Diferencias entre ácido fólico y ácido folínico

El ácido fólico y el ácido folínico son folatos pertenecientes al grupo vitamínico B9. Sus usos son diferentes desde un punto de vista clínico, pues su mecanismo de acción y rutas bioquímicas difieren.
Diferencias entre ácido fólico y ácido folínico
Samuel Antonio Sánchez Amador

Escrito y verificado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador.

Última actualización: 04 noviembre, 2021

Existen miles de compuestos utilizados en el ámbito médico para combatir deficiencias, neoplasias y otros procesos patológicos. Debido a la amplia variedad que existe, algunas veces se presentan con nombres demasiado similares que generan confusión. Este es el caso del ácido fólico y el ácido folínico.

Tanto el ácido fólico como el ácido folínico forman parte del complejo vitamínico B y se clasifican en el grupo de los folatos.Aunque su acción farmacológica sea relativamente similar, cada uno de estos compuestos brilla en ámbitos médicos concretos. Sigue leyendo y apréndelo todo sobre el ácido fólico y el folínico.

¿Qué es el ácido fólico?

Tal y como indica la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, el ácido fólico es un tipo de vitamina hidrosoluble perteneciente al complejo vitamínico B. También recibe el nombre de vitamina B9 o vitamina M y su función principal es ayudar al organismo a crear células nuevas. Entre otras cosas, este compuesto es necesario para la maduración de proteínas estructurales y hemoglobina.

El ácido fólico es la forma sintética del folato, una vitamina B que se encuentra naturalmente en muchos alimentos. El organismo requiere folato para la síntesis del ADN y otros tipos de material genético, los que se hacen vitales en la división y la proliferación celular. Una vez en el cuerpo, el folato se transforma en ácido tetrahidrofólico y se utiliza como cofactor en diversas reacciones biológicas.

El folato se almacena en pequeñas concentraciones de forma natural en el hígado y en los riñones. Por ello, el alcoholismo crónico (que destruye el tejido hepático) es una de las principales causas de su deficiencia. Los desórdenes de absorción digestiva, la anemia hemolítica y los embarazos especialmente demandantes también son desencadenantes.

El ácido fólico es la forma sintética del folato. El primero se administra de forma farmacológica, mientras que el segundo se obtiene mediande la dieta.

¿Qué es el ácido folínico?

El Instituto Nacional del Cáncer (NCI por sus siglas en inglés) define el ácido folínico como “una forma del ácido fólico que se usa sola o con otros medicamentos para el tratamiento de ciertos tipos de cáncer colorrectal y anemia”. Se trata de una forma reducida de la vitamina B9 (en específico, un derivado 5-formil del ácido tetrahidrofólico) conocida en la práctica clínica como leucovorina.

El ácido folínico se puede convertir fácilmente en otros derivados reducidos del ácido fólico, por lo que se concibe como un vitámero del complejo B9. Tal y como indica el DiccionarioMedico.net, esto quiere decir que su actividad vitamínica es más o menos intercambiable con la del folato y el ácido fólico al uso. Su principal utilidad en la clínica es contrarrestar la toxicidad de ciertos agentes quimioterapéuticos.

Cabe destacar que el ácido folínico existe de forma natural en el organismo humano. Este compuesto representa aproximadamente el 90 % de los derivados funcionales del folato en el plasma sanguíneo, lo que lo ha convertido en un agente importantísimo para la práctica médica. Además de los usos citados, también se administra en cuadros de colitis, defectos del tubo neural y disfunción cognitiva en ancianos.

Anemia y embarazo.
El embarazo y la anemia son dos condiciones en las que el complejo B cobra relevancia.

Diferencias entre ácido fólico y ácido folínico

Aunque a veces se utilicen en la práctica clínica como términos intercambiables, lo cierto es que existen varias diferencias entre el ácido fólico y el ácido folínico. Te las comentamos a continuación.

