Las 12 enfermedades de la sangre más comunes
La sangre es un tejido conectivo líquido que se encarga de distribuir las sustancias por el cuerpo y permitir la homeostasis (equilibrio interno). Por las venas, arterias y capilares recorren de forma incesante unos 4-5 litros de sangre (7 % del peso total) recogiendo oxígeno de los pulmones, llevando desechos a los riñones y muchas funciones más. Por desgracia, existen ciertas enfermedades de la sangre comunes que impiden este proceso.
Estas condiciones también se conocen como trastornos hematológicos, y pueden ocurrir por una mala síntesis de la hemoglobina, por la falta de glóbulos rojos, por un número reducido de células plasmáticas, por dificultades a la hora de coagular y muchas razones más. Conoce con nosotros las 12 patologías más interesantes y comunes en este ámbito.
¿Cuáles son las enfermedades de la sangre más comunes?
A la hora de hablar de trastornos hematológicos, es necesario tener cierto conocimiento previo, aunque sea somero. En la siguiente lista, te presentamos las categorías en las que se engloban las distintas enfermedades de la sangre, según su etiología y consecuencias. Vamos a ello:
- Hemoglobinopatías: afectan a la producción de hemoglobina, la proteína encargada de unirse al oxígeno y transportarlo a todos los tejidos del cuerpo. Las mutaciones genéticas en los genes que codifican las cadenas de la hemoglobina y las talasemias se encuentran en este grupo.
- Anemias: corresponden a aquellos cuadros en los que hay un conteo bajo de glóbulos rojos o hemoglobina en sangre. Como veremos en líneas venideras, existen muchos tipos de anemias.
- Trastornos proliferativos: en este tipo de cuadros, la médula ósea produce un exceso de células plasmáticas disfuncionales, ya sean glóbulos rojos, glóbulos blancos o plaquetas. Los cánceres de sangre o leucemias se encuentran englobados en esta categoría.
- Coagulopatías: un grupo de trastornos en los que la capacidad para formar coágulos sanguíneos se ve trastocada. Las trombosis están en este grupo.
Como puedes ver, existen varias categorías en las cuales se engloban las enfermedades de la sangre más comunes. A continuación, te brindamos 12 de las más importantes, haciendo especial hincapié en su situación epidemiológica y síntomas principales. Sigue leyendo.
1. Anemia
El término “anemia” hace referencia a la cantidad disminuida de glóbulos rojos o hemoglobina en la sangre. Tal y como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1,62 miles de millones de personas en el mundo son anémicas, lo cual se traduce en el 24,8 % de la población total. La prevalencia global de esta condición se resume en los siguientes puntos:
- El 47,4 % de los niños en edad preescolar presentan cuadros anémicos. Como podrás imaginar, casi todos los casos se localizan en países de bajo ingreso.
- El 41,8 % de las mujeres embarazadas tienen anemia. De todas formas, cabe destacar que es normal que durante el embarazo los niveles de glóbulos rojos y hemoglobina disminuyan un poco debido a las necesidades del feto.
- En lo que a la población geriátrica se refiere, el 23,9 % de los ancianos son anémicos.
- Las mujeres no embarazadas presentan una tasa general de anemia del 30,2 %. Por otro lado, los hombres se mantienen en una cifra mucho más baja, de un 12,7 %.
Como es de esperar, las mujeres son en general más proclive a la anemia, pues ellas pierden hierro durante la menstruación de forma activa. En las siguientes líneas, diseccionamos distintos tipos de anemia y la sintomatología que las caracterizan.
1.1 Anemia por deficiencia de vitamina B12
El ácido fólico y la vitamina B12 son compuestos necesarios para la formación y maduración de los glóbulos rojos. La anemia por la deficiencia de este micronutriente puede deberse al consumo de una dieta vegetariana estricta sin suplementos, a una alimentación deficiente en bebés y a la desnutrición durante el embarazo.
A veces basta con recetar suplementos orales de vitamina B12, pero en los casos más severos se requieren inyecciones del micronutriente una vez al mes.
