Diagnóstico de la celiaquía
La enfermedad celíaca afecta a 1 de cada 100 personas en todo el mundo. Muchas veces no genera síntomas al inicio. Cuando sí lo hace, puede pasar desapercibida como otra condición gastrointestinal. El diagnóstico de la celiaquía es un proceso complejo que inicia, pero no termina, con pruebas de laboratorio.
Detectarla a tiempo es un gran paso para mejorar la calidad de vida de los pacientes e iniciar un cambio de hábitos en la ingesta alimenticia. Veamos el protocolo a seguir para diagnosticar la celiaquía, desde el primero hasta el último paso.
Autodiagnóstico de la enfermedad celíaca
El diagnóstico de la enfermedad celíaca inicia en casa. En concreto, cuando el paciente detecta signos asociados con la ingesta de ciertos alimentos. El pan, la pasta, las galletas, el trigo y el centeno, entre otros, desencadenan episodios de diarrea, dolor abdominal, estreñimiento, náuseas y flatulencias.
A su vez, es posible que las personas desarrollen fatiga, adormecimiento en sus extremidades, anemia y confusión. Todo esto lo llevará a pensar que algo va mal.
En este punto se deben considerar los factores de riesgo. Tener otro trastorno autoinmune (como psoriasis), ser o tener antepasados europeos o contar con un historial de la enfermedad en la familia son señales de alerta que no se pueden ignorar.
Desde hace unos años se han popularizado las pruebas caseras de detección. Aunque se ha demostrado que son seguras (en torno al 90 % de eficacia), es importante que se complementen con la visita a un especialista para un análisis mayor.
Diagnóstico de la celiaquía por pruebas de laboratorio
Las pruebas de laboratorio son el método recomendado por la Celiac Disease Foundation. Se pueden aplicar tanto a niños como a adultos y su efectividad en un ambiente controlado para el diagnóstico de la celiaquía es de 98 %. Los investigadores señalan que la prueba serológica estándar para ello es la IgA tTG.
Se hace a través de un análisis de sangre convencional, siempre y cuando se asegure un criterio imprescindible: el paciente debe haber mantenido los días anteriores una dieta sin exclusión de gluten. Ante la ausencia de este, la sensibilidad del examen puede ser menor y aumentan las probabilidades de falsos negativos.
Es por ello que las pruebas de laboratorio son solo el primer paso del diagnóstico de la celiaquía. Esta debe confirmarse a través de una biopsia del intestino delgado.
Si padeces de otro trastorno autoinmune (psoriasis, artritis reumatoide, enfermedad hepática autoinmune u otras) te expones a falsos positivos. Otras pruebas que se pueden hacer son las siguientes:
- Anticuerpo endomisial IgA (EMA): aunque no es tan sensible como la prueba estándar, su grado de efectividad se acerca al 100 %. Dado que se trata de un examen caro y que requiere de la participación de condiciones específicas, solo se reserva para los pacientes de difícil diagnóstico.
- IgA sérica total: se usa como respaldo ante resultados negativos de la prueba principal. Detecta la deficiencia de IgA asociada a la enfermedad celíaca.
- Péptido de gliadina desamidado (DGP IgA e IgC): se utiliza como cribado adicional en personas a quienes se les ha detectado deficiencia de IgA o, en todo caso, si han dado negativo al examen principal y a los anteriores. Con su ayuda se pueden descartar afecciones que producen atrofias en las vellosidades del intestino.
- Proteína de unión a ácidos grasos intestinales (I-FABP): esta proteína se libera en la sangre en presencia de un daño celular. Se usa solo como complemento.
Incluso cuando se hagan todas, existe un porcentaje de falsos negativos o positivos. Es por esto que la Canadian Celiac Association recomienda hacer siempre una biopsia antes de interpretar los resultados obtenidos.
Prueba genética y celiaquía
Aunque no forma parte del protocolo estándar, también están aprobadas las pruebas genéticas como diagnóstico de la enfermedad. Se estima que cerca del 98-99 % de los pacientes cuentan con el antígeno DQ2, DQ8 o ambos. Dado que los reportes de su ausencia son escasos, puede inclinar la balanza hacia una detección más precisa.
Diagnóstico de la celiaquía por pruebas invasivas y de imágenes
La preferida para el diagnóstico de la celiaquía es la endoscopia. Consiste en insertar un endoscopio con una pequeña cámara en su extremo. A través de ella, el especialista podrá acceder a las paredes del intestino y, con ello, a sus vellosidades.
En ocasiones, cuando el daño es muy avanzado, la atrofia es muy evidente. Aun así, se procederá a tomar una muestra para biopsia. Los estudios científicos avalan su uso, considerándola el procedimiento estándar para un diagnóstico 100 % seguro.
Como alternativa, se puede usar una biopsia capsular, que es un procedimiento menos desagradable para algunos pacientes. Se trata de una pequeña cámara en forma de píldora que toma varias fotografías a medida que se desplaza por el intestino. Permite acceder a miles de imágenes del estado de las vellosidades a través de diferentes ángulos.
Diagnóstico diferencial de la enfermedad celíaca
La combinación de los procedimientos anteriores se hace no solo para diagnosticar la enfermedad, sino también para descartar otras afecciones que pueden ser origen de los síntomas. Entre los diferenciales destacamos los siguientes:
- Sensibilidad al gluten no celíaca: existen avances para distinguir ambas condiciones, las que comparten la mayoría de los síntomas. La sensibilidad al gluten, también conocida como síndrome de intolerancia al gluten, es una afección aceptada desde hace poco.
- Enfermedad de Crohn: se caracteriza por síntomas como la pérdida de peso, la anemia, la fatiga y la diarrea, de modo que puede ser confundida con la celiaquía. Aunque no tiene cura, existe un tratamiento para detener el progreso.
- Linfoma intestinal: pequeños tumores malignos que afectan al tejido linfático pueden ser causantes de los signos desarrollados por el paciente.
- Sobrecrecimiento bacteriano: también conocido como SIBO, por sus siglas en ingles, consiste en un aumento desproporcionado de las bacterias en el tracto intestinal. Generalmente no es peligroso, pero requiere la ingesta de antibióticos para evitar complicaciones.
También es posible que el diagnóstico diferencial de la celiaquía se encuentra en la alergia o intolerancia a otros grupos de alimentos. Por ejemplo, la leche, la soja y el atún. El término general es intolerancia alimentaria y se estima que afecta al 20 % de la población, al menos una vez en la vida.
Debido a esto, el médico puede realizar pruebas de presencia/ausencia de grupos alimenticios (incluyendo el gluten) durante semanas o meses. De ser el caso, el diagnóstico podría dilatarse hasta no obtener resultados contundentes.
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