Cómo es el proceso de reducción de estómago y su recuperación

La cirugía de reducción de estómago es parte de la solución para las personas con obesidad mórbida. Pero el éxito depende de la constancia del paciente luego de la intervención.
Cómo es el proceso de reducción de estómago y su recuperación
Laura Herrera

Escrito y verificado por la médica Laura Herrera.

Última actualización: 13 mayo, 2024

El sobrepeso y la obesidad son enfermedades que afectan a muchas personas. En pos de recuperar el peso ideal y acorde a la edad y la altura, las dietas y el ejercicio son los primeros pasos que debemos dar. Sin embargo, en casos específicos, hay que recurrir a la reducción de estómago, también conocida como cirugía bariátrica, para alcanzar los objetivos.

La cirugía bariátrica implica una serie de intervenciones que cambian el sistema digestivo para ayudar a perder peso. En general, los procedimientos limitan la cantidad de alimentos que se pueden comer, reducen la capacidad del organismo para absorber nutrientes o ambas cosas a la vez.

¿En quiénes se indica la cirugía de reducción de estómago?

No todos los que se encuentran fuera de su peso ideal, según sus características antropométricas, son candidatos para acceder a una cirugía de reducción de estómago. Dado que es un procedimiento quirúrgico que conlleva riesgos, existen unas indicaciones precisas sobre quiénes se podrían beneficiar de la intervención.


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1. Según el índice de masa corporal

El índice de masa corporal (IMC) es un cálculo que se hace a partir del peso y la talla. De acuerdo con su valor, se puede establecer si la persona tiene un peso bajo, normal, sobrepeso u obesidad.

Por lo general, los pacientes a quienes se les indica la cirugía bariátrica presentan un IMC mayor a 40, lo que corresponde a la obesidad grado III, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). No obstante, pacientes con un IMC entre 35 y 40 con enfermedades como la diabetes tipo 2 o patologías cardíacas, también se pueden beneficiar de la cirugía.

2. Por intentos fallidos de pérdida de peso

En aquellos pacientes que persisten con la obesidad, a pesar de que han sido disciplinados y constantes al implementar una dieta adecuada y actividad física acorde con el objetivo, se puede considerar la realización de la cirugía. De alguna manera, los fracasos certificados dan cuenta de mecanismos subyacentes en el sobrepeso que no se pueden explicar de modo tradicional.

Para llegar a certificar que la persona no puede bajar de peso por otros medios no quirúrgicos, se requiere la intervención de un equipo interdisciplinario. Los profesionales evalúan el apego a los planes propuestos en el pasado y se establece la elegibilidad o no para tratamientos médicos coadyuvantes.

Si se demuestra adecuada adherencia en el pasado, pero la persona no ha presentado la pérdida de peso deseada, se puede valorar como última alternativa la realización de la cirugía de reducción de estómago.

3. Por condiciones médicas graves concomitantes

Hay enfermedades en las que la pérdida de peso constituye uno de los pilares para el tratamiento. Es decir, la cirugía bariátrica sería indispensable para controlar los parámetros de la patología de base.

Ejemplo de ello es el caso de pacientes con diagnóstico de síndrome de apnea obstructiva del sueño severa. Perder peso reduciría su mal pronóstico a mediano plazo. También en el contexto de ciertas enfermedades cardíacas.

¿Qué se considera antes de la cirugía bariátrica?

Para garantizar la seguridad del procedimiento, es necesario que los pacientes desarrollen una preparación y sean valorados por un equipo multidisciplinario. Una vez que se cumplen los criterios mínimos de elegibilidad, hay que ajustar más parámetros antes de ingresar al quirófano.

El proceso suele iniciar con una consulta con el cirujano bariátrico. El médico repasa la historia clínica del paciente, sus antecedentes y sus hábitos.

Es posible que se soliciten ayudas diagnósticas para conocer el estado de salud completo. Ello incluye exámenes de sangre, pruebas de imágenes, valoraciones cardíacas y pulmonares.

También es necesaria la preparación psicológica. Se evalúa el estado emocional y mental del paciente, ya que la intervención implica cambios significativos en la imagen y el estilo de vida. Profesionales de la salud mental acompañan todo el proceso, desde antes de la cirugía hasta meses después.