1.2 Anemia por deficiencia de hierro
Sin duda, la anemia ferropénica es la más conocida y común en la sociedad general. De todas formas, su incidencia en las regiones de alto ingreso es muy baja, pues en países como España se sitúa en el 1,6 % de las mujeres adultas, tal y como indican estudios. Esta condición se presenta por la falta de hierro, esencial para formar el grupo hemo de la hemoglobina.
La anemia por deficiencia de hierro puede verse propiciada por diversos cuadros clínicos. Entre ellos, destacamos los siguientes:
- Pérdida de glóbulos rojos (y por ende, de hierro) más rápida de lo que el cuerpo tarda en sintetizar células sanguíneas nuevas.
- Malabsorción de hierro a nivel corporal o falta de hierro en la dieta (menos común en países de alto ingreso).
- Mayor necesidad de hierro en el organismo, por ejemplo durante la gestación.
- Sangrado interno o externo: periodos menstruales copiosos, cánceres, várices esofágicas, úlceras pépticas y sangrados por abusos de ciertas sustancias.
La anemia ferropénica se presenta con síntomas como mareos, debilidad, dolores de cabeza, palpitaciones, problemas de concentración, uñas quebradizas, color pálido de la piel y dificultad respiratoria en los casos más graves. Dependiendo del agente causal de la pérdida de hierro el tratamiento variará drásticamente, pues no siempre es suficiente con complementos en forma de pastillas.
La anemia ferropénica es una de las enfermedades de la sangre más comunes.
1.3 Anemia hemolítica
De media, los glóbulos rojos circulan por la sangre unos 3 o 4 meses (120 días) hasta que son destruidos y reciclados en el bazo. Tal y como indica la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, en la anemia hemolítica estas células se degradan mucho antes de lo normal.
Este fenómeno puede deberse a varios eventos patológicos, entre los que destacan los siguientes:
- Enfermedades autoinmunitarias: en estos casos, los glóbulos blancos y otras células defensoras interpretan a los glóbulos rojos como una amenaza y los destruyen antes de tiempo.
- Exposición a agentes químicos, tóxicos y ciertos fármacos.
- Ciertas infecciones y cánceres.
- Transfusiones sanguíneas con una muestra no compatible.
El tratamiento variará dependiendo de la etiología, pero en los casos más graves siempre se requieren transfusiones sanguíneas de urgencias. En la anemia hemolítica inmunitaria se suelen utilizar fármacos corticoides, pues estos son inmunosupresores y reducen el ataque hacia los hematíes. Por desgracia, este grupo farmacológico favorece la aparición de otras infecciones.
1.4 Anemia aplásica idiopática
En este tipo de anemia, la médula ósea del paciente no produce suficientes glóbulos rojos. Esta es una de las enfermedades de la sangre menos comunes de la lista, pues según el portal Orpha.net, afecta de 1 a 9 pacientes por cada millón de habitantes. De todas formas, es importante reseñarla como otra de las variantes anémicas que existen.
En este cuadro clínico, el desencadenante se encuentra en un claro daño en las células madre de la médula ósea, encargadas de sintetizar todos los cuerpos celulares que viajan por la sangre. El uso de ciertas drogas, la exposición a la radiación, la quimioterapia y algunos trastornos inmunitarios favorecen la aparición de este cuadro clínico.
2. Hemofilia
Solo con los cuadros anémicos ya hemos descrito 4 de las enfermedades de la sangre más comunes, pero nos quedan muchas más. Ahora cambiamos de tercio hacia la hemofilia, un trastorno hemorrágico hereditario en el cual la sangre no coagula de forma adecuada. Tal y como indican los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, esto hace que los pacientes sean propensos a la hemorragia.
La hemofilia se puede dividir en 3 tipos: A, B y C. Te contamos las particularidades de cada una de estas patologías sanguíneas en las siguientes líneas.
2.1 Hemofilia A
Es el tipo más común, pues afecta a 1 de cada 5000 recién nacidos vivos del género masculino. En este cuadro clínico, el defecto se encuentra en la falta de síntesis del factor de coagulación sanguínea VIII. Sin suficiente concentración de este compuesto en el plasma, la sangre no puede coagular correctamente y el paciente sangra de forma excesiva.