1. Composición química

Según la nomenclatura IUPAC, el ácido fólico se formula de la siguiente manera: ácido (2S)-2-[(4-{[(2-amino-4-hidroxipteridin-6-yl)metil]amino}fenil)formamido] pentanodioico. Por otro lado, el ácido folínico recibe esta fórmula: (S)-2-[4-[(2-amino-5-formil-4-oxo-5,6,7,8-tetrahidro-1H-pteridin-6-il)metilamino] benzoyl] aminopentanedioic acid.

Esta formulación puede resultar mareante, pero el concepto subyacente es simple: la fórmula química de ambos compuestos es diferente. El ácido folínico es una forma reducida del ácido fólico, es decir, que ha ganado electrones durante un proceso químico.

2. Rutas bioquímicas y mecanismo de acción

Tal y como indica el portal médico Statpearls, el ácido fólico no modificado no es biológicamente activo. Por ello, se administra en forma de dihidrofolato (DHF) y se convierte en el organismo en tetrahidrofolato (THF, anión del ácido tetrahidrofólico ya citado) gracias a la función de la enzima dihidrofolato reductasa. El THF después se transforma en 5-10-metilentetrahidrofolato.

No vamos a complicar esta explicación de más, pero nos basta con saber que el 5-10-metilentetrahidrofolato puede tomar 2 rutas orgánicas en este punto. La síntesis de metionina o la síntesis de ADN. Ambos procesos son esenciales, pues permiten la fabricación de nuevas células mediante la adición de proteínas o de información genética.

El ácido folínico es un análogo activo del ácido fólico, lo que quiere decir que está listo para realizar su labor en cuanto entra en el organismo humano. Dicho de otro modo, no requiere la acción de la enzima dihidrofolato reductasa para convertirse en THF. De todas formas, su función biológica es la misma: generar ácidos nucleicos, formar ADN y estabilizar el genoma.

3. Usos

Otras de las diferencias esenciales entre el ácido fólico y el ácido folínico radica en su utilización a nivel clínico. A continuación te mostramos sus usos por separado, para luego enfrentarlos a nivel comparativo.

3.1 Usos del ácido fólico

Estos son algunos de los cuadros en los que se concibe la administración de ácido fólico:

  • Deficiencia de folato: el ácido fólico no deja de ser una vitamina B9, así que su ingesta aumenta la presencia de derivados del folato en el organismo de los pacientes que por cualquier razón presentan una deficiencia. Este es uno de los pocos terrenos en los que se ha demostrado su eficacia en prácticamente todos los casos.
  • Niveles altos de homocisteína en sangre: un nivel alto de homocisteína en sangre puede causar daños en la estructura de los vasos sanguíneos, lo que deriva en arteriosclerosis y riesgo de padecer infartos o derrames cerebrales. La ingesta de ácido fólico parece disminuir el riesgo.
  • Toxicidad provocada por la droga metotrexato: este fármaco solo se utiliza para tratar el cáncer y otras enfermedades muy graves, ya que posee efectos secundarios potencialmente letales. La administración simultánea de ácido fólico puede reducir algunos de los síntomas asociados a la quimioterapia, como vómitos y náuseas.
  • Defectos cerebrales en el cerebro y la médula: el ácido fólico ingerido durante el embarazo reduce los riesgos de que el neonato presente fallos graves a nivel nervioso.

La deficiencia de folato es el cuadro en el que más se receta este complemento, pero en las otras condiciones citadas también parece obtener resultados positivos. Se baraja que el ácido fólico podría ser útil para tratar la depresión, la presión arterial alta, los problemas cognitivos en ancianos y los derrames cerebrales, pero se requiere más investigación.

3.2 Usos del ácido folínico

La Asociación Española de Pediatría (AEP) cita los siguientes usos para el ácido folínico:

  • Anemia megaloblástica por deficiencia de folatos: esta condición representa una disminución en la cantidad de glóbulos rojos debido a una falta de folato, pues este compuesto es esencial para la formación de los hematíes. Esto puede deberse a la falta de ácido fólico en la dieta, la anemia hemolítica, el alcoholismo prolongado y el uso de ciertos medicamentos.
  • Toxicidad durante la quimioterapia: al igual que el ácido fólico, el ácido folínico se usa para contrarrestar los efectos del metotrexato y la pirimetamina. La leucovorina limita la mielosupresión, la toxicidad gastrointestinal, la nefrotoxicidad y la neurotoxicidad secundarias a altas dosis de metotrexato.

