10 alteraciones de la afectividad

Las emociones son la costura de nuestros recuerdos. Los enlazan y los tejen dando lugar a historias biográficas sorprendentes, únicas y extraordinarias. Sin embargo, en ocasiones pueden dar lugar a síntomas patológicos.
10 alteraciones de la afectividad
Gorka Jiménez Pajares

Escrito y verificado por el psicólogo Gorka Jiménez Pajares.

Última actualización: 06 abril, 2023

El universo emocional está plagado de matices. De hecho, hay tantos matices en la afectividad como personas que se emocionan. La emoción es la chispa de la vida. Sin emociones el mundo sería mucho más gris y menos apasionante.

Los vertebrados superiores experimentan, en mayor o menor medida, el impacto de las emociones. En este sentido, una gacela puede sentir miedo cuando ve a una pantera que se aproxima hacia ella. En consecuencia, huye. La finalidad última de las emociones es extraordinariamente adaptativa. Así, nos proporcionan información valiosa en términos evolutivos.

«Con cada estímulo que desencadena una emoción se generan nuevas conexiones entre grupos de células de nuestro cerebro».

-Eduard Punset Casals-

Una aproximación a la psicología de la emoción

Las emociones son los engranajes que componen y dan forma a lo que denominamos bajo el término «afectividad». La afectividad es la totalidad de las experiencias que moldean, acotan y etiquetan la vida emocional de una persona. Habitualmente, los estados afectivos bailan en torno a términos opuestos. Por ejemplo «alegría y tristeza» o «ira y tranquilidad».

Por otra parte, los elementos de la afectividad a los que denominamos «emociones» son ‘las respuestas afectivas que emergen ante estímulos concretos’. Se caracterizan por la brusquedad y por la rápida instauración. Se puede decir que, con frecuencia, son los que «raptan» a una persona, sacándola de un estado emocional neutro a otro intenso y agudo. Por ejemplo «siento un intenso miedo».

Una vez diferenciados los términos de «afecto» y «emoción» cabe hablar sobre qué significa el término de «sentimiento». Así, los sentimientos son como «las huellas frescas en el cemento», son más duraderos y se caracterizan por su estabilidad. Se experimentan de manera sostenida en el tiempo, sin brusquedad y sin síntomas corporales acompañantes.

«No sentimos emociones para instalarnos en ellas, sino para actuar de una u otra manera».

-José Antonio Marina-



10 alteraciones de la afectividad

Existen multitud de distorsiones en el modo en que los sujetos experimentan sus emociones. Estas alteraciones pueden ser tanto cuantitativas, como por ejemplo la «hipotimia» o ‘estado de ánimo adecuado’, como cualitativa, como por ejemplo la «anhedonia» o ‘la ausencia de capacidad para sentir placer’. A continuación vamos a describirlas y vamos a poner ejemplos (ficticios) de algunas de ellas.

1. La alegría patológica

Es muy característica de cuadros maníacos. En el trastorno afectivo bipolar (TAB), la persona puede sentir que su humor es «expansivo» y muy elevado. Por ejemplo, Blanca, una paciente de 26 años diagnosticada de TAB menciona «me siento tan bien que soy capaz de cualquier cosa. De hecho, acabo de pedir un préstamo de 20 000 euros para ir a comprar. Nadie puede conmigo. Ni siquiera los bancos».

En este sentido, es un estado afectivo muy poco adecuado con la realidad. Es desproporcionado. También puede darse en los cuadros psicóticos o en alteraciones orgánicas del cerebro.

2. La tristeza patológica

La tristeza patológica forma parte de la depresión
Uno de los pilares fundamentales de la depresión es la tristeza patológica.

La persona se siente afligida, con tristeza y con frecuencia se encuentra ensimismada en la pena. Esta alteración es muy característica de las personas con depresión. Supone el declive del estado de ánimo. Como hemos visto, un sinónimo que podría utilizarse sería el de ‘hipotimia’.

«En un sentido muy real, tenemos dos mentes: una que piensa y otra que siente».

-Daniel Goleman-

3. La ansiedad

La «ansiedad» es un término muy complejo. Todos los organismos necesitan un mínimo de ansiedad (entendida como «activación») para sobrevivir. Sin embargo, cuando se exceden unos mínimos, la ansiedad amenaza con desbordar las capacidades de afrontamiento de la persona. En este sentido puede entenderse de diversas maneras (Belloch, 2021):

  • Como un estado, alude a los ‘síntomas’ de ansiedad en un periodo temporal acotado.
  • Como un rasgo, se refiere a la predisposición de una persona a reaccionar de manera ansiosa a determinados estímulos de su contexto.

La ansiedad puede adoptar multitud de formas. Puede actuar como una emoción que persiste en el tiempo, caracterizada por ser «flotante», e intoxica cada pensamiento y cada conducta a lo largo del día.

Puede darse, como es lógico, en los trastornos de ansiedad (como la fobia social) pero también en los trastornos psicóticos. En estos últimos, se le denomina «trama delirante» (Belloch, 2021)

«Miedo, ansiedad y neurosis: eso es lo que llevas en la maleta cuando eres un actor».

-Laura Linney-

4. La indiferencia

Juan es un paciente de 34 años que acude a consulta porque afirma «no experimentar emociones». Además, cuando se realiza la exploración, se constata que también es incapaz de reaccionar ante estímulos que son potentes inductores de emociones, como por ejemplo observar una vitrina llena de víboras.

