5 beneficios del ajo según la ciencia
El ajo es uno de los alimentos con más beneficios para la salud. Por este motivo es recomendable que aparezca en el contexto de una dieta variada y equilibrada de manera regular. Será importante para experimentar todos los beneficios asegurar que no existen déficits de nutrientes esenciales en la pauta.
Antes de comenzar habrá que destacar la necesidad de ingerir las mismas calorías que se gastan de forma diaria, más o menos. De lo contrario se podrían experimentar ganancias o pérdidas de peso que condicionase el buen funcionamiento de la fisiología del organismo. Es cierto que dicho equilibrio se puede alterar el algunos contextos y de forma temporal. Pero como norma general es preciso mantenerlo.
Beneficios del ajo según la ciencia
A continuación te vamos a mostrar cuáles son los principales beneficios del ajo según la ciencia. Será importante consumir el alimento de forma regular para experimentarlos. Incluso se podría optar por incluir en las rutinas un suplemento de extracto de este producto, que concentrará todos los nutrientes esenciales y compuestos bioactivos.
1. Mejora el funcionamiento del sistema inmunitario
De acuerdo con una investigación publicada en la revista Journal of Immunology Research , el consumo de ajo presenta efectos moduladores de la inflamación y del sistema inmunitario. Puede potenciar las barreras frente a las infecciones, mejorando así la eficiencia de las células natural killers. Por este motivo conviene garantizar su consumo de forma frecuente, sobre todo en épocas de cambio estacional, en las que las infecciones virales son más frecuentes.
Ahora bien, para realmente experimentar dicho beneficio habrá que asegurar que los niveles de vitamina C en el organismo son los correctos. Dicho nutriente consigue estimular el funcionamiento de la inmunidad innata y adquirida. Es importante además que se consuma de manera diaria, ya que al ser hidrosoluble no existen apenas reservas del mismo dentro del organismo. Por ejemplo, se encuentra presente en los cítricos.
2. Reduce la incidencia de los problemas cardiovasculares
El consumo frecuente de ajo puede también servir para prevenir la aterosclerosis y las patologías asociadas. Un estudio publicado en la revista Chinese Journal of Natural Medicines lo confirma. En este caso lo que impera es el poder antiinflamatorio de los fitoquímicos presentes en el alimento.
Gracias a ellos se reduce la incidencia de la formación de placas de ateroma y de otros elementos que puedan determinar negativamente el proceso de circulación sanguínea.
Para complementar este efecto conviene promocionar unos buenos hábitos de vida en conjunto. Será clave el hecho de evitar el sobrepeso y de practicar ejercicio físico de manera regular. Así el corazón se vuelve más fuerte y eficiente en sus funciones. Será menos probable que se sufran ineficiencias a nivel cardiovascular que puedan llegar a condicionar el estado de salud.
3. Podría ayudar a tratar el cáncer
El ajo es fuente de compuestos fitoquímicos con actividad antioxidante. Estos elementos neutralizan la formación de los radicales libres y su posterior acumulación en los tejidos del organismo. Gracias a este proceso se reducirá mucho la incidencia de las patologías crónicas y complejas, moduladas en parte por desequilibrios en los balances inflamatorios o redox del medio interno.
Tal y como afirma una investigación publicada en la revista Biomedicine & Pharmacotherapy, el consumo de los fitonutrientes del ajo en el contexto de la terapia anticáncer podría mejorar los resultados de la misma. El pronóstico del paciente será mejor.
Aun así, todavía faltan investigaciones para conocer cuáles son las dosis óptimas para extraer dichos beneficios. Además, es probable que no baste con el consumo de ajo como tal, sino que se tenga que recurrir a suplementos.
Lo que está claro es que simplemente garantizando la presencia del ajo en la dieta de manera regular ya se podrá consolidar un beneficio a nivel de control de estrés oxidativo. Eso sí, para ello lo más adecuado es incluir este alimento en crudo en la dieta. Si se somete a procesos de cocción agresivos, algunos de los fitoquímicos podrían oxidarse o disolverse en líquidos, reduciendo sus efectos sobre el organismo.
