Los síntomas físicos de la ansiedad

La ansiedad puede producir muchos síntomas físicos, aunque algunos de ellos pasan desapercibidos por las personas. Te enseñamos cuáles son y cómo gestionarlos.
Los síntomas físicos de la ansiedad
Laura Ruiz Mitjana

Revisado y aprobado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 31 julio, 2023

La ansiedad es un grupo de trastornos que se caracterizan por producir miedo, angustia, temor o preocupación ante situaciones, objetos o actividades que no deberían despertar estas reacciones. A menudo se asocia con síntomas psicológicos (como los que hemos mencionado), pero también se distinguen síntomas físicos de la ansiedad. Hoy te enseñamos cuáles son y cómo contrarrestarlos.

Existen muchos tipos de ansiedad. Los más conocidos y estudiados son el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico, el trastorno de ansiedad social, el trastorno obsesivo compulsivo y las fobias específicas. Cada trastorno cuenta con sus particularidades, pero también comparten varios síntomas físicos de la ansiedad en común.

¿Cuáles son los síntomas físicos de la ansiedad?

Los síntomas físicos de la ansiedad son muy variados
Las personas que viven con un trastorno de ansiedad generalizado (TAG) tienden a manifestar gran variedad de síntomas físicos.

En general los trastornos de ansiedad se caracterizan por el miedo y la preocupación excesiva. En sí mismo esto es una reacción psicológica, una que se exagera en relación con una acción, un objeto o una situación. La ansiedad no solo se manifiesta a través de signos emocionales o psicológicos, también lo hace por medio de desencadenantes físicos. Los más frecuentes son los siguientes:

  • Dificultad para respirar.
  • Náuseas y vómitos.
  • Problemas digestivos (dolor, estreñimiento y otros).
  • Insomnio y otros trastornos del sueño.
  • Falta de energía.
  • Tensión en los músculos (puede acompañarse de dolor o parálisis).
  • Aumento de la transpiración.
  • Aumento de la frecuencia cardíaca.
  • Escalofríos.
  • Entumecimiento u hormigueo en las extremidades.
  • Dolor en el pecho.
  • Visión borrosa.
  • Alteraciones auditivas.

Estos son los principales síntomas físicos de la ansiedad, aunque las personas pueden desarrollar muchos otros. En función del tipo y la gravedad del episodio los signos se manifestarán con mayor o menor intensidad. Su duración también es muy variable: desde solo unos segundos o minutos o hasta varias horas. La denominación clínica para estos episodios es síntomas somáticos de la ansiedad.

Aunque también se pueden manifestar en los niños, la evidencia indica que son más frecuentes en jóvenes mayores de 12 años. Los expertos advierten que en muchos episodios los propios pacientes no son conscientes de estos síntomas; o en todo caso no sobredimensionan su intensidad o magnitud.

Se ha intentado estudiar la manera en que la ansiedad puede desencadenar reacciones somáticas. En general se atribuye a lo que se conoce como respuesta de lucha o huida, y a los cambios fisiológicos que se generan en el cuerpo para asegurar su supervivencia. Tal y como señalan los investigadores, este mecanismo podría explicar también los síntomas somáticos de la depresión.

Cómo controlar los síntomas físicos de la ansiedad

Ya hemos advertido que muchas personas no están al tanto de estas manifestaciones físicas. Han lidiado tanto con ellas que se han convertido en parte de su vida, de manera que asocian el dolor de cabeza o la transpiración a otros desencadenantes (por solo mencionar dos ejemplos). A pesar de esto existen muchas maneras de hacer frente a los síntomas físicos de la ansiedad, todo ello en favor del bienestar.

El primer paso consiste en identificar los síntomas. Reflexiona si antes, durante o después de un episodio de ansiedad, por leve que sea, aparecen alguno de los signos descritos. Así podrás establecer una relación causal, y descubrir que en realidad todos estos se manifiestan en conjunto con el propio episodio.

