¿Qué son las parasomnias? Características, tipos, causas y tratamiento
Dormir es un hábito fundamental en nuestra vida diaria, que nos permite descansar y recuperar la energía que hemos ido gastando a lo largo del día. Sin embargo, hay personas que no disfrutan de un sueño reparador debido a la presencia de trastornos del sueño diversos, entre los que encontramos las parasomnias.
Estas son alteraciones que implican la aparición de comportamientos fisiológicos atípicos, y que tienen lugar cuando dormimos o durante las transiciones del sueño a la vigilia (y viceversa). Pero, ¿qué más sabemos sobre ellas?
¿Por qué aparecen y cómo pueden tratarse? ¿En qué fase del sueño o momento de la noche aparecen? ¡Te lo contamos todo!
¿Qué son las parasomnias? Definición y características
Las parasomnias son trastornos del sueño caracterizados por conductas o comportamientos fisiológicos anormales, que suceden mientras dormimos o cuando entramos o salimos del sueño. Así, estos síntomas pueden coincidir con algunas de las fases del sueño, o bien producirse en las transiciones del sueño-vigilia.
Como trastorno que son, las parasomnias generan malestar (o sufrimiento) y deterioro social, laboral, académico o personal. Es decir, interfieren en el funcionamiento diario de la persona.
Tipos de parasomnias
¿Qué parasomnias existen? Según el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), encontramos las siguientes:
1. Pesadillas (trastorno de pesadillas)
El trastorno de pesadillas, comúnmente conocido como pesadilla, es una de las parasomnias más frecuentes. Sin embargo, para hablar de trastorno como tal, los síntomas deben ser lo suficientemente intensos (es decir, no “bastaría” con tener pesadillas).
Cuando hablamos del trastorno, nos referimos a la existencia de despertares repetidos durante el período de sueño, que son provocados por sueños angustiosos, extremadamente terroríficos o prolongados. Estos sueños dejan a la persona recuerdos vívidos (es decir, suelen acordarse de las pesadillas).
El contenido de estos sueños suele focalizarse en amenazas para la propia supervivencia, autoestima o seguridad personal. Además, provocan malestar.
Otras características
El trastorno de pesadillas aparece en la segunda mitad de la noche, concretamente en el sueño REM. A nivel de epidemiología, según datos del DSM-5, su prevalencia es del 10-50 % en los niños de 3 a 5 años.
En los adultos, la prevalencia disminuye. Por otro lado, es más frecuente en el género femenino, en una distribución de 2-4 mujeres por cada hombre que lo sufre.
2. Terrores nocturnos
Una de las parasomnias son los terrores nocturnos. Se trata de episodios recurrentes de despertares bruscos, que se suelen producir durante el primer tercio del episodio de sueño mayor.
Estos episodios se inician con un grito de angustia. Así, la persona se despierta muy asustada y desorientada, pero no recuerda nada de lo soñado (se produce amnesia para lo soñado). Los terrores nocturnos se diferencian de las pesadillas en esto, en las que sí se recuerda el sueño.
Los terrores nocturnos duran entre 1 y 10 minutos, más o menos (según la CIE-10 [Clasificación Internacional de Enfermedades], el tiempo máximo de duración es de 10 minutos). Como vemos, son sueños más bien cortos, pero muy intensos y angustiosos.
Otras características
A diferencia de las pesadillas, los terrores nocturnos aparecen en el sueño NREM. Concretamente, se manifiestan en el primer tercio de la noche (en las fases 3 y 4 del sueño NREM).
En cuanto a su prevalencia, afecta a 1-6 % de los niños, siendo más frecuente en el género masculino a estas edades. También afecta a un 1 % de los adultos, siendo más equitativa la distribución entre géneros en este grupo.
3. Sonambulismo
El sonambulismo es otra de las parasomnias, un trastorno del sueño que afecta a un 1-5 % de la población general. Es muy frecuente, sobre todo, en la preadolescencia (entre los 10 y los 14 años).
Se define como la aparición de episodios repetidos que implican el acto de levantarse de la cama y andar por las habitaciones en pleno sueño. Durante los episodios de sonambulismo, la persona presenta una mirada fija y perdida, como “hacia la nada”.
Además, los intentos de otras personas para despertarla suelen resultar infructuosos. Es por ello que resulta bastante inútil intentar despertar a un sonámbulo y, además, lo mejor que podemos hacer para ayudarlo es acompañarlo a la cama para que no se haga daño.
Se sabe que las personas sonámbulas solo pueden ser despertadas a base de grandes esfuerzos.
