Ingurgitación yugular: patologías, diagnóstico y preguntas frecuentes
La evidencia de alteraciones o cambios en el cuerpo puede ser señal de alguna enfermedad. La ingurgitación yugular, también conocida como distensión de las venas yugulares, es uno de esos cambios. Se manifiesta como una protuberancia que baja por los laterales del cuello.
El aumento en el diámetro de estas venas cervicales tiene diversas causas. Muchas de ellas son cardíacas.
Aunque se puede descubrir en un examen físico, la ingurgitación requiere de la realización de pruebas diagnósticas complementarias que son solicitadas por el médico. En este artículo exploraremos sus características, los posibles tratamientos y algunas dudas frecuentes en torno a la condición.
¿Qué es la ingurgitación yugular?
Las venas yugulares son de los principales vasos sanguíneos que transportan sangre desoxigenada y rica en dióxido de carbono. Es decir, a ellas llegan o desembocan venas más pequeñas, del cuello y el cráneo, para llevar la circulación al corazón.
Desde el punto de vista anatómico, las venas yugulares se dividen en internas y externas. Ambas se unen con otras para formar la cava superior. Esta última es la vena más grande del cuerpo y la encargada de devolver la sangre desoxigenada de la porción superior del organismo a la aurícula derecha del corazón.
La distensión de las venas yugulares consiste, en realidad, en el aumento visible hacia el exterior del tamaño de las yugulares internas. Es un signo clínico de gran importancia que se puede evaluar con facilidad.
Se ve como un bulto en el costado del cuello, que no es constante a lo largo del día, que es blando a la presión y sin cambios de coloración en la piel.
¿Cuáles son las causas de la ingurgitación yugular?
La distensión de las venas yugulares puede aparecer por múltiples patologías de base. Las causas se dividen en cardíacas y no cardíacas. A continuación, exponemos las más comunes.
1. Insuficiencia cardiaca descompensada
La insuficiencia cardiaca es una enfermedad que se caracteriza porque el corazón tiene menor capacidad para bombear la sangre. Una de sus formas de descompensación es la aparición de una falla congestiva. En esta circunstancia, la presión en el sistema venoso aumenta por acumulación de líquidos que no logran llegar a las cavidades del corazón a la velocidad normal.
Dicho aumento de presión puede generar distensión de las venas yugulares. Por eso es, de manera clásica, un signo clínico que denota la insuficiencia cardiaca.
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2. Valvulopatías
El corazón es una estructura de cuatro cavidades: dos aurículas y dos ventrículos. Las aurículas y los ventrículos se encuentran separados por tabiques, comunicados a través de válvulas. Estas últimas evitan que la sangre regurgite o se devuelva a la cavidad de la que viene, al momento de la contracción o sístole.
Cada una de estas válvulas recibe un nombre. Una de ellas es la tricúspide, que separa la aurícula derecha del ventrículo derecho. Si estas estructuras se estrechan o se vuelven más anchas, habrá estenosis o insuficiencia, respectivamente.
Cuando se presenta estenosis de la válvula tricúspide, la presión de las venas yugulares se incrementa, lo cual puede generar el hallazgo clínico de la ingurgitación yugular. A la par, es posible que el médico detecte un soplo cardíaco, debido a la fuerza que debe hacer la sangre para pasar por la válvula estrechada.
3. Pericarditis
El corazón está rodeado por una membrana llamada pericardio. Cuando esta estructura se inflama, se denomina pericarditis.
La alteración puede generar compresión del corazón, limitando su capacidad de llenado y aumentando la presión intraluminal de las venas yugulares. Es así que se conforma el cuadro clínico de taponamiento cardíaco.
4. Aumento de presión intratorácica
Existen diversas situaciones que pueden provocar un aumento en la presión dentro del tórax. Puede deberse a maniobras, como la de Valsalva, al toser, realizar esfuerzos o pujar. Todo ello es normal.
Pero es importante señalar que, aunque un aumento de la presión es esencial para la respiración, en algunos casos puede haber problemas asociados, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). La distensión de las venas yugulares no será el único signo, aunque representará una señal de advertencia de los cambios de presión que suceden dentro de la cavidad torácica.
5. Hipertensión pulmonar
La hipertensión pulmonar ocurre cuando la presión del sistema circulatorio de los pulmones aumenta en exceso y de modo persistente. En otras palabras, hay un incremento en la resistencia vascular de las venas pulmonares.
En la hipertensión pulmonar, la resistencia al flujo sanguíneo en los vasos de los pulmones aumenta, lo que lleva a mayor presión en la parte derecha del corazón. Esto, a su vez, eleva la presión en las venas que llevan la sangre hacia el corazón, incluyendo las yugulares.
6. Obstrucción del sistema venoso superior
La obstrucción de la vena cava superior dificulta el flujo sanguíneo proveniente del cuello y el cráneo hacia el corazón. Esta alteración puede generarse por la presencia de un trombo o incluso tumores que presionen a los vasos sanguíneos de la zona.
