Los 7 tipos de memoria y sus características
La memoria es una función cognitiva, a la vez que una habilidad y un proceso, que nos permite almacenar información del medio externo e interno. Gracias a la memoria tenemos recuerdos y podemos nombrar las cosas por su nombre. Sin embargo, no existe un único tipo de memoria, sino hasta 7 tipos de memoria.
La memoria sigue siendo un misterio para las neurociencias, aunque cada vez se sabe más sobre ella y los estudios sobre la misma son ya innumerables. Sabemos que hay memorias que nos permiten codificar la información de forma muy breve. Otras, en cambio, que nos permiten crear recuerdos más profundos y duraderos.
Pero, ¿de qué se encarga cada tipo de memoria? ¿Cuáles son son sus características? ¡Te lo contamos todo!
¿Qué es la memoria?
Según Ballesteros (1999), en un estudio publicado en Psicothema, la memoria es “un proceso psicológico que sirve para almacenar información codificada“. Esta información puede ser recuperada por nosotros, a veces de forma voluntaria y consciente (memoria explícita), y otras de manera involuntaria o inconsciente (memoria implícita).
Pero la memoria va más allá de almacenar información; es el proceso que nos permite tener recuerdos, acumular experiencias y sobre todo, definir quiénes somos. Sin memoria, la identidad no existe, porque la identidad se construye, en gran parte, a partir de los recuerdos.
“Somos todos los trozos de lo que recordamos. Tenemos en nuestro interior las esperanzas y los temores de aquellos que nos aman. Mientras haya amor y memoria, no existe la auténtica pérdida”.
-Cassandra Clare-
En psicología, en el estudio de la memoria, hay autores que se han centrado en destacar los componentes estructurales de la memoria, y otros en los procesos de la misma. Gracias a su estudio, en la actualidad podemos hablar de diferentes tipos de memoria.
Los 7 tipos de memoria y sus características
Según sus características y funciones, podemos hablar de diferentes tipos de memoria. Vamos a conocer cuáles son estos y cuáles son sus características fundamentales:
Memoria sensorial
La memoria sensorial es aquella que almacena, durante milisegundos (entre 200 y 300 milisegundos), la información que nos llega a través de los sentidos. Así, desaparece de forma inmediata, o puede ocurrir también que se transmita a la memoria a corto plazo (otro de los tipos de memoria).
“Lo único en lo que tenemos que creer es en nuestros sentidos, herramientas que utilizamos para percibir el mundo: vista, tacto, memoria. Si nos mienten, no podemos confiar en nada. Aunque no creamos, no podemos viajar en otra dirección que no sea la que nos marcan nuestros sentidos y debemos llegar hasta el final”.
-Neil Gaiman-
En este caso, la información permanece el tiempo necesario para que pueda ser atendida de forma selectiva, así como identificada para poderse procesar de forma posterior. En cuanto a su utilidad, esta tiene que ver con lo que ocurre en el momento presente.
Y es que la memoria sensorial “almacena”, aunque sea durante poquísimo tiempo, aquella información que nos exige reaccionar a tiempo real. Este tipo de memoria puede ser de todas las modalidades sensoriales: visual (icónica), auditiva (ecoica), olfativa, táctil, etc.
Memoria a corto plazo (MCP)
Otro de los tipos de memoria es la memoria a corto plazo. De esta forma, cuando ya hemos seleccionado y atendido la información sensorial, parte de ella (sobre todo, aquella información que más nos interesa o aquella que hemos atendido de forma más consciente) pasa a la memoria a corto plazo.
La capacidad de la memoria a corto plazo es limitada; suele almacenar unos 7±2 elementos. Cumple una función fundamental: mantener la información en la mente aunque esta no esté presente.
Memoria de trabajo (MT)
La memoria de trabajo, otro de los tipos de memoria existentes, es considerada para algunos autores un subtipo de memoria a corto plazo. Sin embargo, para otros es un tipo de memoria independiente.
Hablamos de un constructo teórico que se refiere a las estructuras y los procesos utilizados para el almacenamiento temporal de la información y la elaboración de dicha información.
Así, la MT es un tipo de memoria que incluye el almacenamiento a corto plazo de la información junto a la capacidad para manipular temporalmente dicha información y para utilizarla para fines específicos (por ejemplo, resolver determinadas tareas).
Componente activo
Se diferencia de la memoria a corto plazo en que, en la MT, existe un componente activo en los procesos de memoria, que es el que nos permite manipular y utilizar la información. Este componente activo se vincula de forma directa con el procesamiento de la información.
Origen
El origen de la memoria de trabajo se encuentra en los años ’70. Fue el psicólogo británico Alan D. Baddeley quien, en 1974, utilizó por primera vez este concepto (Baddeley, 1974).
Más adelante, en 1986, reformuló su teoría, y definió la MT como una “memoria temporal en línea que los humanos utilizamos para realizar cierto tipo de tareas y para resolver determinados problemas”.
Memoria de trabajo y memoria a corto plazo
La MT evolucionó a partir del concepto de la memoria a corto plazo; sin embargo, a veces ambos conceptos se siguen utilizando de forma intercambiable.
Aunque, insistimos en sus diferencias; la MCP implica el simple almacenamiento de la información, mientras que la MT conlleva una combinación de almacenamiento y manipulación de la información (Baddeley, 2012).
