7 beneficios de las siestas cortas
La siesta es un hábito que año tras año adquiere más adeptos alrededor del mundo. El trabajo remoto ha permitido que millones de personas la practiquen con regularidad, con ventajas objetivas y subjetivas en relación con su rendimiento laboral. Revisamos qué dice la ciencia sobre los beneficios de las siestas cortas y por qué deberías convertirlas en parte de tu rutina.
No existe un estándar temporal sobre cuánto dura una siesta corta. Por lo general, se consideran así aquellas cuya duración se prolonga entre 10 y 30 minutos. Los periodos de descanso superiores a estos se asocian con mayores complicaciones que beneficios, como por ejemplo episodios de insomnio durante la noche. Veamos por qué deberías hacer siestas cortas según la ciencia.
7 beneficios de las siestas cortas que debes saber
Existen diferentes tipos de siestas cortas. Se catalogan de manera diferente de acuerdo con la intención o el objetivo detrás de ellas. Así, se distinguen las siestas de recuperación (para recobrar el sueño perdido la noche anterior), las siestas profilácticas (para anticiparse al sueño que se perderá durante un futuro próximo), las siestas esenciales (como terapia de descanso) y la siesta apetitiva (la que se hace solo por placer).
Sin importar los motivos por los cuales la hagas, existen beneficios interesantes. Algunos de estos ya los conoces, mientras que otros te sorprenderán. Veamos qué dicen los científicos y por qué deberías hacer de las siestas cortas (y no largas) un hábito de vida.
1. Mejoran tu rendimiento cognitivo y el estado de alerta
Un metaanálisis publicado en International Journal of Environmental Research and Public Health en 2021 encontró que la siesta corta a lo largo día se traduce en un mejor rendimiento cognitivo y del estado de alerta. Esto puede ser ventajoso para los trabajadores que requieren de ambas cualidades en su desenvolvimiento laboral. Las siestas antes de las 13 horas se asocia con mayores beneficios en este sentido.
2. Potencian tu capacidad memorística
Un trabajo publicado en Sleep en 2019 sugirió que las siestas diurnas benefician la memoria a largo plazo. Sus efectos se contrastaron con los de tomar un pequeño descanso o directamente permanecer despierto.
Las capacidades de aprender, estudiar y recordar se potenciaron más en aquellos que practicaban una siesta diurna. Uno de los beneficios de las siestas cortas interesantes para los estudiantes, los profesores y las profesiones que requieran un alta capacidad memorística.
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3. Disminuyen tu inercia del sueño
Se conoce con el nombre de inercia del sueño al estado transicional y temporal justo después de despertar. Se caracteriza por una reducción de las capacidades emocionales y cognitivas.
Un estudio publicado en Sleep en 2016 encontró que las siestas de 10 minutos no se relacionan con la inercia del sueño, lo que evita los episodios de somnolencia y falta de concentración típicos de las siestas largas. Los trabajadores por turnos se pueden beneficiar especialmente de su puesta en práctica.
4. Reducen el impulso homeostático del sueño
La presión homeostática del sueño es el impulso de tu organismo que te lleva a dormir y desarrollar somnolencia. Se acumula de manera progresiva a medida que pasas más tiempo despierto, y se restará luego de una noche completa de sueño reparador. Existe evidencia de que las siestas, por muy cortas que sean, reducen dicho impulso.
Si tomas una siesta a lo largo del día, la necesidad del cuerpo para dormir se prolongará un poco más, y con esto los cambios emocionales y fisiológicos asociados. Si necesitas estar un par de horas adicionales despierto durante la noche para atender cualquier compromiso, una breve siesta de 15 minutos te puede beneficiar. También puede ayudarte a paliar un hipotético sueño de mala calidad, como por ejemplo si debes tomar un avión durante la noche.
5. Mejoran tu estado de ánimo
Una mala noche se traduce inmediatamente en episodios de irritabilidad y cambios bruscos en el estado de ánimo. Para hacer frente a ello no hay nada mejor que una siesta corta a lo largo del día. Pero esto no es todo. Se sabe que la siesta aumenta la atención emocional; esto es, la capacidad para reconocer las emociones y los sentimientos propios. También existe evidencia de que la siesta corta potencia la autorregulación emocional.
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6. Pueden potenciar tu sistema inmunitario
Los trastornos del sueño como el insomnio pueden comprometer tu sistema inmunitario. Las deudas del sueño también lo hacen, de manera que puedes exponerte a episodios recurrentes de enfermedades e infecciones. Un estudio publicado en Brain, Behavior, and Immunity en 2011 encontró que la siesta combinada con un episodio de sueño reparador puede ayudar a potenciar el sistema inmunitario relacionado con una mala calidad de descanso nocturno.
7. Fomentan tu descanso y tu recuperación muscular
Por último, los estudios y las investigaciones han dado cuenta de que las siestas pueden fomentar el descanso y la recuperación muscular. Aunque se trata de un beneficio aprovechable entre atletas y deportista, lo cierto es que cualquiera que amerite un proceso de recuperación luego de una jornada extenuante puede asumirlo. Junto con lo anterior conforma los principales beneficios de las siestas cortas.
En contraste con todo esto, las siestas largas se han asociado con somnolencia, irritabilidad, fatiga, pérdida de la capacidad para concentrarse y problemas para dormir durante la noche (entre otros). Por esta razón, en especial si te quieres beneficiar de todo lo anterior, deberías convertir las siestas cortas en un hábito recurrente en tu jornada diaria.
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