Podríamos decir que Juan presenta indiferencia, apatía o ausencia de reactividad emocional (Belloch, 2021). Se presenta de manera habitual en algunos trastornos somatomorfos, bajo el término de la belle indifirence o ‘hermosa indiferencia’. También puede aparecer en determinados trastornos de la personalidad, sobre todo en cuadros esquizoides y esquizotípicos.

5. La anhedonia

Clara tiene depresión y, como consecuencia de ella relata «durante toda mi vida, cocinar me ha hecho sentir profundamente dichosa. Sin embargo, ahora me da igual. Todo me da igual». La anhedonia, como se habrá podido apreciar, hace que las personas dejen de obtener placer de actividades que, anteriormente, eran extraordinarias fuentes de bienestar.

«Son nuestras emociones e imperfecciones las que nos hacen humanos».

-Clayde DeSouza-

6. La paratimia

Este término alude a la incoherencia en la expresión emocional. Por ejemplo, Izai es un paciente que acude a consulta porque siente que las emociones «se le escapan». Por ejemplo, hace dos fines de semana tuvo que asistir a un funeral. En él, todo el mundo estaba callado, llorando y profundamente afligido. Sin embargo, Izai se reía. Era incapaz de parar.

Los pacientes con esta alteración experimentan emociones muy discordantes en tiempo y forma a las exigencias del entorno. En consecuencia, su expresión emocional se evalúa como poco apropiada, poco coherente y muy fragmentada. Un sinónimo de esta alteración podría ser el de inadecuación afectiva.

7. La labilidad emocional

El término de «labilidad» podría traducirse como ‘poca estabilidad’. Las personas emocionalmente lábiles se caracterizan por ser «montañas rusas» de emociones. Así, su universo emocional se ve sacudido sin previo aviso. Cambian rápidamente entre emociones con valencias opuestas (por ejemplo, pasan de la felicidad a la tristeza con una velocidad pasmosa), en respuesta a estímulos externos.

«El problema no es el hecho de que tengas síntomas, sino lo que haces con los síntomas que tienes».

-Fred Penzel-

8. La incontinencia afectiva

La incapacidad afectiva es una condición en la que no se puede dejar de llorar
Algunas personas, ante estímulos muy pequeños, pueden caer en un estado de llanto incontrolable.

Eugenia, de 56 años acude a consulta con un cuadro de ansiedad grave. Manifiesta que «es incapaz de parar de llorar». Tras la exploración de su situación actual, somos incapaces de encontrar algún desencadenante de su estado ansioso y de su llanto.

Eugenia manifiesta lo que se denomina incontinencia afectiva. Es decir, una ausencia en la capacidad de control del afecto. En consecuencia, su afectividad se desborda de manera rápida, alcanzando una intensidad desproporcionada que es indomable.



9. La disforia

A veces las personas pueden sentir un estado afectivo que se caracteriza por una valencia negativa, sin causa aparente. Podemos entender este síntoma afectivo como un ‘estado emocional de base’, poco placentero, malhumorado e irritable, pero con carácter difuso.

Por ejemplo, Marta es una paciente que acude a consulta y últimamente se siente enfadada, muy pesimista y, según dice, «amargada» porque su marido está constantemente juzgándola. Este sería un buen ejemplo de lo que significa «estar disfórico».

10. La alexitimia

Hay personas que son incapaces de acceder a la inmensidad de su universo emocional. Ni perciben los sentimientos, ni son capaces de identificarlos y, mucho menos, son capaces de expresarlos. Puede tener una base orgánica considerable.

Por ejemplo, Lucas es un paciente de 16 años. Según su neurólogo y su pediatra podría tener autismo. Tras la exploración, nos damos cuenta de que es incapaz de diferenciar entre sus emociones y las sensaciones físicas (Belloch, 2021). Tampoco consigue empatizar, ni describir qué sentimientos podrían estar experimentando otras personas.

«No conseguirás conmover otros corazones, si del corazón nada te sale».

-Goethe-

Estas personas tienden a tener un pensamiento intelectualizador, operativo y detallista. Son extraordinariamente hábiles incluyendo datos de poca importancia en su discurso. Precisamente, según diversas hipótesis, con el objetivo de suplir las lagunas de elementos emocionales y personales. En consecuencia, su afectividad se ve severamente empobrecida.

Las distorsiones que se producen en la afectividad son muy diversas. Así, son capaces de trastocar por completo la vida de muchos individuos, como las de los pacientes que hemos descrito. Como seres humanos, somos extraordinariamente emocionales. En ocasiones, las emociones tienen la capacidad de tomar el timón de nuestras vidas y llevarnos a puertos tormentosos.

«Nuestras emociones están ahí para ser sentidas, pero no para dominar nuestra vida, ni cegar nuestra visión, ni robar nuestro futuro, ni apagar nuestra energía porque, al momento de hacerlo, se volverán tóxicas».

-Bernardo Stamateas-



  • Belloch, S. A. (2023). Manual De Psicopatologia, Vol I. Mc-Graw Hill.
  • Ruiloba, J. V. (2015). Introduccion A La Psicopatologia Y La Psiquiatria (8.a ed.). ELSEVIER ESPAÑA.
  • León, J., Mauri, J. A., Medrana, M., Gobernado, J. M., Saiz-Ruiz, J., & O'Neill, A. (1988). Llanto patológico e incontinencia afectiva: importancia terapéutica de su distinción. Revista de Medicina de la Universidad de Navarra, 149-152.
  • Paula Pérez, I., Martos, J. M. P., & Llorente-Comí, M. (2010). Alexitimia y síndrome de Asperger. Revista de Neurologia, 2010, vol. 50, num. S3, p. S85-S90.

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