Conducta sexual compulsiva: síntomas y principales causas
La conducta sexual compulsiva engloba comportamientos sexuales difíciles de controlar, a pesar de las consecuencias que pueda tener esto para la persona y para la familia a largo plazo. Se suelen manifestar de forma similar a otro comportamiento adictivo (juego patológico o consumo de alcohol, por ejemplo)
Ha tenido diferentes nombres, desde ninfomanía a hipersexualidad, erotomanía o satiriasis. Hacer mención a la conducta sexual compulsiva puede quizá confundirse con algunos comportamientos del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Nada más lejos de la realidad, pues la principal diferencia está basada en las acciones impulsivas, algo contrario al TOC.
¿Qué es un comportamiento sexualmente compulsivo?
La conducta sexual compulsiva es un patrón mal adaptado de conductas sexuales. Conduce a estrés y malestar significativo para la persona que lo padece, pues determinados comportamientos se salen de la norma, generando insatisfacción. Algunos de los parámetros suelen ser los siguientes:
- Tolerancia: aumento frecuente de la conducta sexual para llegar al nivel de intensidad deseado
- Abstinencia: necesidades psicofisiológicas al descontinuar la conducta sexual. Por ende, se produce cada vez más en el tiempo y con mayor intensidad.
- Hay intentos conscientes de evitarlo, pero otras actividades importantes para la persona quedan al margen, generando mayor insatisfacción.
- A pesar del reconocimiento del problema, la conducta sexual compulsiva continua.
¿Es una dependencia al sexo?
Coleman señaló dos factores dinámicos en la conducta sexual compulsiva. El primero de ellos predispone a la persona al uso compulsivo de sustancias o conductas como forma de eliminar o reducir el malestar emocional. El segundo la predispone a realizar conductas de tipo sexual como forma clave de aliviar su malestar.
Por tanto, se entiende que la conducta sexual puede parecerse a un fenómeno adictivo, como el consumo de sustancias. Se usa con el fin de eliminar un malestar. El problema es que, al igual que otro tipo de adicciones, la persona emplea todo su tiempo en eliminar su dolor emocional.
Síntomas de la conducta sexual compulsiva
Los síntomas de la conducta sexual compulsiva varían entre una persona y otra, dependiendo de las fantasías sexuales, siendo difíciles de controlar en muchos casos y generando una intensa angustia. En consecuencia, la persona suele utilizar diversas actividades para el alivio del malestar.
Las conductas más frecuentes son las siguientes:
- Masturbación compulsiva: es la acción más común dentro y fuera del contexto marital. En la conducta sexual compulsiva puede haber daño asociado con abrasiones o incluso lesiones en los hombres.
- Promiscuidad prolongada: la búsqueda de parejas sexuales para encuentros sexuales esporádicos. En la conducta sexual compulsiva puede haber diseminación de enfermedades de transmisión sexual y ruptura del vínculo sentimental con la pareja.
- Uso de la pornografía: llegando en algunos casos a la dependencia de usar revistas o vídeos de contenido pornográfico. En la conducta sexual compulsiva el uso de la pornografía suele asociarse a la masturbación, perdiendo a su vez el interés sexual hacia su pareja. Si la pornografía está asociada a la excitación con prepúberes, debe de tenerse en consideración la necesidad de una evaluación por pedofilia.
- Dependencia al sexo telefónico y cibersexo: tendencia a llamar a números de teléfono eróticos y entrada en grupos online con contenido sexual. La consecuencia de este tipo de comportamientos es el posible endeudamiento económico de la persona.
Principales causas de la conducta sexual compulsiva
Las causas de la conducta sexual compulsiva no están del todo claras. El desarrollo de este tipo de comportamientos impulsivos y no otros puede deberse a experiencias en la infancia temprana. Estas experiencias, si han sido constantes en el tiempo, dan lugar a estrategias de afrontamiento ineficaces, como es la impulsividad.
No necesariamente debe de haber existido abuso sexual. También la presencia de otras experiencias, como la inhibición y desinhibición extrema de las emociones desde la primera infancia. A ello se le pueden sumar otras formas de castigo físico en la infancia.
Comorbilidad con otros trastornos psicológicos
La conducta sexual compulsiva es considerada, en muchos casos, un trastorno comórbido a otros. Pueden constituirse, por ejemplo, dentro del contexto del TOC, siendo necesaria la realización de un diagnóstico exhaustivo para diferenciarlos.
El trastorno límite de personalidad (TLP) se caracteriza por la extrema impulsividad a causa de emociones muy intensas. Puede haber un aumento de la conducta sexual en estas personas que va dirigida a disminuir el malestar provocado por la intensidad de las emociones. Sin embargo, en el TLP la conducta problemática no se reduce solo a la conducta sexual compulsiva.
También puede mostrarse conducta sexual compulsiva en el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y en la disociación. En el TEPT la regulación de las emociones suele ser escasa. Además, hay factores disociativos, existiendo la posibilidad de que la persona no sea consciente del uso del sexo para intentar reducir el sufrimiento.
Tratamiento de la conducta sexual compulsiva
El tratamiento en la conducta sexual compulsiva suele ser difícil por una sola razón: muchas de las personas que tienen este tipo de trastorno no suelen buscar ayuda, bien porque no lo conciben como un problema o porque les da vergüenza.
Las consecuencias son bastante evidentes: desde problemas maritales y familiares hasta económicos o incluso legales. Esto último caracterizado por la realización de conductas grotescas de cara al público o por el desarrollo de prácticas sexuales no consentidas.
¿Psicofarmacología o terapia psicológica?
El tratamiento farmacológico suele ir combinado con psicoterapia. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) han sido los más utilizados. En concreto, la fluoxetina, la sertralina, la paroxetina, la venlafaxina, la fluvoxamina, la mirtazapina, el citalopram y la duloxetina.
El tratamiento psicológico constituye también un factor importante. Suelen emplearse terapias de tipo cognitivo-conductual para la atención individual. No obstante, debe de considerarse también el trabajo en pareja.
La terapia de grupo, constituida por los mismos componentes del programa de 12 pasos para alcohólicos anónimos, también es una opción para el desarrollo de habilidades y para conocer la experiencia de otras personas con el mismo problema. Con respecto al grupo de parientes, la terapia familiar sistémica trabaja áreas de déficit y reduce en cierto modo la carga de malestar de la persona.
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