incluyen dentro de cada una de ellas? Vamos a conocerlo:

Estado de ánimo enfadado/irritable

Entre los posibles síntomas de esta categoría encontramos que el niño o adolescente pierde a menudo los nervios, a menudo es susceptible o es fácilmente molestado por otros. A menudo es colérico y resentido.

Comportamiento discutidor/desafiante

El niño o adolescente a menudo discute con las figuras de autoridad o con los adultos. Puede ser también que desafíe, de forma activa, a los adultos, o que rehúse obedecer las órdenes de las figuras de autoridad (o las normas).

Otro de los posibles síntomas de esta categoría es que el sujeto moleste, de forma deliberada, a otras personas. Finalmente, también se incluye el síntoma de acusar a otros de los propios errores o del mal comportamiento.

Resentimiento

En la categoría de resentimiento de los criterios del trastorno negativista desafiante se incluye el resentimiento o el deseo de venganza, por parte del sujeto, en al menos 2 ocasiones durante los últimos 6 meses.

Comorbilidad con otros trastornos

El trastorno negativista desafiante conlleva un riesgo añadido en el sujeto de desarrollar otros trastornos (lo que se denomina comorbilidad), sobre todo, trastornos de ansiedad y el trastorno depresivo mayor. Por otro lado, y de forma más concreta, sabemos que:

  • Los síntomas de desafío, discusión y venganza suponen un riesgo añadido de desarrollar un trastorno de conducta.
  • La irritabilidad y el enfado (o ambos) son síntomas que suponen un mayor riesgo para el desarrollo de trastornos emocionales.

Además, también según datos del DSM-5, las tasas del TND son mucho mayores en niños, adolescentes y adultos con un TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) previo. Esto puede deberse a factores de riesgo temperamentales comunes.

Causas

¿Cuál es la posible causa del trastorno negativista desafiante? ¿Hablamos de una única causa o de muchas de ellas?

En general, en los trastornos disruptivos (donde se incluye el TND y el trastorno de conducta), se acepta la consideración de un origen multicausal de los mismos (así, intervienen muchas variables en su etiología, a nivel biológico, personal, social, familiar…).

Este hecho (la multicausalidad de estos trastornos) ha motivado una línea de investigación centrada en identificar los factores de riesgo y los factores protectores que aumentarían o disminuirían la posibilidad de aparición de estos trastornos. Pero, ¿cuáles son los factores de riesgo del TND?

Factores biológicos

Dentro de los factores biológicos como posibles causas (o factores de riesgo) del trastorno negativista desafiante, encontramos factores:

  • Pre y perinatales: bajo peso al nacer, anoxia cerebral del recién nacido y/o sufrimiento en el parto y malnutrición durante el embarazo.
  • Cerebrales: alteraciones en el lóbulo frontal y déficit en la función de la amígdala.
  • Bioquímicos: aumento de los niveles de testosterona en el sujeto y disminución de la serotonina.
  • Dieta: disminución de la ingestión de vitaminas o minerales (hierro) y aditivos alimentarios.
  • Plomo: niveles subclínicos de plomo.

Factores personales

En cuanto a los factores personales entendidos como una posible causa más del TND, encontramos diferentes variables del sujeto:

  • Personalidad: temperamento difícil, narcisismo, impulsividad, búsqueda de sensaciones e inestabilidad afectiva.
  • Cognitivas: dificultades en la solución de problemas, impulsividad cognitiva, déficits en la respuesta inhibidora y bajo nivel de aptitud verbal.
  • Habilidades sociales: déficit en ellas y pobre empatía.
  • Baja autoestima.
  • Desarrollo moral: dificultades en el procesamiento del sistema de valores y ausencia de sentimientos de culpa.
  • Rendimiento escolar: dificultades académicas y/o retrasos en el aprendizaje.

