Cistitis: síntomas, causas y tratamientos

Algunas pacientes con factores de riesgo tienden a tener episodios recurrentes de cistitis hemorrágica difíciles de tratar. A pesar de ello, existen múltiples antibióticos eficaces.
Cistitis: síntomas, causas y tratamientos
Diego Pereira

Escrito y verificado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 26 marzo, 2021

La cistitis es una enfermedad caracterizada por la inflamación de la mucosa de la vejiga urinaria. Esta puede tener un origen infeccioso, aunque una pequeña proporción de casos se debe a otras razones.

Cuando las infecciones bacterianas son las responsables, existe una amplia variedad de antibióticos que pueden ser administrados. Sin embargo, debe evitarse su uso indiscriminado debido al riesgo de resistencia a los antimicrobianos.

Hemos preparado este breve artículo para que conozcas los aspectos más importantes sobre esta interesante enfermedad. ¡Sigue leyendo!

¿Cómo se clasifica la cistitis?

Según la frecuencia con la que se presenta la enfermedad es posible distinguir dos tipos: esporádica y recurrente. Te las contamos a continuación.

Esporádica

Muchos pacientes presentan cistitis en un momento determinado de sus vidas que no se repite. Esto se conoce con un episodio esporádico.

Por general se caracteriza por ser un cuadro clínico sin complicaciones, siempre y cuando los pacientes reciban un diagnóstico precoz y tratamiento oportuno.

Recurrente

Este término se utiliza para describir aquellos casos de cistitis que se repiten de forma constante en el tiempo. Esto puede suceder en pacientes con algún tipo de inmunosupresión o que requieran usar sondas vesicales para orinar.

¿Por qué ocurre esta enfermedad?

La cistitis es más frecuente en mujeres.
La cistitis y otras infecciones urinarias son más frecuentes en mujeres, al menos en la mayoría de las edades. Este tipo de problemas en hombres implica un análisis más profundo de la causa.

Desde un punto de vista epidemiológico, las infecciones urinarias son más frecuentes en las mujeres. Esto se debe a factores anatómicos y fisiológicos como los siguientes:

  • Corta longitud de la uretra.
  • Abundancia de bacterias en la región genital.
  • Cercanía del orificio uretral externo a la región anal.

Todo esto favorece la entrada de microorganismos a las vías urinarias a través de la uretra. Por lo tanto, una gran proporción de los casos de cistitis son de origen infeccioso. La bacteria que suele verse involucrada es la Escherichia coli, responsable de otras infecciones del tracto urinario.

No siempre es consecuencia de una infección

Este grupo incluye cualquier otra causa de inflamación en la vejiga cuyo origen no se relaciona con la infección por microorganismos patógenos. Por ejemplo, la administración prolongada de algunos medicamentos (como la ciclofosfamida) y la aplicación de radiación pélvica pueden causar algunos tipos de cistitis.

Lo mismo sucede en pacientes femeninas que tienden a utilizar productos químicos para el aseo genital, que en ocasiones puede generar reacciones alérgicas locales capaces de extenderse a la mucosa vesical.

Factores de riesgo

Algunas condiciones pueden aumentar la probabilidad de sufrir cistitis, como las siguientes:

  • Padecer de hiperplasia prostática benigna o cualquier enfermedad que aumente el tamaño de la próstata.
  • Inmunodepresión, como sucede en los pacientes que reciben corticoesteroides de forma prolongada.

En las mujeres, tener relaciones sexuales sin uso de preservativos y haber pasado por la menopausia son factores de riesgo adicionales que pueden hacerlas más propensas a sufrir cistitis recurrentes.

Síntomas más frecuentes

Las manifestaciones clínicas de la cistitis son similares a otras infecciones urinarias bajas, incluyendo la necesidad constante y urgente de orinar. Esto se relaciona mucho con dolor, incomodidad y ardor durante la emisión de orina. A veces, el olor de este líquido suele ser fétido y tener un aspecto turbio.

¿Cómo se diferencia la cistitis de una infección urinaria alta?

La pielonefritis aguda es la infección del tejido renal, y se considera una infección urinaria alta. El cuadro clínico característico es diferente al de la cistitis, ya que suele existir fiebre alta, malestar general, dolor lumbar, náuseas y vómitos.

Por lo general, el riesgo de complicaciones en los pacientes con pielonefritis es mayor, aunque con la cistitis también puede suceder.

