¿Qué es el síndrome premenstrual?
La menstruación o período de la mujer conlleva una alteración hormonal que origina síntomas físicos, cognitivos y emocionales importantes. Es lo que se denomina síndrome premenstrual (SPM).
Este síndrome tiene una serie de signos que se aprecian los días previos a la llegada de la menstruación. Pero, ¿de qué síntomas hablamos? ¿Qué ocurre si son excesivamente intensos? ¿Se puede tratar el SPM?
¿Qué es el síndrome premenstrual?
El síndrome premenstrual (SPM) es un grupo de síntomas que aparecen antes del primer día del período de la mujer. Pueden durar horas o jornadas completas. Hay mujeres que experimentan calambres abdominales leves y otras que pueden sufrir dolores intensos y cambios de humor hasta 2 semanas antes del inicio del nuevo período.
El síndrome premenstrual se diagnostica en función del momento en el que aparecen los síntomas. Cuando los mismos son especialmente intensos, se suele necesitar el conocimiento sobre los niveles hormonales o la realización de pruebas mediante imágenes para determinar si la mujer tiene otro tipo de problemática médica.
En la actualidad, se dispone de tratamientos médicos y naturales para paliar el trastorno. Si sientes que los síntomas son demasiado intensos o prolongados, lo mejor es acudir al profesional de la salud.
Síntomas del SPM
La fase premenstrual, como su propio nombre lo indica, aparece unos días antes del período. Puede iniciar hasta en las 2 semanas previas. Para que los síntomas se consideren como parte del SPM deben ser evidentes dentro de los 15 días anteriores a la regla y no pueden persistir el resto del mes.
Una vez que la mujer tiene la primera regla, el SPM puede manifestarse a cualquier edad. Conlleva una serie de cambios físicos, psicológicos y cognitivos que, según la Oficina de Salud de la Mujer, incluyen los siguientes:
- Distensión abdominal.
- Calambres en el útero.
- Senos doloridos y sensibles.
- Irritabilidad y cambios de humor.
- Ansiedad, dificultades para dormir e insomnio.
- Fatiga.
- Náuseas, diarrea o estreñimiento.
- Mialgias, dolores de cabeza o migrañas.
Lo usual es que no se manifiesten todos estos síntomas juntos, sino algunos de ellos. Además, pueden variar con la edad (no es lo mismo sufrirlos en la adolescencia que en la adultez).
Causas del síndrome premenstrual
Según un estudio de Bäckström et al. (2003), las causas del síndrome premenstrual tienen que ver con cambios hormonales. Las hormonas principales e implicadas son el estrógeno y la progesterona.
Antes del periodo, lo que sucede es que los niveles de estrógenos disminuyen y los de progesterona aumentan. Esto tiene un impacto directo en las emociones, en el estado de ánimo y en los síntomas físicos propios del SPM.
Además, también tiene lugar un patrón de cambios fisiológicos que suceden en todo el cuerpo durante las semanas y los días previos a la regla. Estos cambios incluyen variaciones metabólicas, alteraciones en los neurotransmisores y modificaciones de tipo vascular.
Por ejemplo, según un estudio de Rapkin & Akopians (2012), los neurotransmisores que más influencia tienen en el SPM son la serotonina (vinculada al estado de ánimo) y el ácido gamma-aminobutírico (relacionado con el reposo).
Complicaciones del síndrome premenstrual
Algunas mujeres experimentan síntomas o consecuencias muy angustiantes con el síndrome premenstrual que pueden interferir en su bienestar y en su funcionamiento diario. Los efectos graves o complicaciones incluyen las siguientes:
- Pérdida de interés en socializar.
- Problemas en la relación de pareja.
- Dificultades para criar a los hijos.
- Disminución del rendimiento académico o laboral.
- Pensamientos suicidas.
Así, el SPM puede derivar en un trastorno llamado trastorno disfórico premenstrual (TDPM), según lo aclara un estudio de Hantsoo & Epperson (2015). El TDPM se diagnostica como tal en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5). De hecho, se incluyó por primera vez en esta última edición (la quinta).
Trastorno disfórico premenstrual
El trastorno disfórico premenstrual implica una exacerbación de los síntomas del síndrome premenstrual. Según el DSM-5, el TDPM conlleva una serie de criterios diagnósticos que conoceremos a continuación.
