Asperger: todo lo que debes saber
El Sídrome de Asperger, que toma su nombre del médico que lo describió inicialmente (Hans Asperger), es un trastorno del desarrollo que se incluye en el espectro autista y que afecta a la capacidad de comunicarse y relacionarse.
El Síndrome de Asperger, siendo un trastorno de base neurobiológica, afecta a la capacidad de desarrollo de habilidades sociales y al espectro de actividades e intereses. Está vinculado a una disfunción de diversos circuitos del cerebro.
Se considera que la zona del cerebro implicada en el desarrollo de esta afección es la amígdala, así como la relación entre esta, los circuitos frontoestriados y el cerebelo, ya que estas estructuras están involucradas en el desarrollo de las relaciones sociales.
La prevalencia de esta enfermedad cifra en 3 a 5 casos por cada 1000 individuos, siendo la proporción de varones respecto a mujeres de 4 a 1 y situándose por encima del número de casos de autismo.
Etiología del síndrome de Asperger
En cuanto a la etiología del Sindrome de Asperger, se han realizado estudios que ponen de manifiesto un origen genético en la mayoría de los casos. Aún no se ha conseguido identificar el gen o genes implicados en la transmisión de la enfermedad. Se cree que existen múltiples factores implicados en la expresión génica que podrían desempeñar un papel importante en el desarrollo del trastorno.
Síntomas y manifestaciones clínicas
Las mismas manifestaciones típicas de este síndrome pueden aparecer en cualquier individuo normal y, a menudo, se confunden con rasgos de personalidad de cada uno. La diferencia radica en la expresión exagerada de alguna de estas características, hasta el punto de interferir con la vida social.
Las características clínicas que principalmente manifiestan estos pacientes son:
- Carencia de empatía.
- Dificultad para aceptar los cambios.
- Interacción sencilla, ingenua e inapropiada.
- Escasa o nula habilidad para entablar relaciones de amistad.
- Lenguaje repetitivo y en ocasiones pedante.
- Comunicación no verbal prácticamente inexistente.
- Posturas extrañas que, en ocasiones, van acompañadas de movimientos descoordinados.
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Criterios diagnósticos del Síndrome de Asperger
- Trastorno cualitativo de la relación: se incluye la incapacidad para relacionarse con sus iguales, la falta de empatía, las alteraciones en las pautas de expresividad no verbal, la limitación importante para adaptar las conductas sociales según el contexto y la dificultad para comprender las intenciones ajenas.
- Inflexibilidad mental y comportamental: en ocasiones, pueden manifestar un interés obsesivo por ciertos temas y llevan a cabo actitudes perfeccionistas a la hora de desarrollar algunas actividades, provocando una gran lentitud en su ejecución.
- Alteración de la expresión emocional y motora: estos pacientes apenas utilizan comunicación no verbal o gestos en las conversaciones y evidencian torpeza motora al enfrentarse a exámenes neuropsicólogicos.
- Capacidad normal de inteligencia: estos pacientes presentan una inteligencia normal o, incluso, superior a la media. Su perfil cognitivo presenta con gran frecuencia picos muy altos en algunas áreas, así como habilidades inusuales en las mismas.
La complejidad de este síndrome, la inexistencia de marcadores biológicos que nos ayuden a identificarlo, la variabilidad en la expresión de los síntomas en cada paciente y la comorbilidad con otros trastornos, hacen que el diagnóstico de esta enfermedad sea difícil de llevar a cabo.
El diagnóstico temprano del Síndrome de Asperger es muy importante para favorecer la educación y poner en marcha estrategias que ayuden al niño a convivir y a relacionarse.
Algunas de las comorbilidades que se suelen dar en las personas afectadas con este síndrome son:
- Depresión y ansiedad.
- Dislexia.
- Trastorno de déficit de atención.
- Trastorno obsesivo-compulsivo.
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Tratamiento del síndrome de Asperger
El tratamiento para este síndrome debe ser individualizado y multimodal. Se lleva a cabo un abordaje psicoeducativo que irá dirigido tanto al paciente como a su entorno más cercano.
Aunque no existe un tratamiento farmacológico específico que cure el Síndrome de Asperger, existen varios grupos de fármacos que son utilizados por su capacidad para paliar algunos síntomas:
Antidepresivos
Gracias a estos fármacos, se consigue una mejoría en los comportamientos rígidos, la agresividad y la ansiedad que, a menudo, manifiestan estas personas.
Psicoestimulantes
Consiguen una mejora en la atención y el autocontrol de los pacientes. El más común es el metilfenidato. En ocasiones, estos fármacos pueden aumentar el retraimiento y la irritabilidad.
Neurolépticos
Son eficaces para tratar la agresividad y los problemas de conducta asociados a este síndrome. Se utiliza habitualmente la risperidona.
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