Neofobia alimentaria: síntomas, causas y tratamiento
La neofobia alimentaria consiste en la resistencia o la aversión de probar nuevos alimentos. El nivel varía de acuerdo a una serie de factores como el sexo, la edad, la cultura y el nivel socioeconómico. Suele darse con más frecuencia en niños, alterando la percepción sensorial.
El rechazo a probar nuevos alimentos puede implicar consecuencias serias, llegando a la desnutrición. Los niños con neofobia alimentaria consumen menos variedad de frutas, verduras, pescado y cereales.
Características de la neofobia alimentaria
El nivel de neofobia alimentaria depende de cada persona. Algunas tienen un rechazo total a probar nuevos alimentos, mientras que otros pueden intentar probar algunos que no le son familiares. Luego existe un término intermedio en el que confluye el rechazo a algunas categorías de alimentos que no le son familiares y la aceptación de otros.
Se conoce también como el dilema del omnívoro. Es decir, se considera como una estrategia de protección del organismo por probar nuevos alimentos para evitar la intoxicación. Sin embargo, el ser humano cuenta con otras estrategias de protección, como es la imitación de dietas de otras personas.
A partir de los 2-3 años los niños suelen presentar cierta aversión a los alimentos nuevos. Además, el paladar de los seres humanos tienen una mayor preferencia por los sabores dulces y salados, algo que consiguen los alimentos ultraprocesados.
En contraposición, algunas frutas pueden tener un sabor muy ácido, mientras que en ciertas verduras su sabor es amargo. Así, la dieta suele ser menos saludable, mostrando preferencias por alimentos que no aportan la cantidad de vitaminas y minerales necesarios.
Causas del desarrollo de neofobia alimentaria
La neofobia alimentaria infantil va de la mano con la nutrición de sus más allegados. El consumo de frutas, verduras y cereales en los adultos con los que comparte el hogar se vincula con la probabilidad del niño en querer probar nuevos alimentos.
De lo contrario, si la dieta de la familia consiste en la elección de alimentos ultraprocesados, el riesgo a desarrollar neofobia por alimentos saludables crece exponencialmente. Los niños a partir de los 2-3 años desarrollan preferencia por ciertos alimentos y aversión hacia otros.
Los alimentos ultraprocesados se caracterizan por tener una alta tasa de consumo y un sabor potente debido a ingredientes químicos, como el glutamato. Las frutas, verduras y cereales no estimulan el paladar de la misma manera.
Si el niño se acostumbra al consumo de ultraprocesados, difícilmente se dará la oportunidad de probar alimentos que desde un principio pueden ser amargos, ácidos o con un dulzor distinto al que proporcionan los azúcares refinados.
Consecuencias de la neofobia alimentaria
La falta de consumo de frutas, verduras, cereales, pescado y hortalizas favorece el desarrollo de tejido adiposo. Por tanto, el riesgo de obesidad infantil es más alto que otros individuos. Pero no solo la obesidad infantil. El crecimiento del tejido adiposo y del almacenamiento de grasa en el organismo hace que aumente el riesgo de diabetes tipo 2.
Inevitablemente, la posibilidad de desarrollar otras enfermedades crónicas aumenta. En los casos más graves pueden aparecer cuadros de desnutrición debido a la ausencia de sustancias necesarias para el organismo. Esto puede ocasionar retrasos en el crecimiento y otras patologías que necesitarán un tratamiento posterior.
¿Cuál es el tratamiento para la neofobia alimentaria?
La exposición gradual a nuevos alimentos es el tratamiento de primera línea. De esta manera se aumenta la familiaridad con el producto, dejando de ser desconocido y con mayor preponderancia a ser ingerido. La disposición al consumo de alimentos saludables también se ve favorecido si el niño tiene experiencias agradables simultáneas tras su consumo.
Pueden hacerse un sinfín de tareas para que el niño acepte probar nuevos alimentos. No obstante, no suele ser una tarea fácil. En muchas ocasiones, si la alimentación en el hogar se basa en el consumo de alimentos ultraprocesados se debe empezar por establecer cambios en todo su contexto, reduciendo el riesgo de que se utilicen los mismos como estrategias de reforzamiento.
Programas de educación sensorial
Los niños pueden tener una imagen mental sobre cómo un alimento es aceptable para su consumo. Muchas veces, influidos por el marketing de los ultraprocesados esta imagen se ve sesgada. Los alimentos ultraprocesados cuentan con colores más llamativos y con más texturas que los naturales.
Aumentar la curiosidad por cada uno de los alimentos, asociarle colores y beneficios para la salud puede ser un ejercicio que estimule la elección óptima. Es más, si se combinan con las técnicas de modelado (ver a una persona de interés consumiendo), la tasa de elección puede ser mucho más mayor.
Otra de las tareas que pueden incluirse en los ejercicios de estimulación sensorial es la entrada de los niños a la cocina. Ser partícipe en la elección de platos, la combinación de alimentos para prepararlos, el corte de los alimentos y su mezcla.
Actividades de huerto
Los programas de huerto pueden ayudar a reducir la neofobia alimentaria e incrementar elecciones basadas en alimentos saludables. Conocer el origen de ciertos alimentos y ser responsables de su cuidado y crecimiento estimula la sensación de logro y responsabilidad.
Las actividades de huerto pueden ser un gran aliado si se combinan con clases de cocina. La calidad global de la dieta es asociada en numerosos estudios con la participación en clases de gastronomía en las que se incluyan frutas y verduras.
Programar comidas
Antes de dar a probar un alimento nuevo, el niño debería haber entrado en contacto previo con ese alimento, al menos visualmente. De lo contrario, el cocinado es un desconocido que será con toda probabilidad rechazado. En el hogar puede lidiarse con la neofobia alimentaria a partir de los siguientes puntos:
- Establecer un horario de comidas y un tiempo determinado: de forma que, si el niño no se acaba el plato en 30 minutos se lo retira. Es importante, además, no darle ningún otro tipo de alimento en las horas transcurridas a la siguiente comida.
- No gritar, regañar o mostrar ansiedad si el niño no consume el alimento: estos patrones de conducta pueden quedar vinculados y el niño asociará ese comportamiento con el alimento.
- No dar alimentos ultraprocesados entre horas.
- Ofrecer raciones pequeñas en un plato grande: más si estos alimentos son proclives a ser rechazados.
- Consumir delante del niño los mismos alimentos que quieren instaurarse en su dieta.
- Evitar la distracción.
La neofobia alimentaria es más común en niños que en adultos
Es cierto que la neofobia alimentaria se da con más frecuencia en niños. Algo menos común es en adultos. En estos últimos, los patrones de comportamiento alimentario son mucho más restrictivos, confundiéndose en algunos casos con formas de trastornos como la anorexia y la bulimia.
No obstante, se hace de especial interés un diagnóstico diferencial para corroborar la presencia de una neofobia alimentaria. En cualquier caso, en adultos puede tratarse mediante programas de desensibilización sistemática o exposición con prevención de respuesta.
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