Esta condición es mucho más común en hombres que en mujeres, pues la mutación genética que la provoca se encuentra en el cromosoma X. Recordamos que los hombres son XY y las mujeres XX, así que una fémina con la mutación en un cromosoma X solo será portadora (pues tiene otro X funcional), mientras que un varón con el X “defectuoso” siempre será sintomático.
Los lugares de hemorragia se pueden repartir por todo el cuerpo, pero los sitios más comunes son las articulaciones, los músculos y el aparato digestivo.
2.2 Hemofilia B
Esta variante es mucho menos común que la anterior, pues se presenta en 1 de cada 30 000 recién nacidos varones. En este caso, el factor de la coagulación que no se sintetiza de forma adecuada es el IX, pero el gen que lo codifica también se encuentra en el cromosoma X. Por ello, de nuevo vuelve a ser una enfermedad casi exclusiva del género masculino.
Una mujer que tenga la mutación hemofílica en uno de los dos cromosomas X será portadora, pero no sintomática. Si esta tiene un hijo, el varón padecerá la enfermedad en el 50 % de los casos.
2.3 Hemofilia C
Descrita de forma más reciente, la hemofilia C se produce por una falta de síntesis del factor de la coagulación XI. Afecta a 1 de cada 100 000 personas, por lo que se considera muchísimo menos común que las variantes A y B. De todas formas, guarda con ellas una diferencia esencial.
En este caso, la mutación del gen que provoca la enfermedad se encuentra en el cromosoma 4. Por ello, se trata de una condición autosómica (de los cromosomas no sexuales) que afecta a hombres y mujeres por igual. También se caracteriza por la aparición de hemorragias excesivas y la imposibilidad de coagular las heridas.
Las hemofilias son unas de las enfermedades de la sangre más comunes. Sin duda, la de tipo A es la más extendida.
3. Leucemia
Entre la anemia y la hemofilia y sus variantes hemos citado 7 enfermedades sanguíneas de prevalencia alta, pero no podemos dejar esta temática sin incurrir en la palabra cáncer. Aunque no sea un tumor sólido, la leucemia es una de las neoplasias malignas más conocidas y temidas por la sociedad general.
El Instituto Nacional del Cáncer define esta condición como ‘un cáncer que empieza en los tejidos que forman a la sangre, como la médula ósea, y hace que se produzcan grandes cantidades de glóbulos anormales y que estos entren en el torrente sanguíneo’. Esta puede ser aguda (de instauración rápida) o crónica (que progresa lentamente).
La leucemia es el tipo de cáncer más común en niños y adolescentes, pues representa 1 de cada 3 cánceres en este grupo etario. Además, se diagnostican 300 000 casos nuevos cada año en todo el mundo. Algunos de sus síntomas generales son los siguientes:
- Fiebres y escalofríos.
- Fatiga persistente, acompañada de debilidad generalizada.
- Infecciones frecuentes y graves.
- Pérdida de peso injustificada.
- Ganglios linfáticos inflamados y agrandamiento del bazo.
- Sangrados recurrentes y facilidad para presentar hematomas.
- Manchas rojas en la piel.
- Dolor en los huesos.
- Hiperhidrosis (sudoración excesiva, sobre todo nocturna).
Como ocurre en el resto de cuadros clínicos citados hasta ahora, la leucemia puede dividirse en diversas variantes según su etiología. Veamos en detalle en qué consisten cada una de ellas.
3.1 Leucemia linfocítica aguda (LLA)
Es el tipo más común en infantes y jóvenes, pues representa 3 de cada 4 leucemias en este grupo etario. En este cáncer, la médula ósea produce un número excesivo de linfoblastos, células inmaduras que ocupan el lugar de los glóbulos blancos sanos. La quimioterapia siempre es el primer tratamiento al que se acude, si bien a veces se requieren trasplantes de células madre.
