¿Qué es la labilidad emocional?
La labilidad emocional es una alteración de la afectividad. La afectividad, por su parte, es aquel dominio de la vida mental al que pertenecen estados como las sensaciones, las emociones, el estado de ánimo, el humor, los sentimientos…
Así, los afectos serían todos aquellos estados que nos influyen o nos motivan, de una forma u otra. Pero ¿qué ocurre cuando la regulación de estos estados, o los mismos estados, están alterados? Entonces entramos en el terreno de la psicopatología de la afectividad.
La labilidad emocional forma parte de este ámbito de la psicopatología, y se manifiesta a través de cambios súbitos y desproporcionados en el estado emocional.
Las personas que la sufren expresan variaciones en sus emociones en cuestión de minutos, horas o días (aunque suelen ser cambios que se producen de forma rápida y abrupta). ¿Quieres conocer más sobre este concepto?
“Cuida tus propias emociones y nunca las subestimes”.
-Robert Henri-
¿Qué es la labilidad emocional?
La labilidad emocional es una alteración de la afectividad, que implica una serie de cambios en el estado de ánimo. Estos cambios se producen de forma rápida y alternante, y pueden estar provocados (o no) por estímulos externos.
Las emociones de estos «nuevos» estados anímicos suelen durar poco tiempo, y el sujeto con labilidad emocional puede pasar de forma rápida de una emoción a su contraria. Por ejemplo, podría implicar pasar de la tristeza y el llanto a la alegría y la risa, de forma rápida.
Así, la característica fundamental de este fenómeno es esta rapidez con la que cambia el estado anímico o las emociones de la persona. Estos cambios tan rápidos y bruscos pueden generar un auténtico malestar en el paciente, que se siente «desbordado» o incapaz de hacer frente a sus emociones de forma saludable.
¿Cuánto duran los cambios de humor?
La duración de la emoción «nueva» dependerá mucho de la persona. Así, pueden ser cambios que duren minutos, horas o días. Lo que caracteriza a la labilidad emocional no es tanto el tiempo que la persona esté experimentado esa emoción, sino precisamente que el cambio de una emoción a la otra se dé de forma rápida y abrupta.
Por otro lado puede ocurrir que los cambios bruscos en el estado emocional puedan sucederse los unos a los otros durante días, y que al final llegue un día en el que la persona se «estabilice». Sin embargo, la labilidad emocional volverá a aparecer tarde o temprano (sobre todo en determinados trastornos psicológicos).
Trastornos donde aparece
La labilidad emocional puede aparecer como un síntoma aislado en el sujeto o como consecuencia de algún trastorno previo. En el primer caso, hablamos de que la persona no presenta ningún trastorno mental de base que explique esta alteración.
En el segundo, la labilidad aparecería como parte de un trastorno psicológico subyacente. Aquí os dejamos algunos de los trastornos donde es más probable que aparezca la labilidad emocional:
Depresión mayor
La labilidad emocional puede aparecer en la depresión mayor. En este caso, la persona pasaría, por ejemplo, de fases de aplanamiento o embotamiento emocional y anhedonia a otras marcadas por la profunda tristeza.
Dichos cambios pueden generar mucha inestabilidad y sufrimiento, además de alteraciones en las relaciones sociales (sobre todo cuando la labilidad se manifiesta a través de un brote intenso).
Ciclotimia
La ciclotimia es considerada la versión «leve» del trastorno bipolar. Se trata de un trastorno del estado de ánimo que implica la alternancia de episodios depresivos con episodios hipomaníacos, que se repiten de forma cíclica y alternante.
Uno de los síntomas principales de la ciclotimia es esta labilidad emocional que explicábamos, ya que la persona pasa de un estado emocional a otro de forma muy rápida e intensa.
Trastorno bipolar
En el trastorno bipolar también puede aparecer labilidad emocional, aunque debe quedar claro aquí que no es lo mismo ser bipolar que ser lábil a nivel emocional. En el primer caso hablamos de un trastorno, y en el segundo, de un síntoma o de una característica de la persona.
Otros trastornos
Otros trastornos donde aparece la labilidad emocional son la epilepsia (en este caso, existe una alteración en el funcionamiento global del encéfalo) o alteraciones donde existe una afectación del sistema límbico (muy relacionado con la regulación emocional).