La forma de detener a los síntomas somáticos de la ansiedad es controlando a la ansiedad misma. Esto puede parecer muy fácil, pero como bien saben muchos pacientes es más complejo de lo que parece. Muchos casos se muestran poco receptivos al tratamiento, y la mayoría del tiempo la ansiedad no desaparecerá por completo. A pesar de ello puedes intentar lo siguiente.

1. Practica ejercicio todas las semanas

Existe evidencia de que el ejercicio regular es muy útil para aliviar los episodios de ansiedad. No es necesario que desarrolles una rutina intensa, incluso las sesiones cortas pueden ser muy útiles. Empieza con un plan de entrenamiento adaptado a tus condiciones físicas, y luego incrementa progresivamente la intensidad de acuerdo con tus logros, objetivos y tiempo.

2. Reduce la ingesta de alcohol, café y nicotina

Los síntomas físicos de la ansiedad y cómo prevenirlos
A pesar de que pueda ser delicioso, el consumo de café en grandes cantidades está contraindicado en personas con ansiedad.

El consumo de café, el alcohol y la nicotina se asocian con una sobreestimulación que puede ser contraproducente para los pacientes con ansiedad. Si frecuentas alguno de estos trata de reducir su ingesta, siempre de manera progresiva para evitar complicaciones físicas y emocionales. Si es posible trata que su consumo sea muy esporádico, de preferencia nulo si los signos somáticos son muy intensos.

3. Respeta las horas de sueño

Quien padece de ansiedad a menudo experimenta trastornos del sueño. Estos pueden incentivarse además por diferentes factores, como por ejemplo usar dispositivos electrónicos hasta altas horas de la noche.

Dado que se sabe que la falta de sueño puede instigar o exacerbar a los síntomas de la ansiedad conviene que cuides las horas de descanso nocturno. Procura que estas sean continuas y no fragmentadas por ciclo o despertares.

4. Incluye actividades relajantes

Todo tipo de actividad que te proporcione un cierto grado de tranquilidad es útil para hacer frente a los síntomas físicos de la ansiedad. Por ejemplo, ejercicios de estiramiento, de respiración, escuchar música, caminar, escribir, ver una película, hablar con amigos o familiares, jugar con una mascota y demás. Prueba con diferentes alternativas hasta encontrar la mejor para ti.

Por supuesto, completa todo lo anterior con sesiones con un especialista en psicología. No todos los casos de ansiedad requieren tratamiento farmacológico, aunque este se puede considerar si los episodios son continuos o particularmente intensos. Lo importante es abordar el trastorno de una forma menos invasiva, para luego dar paso a otras opciones de acuerdo con los resultados.

Todas las palabras anteriores han servido para ejemplificar que la ansiedad no solo cuenta con manifestaciones emocionales o psicológicas. Los signos somáticos pueden ser muy intensos, tanto que comprometen el bienestar. Estar al tanto de ellos y canalizar los medios para buscarles solución debe ser por tanto la norma entre los pacientes diagnosticados.



  • Anderson, E., & Shivakumar, G. Effects of exercise and physical activity on anxiety. Frontiers in psychiatry. 2013; 4, 27.
  • Chellappa, S. L., & Aeschbach, D. Sleep and anxiety: From mechanisms to interventions. Sleep medicine reviews. 2021; 101583.
  • Ginsburg, G. S., Riddle, M. A., & Davies, M. Somatic symptoms in children and adolescents with anxiety disorders. Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry. 2006; 45(10): 1179-1187.
  • Kapfhammer HP. Somatic symptoms in depression. Dialogues Clin Neurosci. 2006;8(2):227-239.
  • Mallorquí-Bagué, N., Bulbena, A., Pailhez, G., Garfinkel, S. N., & Critchley, H. D. Mind-body interactions in anxiety and somatic symptoms. Harvard Review of Psychiatry. 2016; 24(1): 53-60.
  • McLeod, D. R., Hoehn-Saric, R., & Stefan, R. L. Somatic symptoms of anxiety: Comparison of self-report and physiological measures. Biological psychiatry. 1986; 21(3): 301-310.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.