El duelo patológico
¿Qué es un duelo patológico? Antes de responder a ello, hablemos sobre el duelo. A lo largo de la vida conocemos a muchas personas y vivimos muchas experiencias. Cuando estas personas son significativas para nosotros, es decir, nos marcan, es más probable que en caso de perderlas pasemos por un duelo.
El duelo es una respuesta emocional, psicológica y conductual ante cualquier pérdida significativa en nuestra vida. Para llegar a la aceptación y a la sanación, es decir, a integrar esa experiencia como parte de nuestra historia sin que eso nos genere sufrimiento, transitamos por un duelo.
De forma general, se habla de una serie de fases en el duelo, que conllevan una serie de emociones. Pero cuando nos estancamos en alguna de esas fases, o cuando el duelo implica un sufrimiento prolongado en el tiempo y muy deteriorante, entonces hablamos de un duelo patológico.
“El duelo no te cambia, te revela. A veces el duelo puede mostrar algo de ti que siempre estuvo allí”.
-John Green-
¿Qué es el duelo?
El duelo es la respuesta normal ante una pérdida significativa en nuestra vida (una ruptura, una persona que ha fallecido, un despido…). Se trata de un proceso emocional saludable, ya que nos permite reorganizar nuestra realidad y, sobre todo, afrontar y aceptar esa pérdida.
Según la psiquiatra Elisabeth Kübler Ross, pionera en el estudio del duelo, las personas pasamos por 5 fases durante el duelo: la negación o shock, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación. Las fases del duelo, cabe decir, no tienen por qué ser lineales (de hecho, de forma habitual, el duelo es circular, y pasamos una y otra vez por las diferentes fases del mismo).
Aunque el duelo es un proceso adaptativo y sano que acaba terminando (con la aceptación), este puede volverse patológico si nos estancamos en cualquiera de sus fases. Entonces hablamos de un duelo patológico, que también aparece cuando la reacción normal ante la pérdida se retrasa.
“El duelo es algo bueno. Es la forma de ir a través de las transiciones de la vida”.
-Rick Warren-
¿Qué es el duelo patológico?
El duelo patológico o duelo complicado se define como un proceso de duelo en el que la persona ya no está pasando por un duelo normal y por lo tanto adaptativo, sino que su duelo se ha vuelto desadaptativo. ¿Por qué? Porque se han intensificado o cronificado los síntomas del mismo o porque estos interfieren de forma exagerada en la vida del sujeto.
El duelo patológico suele aparecer porque la persona se ha estancado en cualquiera de las fases del mismo, y cuando esta siente que no avanza, que su vida se ha detenido por completo y desde hace ya bastante tiempo. Una persona que está en un duelo patológico puede sentir mucha desesperanza, y creer que su situación nunca cambiará.
La no-reacción también es patológica
El duelo patológico también se manifiesta, de forma paradójica, cuando no aparece una reacción ante la pérdida. Es decir, la persona hace su vida como si nada después de una pérdida significativa en su vida, como si no hubiera pasado nada.
En estos casos, lo que suele ocurrir es que la persona reprime o niega todas las emociones e intenta seguir con su vida, pero esto acaba siendo mucho peor, porque la respuesta tarde o temprano aparece y lo hace, además, de forma más intensa e interfiriente.
“El duelo no te hace imperfecto. Te hace humano”.
-Sarah Dessen-
Manifestaciones o síntomas del duelo patológico
El duelo patológico puede manifestarse de formas muy diversas, de una persona a otra (los síntomas también pueden ser más o menos graves). Sin embargo, sí podemos hablar de algunas manifestaciones bastante habituales cuando un proceso de duelo se estanca.
Debemos remarcar aquí que lo que diferencia, muchas veces, un duelo normal o adaptativo de un duelo patológico, es la intensidad, gravedad o duración de los síntomas. Es decir, en el duelo los síntomas que mencionaremos a continuación aparecen (y son normales y sanos), pero durante un tiempo determinado (y su intensidad va disminuyendo poco a poco).
En cambio, en el duelo patológico, estos síntomas se prolongan de forma indefinida o causan un sufrimiento agravado en la persona.
- Grandes dificultades para aceptar la pérdida.
- Sensación de no creer que la persona haya fallecido (o nos haya abandonado).
- Sentimientos de ansiedad, depresión y soledad intensos.
- Sensación de estar estancados, de no poder avanzar.
- Marcada desesperanza (creer que nunca lo superaremos).
- Pérdida de ilusión o de placer por las cosas (anhedonia).
- Ninguna respuesta ante la pérdida.
- Embotamiento afectivo.
- Pensamientos intrusivos y negativos, recurrentes.
- Pesadillas.
- Ideas autolíticas o pensamientos de suicidio.
Señales del duelo patológico
Más allá de los síntomas mencionados, conviene conocer cuáles son algunas de las señales de alarma que nos indicarían que estamos ante un duelo patológico, según los profesionales. Así existe una serie de factores que nos permiten identificar un duelo patológico.