Así, se considere o no, la MT, un subtipo de memoria a corto plazo, la realidad es que son dos tipos de memoria con funciones diferentes.
Memoria a largo plazo (MLP)
La memoria a largo plazo es otro tipo de memoria que, en este caso, permite almacenar la información de forma duradera. Es la que más tiene que ver con nuestros recuerdos y con las experiencias que acumulamos. Dentro de esta, encontramos dos tipos de MLP:
Memoria explícita
La memoria explícita es aquella a la que acudimos de forma consciente. Es decir, el acceso a ella se produce de forma consciente (o al menos la percepción que tenemos al recordar ciertos eventos explícitos, es consciente).
Incluye el conocimiento objetivo de las personas, los lugares y las cosas, así como todo aquello que asociamos con estas cosas (detalles, sensaciones…). Son nuestros recuerdos, aunque, a su vez, podemos distinguir dos subtipos de memoria explícita:
- Memoria episódica: también llamada memoria autobiográfica, engloba toda aquella información mnésica relacionada con nuestras experiencias y con nuestra vida. Un ejemplo de recuerdo episódico es el primer día de universidad, o el día de nuestra boda.
- Memoria semántica: incluye conocimientos del mundo exterior (por ejemplo, hechos históricos o científicos) y también el recuerdo del nombre de las cosas, objetos, personas… Es necesaria para el uso del lenguaje, y muy vinculada al ámbito académico. Un ejemplo de la misma es conocer el nombre de las capitales de Europa.
Memoria implícita
El otro subtipo de memoria a largo plazo es la memoria implícita. También denominada memoria procedimental, se trata de un subtipo de memoria encargada de almacenar la información de forma inconsciente. Así, es una memoria a la que no podemos acceder de forma consciente.
Está relacionada con el aprendizaje de habilidades motoras (como por ejemplo: caminar, el aprendizaje de un deporte, aprender a conducir, montar en bicicleta…) y de otro tipo de habilidades. Se activa de forma automática.
Un concepto relacionado con la memoria implícita: el priming
Dentro de la memoria implícita encontramos un fenómeno relacionado: el priming (o, mal traducido del inglés, “primado”). También recibe otros nombres, como “preparación, imprimación o facilitación”. Para algunos autores, el priming es otro tipo de memoria (mucho más inmediata e inconsciente).
Este subtipo de memoria implica lo siguiente: la exposición a determinados estímulos influye en la respuesta que damos a dichos estímulos presentados con posterioridad. Se trata de un fenómeno que puede tener lugar en tres niveles: perceptivo, semántico o conceptual.
Ejemplo de priming
Un ejemplo de priming sería: imagina que le presentamos a una persona una lista de palabras. Entre las palabras se encuentra la palabra “montaña”.
Después le pedimos a la persona que participe en una tarea de completar palabras; las posibilidades de que, ante la presentación de las letras “mon”, emita como respuesta “montaña”, son mayores que si previamente no hubiera visto esa palabra en la lista original.
La importancia de la memoria
Como vemos, existen hasta 7 tipos de memoria. Cada una de ellas tiene una serie de funciones, y el funcionamiento adecuado de todas ellas nos permite crear una red de recuerdos potente, aprender, construir una identidad y funcionar en el mundo.
Alteraciones de la memoria
Existen ciertas lesiones cerebrales que pueden producir amnesia, eso es, la incapacidad de recordar (además, existen diferentes tipos de amnesia). También pueden ocasionar esta problemática ciertos eventos emocionales, trastornos mentales o ciertas enfermedades (por ejemplo, el alzhéimer).
Además, es interesante saber que existen ciertos trastornos de memoria más allá de la amnesia (distorsiones de la memoria, falsos recuerdos…).
Cuidar la memoria
Por otro lado, cuidar nuestra memoria es posible gracias a ciertas técnicas y ejercicios, y a tener una vida llena de hábitos saludables. Cuidar la salud mental implica también cuidar los procesos cognitivos como este.
“La ventaja de tener mala memoria consiste en que se goza muchas veces con las mismas cosas”.
-Nietzsche-
- Baddeley, A. D., & Hitch, G. (1974). Working memory. Psychology of Learning and Motivation, 8, 47–89.
- Baddeley, A. D. (1986). Working memory. Oxford: Oxford University Press.
- Baddeley, Alan (2012). Working Memory: Theories, Models, and Controversies. Annual Review of Psychology (en inglés) 63 (1): 1-29.
- Baddeley, A. (2007). Working Memory, Thought, and Action. Oxford University Press.
- Ballesteros, S. (1999). Memoria humana: investigación y teoría. Psicothema, 11(4): 705-723.
- Hacking, I. (1996). Memory science, memory politics. In P. Antze & M. Lambek (Eds.), Tense past: Cultural essays in trauma and memory: 67–87. New York & London: Routledge.
- Roediger, H.L., Dudai, Y. y Fitzpatrick S.M. (2007). Science of Memory: Concepts. New York: Oxford University Press: 147 - 150.
- Soprano, A. M. (2007). «Memoria humana: naturaleza y tipos». En Ana María Soprano; Juan Narbona, eds. La memoria del niño. Elsevier Masson: 16.