Otras características
Los episodios de sonambulismo aparecen durante el sueño NREM, en el primer tercio de la noche. Igual que los terrores nocturnos, se dan en las fases 3 y 4.
Se calcula que un 10-30 % de los niños ha sufrido un episodio de sonambulismo en alguna ocasión, mientras que un 2-3 % los presenta con frecuencia.
En la población general, aparece en un 1-5 % de las personas, y de forma especialmente frecuente en la pre-adolescencia. Durante la infancia es más frecuente en las niñas, mientras que en los adultos es más frecuente en los varones.
4. Trastorno comportamental del sueño REM
El trastorno comportamental del sueño REM implica la aparición de episodios repetidos de despertar durante el sueño. Estos se asocian a la vocalización o comportamientos motores complejos, y como su nombre indica se producen durante el sueño REM.
Esto quiere decir que suelen aparecer más de 90 minutos después del inicio del sueño. Por otro lado, son más frecuentes durante las partes más tardías del período de sueño, y rara vez suceden durante las siestas diurnas.
Al despertar de estos episodios, la persona está totalmente despierta, en alerta, y no presenta confusión ni desorientación. Además, para poder diagnosticar este trastorno, debe aparecer una de estas dos características:
- Un sueño REM sin atonía en la prueba de polisomnografía.
- Antecedentes que sugieren la presencia de un trastorno del comportamiento del sueño REM y un diagnóstico establecido de sinucleinopatía (por ejemplo, atrofia multisistémica, enfermedad de Parkinson…).
Como en todos los trastornos, los síntomas causan un malestar significativo, o bien un deterioro en el funcionamiento diario. Además, la alteración no puede atribuirse a los efectos fisiológicos de una sustancia (por ejemplo, una droga o un medicamento), ni a otra afección médica.
Causas
Las causas de las parasomnias pueden ser muy variadas, y no se conocen con exactitud todas ellas. Pueden deberse a condiciones médicas diversas, y se relacionan con alteraciones físicas y psicológicas varias, como por ejemplo estar sufriendo ansiedad o depresión.
Haber perdido a un ser querido o estar viviendo una época especialmente estresante podría estar en la base de algunas parasomnias. Por otro lado, a nivel bioquímico, se ha planteado la posibilidad de que existan ciertos desajustes neuroquímicos (o déficit o exceso de determinadas sustancias) a nivel neuronal, tras las parasomnias.
Tratamiento
Cada parasomnia requerirá un tratamiento específico. A nivel psicológico, y basándonos en la Guía de tratamientos psicológicos eficaces de Marino Pérez y colaboradores (2010), vamos a hablar de los tratamientos más validados y efectivos para cada una de las parasomnias explicadas.
Trastorno de pesadillas
En el caso del trastorno de pesadillas, los dos tratamientos bien establecidos (más validados) son la desensibilización sistemática (DS) y la técnica del repaso en imaginación (en inglés, IRT).
Como tratamientos un poco menos eficaces encontramos la DS de movimientos oculares y la autoexposición. Finalmente, en fase experimental pero con resultados prometedores encontramos el entrenamiento en sueños lúcidos y la hipnosis.
Terrores nocturnos
Para los terrores nocturnos no existe aún un tratamiento eficaz. En estos casos, se emplean los despertares programados o procedimientos hipnóticos, ambos en fase experimental.
Sonambulismo
El sonambulismo tampoco tiene un tratamiento psicológico específico, y de hecho es un trastorno que no tiene cura (en muchos casos, desparece con el tiempo). Sin embargo, sí se utilizan algunas técnicas que pueden resultar beneficiosas.
En este sentido, se emplean tratamientos conductuales. Estos incluyen dos tipos de técnicas:
- Higiene del sueño.
- Técnicas aversivas.
A modo de síntesis, podemos decir que las pesadillas implican sueños largos, elaborados y angustiosos que se recuerdan al despertar. En cambio, los terrores nocturnos son sueños menos elaborados que no se recuerdan.
En el caso del sonambulismo, este trastorno no implica soñar, sino la aparición de comportamientos motores complejos durante el sueño. Finalmente, el trastorno comportamental del sueño REM también conlleva episodios de despertar durante el sueño, con vocalizaciones o conductas motoras complejas.
Si crees que presentas una parasomnia, te recomendamos que pidas ayuda profesional. Un especialista es quien podrá identificar las posibles causas de tu trastorno y ofrecerte un tratamiento personalizado a tu caso en concreto.
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