Algunos de ellos son una etapa de shock de más de tres semanas, la ausencia total de respuesta afectiva en una persona que no se caracterizaba por ello, la prolongación de las etapas de negación y/o culpa por encima de 6 meses, la presencia de un sentimiento desproporcionado de culpa…
También lo son cambios bruscos en el comportamiento, idealización excesiva de la persona perdida, insomnio pertinaz, abuso de tóxicos, fobias, ansiedad incontrolable, estados depresivos prolongados e ideas persistentes de suicidio.
La importancia de un buen diagnóstico
Aunque nosotros podamos apreciar e identificar dichas señales (y es importantísimo que lo hagamos), siempre deberá ser un profesional de la salud mental la persona que nos diga si estamos en un duelo patológico o no.
Se deberán tener en cuenta una serie de factores a la hora de diagnosticar un duelo patológico. Entre ellas, el contexto, los síntomas y las circunstancias que rodean a la pérdida y al sobreviviente (en el caso de fallecimientos).
Una vez obtenido el diagnóstico, lo más recomendable será iniciar un proceso psicoterapéutico, es decir, pedir ayuda. Hablar con nuestros seres queridos sobre nuestra situación también puede ayudarnos; lo importante será no aislarse y buscar la ayuda que necesitemos para transitar este período.
Cómo prevenir el duelo patológico
No debemos nunca huir del duelo, porque, insistimos, es un proceso adaptativo y saludable. Pero sí debemos cuidarnos para no acabar desarrollando un duelo patológico.
Así, aunque cada caso es un mundo y no todos disponemos de las mismas herramientas para hacer frente a un duelo (a nivel psicológico, social…), lo cierto es que hay algunas estrategias que nos pueden ayudar a prevenir un duelo complicado. Algunas de ellas son:
- Practicar el autocuidado: seguir hábitos saludables (respetar las horas de sueño, comer bien…).
- Acudir a terapia: no hace falta estar muy mal para pedir ayuda y empezar a cuidar nuestra salud mental.
- Permitirnos sentir: no te juzgues por todo eso que sientes; abraza esas emociones, transítalas, acepta que estén ahí. Tienen su sentido.
- Buscar momentos de desconexión: tan saludable es expresar nuestras emociones como buscar momentos para desconectar de la experiencia dolorosas que estamos afrontando.
- Hacer deporte: nos ayuda a desconectar, a liberar endorfinas, a reducir síntomas de ansiedad…
- Empezar a aceptar la pérdida: esto implica volver a situarnos y reorganizar nuestra realidad. Empieza a hacerte a la idea que las cosas han cambiado.
Escucha qué necesitas
Estas son algunas ideas para afrontar una situación de pérdida, pero es normal que nos cueste empezar a ponerlas en práctica, sobre todo en el inicio del duelo. No nos presionemos en este sentido; intentemos escuchar nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones.
Pregúntate: «¿Qué necesito?». Intenta acompañarte en tu propio proceso como lo harías con tu mejor amigo, respetando tus fases y aceptando que todo lo que sientas está bien.
Busca apoyo en tus seres queridos y sobre todo, no te presiones para avanzar. El proceso de duelo se irá resolviendo de forma natural si tomas conciencia del mismo y sobre todo, si te cuidas a nivel físico y psicológico.
El duelo como parte de la vida
Toda experiencia importante en nuestra vida deja huella, y perder a personas durante el camino nos sacude a nivel emocional. Es normal estar triste tras una pérdida.
Vivamos el duelo como una etapa para agradecer, para despedirnos de aquello que hemos amado, con quien hemos compartido una parte del camino, y para aprender que solo estamos aquí de paso.
Y sobre todo, para que entendamos que hay pérdidas que también pueden ofrecernos un nuevo comienzo. Todas las pérdidas aguardan un mensaje, aunque a veces necesitemos un tiempo para entender el mensaje que esa experiencia, tan dolorosa y sentida, quería dejarnos.
- Barreto P, Yi P, Soler C. Predictores de duelo complicado. Psicooncología. 2008; 5(2-3): 383-00.
- Belloch, A., Sandín, B., Ramos, F. (1996). Manual de psicopatologóa. McGraw-Hill, Madrid.
- Kübler-Ross, E., & Kessler, D. (2016). Sobre el duelo y el dolor. Luciérnaga.
- Kübler-Ross, E. (2017). Sobre la muerte y los moribundos: alivio del sufrimiento psicológico. DEBOLSILLO.
- Pereira Tercero R. Evolución y diagnóstico del duelo normal y patológico. FMC. 2010; 17 (10): pag 656-663. Disponible en: https://www.avntf-evntf.com/wp- content/uploads/2016/06/Ev.-ydiagnóstico-del-duelo-normal-y-patógico.-R.-Pereira.- 2014.pdf