La trombosis de la vena cava superior está muy asociada a procedimiento médicos invasivos, como el cateterismo. Por otro lado, entre los tumores que ocasionan este síndrome obstructivo, el cáncer pulmonar de células no pequeñas es el más frecuente, según una publicación en Medicina Interna de México.
La condición es grave y requiere atención médica inmediata. El tratamiento puede incluir anticoagulantes o cirugías.
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7. Cirrosis hepática
La cirrosis hepática es una enfermedad crónica que afecta al hígado y su función. Partes del órgano son sustituidas por tejido fibroso, lo que cambia su estructura anatómica.
La hipertensión portal es una complicación común de la cirrosis hepática. Se produce cuando hay un aumento en la presión dentro de la vena porta, que es el vaso principal que lleva la sangre desde los órganos abdominales al hígado.
En el contexto de la hipertensión portal, habrá acumulación de sangre en venas colaterales y contribuirá a la ingurgitación de las yugulares. Además, en la cirrosis hay retención de líquidos en el abdomen (ascitis), lo que también ejerce presión sobre los vasos sanguíneos.
8. Hipervolemia
Un aumento excesivo del volumen de sangre genera un incremento de la presión, lo cual puede ocasionar la presencia de distensión yugular. Las razones que explican la hipervolemia son las siguientes:
- Cirrosis hepática.
- Uso crónico de corticosteroides.
- Insuficiencia cardíaca congestiva.
- Síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética (SIADH).
- Enfermedades renales: sobre todo, la insuficiencia renal y el síndrome nefrótico.
- Exceso de líquidos: por consumir grandes cantidades o por recibirlos a través de una hidratación parenteral en una internación.
¿Cómo se diagnostica la ingurgitación yugular?
La distensión yugular se diagnostica de manera clínica. Es decir, se puede visualizar cuando el médico examina el cuello de un paciente.
Para mayor precisión, es posible que el profesional haga una evaluación de la presión venosa yugular (JVP, por las siglas en inglés de evaluation of jugular venous pressure). Lo que se hace es observar la vena yugular en el cuello, a través de diferentes posiciones y maniobras.
Sin embargo, tras identificar el hallazgo clínico, habrá que avanzar con el diagnóstico. Se debe precisar su etiología para ofrecer el tratamiento adecuado. Para ello, suelen requerirse algunas ayudas complementarias, como las que reseñamos a continuación.
Radiografía de tórax
Los rayos X de tórax son una herramienta útil para un abordaje inicial del paciente con ingurgitación yugular. Permiten observar de manera somera la anatomía del corazón y los pulmones, buscando hallazgos sugestivos de enfermedad.
Ecocardiografía
Un ecocardiograma es un examen de imagen que permite evaluar el corazón de manera detallada. Facilita la visualización de sus estructuras, como válvulas y cavidades, además de su funcionamiento en tiempo real.
Este examen es esencial para determinar si la causa de la ingurgitación yugular es de origen cardíaco. Incluso, se pueden detectar hallazgos relacionados con otras enfermedades causales, como la hipertensión pulmonar.
Laboratorio de sangre
En la búsqueda de la causa, es necesario analizar el funcionamiento de otros órganos o sistemas. Las pruebas sanguíneas de función hepática, por ejemplo, podrían orientar hacia una cirrosis.
Relevante también sería la concentración de creatinina para evaluar la función renal. Una alteración allí obligaría a complementar con un análisis de orina y la medición de electrolitos (sodio, potasio, calcio y otros).
¿Qué hacer si tengo ingurgitación yugular?
Notar un bulto en el cuello debería llevarnos a consulta médica. El profesional buscará la causa e instaurará un tratamiento, de acuerdo a la sospecha diagnóstica.
De modo general, los tratamientos disponibles para las etiologías más frecuentes son los siguientes:
- Síndrome nefrótico: medicamentos inmunosupresores.
- Cirrosis: se usan diuréticos, dieta con restricción de sodio, lactulosa, vitaminas y suplementos nutricionales.
- Hipertensión pulmonar: se pueden recetar prostaciclinas, antagonistas de los receptores de endotelina o inhibidores de la fosfodiesterasa.
- Insuficiencia cardíaca: medicamentos diuréticos, inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) o bloqueadores de los receptores de angiotensina (BRA).
Las valvulopatías, la pericarditis y algunas obstrucciones de la vena cava se abordan con cirugías o con procedimientos invasivos (drenajes o cateterismos).
La clave está en encontrar la causa
Dado que la ingurgitación yugular puede ser la manifestación de una gran cantidad de patologías médicas (muchas de alto riesgo), la búsqueda de atención por parte de personal sanitario es uno de los pasos más importantes. Así, se pueden hacer los estudios pertinentes y, con base en ellos, establecer el abordaje óptimo.
El manejo del síntoma es muy variable entre una condición de base y otra. Para lograr su desaparición, en realidad, hay que alcanzar el control de la causa.
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