Otros de los profesionales de la salud clave son los nutricionistas y nutriólogos. En la fase inicial, evalúan los hábitos alimentarios actuales y, con base en ello, desarrollan un plan preoperatorio y posoperatorio.

La valoración prequirúrgica es esencial. Existen guías clínicas y consensos de sociedades médicas para que el candidato a la cirugía realmente sea elegido a consciencia.

¿Cómo es la cirugía de reducción de estómago?

La cirugía se ejecuta bajo anestesia general. Existen varias técnicas; todas toman entre 1 a 3 horas en total.

Según la American Society of Metabolic and Bariatric Surgery (ASMBS), las opciones son las siguientes:

  • Manga gástrica o gastrectomía: se elimina gran parte del estómago y se deja el órgano con forma de tubo pequeño.
  • Bypass gástrico – Roux en Y: en esta técnica se conserva una pequeña porción de la parte superior del estómago y se conecta con el intestino desde allí.
  • SADI-S: siglas que en inglés se corresponden con bypass duodenal-ileal de anastomosis única con gastrectomía en manga. Es más simple que otras y demanda menos tiempo para completarse.
  • Derivación biliopancreática: es la combinación de dos técnicas, que son la manga gástrica y el bypass gástrico. Esto se realiza con la finalidad de limitar la cantidad de alimentos y la absorción de los mismos.
  • Banda gástrica ajustable: el cirujano coloca una banda alrededor de la parte superior del estómago, creando una pequeña bolsa. La banda se puede ajustar, es decir, se puede apretar o aflojar, según sea necesario, para controlar la cantidad de alimentos que se permite ingresar.

Todas estas técnicas traen consigo riesgos. Podrán complicarse con infecciones, sangrados, trombosis, problemas de la cicatrización o filtración de los alimentos y contenido gástrico por las suturas.

¿Qué pasa después de la cirugía?

Una vez finalizado el procedimiento, el paciente debe pasar un tiempo prudente en hospitalización para vigilar su evolución. La estadía es variable y se determina según los protocolos de cada institución.

Cuando se obtiene el alta, el seguimiento de parte de todo el equipo interdisciplinario es constante.

Dado que el tamaño del estómago se redujo, el paciente debe asumir cambios drásticos en su alimentación. En la fase inicial, la cual puede durar varias semanas, se ingerirá una dieta líquida con restricción notoria de los sólidos. Los nutricionistas sugerirán sopas, batidos de proteína y líquidos claros.

De forma gradual, se incorporarán alimentos blandos. Posteriormente, otros más duros, aunque las cantidades serán menores que las habituales.

Es necesario recibir suplementación de micronutrientes para evitar deficiencias. Al disminuir el tamaño del estómago, se altera también la absorción de compuestos esenciales, como la vitamina B12 y el hierro.

En cuanto a la actividad física, se inicia de manera gradual. Los ejercicios ligeros, como caminar, son los primeros en el plan posquirúrgico. Con el paso del tiempo se pueden incorporar movimientos más intensos.

¿Cuánto peso se puede perder luego de la cirugía?

La cantidad de peso perdido varía de una persona a otra. Se estima que en el transcurso de uno o dos años luego de la intervención se podría perder entre el 50 % y el 70 %.

¿Cuánto tiempo debo esperar para ver resultados?

El tiempo para notar resultados suele ser corto. Es decir, en las primeras semanas ya se percibe una reducción de peso que es evidente.

Ello se debe a que, en la fase inicial, la ingesta calórica es muy limitada. Sin embargo, se requiere constancia con los hábitos de alimentación y con la actividad física para sostener los resultados en el transcurso de meses, e incluso años.

Es vital entender la importancia de mantener un estilo de vida saludable. La cirugía ayuda mucho, pero no es un tratamiento mágico. De lo contrario, con facilidad se puede recuperar el peso previo.



El compromiso del paciente es la llave para el éxito

La cirugía de reducción de estómago es una herramienta valiosa en la pérdida de peso para las personas en quienes el procedimiento está debidamente indicado. Sin embargo, la dedicación del paciente es la piedra fundamental para el éxito, más allá de la técnica quirúrgica.

La operación debe contemplarse como parte de la solución, pero no como la única vía. Tampoco es el inicio de una vida con hábitos saludables, sino que debería representar la continuación de un cambio que ya estaba en marcha desde antes, tanto en lo físico como en lo mental.



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