Esta enfermedad progresa de forma rápida y la probabilidad de supervivencia depende de la edad y el estado de salud del paciente.
3.2 Leucemia mielógena aguda (LMA)
La leucemia mielógena aguda es uno de los tipos más comunes de leucemia entre los adultos, sobre todo en la población masculina. En este caso, se produce una proliferación excesiva de otro tipo de glóbulo blanco inmaduro, denominado mieloblasto. Es de instauración rápida y la tasa de supervivencia en mayores de 20 años unos 5 años después del diagnóstico es del 26 %.
3.3 Leucemia linfocítica crónica (LLC)
Este cuadro clínico se diferencia de la leucemia linfocítica aguda en que se instaura de forma crónica, es decir, lenta pero inexorable. Tal y como indica la American Cancer Society, es el tipo de cáncer sanguíneo más común en la población adulta, incluso por encima de la LMA. En este caso, los pacientes pueden no experimentar síntomas hasta varios años después del inicio de la enfermedad.
3.4 Leucemia mielógena crónica (LMC)
Este tipo de leucemia está asociado a una anormalidad cromosómica, llamada cromosoma Filadelfia. Es una variante poco común, pero se trata de uno de los pocos cánceres que puede curarse de forma definitiva con el trasplante de médula ósea. Sin embargo, esta opción solo se baraja en los pacientes en los que otras opciones han fallado, pues es bastante arriesgada.
4. Trombocitopenia inmune
La trombocitopenia inmune es otra de las enfermedades de la sangre comunes que se presenta con síntomas similares a la hemofilia. Se caracteriza por una dificultad marcada para coagular, pero en vez de faltar factores de coagulación, en este caso el déficit se encuentra en el número de plaquetas circulantes.
Se estima una incidencia anual en adultos de entre 1/62 500 y 1/25 600 habitantes, con un ratio mujer/hombre de 1,3:1. Algunos de los síntomas más comunes son los siguientes:
- Tendencia a la formación de moretones.
- Sangrado superficial de la piel que aparece en forma de punteaduras rojas sin explicación. Estas se conocen como petequias.
- Sangrado de la nariz inexplicable o de las encías, sobre todo al cepillarse los dientes.
- Heces y orina sanguinolentas.
- Periodos menstruales excesivos y abundantes en la mujer.
De nuevo, los corticoides suelen ser una de las primeras vías de acción, aunque en estos casos también se suelen recetar fármacos que estimulen la producción de plaquetas. Si el cuadro es muy grave, se pueden requerir transfusiones de agregados plaquetarios.
Las enfermedades de la sangre más comunes: un mundo patológico
En este espacio te hemos citado 12 enfermedades de la sangre comunes, haciendo especial hincapié en las variantes de la anemia, la hemofilia y la leucemia. No es para menos, pues estos trastornos hematológicos son los más conocidos a nivel general y los que más explican la visita a las consultas primarias, sobre todo si hablamos de anemia ferropénica en mujeres.
Sea como fuere, casi todas las enfermedades de la sangre se presentan con síntomas similares: palidez, facilidad para sangrar, debilidad, confusión, fatiga y pérdida de peso generalizada. Si presentas cualquiera de los signos clínicos citados, no dudes en acudir al médico con presteza.
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- Anemia aplásica idiopática, Orpha.net. Recogido a 15 de agosto en https://www.orpha.net/consor/cgi-bin/OC_Exp.php?Expert=88&lng=ES
- Hemofilia, CDC. Recogido a 15 de agosto en https://www.cdc.gov/ncbddd/spanish/hemophilia/facts.html#:~:text=La%20hemofilia%20es%20un%20trastorno,ayudan%20a%20detener%20la%20hemorragia.
- Leucemia, NIH. Recogido a 15 de agosto en https://www.cancer.gov/espanol/publicaciones/diccionarios/diccionario-cancer/def/leucemia
- ¿Qué es la leucemia linfocítica crónica? American Cancer Society. Recogido a 15 de agosto en https://www.cancer.org/es/cancer/leucemia-linfocitica-cronica/acerca/que-es-leucemia-linfocitica-cronica.html