Calores súbitos (sofocos) en la menopausia: qué hacer
Cuando pensamos en la menopausia, casi al instante se nos viene a la mente la imagen de una mujer acalorada, con mejillas sonrojadas, abanicándose con celeridad un abanico, una hoja de papel o lo que encuentre a la mano para darse un poco de aire. En este sentido, es innegable que los sofocos o calores súbitos son uno de los síntomas de esta etapa de la vida tan particular.
De acuerdo con un estudio publicado en la revista Menopause en el año 2008, los sofocos se definen como ‘sensaciones subjetivas repentinas de calor, acompañadas con frecuencia de enrojecimiento de la piel y sudoración’.
Por lo general, estas comienzan a notarse en la zona del pecho y se extienden o irradian hacia tres puntos concretos de la parte superior del cuerpo: el rostro, la cabeza y los brazos.
Pueden presentarse en cualquier momento del día y pueden durar -generalmente- unos 2 o 4 minutos. No existe una norma que indique cuándo esperarlos, pero se ha observado que suelen presentarse en la etapa previa a la menopausia y, a medida que esta va avanzando, remiten.
¿Qué más hay que saber sobre los sofocos?
Aunque forman parte de los cambios propios de la menopausia, eso no quiere decir que sean menos molestos. Dependiendo de cómo sea su frecuencia e intensidad, los sofocos pueden reducir de forma significativa la calidad de vida de las mujeres menopáusicas sintomáticas.
El estado de ánimo, el sueño, la función sexual, las capacidades cognitivas (memoria y concentración, sobre todo) pueden verse disminuidos por los sofocos.
En el mismo estudio se explica que aproximadamente el 70 % de las mujeres experimentan sofocos durante los primeros 5 años de la menopausia. Ahora bien, la incidencia y la gravedad de estos y los síntomas que traen consigo varían.
En algunos casos, pueden sobrellevarse con relativa facilidad, dado que no pasan de una intensidad media, pero en otros sí pueden suponer una molestia difícil de sobrellevar. De hecho, se ha observado que tienden a ser más graves en las mujeres que han tenido menopausia inducida por procedimientos quirúrgicos y las pacientes oncológicas.
Además de los sofocos, las mujeres informan de otras molestias, tales como: náuseas, sudoración, taquicardia, sensación de hormigueo, fatiga, ansiedad, depresión, estrés y emociones negativas asociadas a la frustración y la vergüenza.
¿Cuáles son sus causas y desencadenantes?
“Desde el punto de vista fisiopatológico, si bien es ampliamente conocido que los sofocos aparecen con el descenso hormonal de la menopausia, el estrógeno solo no representa la única causa, ya que sus niveles plasmáticos y urinarios no se diferencian significativamente entre las mujeres sintomáticas y las asintomáticas” explican los autores de un estudio centrado en la Termorregulación y sofocos menopáusicos.
Más allá de cuál sea su origen, generalmente, lo que se suelen comentar son los desencadenantes, es decir, aquellos factores que pueden contribuir con su aparición.
Algunos de los más mencionados en la consulta médica vienen a ser las comidas picantes, el cigarrillo, las fuentes de cafeína (café, chocolate, etc.), el alcohol y la tensión emocional (episodios estresantes o situaciones incómodas).
¿Qué hay que hacer para sobrellevar los sofocos?
La buena noticia es que existen varias maneras para aliviar y sobrellevar los sofocos. Dependiendo del estado de salud de cada mujer y sus necesidades particulares, se podrán aplicar unas combinaciones u otras.
No obstante, todas las opciones suelen incluir algunos cambios en el estilo de vida (como mejorar la dieta, evitar el picante y otras especias, disminuir el consumo de café, dejar el alcohol y el cigarrillo, etc.).
Beber agua fría
Una manera simple y eficaz de hacerle frente a los sofocos es bebiendo agua fría. Esta no solo ayudará a refrescar el cuerpo sino también a mitigar la sensación de “ardor” en el rostro.
- Hay quienes recomiendan humedecerse las orejas con un poco de agua fría para maximizar la sensación de frescor.
- En caso de tener que salir de casa, es recomendable llevar consigo una botella de agua.
Respiración profunda
La respiración profunda es una práctica que puede ser muy beneficiosa para el cuerpo y la mente cuando se incluye con regularidad dentro de un estilo de vida saludable. En el caso de las mujeres menopáusicas, al ayudar a gestionar la tensión emocional y el estrés, también pueden ayudar a aliviar los sofocos.
- A menudo, este tipo de práctica se suele asociar con el yoga, la meditación, el taichí, el mindfulness y similares.
- La acupuntura también se puede combinar con la respiración profunda, pero los expertos indican que la primera no ha demostrado -de momento- ser más efectiva que el placebo.
Vestirse por capas
Vestirse por capas es una de las estrategias más aplicables en el día a día, y no solo en los países donde hay 4 estaciones. En caso de experimentar un sofoco, es posible retirarse una prenda o dos prendas, como puede ser un cárdigan y una bufanda o pañuelo, y quedarse con la blusa o camiseta hasta que la sensación de calor aminore.
Evitar el calor
Tomar sol por largos periodos de tiempo cuando se está pasando por una temporada de sofocos constantes no es la mejor idea. En la medida de lo posible, hay que evitar exponerse al calor. Esto quiere decir que además de tomar el sol con prudencia, será necesario evitar las duchas y baños calientes y los saunas.
Remedios naturales
El cohosh negro (Cimicifuga racemosa), la raíz de maca, la linaza, la soja (y sus derivados) y otros suplementos elaborados a partir de alimentos, plantas y hierbas de distintas partes del mundo podrían ser de ayuda en caso de sofocos. Para usarlos de la manera más beneficiosa posible, asegúrate de consultar primero con tu médico.
Finalmente, la terapia hormonal y el tratamiento sintomático también son opciones que el médico podría aprobar en caso de que se haga énfasis en la incidencia de los sofocos en la consulta.
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