Factores sociales

Los factores sociales hacen referencia a aquellas variables relacionadas con la clase social del individuo, con su nivel socioeconómico y su ajuste escolar:

  • Clase social: desempleo, entornos marginales y bajo nivel socioeconómico, hábitat geográfico o barrio desfavorecido.
  • Relación con iguales: dificultades en las relaciones sociales o rechazo por parte de los iguales.
  • Ajuste escolar: ambiente escolar negativo, no adaptación curricular e insatisfacción escolar.
  • Ocio: muchas horas viendo la televisión y videojuegos violentos.

Factores familiares

Finalmente, en cuanto a factores familiares como posible causa (recordemos, siempre hablamos de un trastorno multicausal) del TND, encontramos:

  • Psicopatología de los padres: alcoholismo, drogadicción y conducta antisocial de los padres, y depresión de la madre.
  • Familias desestructuradas: pérdida de alguno de los padres, apego inseguro y conflictos graves de pareja (violencia de género).
  • Estilos educativos: falta de supervisión, autonomía prematura en el adolescente y utilización excesiva del castigo y métodos punitivos.

Tratamiento

El trastorno negativista desafiante es problemático.
Estos pacientes pueden requerir terapia mental para mostrar mejoría.

La realidad es que, de las propuestas de intervención desarrolladas para trabajar con los niños o adolescentes y sus familias, con algún tipo de trastorno del comportamiento perturbador, ninguna de ellas ha demostrado de forma contundente su eficacia.

Sin embargo, sí podemos decir que hay dos tratamientos de elección para el trastorno negativista desafiante (así como para el trastorno de conducta):

  • Las técnicas de modificación de conducta (refuerzo positivo, refuerzo negativo, moldeamiento, encadenamiento…).
  • La intervención con los padres (su objetivo es disminuir las conductas inadecuadas de sus hijos a través de una serie de pautas).

Además, los abordajes terapéuticos que mejores resultados han ofrecidos hasta el momento son los programas de control de contingencias, el entrenamiento a padres y el tratamiento farmacológico (con el uso de estimulantes, antipsicóticos atípicos, litio…).

Este tipo de intervenciones han resultado especialmente eficaces cuando el diseño de la propia intervención era multidisciplinar, es decir, cuando se incluía a la familia y a los profesores del sujeto en el tratamiento.

Trastorno negativista desafiante: un trastorno complejo y multicausal

Como vemos, el TND es un trastorno multicausal, donde es necesaria la aparición de múltiples variables para que se produzca. Intervienen factores biológicos, personales, familiares y sociales, por lo que no podemos hablar de una única causa que explique el trastorno.

Se trata de un trastorno complejo que afecta al propio sujeto (en sus relaciones con los iguales y con los adultos, consigo mismo, en su rendimiento académico, etc.), pero también a las personas de su entorno. Un tratamiento precoz y multidisciplinar, cuando sea posible, será siempre la mejor opción para este tipo de casos.

Así, la intervención con los padres y profesores será fundamental, así como con el propio sujeto, donde se indagará en todo aquello que pueda estar explicando la aparición y el mantenimiento del trastorno.

Gestión emocional y control de impulsos

El tratamiento del TND estará enfocado, sobre todo, en trabajar con las dificultades en la propia gestión emocional y del control de los impulsos. Se buscará ofrecerle al sujeto estrategias y herramientas (por ejemplo, conductas alternativas a la agresión) que le permitan autorregularse de forma más saludable para él y para su entorno.

 



  • American Psychiatric Association –APA- (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.
  • Caballo (2002). Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos. Vol. 1 y 2. Madrid. Siglo XXI.
  • Comeche, M.I. y Vallejo, M.A. (2016). Manual de terapia de conducta en la infancia. Dykinson. Madrid.
  • Ramírez, M.A. (2005). Padres y desarrollo de los hijos: prácticas de crianza. Estudios pedagógicos (Valdivia).
  • Servera, M. (2002). Intervención en los trastornos del comportamiento infantil. Una perspectiva conductual de sistemas. Pirámide. Madrid.

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