Lo principal es que en la mayoría de los ciclos menstruales, al menos 5 síntomas estén presentes en la última semana previa a la menstruación. Luego, tienen que disminuir unos pocos días después de la menstruación y estar ausentes en la semana posterior.
Estos síntomas son los siguientes:
- Labilidad afectiva marcada. Por ejemplo, cambios de humor, sentimientos repentinos de tristeza o llanto.
- Irritabilidad marcada, ira o aumento de los conflictos intrapersonales.
- Estado de ánimo muy deprimido, sentimientos de desesperanza o pensamientos autodespreciativos.
- Ansiedad marcada o sentimientos de tensión.
Por otro lado, como criterio diagnóstico, también deben cumplirse uno o más de los siguientes síntomas:
- Disminución del interés en las actividades cotidianas, como el trabajo, la escuela, los amigos.
- Dificultad subjetiva de concentración.
- Letargia, fatigabilidad o ausencia marcada de energía.
- Cambio en el apetito, sobreingesta o antojos.
- Hipersomnia o insomnio.
- Sentido de estar sobrepasada o fuera de control.
- Síntomas físicos: sensibilidad de las mamas o hinchazón, dolor articular o muscular, ganancia de peso.
Tratamiento para el SPM
Es posible aliviar los síntomas propios del síndrome premenstrual. Algunas mujeres, por ejemplo, se benefician del uso de suplementos o terapias de venta libre, y otras pueden necesitar medicamentos con prescripción médica.
Un cambio en el estilo de vida también puede resultar muy favorable, a través de dietas saludables y equilibradas, un buen descanso, la práctica de ejercicio físico regular, reducción de alimentos procesados y azúcares, eliminación del alcohol y el tabaco.
Hay mujeres que precisan tratamiento y otras no. Esto dependerá, en gran medida, de la intensidad de los síntomas y de su impacto en la vida diaria.
Los abordajes más utilizados son los siguientes:
- Analgésicos de venta libre: eficaces para aliviar los calambres, los dolores de cabeza y la sensibilidad de los senos.
- Suplementos: especialmente útiles ante una carencia de vitaminas.
- Analgésicos recetados: para calambres severos, migraña o depresión.
- Terapia hormonal: uso de anticonceptivos orales, reemplazo con estrógenos, cremas de progesterona. Según un estudio de Usman et al. (2008), estas estrategias son efectivas.
- Acupuntura: según Armadura et al. (2018), estas terapias alternativas podrían reducir los síntomas.
Cada paciente es diferente
El síndrome premenstrual afecta de forma diversa a una mujer y a otra. Cuando los síntomas son excesivamente intensos podemos estar ante un trastorno disfórico premenstrual.
Tanto el síndrome como el trastorno son incapacitantes, en tanto que afectan al estado de ánimo, a las emociones y al bienestar físico. Por fortuna, existen tratamientos efectivos. Los hábitos de vida saludables pueden resultar muy beneficiosos para reducir la intensidad y el impacto de los signos.
- American Psychiatric Association –APA- (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.
- Armour M, Ee CC, Hao J, Wilson TM, Yao SS, Smith CA. Acupuncture and acupressure for premenstrual syndrome. Cochrane Database Syst Rev. 2018;8:CD005290. doi:10.1002/14651858.CD005290.pub2
- Bäckström T, Andreen L, Birzniece V, et al. The Role of Hormones and Hormonal Treatments in Premenstrual Syndrome. CNS Drugs. 2003;17(5):325-342. doi:10.2165/00023210-200317050-00003
- Hantsoo L, Epperson CN. Premenstrual Dysphoric Disorder: Epidemiology and Treatment. Curr Psychiatry Rep. 2015;17(11):87. doi:10.1007/s11920-015-0628-3
- Office on Women's Health, U.S. Department of Health and Human Services. Premenstrual syndrome (PMS). Updated March 16, 2018.
- Rapkin AJ, Akopians AL. Pathophysiology of premenstrual syndrome and premenstrual dysphoric disorder. Menopause Int. 2012;18(2):52-59. doi:10.1258/mi.2012.012014
- Usman SB, Indusekhar R, O'Brien S. Hormonal management of premenstrual syndrome. Best Pract Res Clin Obstet Gynaecol. 2008;22(2):251-260. doi:10.1002/14651858.CD012933