El ácido folínico tiene otros muchos usos más allá de los aprobados por la Food and Drug Administration (FDA). Por ejemplo, se utiliza off label en los siguientes padecimientos:

  • Cáncer de mama: aunque la FDA no ha aprobado su uso en este ámbito por falta de evidencias, fuentes informativas indican que el ácido folínico y la vitamina B6 pueden reducir el riesgo de padecer cáncer de mama.
  • Tratamiento en combinación con otros agentes quimioterapéuticos: el ácido folínico podría ayudar a tratar algunos tipos de cánceres, como los linfomas no Hodgkin.
  • Toxoplasmosis: el ácido folínico se utiliza de forma conjunta con pirimetamina y sulfadoxina en pacientes con toxoplasmosis que no aceptan el dúo sulfametoxazol/trimetoprima.

3.3 Distinciones en sus usos

La utilización del ácido fólico y del ácido folínico es bastante similar en el terreno farmacológico. De todas formas, se llega a la conclusión de que el ácido fólico suele ser la medicina de elección para evitar los problemas en el sistema nervioso central durante el embarazo, mientras que el ácido folínico destaca mucho más como agente aliviador de la toxicidad durante una quimioterapia.

Ácido folínico para la quimioterapia.
El ácido folínico puede reducir los efectos secundarios de la quimioterapia en pacientes oncológicos.

4. Formatos

El ácido fólico se administra en la mayoría de los casos en forma de tabletas de ingesta oral. Un ejemplo de preparado farmacológico que lo contiene es el Acfol ®, con 5 miligramos de ácido fólico por comprimido.

Según el prospecto de esta presentación, las pastillas se utilizan de la siguiente forma:

  • Tratamiento de estados carenciales: 1 a 3 comprimidos diarios (de 5  a 15 miligramos de ácido fólico) repartidos en 1-2 tomas.
  • Abordaje de la anemia megaloblástica: se recomienda una dosis oral de 5 miligramos/día durante un periodo de 4 meses seguidos, aunque esta concentración puede llegar a aumentar hasta 15 miligramos/día.
  • Prevención de defectos del tubo neural: 1 comprimido de 5 miligramos al día durante 4 semanas antes de la concepción y los 3 primeros meses de embarazo.

Fuentes ya citadas nos indican que el ácido folínico se presenta en formas de tabletas de forma oral, pero también en soluciones inyectables por vía intravenosa (IV). Una de sus presentaciones en formato oral es Ledeforin ® (15 mg de ácido folínico por comprimido) y su prospecto  muestra las siguientes indicaciones:

  • Anemia megaloblástica por deficiencia de folatos: un comprimido (15 miligramos de principio activo) al día durante 10-15 días.
  • Neutralización del efecto del metotrexato: dosis solo especificable por parte del profesional médico.

La dosificación intravenosa suele ser el camino a elegir cuando el fármaco se utiliza para paliar los efectos de ciertos agentes quimioterapéuticos. La dosis de ácido folínico depende del metotrexato administrado. Por ejemplo, para paliar los efectos de 5 a 10 µmol/l de metotrexato se utilizan 30 mg/m2/6 horas de leucovorina por vía intravenosa.

Ácido fólico y ácido folínico: dos caras de la misma moneda

Aunque te hemos presentado múltiples diferencias entre el ácido fólico y el ácido folínico, no debes perder de vista que ambos se consideran folatos y vitámeros respectivos, es decir, tienen funciones muy parecidas. La mayor distinción es que el ácido folínico se presenta de forma natural en el plasma y es activo, mientras que el ácido fólico no.

Aunque ambos compuestos sean muy parecidos, nos queda más que claro que el ácido fólico destaca a la hora de prevenir los problemas nerviosos fetales y el folínico para paliar los efectos secundarios de alguna quimioterapia. Como siempre, el médico encargado de monitorizar al paciente será el que elija el medicamento para cada cuadro.




Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.