Fenómenos relacionados con la labilidad emocional
La labilidad emocional no debe confundirse con otros trastornos de la afectividad que pueden parecer similares pero que no son lo mismo. Vamos a ver ahora sus diferencias:
Incontinencia afectiva
La labilidad emocional puede aparecer junto a la incontinencia afectiva. En este caso hablamos de una falta de control de la expresión afectiva, que aparece de forma desmesurada. Así, la persona con incontinencia afectiva no puede dominar o controlar sus emociones, y se ve «sobrepasada» por ellas.
Puede ser que la persona sienta que en realidad sus emociones no son tan intensas pero, sin embargo, se vea incapaz de gestionarlas. La incontinencia afectiva aparece en trastornos como la discapacidad intelectual o en algunas enfermedades orgánicas como las demencias. También aparece en algunos trastornos mentales.
Ambivalencia afectiva
Otra alteración de la afectividad que no debemos confundir con la labilidad emocional es la ambivalencia afectiva. La ambivalencia afectiva implica la coexistencia de sentimientos positivos y negativos con respecto a una misma vivencia o situación.
Es decir, no es que se alteren las emociones o los sentimientos (como en el caso de la labilidad emocional), sino que estos coexisten (es decir, aparecen a la vez). Esta alteración se da en trastornos como la esquizofrenia o algunos trastornos de la personalidad.
Rigidez afectiva
La rigidez afectiva es una alteración que afecta al rango y a la capacidad de modular las emociones y los afectos. Así, la persona manifiesta determinadas emociones, pero se ve incapaz de modularlas, y a raíz de ello estas persisten con independencia de la situación.
Se trata de una forma de inflexibilidad afectiva que no debemos confundir con la indiferencia. En este último caso, hablamos de una inexistencia de los afectos.
La rigidez afectiva aparece, por ejemplo, en la esquizofrenia (sobre todo en la esquizofrenia de tipo desorganizado), en la depresión, en los episodios maníacos del trastorno bipolar, en el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), etc.
Tratamiento de la labilidad emocional
La psicoterapia puede resultar útil para tratar la labilidad emocional, sobre todo cuando esta aparece como un síntoma o de forma aislada. Aquí se utilizan diferentes técnicas de regulación emocional, así como técnicas cognitivas como lo serían la reestructuración cognitiva o la defusión cognitiva.
Cuando la labilidad aparece como consecuencia de algún trastorno mental de base, será importante abordar el trastorno con el tratamiento más validado para el mismo.
Farmacoterapia
La farmacoterapia se utiliza sobre todo en personas con depresión (antidepresivos), un trastorno psicótico como la esquizofrenia (antipsicóticos) o algún trastorno de ansiedad (ansiolíticos).
En estos casos, eso sí, siempre deberá ser el psiquiatra quien determine si un tratamiento farmacológico es adecuado o no (y de qué tipo). Debe quedar claro aquí que los fármacos no «solucionan» de forma directa la labilidad emocional, sino que suponen una ayuda para mejorar el trastorno global del paciente.
En este sentido, pueden ayudar a reducir los niveles de activación (ansiedad), los síntomas psicóticos, etc. Esto, a su vez, podría tener un impacto positivo en la regulación de emociones.
Acompañando la labilidad emocional
La labilidad emocional puede generar mucho sufrimiento, además de una sensación de confusión en la persona que la padece. Cuando forma parte de un trastorno mental previo, deberá atenderse y tratarse teniendo en cuenta la totalidad del paciente y su trastorno.
Para ayudar a una persona con labilidad emocional, lo mejor será indagar en las causas de la misma e intentar acompañarla en esos cambios de humor de la mejor manera posible.
También podemos animarla a pedir ayuda; como siempre, pedir ayuda profesional supondrá un antes y un después que puede ofrecerle a la persona un lugar seguro en el que pueda ser ella misma.
- American Psychiatric Association –APA- (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.
- Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F. (2010). Manual de Psicopatología. Volumen II. Madrid: McGraw-Hill.
- Caballo (2002). Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos. Vol. 1 y 2. Madrid. Siglo XXI.
- Gradillas, V. (1998): Psicopatología descriptiva. Signos, síntomas y rasgos. Madrid: Pirámide.
- Harrington R. (2005). Affective disorders. Child and Adolescent Psychiatry. 4th ed. Oxford: Blackwel Publising.
- Hilty, D.M., Leamon, M.H., Lim, R.F., Kelly, R.H. y Hales, R.E. (2006). A Review of Bipolar Disorder in Adults. Psychiatry (Edgmont), 3(9): 43-55.