4. Permite controlar el perfil lipídico
Otro de los beneficios del ajo según la ciencia tiene que ver con la capacidad de este producto de ayudar a controlar el perfil lipídico en el cuerpo humano. Al parecer el consumo de dicho vegetal provocaría una reducción del colesterol total y de las lipoproteínas de baja densidad. Esto lo confirma un estudio publicado en la revista Medicine. Ahora bien, los resultados han de ser interpretados con cautela.
Y es que existen evidencias bastante sólidas que confirman la dificultad de ejercer un control efectivo del colesterol por medio de la pauta dietética. Al fin y al cabo la concentración del mismo está marcada en parte por factores genéticos. Cuando se reduce la ingesta de este compuesto por medio de los alimentos, se incrementa su síntesis en el intestino, manteniendo los niveles más o menos estables.
De todos modos, es cierto que una de las claves a nivel de prevención de la patología cardiovascular tiene que ver con la reducción de los niveles de oxidación de las lipoproteínas de baja densidad. Este beneficio lo podría provocar el consumo de ajo, aunque será importante también incluir otros vegetales en la pauta con fitoquímicos distintos. Los antioxidantes evitan la degeneración del VLDL, lo que protegerá frente a patologías como la ya mencionada aterosclerosis.
También marcará la diferencia el hecho de evitar en las rutinas las grasas modificadas de baja calidad, es decir, las de tipo trans. Estas aumentan la inflamación en el medio interno y sí que pueden ejercer un efecto modulador sobre el perfil lipídico. Incrementarán sobre todo la tasa de oxidación de las lipoproteínas de baja densidad, suponiendo un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades que afectan al corazón.
5. Mejora la salud oral
Tal y como evidencia una investigación publicada en la revista General Dentistry, la ingesta regular de ajo podría tener un beneficio claro sobre la salud bucal. Y es que hablamos de un comestible que puede ayudar a combatir infecciones y que consigue mejorar la composición de la microbiota oral.
Cuenta en su interior con una sustancia denominada inulina, que funciona como un prebiótico. Esta supone el sustrato energético para las bacterias que habitan en el organismo.
Aunque cuando nos referimos a microbiota normalmente designamos a la que se encuentra en el intestino, hay que destacar que existen microorganismos beneficiosos en otras partes del cuerpo que son determinantes dentro del concepto de salud.
La propia microbiota oral protegería frente a problemas como la caries y mejoraría los procesos digestivos, optimizando la absorción y la utilización de los nutrientes de forma posterior.
¿Cómo incluir el ajo en la dieta?
Lo mejor para aprovechar los beneficios del ajo es consumirlo en crudo. Pero ha de ser ingerido de forma relativamente rápida, ya que muchos de los compuestos beneficiosos que concentra en su interior son altamente volátiles. Esto quiere decir que si se corta y se deja en contacto con el aire pronto se oxidarán, lo que provocará una reducción de los posibles efectos positivos.
Aun así, para realmente experimentar los mejores resultados, lo ideal sería incluir también en las rutinas un suplemento de extracto de ajo. Así se consigue una concentración en fitoquímicos muy superior, siendo estos los compuestos que realmente ejercen efectos significativos.
Incluye ajo en la dieta para experimentar beneficios
El consumo regular de ajo, y sobre todo de extracto de ajo en forma de suplemento, cuenta con varios beneficios sobre la salud. Es cierto que será necesario seguir investigando para obtener resultados sólidos, pero los que se pueden leer hasta el momento son bastante esperanzadores y consistentes. Eso sí, para experimentarlos habrá que asegurar unas concentraciones de fitoquímicos mínimas, por lo que la mejor idea es usar suplementos.
Recuerda que cuando el objetivo es evitar el desarrollo de patologías crónicas y complejas a medio plazo hay que mantener una serie de hábitos en conjunto. No basta solo con cuidar la dieta. Por ejempo, será determinante el hecho de practicar actividad física de forma regular, en especial el trabajo de fuerza.
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