Complicaciones de la cistitis

En un escaso grupo de pacientes que no recibe tratamiento apropiado, la enfermedad puede avanzar y provocar daños en otros órganos. Es el caso de la cistitis hemorrágica, caracterizada por la aparición evidente de sangre a través de la orina. Esto se denomina hematuria macroscópica.

En el caso de que las bacterias se reproduzcan de forma rápida, estas pueden ascender por todas las vías urinarias hasta alcanzar los riñones y generar una pielonefritis. Estos casos pueden requerir hospitalización para la administración de antibióticos endovenosos.

Si la paciente afectada no acude de forma oportuna a un servicio médico, es probable que la infección provoque efectos en otros órganos y sistemas. Esto puede dar origen a un shock séptico, una condición que compromete la vida de forma inmediata.

Diagnóstico

A pesar de que las manifestaciones clínicas de una cistitis suelen ser muy evidentes, los médicos suelen recurrir a estudios complementarios para confirmar el diagnóstico. Esto no solo permite determinar una infección, sino también descubrir el microorganismo causal.

Los estudios más utilizados son los siguientes:

  • Uroanálisis: la evaluación física, química y microscópica de la orina permite diagnosticar una infección.
  • Urocultivo: con una muestra de orina, es posible observar el crecimiento de los microorganismos en medios de cultivo específicos.
  • Biometría hemática completa: permite visualizar el conteo de glóbulos blancos, que suele estar elevado en infecciones bacterianas.
  • Urea y creatinina: son compuestos en la sangre cuya medición permite evaluar la función renal.

También existen procedimientos invasivos como la cistoscopia, utilizada para los casos no infecciosos de cistitis.

Tratamiento

La cistitis puede tratarse con antibióticos.
A pesar de la resistencia a los antibióticos, estos siguen siendo el tratamiento para la cistitis.

Existen muchos tipos de antibióticos efectivos para la cistitis. Sin embargo, la elección por parte del médico dependerá de muchos factores, en especial cuando los resultados del urocultivo no están listos.

Los datos epidemiológicos disponibles y las características particulares del paciente son los elementos más importantes que toma en cuenta el especialista.

Según una publicación de la Clínica Mayo, algunos de los antibióticos más útiles para estas infecciones son los siguientes:

  • Nitrofurantoína.
  • Cefalexina.
  • Trimetoprima/sulfametoxazol.
  • Ceftriaxona.
  • Ciprofloxacina y levofloxacina, en algunas ocasiones.

La duración de cualquiera de estos tratamientos depende de la gravedad clínica y la cantidad de recurrencias que haya tenido la paciente a lo largo de su vida.

En caso de existir complicaciones, el médico suele optar por la hospitalización para administrar otros fármacos vía endovenosa.

¿Por qué es importante evitar la automedicación en la cistitis?

La automedicación es una práctica frecuente en muchos países del mundo. Un trabajo de investigación (2010) realizado en una población universitaria española reveló que el 90,8 % de los 501 encuestados se automedicaban con frecuencia. Una considerable proporción de los medicamentos fueron antibióticos.

Sucede que el consumo constante e indiscriminado de antibióticos lleva a un fenómeno conocido como resistencia bacteriana. Los microorganismos desarrollan mecanismos moleculares destinados a resistir el efecto de los fármacos. Lo que es aún más peligroso es el hecho de que dicha resistencia puede transmitirse entre varias bacterias, empeorando el problema.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la resistencia a los antibióticos como una de las mayores amenazas a la salud pública, según una de sus publicaciones.

Por tal motivo, insta tanto a los profesionales de la salud como a los pacientes a no automedicarse. Ante la duda, siempre es recomendable acudir con un médico de confianza.

Diagnóstico precoz y tratamiento oportuno: esa es la solución

Te recomendamos que en caso de presentar cualquiera de los síntomas antes mencionados acudas al médico lo antes posible. Si bien en la mayoría de los casos se trata de una infección leve, las posibilidades de que aparezca una complicación aumentan conforme pasan los días.

Para que el proceso sea lo más ameno posible, sigue las siguientes recomendaciones:

  • Cumple con las indicaciones médicas al pie de la letra.
  • Consume abundante agua.
  • Ve al baño cuando sientas que es necesario, ¡no te aguantes!
  • Limpia muy bien con agua la región genital en cada baño.

En caso de duda planifica una cita con tu médico de confianza. Muchos especialistas están capacitados para tratar un caso de cistitis simple, incluyendo a los médicos de familia y los internistas.



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